Introducción
Las reformas institucionales que se han realizado en República Dominicana durante las últimas dos décadas han afectado notoriamente el funcionamiento del mercado de trabajo. Esas reformas se realizaron con el objetivo de fomentar la competencia mediante la liberalización de mercados y la apertura económica.
Según Rodrik (1997), la mayor competencia derivada de la apertura económica y el mayor acceso a insumos importados implican no solo efectos directos en el empleo, sino también aumentos en la capacidad de respuesta del empleo a cambios en las variables macroeconómicas.
En tal sentido, los mercados de trabajo podrían tornarse más volátiles cuando se esperan ciclos económicos recesivos o de crecimiento limitado. Esto debido a que los efectos de la reducción en el producto se expresarán en el mercado laboral mediante una disminución de la oferta de trabajo.
La pregunta que surge del planteamiento anterior es si la volatilidad que se produce en el mercado laboral ante expectativas de caídas en la producción afecta por igual a todos los agentes que componen la demanda por trabajo. La respuesta es relevante debido a sus implicaciones en materia de políticas públicas.
El mercado de trabajo es considerado un elemento clave para la cohesión social y la equidad. En los países de la región, la población depende en gran medida, de los ingresos que generan los miembros del hogar. Tener un empleo constituye una de las necesidades más importantes de la población.
Por medio de la Estrategia Nacional de Desarrollo (END), el Estado Dominicano expresa su interés por impulsar un nuevo esquema de crecimiento económico y desarrollo social. La generación de empleos de calidad constituye un aspecto fundamental, ya que permite articular el crecimiento económico con la reducción de la pobreza y las desigualdades entre los diferentes grupos sociales, etarios y de género.
En República Dominicana, como en la mayoría de países en América Latina, la población juvenil presenta retos elevados en la inserción al mercado laboral. Los jóvenes se enfrentan a una realidad de inserción con niveles inadecuados de capacitación. Se enfrentan a problemas de capacitación y orientación para obtener un trabajo decente.
Los niveles de empleo en el país son relativamente bajos en la población más joven. Según el Ministerio de Trabajo, la población de jóvenes de 15 a 29 años de edad tiene una tasa de desempleo de 25.5%.
Esto se debe al escaso desarrollo de las competencias de este segmento poblacional lo que genera una espiral de pobreza y un bajo perfil de ingreso. Así se sigue precarizando la cohesión social y se estigmatiza a los jóvenes.
Durante los años 2002-2011 se registraron tasas de crecimiento de la actividad económica, a partir del 2005 superando el 3.5% anual. A excepción de los años 2003 y 2004, donde se produjo una fuerte caída como consecuencia de la crisis financiera.
La evidencia empírica mostró que en el mercado laboral dominicano existe una relación positiva entre las variaciones del producto y el nivel de empleo en la economía. Un aumento en el producto implica un incremento en la cantidad de personas ocupadas.
Guzmán (2008) plantea que para que la economía pueda absorber a los que cada año ingresan al mercado laboral se requiere que el producto interno bruto crezca a una tasa superior al 4.5% anual. Este autor establece que “la sensibilidad del volumen de población ocupada ante variaciones en el producto interno bruto ha tendido a debilitarse a lo largo del tiempo”.
Bencosme (2008) y Kapsos (2005) demostraron que desde la segunda mitad de los años noventa, por cada punto porcentual de crecimiento del producto se generaba un crecimiento de 0.75% en el número de personas ocupadas. Sin embargo, durante el período 2000-2006 un crecimiento de 1% del PIB solo aumentaba el número de personas ocupadas en alrededor de 0.37%.
El PNUD (2010) también evidenciaba las dificultades de la economía dominicana para crear empleos. Resaltó la existencia de una baja relación elasticidad empleo/producto, estimándola en 0.52 entre 1991 y 2006. Por cada punto porcentual de aumento del PIB la población ocupada crecía solo cerca de la mitad.
Los esfuerzos orientados a ampliar las opciones para la juventud dominicana y mejorar sus condiciones de trabajo requiere de una combinación de políticas, que incluya medidas macroeconómicas, políticas meso y microeconómicas.
El Ministerio de Trabajo ha manifestado su preocupación respecto del tema a través de la formulación del Plan Nacional de Empleo. En agosto de 2007 se realizó la consulta tripartita del Programa de Trabajo Decente firmado por el gobierno y los actores sociales (empleadores y trabajadores).
En 2010, se realizó la Propuesta de Lineamientos para el Plan de Acción Empleo Juvenil en República Dominicana en coordinación con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el marco del Proyecto Promoción del Empleo Juvenil en América Latina (PREJAL).
De acuerdo con la evidencia presentada por el Sistema Nacional de empleo del Ministerio de Trabajo, la colocación de las personas se ve limitada porque cada vez más las empresas están demandando altos requerimientos de formación y experiencia, incluso para puestos que no requieren mucha especialización, exigiendo un mínimo de estudios secundarios aprobados.
