La resistencia a la dominación de los indígenas de La Española (1492-1533)
Issue | Vol. 47 Núm. 3 (2022): Ciencia y Sociedad - Número especial: Las primeras interacciones socioculturales coloniales acontencidas en el Caribe (1492-1542) |
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Publicado | sep 24, 2022 |
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Resumen
En este artículo analizamos las distintas formas de resistencia que desplegaron los taínos de La Española frente a la dominación castellana. La resistencia activa, es decir, violenta, fue escasa y tardía frente a la gran resistencia pasiva que se manifestó desde la misma llegada de los españoles. Tras los fallidos alzamientos de los primeros años, la tenacidad taína adoptó unas estrategias muy básicas ante la incapacidad para frenar la destrucción de su mundo: una, la práctica de la tierra quemada, con la idea de expulsar a los extranjeros por falta de alimentos. Dos, la huida a los montes, ausentándose de las haciendas y de las minas. Y tres, el suicidio, al que recurrieron cuando tomaron consciencia del inminente fin de su mundo y de su nueva situación servil. Habrá que esperar casi dos décadas para encontrar de nuevo una resistencia activa, la del cacique hispanizado Enriquillo.
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1 En Chile se mantuvo la esclavitud del aborigen por guerra justa durante buena parte de la época colonial. Tras la rebelión de 1599 en la periferia chilota llegaron a los mercados esclavistas varios cientos de naturales, capturados en buena guerra. El caso ha sido estudiado por José Manuel Díaz Blanco (2011, pp. 55-70).
2 Precisamente, en el mismo año de 1502, conocemos varias expediciones que fueron enviadas por el gobernador para comerciar con estos naturales. Una de ellas fue la de Alonso de Sandoval, que viajó como capitán de una carabela que fue a rescatar ropa de algodón a las “partes de Xaragua”. Igualmente conocemos al menos otra expedición comercial a este cacicazgo, al parecer fletada por Miguel de la Casa, vecino de la villa de Santiago, que obtuvo ropa de algodón de los indios de esta región, tributando a la Corona por tales transacciones 38 pesos de oro. (Mira, 2000, p. 70)
3 Cuentas del tesorero Cristóbal de Santa Clara. AGI, Justicia 990, N. 1.
4 Sería largo relatar todas las experiencias bélicas del continente americano. Baste con citar un par de casos, empezando por la famosa resistencia mostrada por los araucanos, que se adaptaron a la lucha contra los europeos, resistiendo la embestida hasta el siglo xvii. También las etnias de la región de Talamanca, en Costa Rica, resistieron hasta bien entrado el siglo xvii la acometida de los españoles mediante la lucha armada. (Solórzano, 1996, pp. 125-147).
5 El documento completo está reproducido en fray Juan Manuel Pérez (1984, pp. 139-159). También citado en Esteban Mira Caballos (2009, pp. 45-46).
6 (Arranz, 1991, nota 165). Más adelante se encomendaría a estos alguaciles la traída de esclavos de color. Juicio de Residencia del licenciado Alonso de Fuenmayor y los oidores de la audiencia de Santo Domingo. 1541. AGI, Justicia 61, N. 1. fol. 260.
7 Real cédula a frey Nicolás de Ovando, Burgos, 30 de abril de 1508. AGI, Indiferente General 1961, L. 1, fols. 31v-36v. Transcrito por fray Vicente Rubio O.P. (2013, T. I, pp. 401-409).
8 Ordenanzas sobre el buen tratamiento de los indios, Granada, 17 de noviembre de 1526. AGI, Indiferente general 421, L. 11, fols. 333r-337v.
9 Son varios los cronistas que reportaron estos suicidios, lo mismo individuales que grupales, no solo Bartolomé de Las Casas, sino también Pedro Mártir de Anglería y Gonzalo Fernández de Oviedo, entre otros (Chez, 2011, p. 54).
10 Como es bien sabido, la yuca es una planta de cuya raíz se elaboraba una harina que servía para hacer sus tortas de cazabe. En las Antillas Mayores la variedad de yuca que había era la amarga, que debía ser previamente exprimida porque su jugo era mortal. (Tejera, 1951, pp. 447-453).
