Introducción
La malnutrición infantil es un fenómeno bien estudiado a nivel mundial. Tanto el exceso de peso como la desnutrición durante la infancia y la adolescencia engloban unos de los problemas de salud pública más importantes de todo el mundo.1, 2 La prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil ha aumentado significativamente a través del tiempo y se estima que esta tendencia se mantenga,3 a pesar de que existe una preocupación desde hace ya varias décadas sobre esta problemática.4, 5 En la actualidad, el entorno en el que los niños conviven se ve orientado a un estilo de vida sedentario, acompañado de una alimentación desproporcionada que conduce, por lo general, al fenómeno de la obesidad y sobrepeso. Aunado a esto, se han registrado factores genéticos que pueden tener un rol en el desarrollo de la obesidad, como el gen FTO, clave en la regulación del consumo de energía.6 Todo esto culmina directamente en un deterioro de la salud tanto física como mental de los jóvenes, llegando a repercutir incluso hasta la adultez.7-11 Consecuentemente, se ha demostrado que los niños que sufren de obesidad o sobrepeso arrastran este estado hasta la adultez, cuando su corrección resulta ser más compleja.12, 13
En la República Dominicana un 7.6 % de la población en edad escolar padece obesidad y un 2 % desnutrición.14 La repercusión monetaria que trasciende en el país a raíz de estas alteraciones nutricionales se pudo evidenciar en 2017 con un costo de US$1,961 millones, lo que equivale al 2,6 % del Producto Interno Bruto (PIB). Además, el impacto educativo fue de 3,495 estudiantes que repitieron cursos escolares por desnutrición; dos de cada cinco no terminaron la primaria y representaron un costo para las familias de US$813.15
La literatura demuestra que el rango de edad más investigado en obesidad y desnutrición infantil es de 1 a 5 años, como se resalta en los últimos resultados de la Encuesta Demográfica y de Salud (ENDESA).16No obstante, la población de 5 a 13 años es igual de importante, pero menos contemplada en estas observaciones. Aunque es cierto que esta brinda una sección de nutrición para adultos de 15 a 59 años, la brecha de 5 a 13 años promete información nunca documentada por las autoridades o investigaciones previas en la República Dominicana.
En vista del impacto sanitario y económico que representan los trastornos de la alimentación infantil en la República Dominicana, se llevó a cabo este estudio, que permite describir la antropometría de los niños en edades de 5 a 13 años, en los grados de 1ero a 6to de nivel básica; además de determinar la relación que existe entre la antropometría y algunas variables sociodemográficas, la urbanidad (urbano, semiurbano y rural) y el tipo de centro (privado o público) en el que estudia el individuo.
Material y métodos
Este estudio descriptivo de corte transversal se realizó a partir de información recolectada en el programa Educación en Salud y Nutrición República Dominicana (EDUSANU RD)17abarcando desde septiembre 2016 hasta diciembre 2019. Entre los criterios de inclusión están: disponibilidad del participante al momento de realizarse las mediciones antropométricas, aquellos que estaban inscritos en uno de los planteles educativos y que se encontraran cursando un grado entre 1ro y 6to de educación básica. Se excluyeron los participantes con edad menor de 5 y mayor de 13 años. La duración del estudio, la presencia de los estudiantes los días de recolección y la disponibilidad por parte de las instituciones educativas determinaron la cantidad de participantes del presente estudio.
Los diez centros educativos que participaron del estudio fueron escogidos por conveniencia. Se evaluaron todos los estudiantes que asistieron el día de la recolección siempre que cumplieran con los criterios de inclusión. Las variables sociodemográficas estudiadas son edad, sexo, grado escolar, tipo centro educativo (público o privado), urbanidad (urbano, semiurbano o rural); las variables antropométricas son: peso, talla, índice de masa corporal (IMC) e índice cintura cadera (ICC).18
La recolección de datos fue ejecutada en todo momento por un trabajador del área de la salud. Las variables sociodemográficas se recolectaron a través de unas preguntas dirigidas al niño con asistencia del profesor de turno. Las variables antropométricas fueron recolectadas de acuerdo con los estándares internacionales,19utilizando equipos de alta precisión (tallímetro marca SECA y balanza digital marca TANITA) para evitar errores sistemáticos de medición.