11 Es conocido que Pedrarias Dávila, cuando en 1514 recaló en Santo Domingo, antes de llegar a Castilla del Oro, embarcó a 15 naturales, tres de los cuales huyeron nada más llegar. (Mena, 2013, p. 53)
12 Esta etapa viene a coincidir con la que Roberto Cassá y Genaro Rodríguez establecieron para los primeros levantamientos de personas de color en la isla. (1993, p. 115)
13 Carta de Miguel de Pasamonte a Su Majestad, Santo Domingo, 9 de marzo de 1529. AGI, Patronato 174, R. 53.
14 Respuesta al presidente y oidores de la audiencia de Santo Domingo, Toledo, 6 de noviembre de 1528. AGI, Indiferente General 421, L. 13, fols. 413vr-414v.
15 Carta de Miguel de Pasamonte al emperador, Santo Domingo, 15 de enero de 1520. AGI, Patronato 174, R. 21.
16 Aunque estaba recibiendo reales cédulas al menos desde el 10 de marzo de 1519, en realidad no llegó a la isla hasta agosto. Real cédula a Rodrigo de Figueroa, Barcelona, 10 de marzo de 1519. AGI, Indiferente General 420, L. 8, fols. 38v-39v. Carta de Rodrigo de Figueroa a Su Majestad, Santo Domingo 15 de noviembre de 1520. AGI, patronato 174, R. 24.
17 Véase por ejemplo a Antonio del Monte y Tejada. (١٩٥٢, T. I, pp. ٣٥٩ y 360)
18 Real cédula de confirmación de la no enajenación de la isla, Barcelona, 14 de septiembre de 1519. AGI, Indiferente 420, L. 8, fols. 142v-143v.
19 Por citar un solo ejemplo, según narró Francisco Núñez de Pineda, apresado por los mapuches en 1629, los naturales le contaron que se alzaron porque con mucha “desvergüenza nos quitaban las mujeres para hacer con ellas lo que se les antojaba”. (2017, p. 30)
20 Juicio de residencia de los jueces de apelación de La Española, 1516. Declaración de Francisco de Monroy a la pregunta n. 65 de la pesquisa secreta. AGI, Justicia 42.
21 Así, por ejemplo, tan claro lo tenían los araucanos que para infligir la mayor humillación posible a los españoles, violaban a sus mujeres y después las ponían en libertad. (Céspedes, 1985, p. 185)
22 (Peguero, 1975, T. I, p. 188; Ozuna, 2018, p. 82). Su mala praxis con Enriquillo no impidió que promocionase como gobernador de Santa Marta, aunque lo hizo tan mal que fue enviado preso a España, falleciendo en el naufragio de la nao en la barra de Sanlúcar. Un suceso que Fernández de Oviedo (1992) atribuye a un castigo divino “por la sinrazón hecha al cacique Enrique”. (T. I, pp. 76-77)
23 Ese fue el caso dramático de los naturales bautizados por fray Ramón Pané, que fueron asesinados “porque vivían con los españoles o los loaban o defendían a quienes todos tanto desamaban”. (Citado en Pérez, 1984, p. 125).
24 Esteban de Pasamonte escribió a la emperatriz que en los primeros años los alzados no fueron más que treinta, Santo Domingo, 11 de marzo de 1529. AGI, Patronato 174, r. 52. (Utrera, 2014, T. I, p. 219; Altman, 2007, p. 598).
25 Por citar un ejemplo representativo diremos que, en 1547, en Santo Domingo se le dio tan poca comida a los alzados (esclavos de color y naturales) que “muchos se morían y padecían hambres y enfermedades y era ocasión que se alzasen y fuesen a buscar de comer...” Real cédula al presidente y oidores de la audiencia de Santo Domingo. Madrid, 28 de enero de 1547. AGI, Santo Domingo 868, L. 2, fols. 316-316v.
26 El padre del dominico se llamaba Pedro de Peñalosa y tuvo cuatro hermanos varones, Francisco, Juan, Diego y Gabriel de Peñalosa y todos ellos, menos Juan, estuvieron en La Española en las primeras décadas de la colonización. (Hernández, 2015, pp. 77-79; Giménez Fernández,1953, T. II, p. 1018; Benzo de Ferrer, 2000, pp. 304 y 642). Hugo Eduardo Polanco (1989) lo cita como escribano de la Isabela, y como posible hermano de Francisco de Peñalosa (pp. 199-200). En el repartimiento de 1514 figuraba como encomendero de la Vera paz con tres naborías (Rodríguez Demorizi, 1971, p. 232; Arranz, 1991, p. 551). Sin embargo, fray Bartolomé de Las Casas (1951, T. III, p. 261) omitió el asunto de la supuesta muerte de su tío a manos del cacique, citando imprecisamente que una cuadrilla fue desbaratada y algunos murieron —sin concretar nombres— mientras que otros resultaron heridos.
27 Ordenanzas para el castigo de los negros alzados, Santo Domingo, 6 de enero de 1522. AGI, Patronato 295, N. 104.
28 Respuesta a los oidores de la audiencia, Toledo, 24 de noviembre de 1525. AGI, Indiferente General 420, L. 10, fols. 173r-175r.
29 No olvidemos que el interés de los enrolados, dado que iban muy mal pagados, era la obtención de esclavos. De ahí que la prohibición de esclavizar naturales, dada en Madrid, el 2 de agosto de 1530 y ratificada en Ocaña, el 25 de enero de 1531, no afectase a los naturales que se rebelaban contra la autoridad (Real provisión a los oficiales de Indias, de Nicaragua, Yucatán y Cozumel, Nueva Galicia, Castilla del Oro, Guatemala, Cabo de Honduras, Venezuela y cabo de la Vela, Santa Marta, Cuba y San Juan. Madrid, 2 de agosto de 1530. Ídem dada en Ocaña, el 25 de enero de 1531. AGI, Contratación 5787, N. 1, L. 2, fols. 79-81. AGI, Indiferente General 422, L. 15, fols. 8r-9r). Ocurrió también en otros alzamientos indígenas como el del Mixtón, en el que fue necesario cederle a los naturales que capturasen, porque de otra forma ningún colono aceptaba ir a la guerra. (Reséndez, 2019, p. 78).
30 Real cédula a los oidores de Santo Domingo, Valladolid, primero de marzo de 1527. AGI, Indiferente General 421, L. 12, fols. 23v-24.
31 Sin embargo, debió regresar pronto a Santo Domingo por motivos de salud. (Altman, 1989, p. 600).
32 Carta del presidente y oidores de Santo Domingo al emperador, Santo Domingo, 31 de julio de 1529. AGI, Patronato 174, R. 52. (Herrera, 1991, T. III, p. 202; Peguero, 1975, T. I, p. 192; Utrera, 2014, T. I, p. 220; Larrazábal, 2015, p. 138).
33 Antonio de Herrera dice que el valor de las barras de oro era de 1.500 pesos, mientras que Joseph Peguero los reduce a 1.000. (Herrera, 1991, T. III, p. 202; Peguero, 1975, T. I, p. 194).
34 Por ejemplo, los indios pueblo de Nuevo México se alzaron en 1680 y se emplearon con saña en destruir toda la simbología cristiana, lo mismo cruces que imágenes de santos, vírgenes y crucificados. (Reséndez, 2019, pp. 159-160).
35 Carta de la ciudad de Santo Domingo al emperador, Santo Domingo, 19 de julio de 1530. AGI, Santo Domingo 73, N. 2. Carta del doctor Infante y Alonso de Zuazo al emperador, Santo Domingo, 13 de marzo de 1532. AGI, Santo Domingo 49, R. 3, N. 15.
36 Carta de la audiencia de Santo Domingo a Su Majestad, Santo Domingo, 27 de mayo de 1532. AGI, Santo Domingo 49, R. 3, N. 17.
37 Carta de la audiencia de Santo Domingo a Su Majestad, Santo Domingo, 27 de mayo de 1532. AGI, Santo Domingo 49, R. 3, N. 17.
38 Carta de la audiencia de Santo Domingo a Su Majestad, Santo Domingo, 27 de mayo de 1532. AGI, Santo Domingo 49, R. 3, N. 17.
39 Carta de la ciudad de Santo Domingo a Su Majestad, Santo Domingo, 1 de diciembre de 1531. AGI, Santo Domingo 73, N. 3.