El índice de masa corporal (IMC) se obtuvo de las variables peso (kg) y talla (m) de cada participante y a su vez fue comparada con la tabla oficial de la Organización Mundial de la Salud (OMS)20 de percentiles para IMC de acuerdo con la edad y el sexo.<Esta variable compuesta se clasificó en cuatro (4) subgrupos de acuerdo con el percentil: bajo peso (<5 %), normo peso (5-84 %), sobrepeso (85-94 %) y obesidad (≥95 %).21
En la estadística descriptiva, las variables continuas se expresaron mediante media y desviación estándar, independientemente de la normalidad, apegándose al teorema de tendencia central. Por otro lado, las variables categóricas se expresaron en frecuencia absoluta y porcentaje. Cabe destacar que el individuo que no presenta todas las variables no fue tomado en cuenta en el análisis, tomando de referencia el modelo full case analysis. Por último, para el análisis estadístico bivariado entre el percentil vs. el tipo de centro educativo y urbanidad se utilizó la prueba T-student, mientras que el cruce percentil vs. sexo se realizó por medio de chi-cuadrado, ambas pruebas fueron aceptables si el valor de p fue menor de 0.05.
Resultados
Entre los individuos de la población de estudio contactados se logró recolectar 2,324 sujetos. La muestra fue depurada y se eliminaron un total de 53 participantes, ya que 12 escolares eran menores de 5 años, 39 mayores de 13 años y las variables de 2 participantes estaban incompletas. Un total de 2,271 escolares entre 5 a 13 años con una edad media de 8,3 ± 1,9 años fueron evaluados en este estudio. 1,135, correspondiente al 49,98 %, eran de sexo masculino, el resto corresponde al sexo femenino (véase anexo). De los diez centros educativos que participaron en la recolección, los que concentraron la mayor proporción de la muestra fueron la Escuela Pontezuela Abajo, Oasis Christian School y al Jardín Infantil Mamina, correspondiente a un 13,12 %, 12,99 % y 10,88 %, respectivamente. El 61,55 % de la muestra estuvo constituido por escolares que asistieron a centros educativos en zonas urbanas, seguido por un 21,18 % en zonas semiurbanas y un 17,27 % en zonas rurales. En la misma línea, más de la mitad de los escolares, correspondientes al 59,31 %, asistieron a centros educativos privados.
Con respecto a las variables antropométricas, el peso medio fue de 33,2 ± 11,4 kg y la talla fue 1,36 ± 0,13 m. En dependencia de las variables anteriores se obtuvo que la media del percentil fue 65,33 % con una DS de 31,49. Los escolares fueron categorizados según el percentil planteado en el acápite previo. De toda la muestra, el 3.92 % (n=89) estuvo en bajo peso, el 17.57 % (n=399) estuvo en sobrepeso y el 22.94 % (n=521) estuvo en obesidad. El 55.57 % (n=1,262) se encontraban en la categoría de normopeso (véase anexo).
Referente al carácter público o privado en cuanto a las variables antropométricas, se obtuvo que los centros privados tuvieron un percentil mayor (IC = 67.19 - 70.50 %) que los centros públicos (IC = 58.17 - 62.25) (p < 0.01). El 18.86 % de los estudiantes en centros privados estaban en sobrepeso, en comparación con el 15.69 % en los centros públicos. El 27.17 % eran obesos, en comparación con el 16.77 % en los centros públicos. El 4.87 % de la muestra en los centros públicos se encontró en la categoría de bajo peso, en comparación con el 3.27 % en los centros privados.
De acuerdo con los criterios de urbanidad, se obtuvo que la media de los percentiles de los centros en área urbana (IC = 66.5 - 69.7 %) y semiurbana (IC = 61.9 - 67.7 %) fue significativamente menor que la de los centros de áreas rurales (IC = 53.1 - 59.2%) (p < 0.01). La zona urbana se caracterizó por presentar la mayor proporción de escolares en sobrepeso y obesidad correspondiente al 18.60 % (n=260) y 26.18 % (n=366), respectivamente. Esto se puede comparar con la zona rural, donde el sobrepeso representó el 13.52 % (n=53) y la obesidad el
11.48 % (n=45), respectivamente. La zona semiurbana se ubicó en el centro de estos valores, con el 17.88 % (n=86) en sobrepeso y el 22.87 % (n=110) en obesidad.
Finalmente, el análisis chi-cuadrado entre el sexo y el IMC categorizado no mostró una diferencia estadística (p= 0.326).
Discusión
Basado en la revisión de la literatura, este es el primer estudio descriptivo que evalúa el percentil para determinar el grado de desnutrición o sobrealimentación en niños entre los 5 a 13 años en la República Dominicana. El análisis de los resultados arrojó hallazgos de alta relevancia en la pesquisa del equipo investigador a favor del sobrepeso y obesidad, condiciones altamente prevalentes en esta población.
El Estado dominicano se ha centrado en políticas de disminución de la desnutrición en niños menores de 5 años. Estas han tenido resultados positivos, ya que la desnutrición crónica ha disminuido desde 1991 a 2013 de un 16.5 % a 6.9 %, mientras que la aguda se ha mantenido en un 2 %.22 Contrario a los problemas de antaño, actualmente la obesidad y el sobrepeso han surgido como los problemas nutricionales predominantes, para los cuales aún no hay datos oficiales por parte del gobierno. El porcentaje de niños con bajo peso en el presente estudio es menor, comparado con el obtenido en México por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) en el 2018, en la cual se reporta un 4.8 % frente al 3.92 %. Por otro lado, de los niños entre 5-13 años que participaron en el estudio, el 17.8 % y 22.9 % padecían sobrepeso u obesidad, respectivamente.23Estas cifras son alarmantes si son comparadas con México, segundo país con la mayor prevalencia de obesidad a nivel mundial y primero en países latinoamericanos. En el reporte de ENSANUT, 18.1 % de los niños entre 5 a 11 años presentan sobrepeso y un 17.5 % obesidad.
Esta problemática es consistente en otros países latinoamericanos como Cuba, Argentina, Honduras y Brasil.24, 25
En el presente trabajo se encontró relación estadística entre el tipo de centro educativo (público o privado) y el estado nutricional. Los estudiantes de centros privados tuvieron un percentil más elevado en comparación con los públicos (P<0.01). La media del percentil de cada grupo fue 68.84 (SD 30.84) vs. 60.21 (SD 31.58), respectivamente, con un CI al 95 %. La prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad de los participantes de escuelas privadas fue de un 46.06 %. Estos resultados son consistentes a los obtenidos en Honduras, donde hubo asociación entre el tipo de centro con el sobrepeso y obesidad (P= 0.04) con una prevalencia combinada de 46.3 %.26Estos resultados pueden deberse a la libertad de elección por parte de los niños sobre qué alimentos prefieren consumir, terminando por elegir alimentos ricos en carbohidratos como galletas, bizcochos y gaseosas. El mayor poder monetario de este grupo y las opciones alimenticias que ofrecen las cafeterías escolares de las instituciones privadas puede ser un factor contribuyente.
La República Dominicana cuenta con un programa gubernamental para el control del estado nutricional de niños y adolescentes que pertenecen al sistema educativo público del país y cubre parte de las necesidades alimenticias diarias de los niños.27Este servicio público es de gran importancia para los estudiantes, ya que el 65.8 % de estos alega que este servicio es el primer alimento que reciben en el día, según datos de UNICEF28. Cambios en este programa tendrían repercusiones importantes en el estado nutricional de la población.