40 De hecho, muchas de las cuadrillas de esclavos cimarrones se movían en la misma zona del Bahoruco que fuera santuario de las rebeliones indígenas. (Altman, 2007, pp. 587-614).
41 Consulta del Consejo de Indias a Su Majestad, 9 de julio de 1532. AGI, Indiferente General 737, N. 25. Real cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación de Sevilla, Madrid, 21 de noviembre de 1532. AGI, Indiferente General 1961, L. 2, fols. 237. (Utrera, 2014, T. I, p. 218).
42 Real cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Medina del Campo, 18 de junio de 1532. AGI, Indiferente General 1961, L. 2, fols. 187v-188v. También en AGI, Contratación 5009. Ha sido publicada por Genaro Rodríguez Morel (2016, p. 166).
43 Real provisión de Fernando el Católico para que se pudiesen esclavizar a los Caribes, con tal de que no los traigan a España, Burgos, 3 de enero de 1510. AGI, Justicia 43, n. 2, fols. 65r-66v.
44 Real cédula al presidente y oidores de la audiencia de Santo Domingo, Toledo, 20 de noviembre de 1528. AGI, Patronato 275, R. 6.
45 Real cédula ratificando la prohibición de esclavizar indios, otorgada un año antes, en Madrid, el 2 de agosto de 1530, Ocaña, 25 de enero de 1531. AGI, Indiferente General 422, L. 15, fols. 8r-9r
46 Real cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Barcelona, 20 de mayo de 1533. AGI, Indiferente General 1961, L. 3, fols. 44r-44v.
47 Así Francisco de Barrionuevo a su llegada a la isla afirmó lo siguiente: “Que la intención de Vuestra Majestad no fue que estos fuesen a la guerra, sino que quedasen en las haciendas de los españoles en lugar de los otros que de ellas se sacarán para la guerra porque no ignorarán que no era gente para ello...” Carta de la audiencia de Santo Domingo a Su Majestad, Santo Domingo, 12 de marzo de 1533. AGI, Santo Domingo 49, R. 4, N. 25. (Herrera, 1991, T. III, pp. 201-202).
48 Probanza sobre la conquista de la isla Margarita, 1534. AGI, Justicia 1003, N. 4, 1ª pieza.
49 Carta de los oidores de Santo Domingo a Su Majestad, Santo Domingo, 12 de marzo de 1533. AGI, Santo Domingo 49, R. 4, N. 23. Joseph Peguero dice que eran 52 los españoles, además de ocho o diez naturales de servicio. (Peguero, 1995, T. I, p. 196; Utrera, 2014, T. I, p. 229).
50 Carta del padre fray Bartolomé de las Casas a Su Majestad, Santo Domingo, 3 de abril de 1534. AGI, Santo Domingo 95, R. 1, doc. 11.
51 (Herrera, 1991, T. III, p. 305). Peguero lo dice con palabras similares, añadiendo que era una “deshonra a nuestra nación española de huir sin ver de quien huimos…” (1975, T. I, p. 200).
52 (Peguero, 1975, T. I, pp. 203-204). Desgraciadamente, no se han conservado ninguna de las dos misivas, aunque conocemos extractos de cronistas como Fernández de Oviedo y Las Casas, recogidas también por cronistas posteriores como Herrera, Charlevoix o Peguero. Sí se conoce, en cambio, una breve misiva que el ya don Enrique remitió al emperador, firmada en Santo Domingo, el 6 de junio de 1534. Ha sido reproducida en numerosas obras, como Utrera, (1973, pp. 487-488; Balcácer, 2022, pp. 48-49).
53 Cronistas como Gonzalo Fernández de Oviedo se refieren a ella, desde la firma del acuerdo de paz, como doña Mencía. (Fernández de Oviedo, 1992, T. I, p. 133)
54 Carta del capitán Francisco de Barrionuevo al emperador, Santo Domingo, 26 de agosto de 1533. AGI, Santo Domingo 77, R. 3, N. 69. (Marte, 1981, p. 367)
55 Fue un personaje longevo que se vinculó a los pizarristas, huyendo de Lima cuando el gobernador Francisco Pizarro fue asesinado, aunque regresó luchando a favor de Gonzalo Pizarro en las guerras civiles. En 1551 era vecino de Loja, mientras que en 1578 aún vivía en la ciudad de La Paz, y debía ser nonagenario. Le sucedió en la encomienda su hija Ana de Mena. (Busto, 1986, T. I, pp. 217-218; Benzo de Ferrer, 2000, pp. 44-45).
56 Carta de los oidores de Santo Domingo a Su Majestad, Santo Domingo, 20 de octubre de 1533. AGI, Santo Domingo 49, R. 4, N. 30. Esta interesante carta está transcrita en la obra de Genaro Rodríguez Morel (2007, p. 147).
57 Por ejemplo, Antonio de Herrera cuando alude al encuentro en Azua afirma que ambos se conocían “desde mucho tiempo atrás” (1991, T. III, p. 307).
58 Carta de los oidores de la audiencia de Santo Domingo a Su Majestad, Santo Domingo, 1 de agosto de 1534. AGI, Santo Domingo 49, R. 5, N. 35.
59 Así, por ejemplo, en Puerto Rico, Caotaçibo que estuvo alzado entre 1524 y 1528, sabemos que asaltó estancias matando a indios de paz y a personas de color, al tiempo que nos consta la captura de algunas nativas (Caamaño, 2022, pp. 1-5).
60 Relación escrita por Gonzalo de Guzmán a Su Majestad, Santiago, 8 de abril de 1537. AGI, Santo Domingo 99, R. 1, N. 12. Efectivamente era en sus pueblos, y en medio de sus areitos cuando los más jóvenes, inducidos por los viejos del lugar, decidían llevar a cabo colectivamente un alzamiento frente a los cristianos. Carta de los procuradores de la isla de Cuba a Su Majestad, Santiago, marzo de 1528. AGI, Santo Domingo 9, R. 3, N. 1. Sin embargo, llegaban tan exhaustos a sus asentamientos, tras la demora, que difícilmente estaban en condiciones de planear los alzamientos.
61 Francisco Pizarro no dudó en decretar su ejecución para quitarse a un personaje incómodo de encima. Además, la decisión contribuyó a desgastar la moral de los últimos defensores del incario, acelerando su desplome. (Mira, 2018, pp. 131-135).
62 (Monte, 1952, T. I, p. 359; Rouse, 1992, p. 153). El 26 de octubre de 1498 el primer almirante se comprometió a no molestar ni enojar ni a Francisco Roldán ni a los que estuviesen con él. Salvoconducto dirigido a Francisco Roldán, Santo Domingo, 26 de octubre de 1498. (Las Casas, 1951, T. II, p. 80). También en Fray Vicente Rubio O.P. (2007, T. I, p. 367).
63 Carta de los oidores de Santo Domingo al emperador, Santo Domingo, 1 de septiembre de 1533. AGI, Santo Domingo 49, R. 4, N. 28. (Marte, 1981, pp. 363-367)
64 Carta de los oidores de la audiencia de Santo Domingo a Su Majestad, Santo Domingo, 1 de agosto de 1534. AGI, Santo Domingo 49, N. 5, R. 35.
65 (Peguero, 1975, T. I, p. 120). El caso es que la mayor parte de la historiografía contemporánea hasta nuestros días ha seguido defendiendo Boyá como la villa en la que se asentó y murió el cacique. (Larrazábal, 2015, p. 138; Zabaleta, 2020, p. 83)
66 Obviamente no disponemos del registro de defunción, pero la audiencia informó al emperador, el 17 de octubre de 1535 que hacía veinte días había fallecido el cacique. AGI, Santo Domingo 49. (Utrera, 2014, T. I. p. 243)
67 Carta de Diego Caballero a Su Majestad, Santo Domingo, 28 de septiembre de 1535. AGI, Santo Domingo 77, R. 4, N. 90. Carta de los oidores de la audiencia de Santo Domingo a Su Majestad, Santo Domingo, 12 de octubre de 1535. AGI, Santo Domingo 49, R. 6, N. 41. (Mira, 1997, p. 328; Altman, 2007, p. 608; Vega, 1987, p. 158)
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Esteban Mira Caballos
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