Por otro lado, las zonas rurales mostraron una menor prevalencia de sobrepeso y obesidad comparadas con las zonas semiurbanas o urbanas (25 % vs. 40.75 % vs. 44.78 %, respectivamente). No obstante, la prevalencia de obesidad y sobrepeso en las escuelas rurales es cuatro veces mayor que la presencia de bajo peso (5.61 % de los participantes). Resultados similares se obtuvieron en Argentina, en donde el exceso de peso en la zona rural fue cinco veces mayor en comparación con el bajo peso (29.8 % vs. 6.7 %).29 Aunque las escuelas rurales mostraron una diferencia estadística con aquellas localizadas en el área urbana y semiurbana, respecto al estado nutricional (P< 0.01), no se debe ignorar esta alta prevalencia de obesidad en las áreas no urbanas. Esto puede ser un reflejo temprano de la problemática que enfrentan las áreas urbanas y semiurbanas en la actualidad. Algo parecido ocurrió en México, en donde se mostró un aumento del sobrepeso-obesidad en un periodo de 4 años en las zonas rurales (P= 0.021).30
En cuanto a la relación entre el estado nutricional y el sexo, no hubo una relación estadística, aunque la prevalencia de sobrepeso en el grupo masculino fue mayor en comparación el grupo femenino (24.05 % vs. 21.83 %, respectivamente). Por el contrario, la obesidad fue mayor en las féminas con respecto a los masculinos (18.57 % vs. 16.56 %). Resultados similares se obtuvieron en España en cuanto a qué grupo presentó una mayor prevalencia de sobrepeso u obesidad. Esto da a entender que los cambios morfofisiológicos que distinguen a un infante masculino de una femenina no son determinantes en el aumento o prevalencia de la obesidad y sobrepeso en esta población.
En cuanto a la fortaleza de este estudio, se encuentra ser pionero en la descripción del estado nutricional de los niños de edad escolar, dando una perspectiva más amplia y un menor protagonismo a la desnutrición escolar en el país. De igual manera, es un estudio de iniciativa privada en contraste con todas las investigaciones previas, que parten de capital público. El mismo ofrece resultados de buena representatividad por abarcar sistemas públicos y privados como también rurales y urbanos, aunque se recomienda una aleatorización simple en una próxima intervención.
La obesidad está aumentando cada vez más, predisponiendo a quien la padece a otras enfermedades (como diabetes e hipertensión arterial) en la edad adulta, lo cual afecta no solo su calidad de vida, sino que incrementa el riesgo de morbimortalidad y de gastos en atención médica, así como una disminución en la productividad laboral. La ausencia de actualización de datos estandarizados por fuentes oficiales del gobierno dificulta la estimación real de esta problemática y el impacto que podría tener en la sociedad.
De igual forma, otra limitación presente es la dificultad de estudiar niños de otras provincias del país, por lo que no se puede generalizar en otras zonas que no compartan dietas y características sociodemográficas, aunque estas mantienen poca variación a través del territorio nacional, por lo que puede servir como punto de referencia ante posibles hallazgos, si es replicado en diversas áreas del país. En igual sentido, para reproducir este estudio en distintas provincias con el fin de conocer la realidad de dichos lugares, es de igual importancia conocer los hábitos alimenticios para realizar intervenciones eficientes que tengan como objetivos disminuir la obesidad y el sobrepeso en estos grupos.
Conclusiones
La malnutrición infantil representa una problemática para la salud pública dominicana. Casi la mitad de los individuos estudiados (40.41 %) resultó estar en sobrepeso u obesidad, y el 3.92 % resultó estar en bajo peso. Los que residían en zonas urbanas y semiurbanas tuvieron mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad, y menor prevalencia de desnutrición en comparación con los que residían en zonas rurales. Los individuos que estudiaron en instituciones educativas públicas tuvieron menor prevalencia de sobrepeso y obesidad, y mayor prevalencia de sufrir desnutrición en comparación con los que estudiaron en zonas urbanas. En cualquier caso, el sobrepeso y la obesidad tuvieron una prevalencia muy superior a la desnutrición. Esta problemática guarda relación con el comportamiento de la población en otros países de la región y es probable que se deba, en parte, a la oferta creciente de alimentos altos en energía y a la fácil accesibilidad de este tipo de alimento en los lugares donde los niños frecuentan. Se recomiendan futuros estudios longitudinales que permitan establecer la prevalencia de malnutrición infantil y la relación que existe con los distintos factores sociodemográficos en la República Dominicana.