Estudios realizados por el Ministerio de Trabajo para identificar las necesidades de capacitación de jóvenes entre 15-29 años en condición de vulnerabilidad, evidencian diferentes dificultades de este grupo poblacional para conseguir empleo, entre los que destacan:
• Exigencia de niveles académicos que no poseen, incluyendo el ser bachilleres;
• Carecen de documentación legal completa;
• Exigencia de buena presencia en cuanto a vestimenta;
• Tener referencias personales;
• Presentar un currículo;
• Tener habilidades básicas en informática, y
• Poseer papel de buena conducta.
Este trabajo de investigación tiene como objetivo aportar evidencias de los actuales niveles de inserción en el mercado laboral dominicano, especialmente del grupo etario comprendido entre 15 y 29 años, y realizar las recomendaciones pertinentes para el diseño de políticas de intermediación laboral efectivas que permitan ampliar y mejorar las opciones de la juventud dominicana.
i. Descripción del panorama laboral dominicano
POBLACIÓN EN EDAD DE TRABAJAR (PET)
La población en edad de trabajar está compuesta por todas las personas de 10 o más años de edad. Está constituida por aquellas personas que están dispuestas a trabajar y las que no expresan esa disposición. Esta ha tenido un incremento cercano a un 15% entre los años 2005 y el 2011. Un incremento similar se observa tanto en los hombres como en las mujeres.
POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA (PEA)
La población económicamente activa es la parte de la PET que trabaja en actividades económicas al menos una hora a la semana de referencia, buscaron trabajo activamente en las últimas cuatro semanas y los que están disponibles para trabajar aunque no lo buscaron activamente.
La PEA representa el 56.52% de la población edad de trabajar. Esta se ha incrementado en los últimos seis años pasando de 4,008,653 a 4,632,311 personas de 2005 a 2011. Esto equivale a una variación de 15.56%.
DEFINICIONES
Población ocupada: es la parte de la PET que ha laborado al menos una hora en la semana de referencia.
Desocupación abierta: es la parte de la PEA que ha buscado empleo de forma activa en las cuatro semanas anteriores a la toma de la muestra para la ENFT.
Desocupación ampliada: se obtiene al añadir a la desocupación abierta los que aun no habiendo buscado activamente empleo, están disponibles para trabajar.
CARACTERÍSTICAS SOCIO-DEMOGRÁFICAS
La PEA constituye la fuerza de trabajo potencial para la producción de bienes y servicios en el país. Está compuesta por unos 4.6 millones de personas activas1. Estos están en capacidad de desarrollar una función productiva, buscan trabajo o están dispuestos a ocupar un puesto de trabajo en el mercado laboral.
Esta población tiene las siguientes características:
• El 69.33% reside en la zona urbana.
• El mayor porcentaje se concentra en la regiones Ozama o Metropolitana, Cibao Norte y Valdesia.
• El 38.79% ha alcanzado un nivel educativo primario. El 33.20% nivel secundario; un 21.95% ha llegado a un nivel universitario y un 7.22% son analfabetas.
• La composición por sexo de la población ocupada y desocupada presenta diferencias significativas. El 64.13% de la población ocupada son hombres. En los desocupados, el 60.27% son mujeres.
TASA DE OCUPACIÓN
En términos promedio, la tasa de ocupación ha venido incrementándose desde 2005 en adelante. En promedio, la tasa de ocupación durante 2008-2011 fue mayor que en 2004-2007 tanto para hombres como para mujeres.
Existe una relación positiva entre las variaciones del producto y el nivel de empleo en la economía. Es decir, un aumento en el producto implica un incremento en la cantidad de personas ocupadas.
Sobre el vínculo entre crecimiento económico y empleo, Guzmán (2008) plantea que históricamente en República Dominicana se ha verificado una clara asociación entre el ritmo de crecimiento de la actividad económica y la reducción de las tasas de desempleo. Para disminuir la tasa de desempleo se requiere que el PIB crezca a una tasa superior al 4.5% anual, equivalente a la suma de las tasas de crecimiento de la PEA y de la productividad laboral.
En la población comprendida entre 15 y 29 años, los niveles de ocupación crecen a medida que aumenta la edad tanto para los hombres como para las mujeres. Los niveles de ocupación para la población masculina es más que el doble de la femenina en dos de tres grupos etarios (De 15 a 19 y de 20-24), y más de una vez y media en el tercero (De 25-29).
Este resultado podría explicarse por las diferencias del nivel de escolaridad promedio que existe entre los grupos etarios. El nivel de escolaridad promedio es de 8.5 en el grupo comprendido entre 15 y 19 años, mientras que para los otros grupos es de 10.1 y 10.2 respectivamente.
Los cambios en la estructura productiva de la economía en los últimos años han impactado el mercado de trabajo. Los mayores niveles de crecimiento se observan en los sectores relacionados con servicios mientras que la industria experimentó menores niveles de dinamismo. Este aspecto contribuyó a que establecimientos más pequeños ganaran protagonismo en la creación de puestos de trabajo.
Durante los últimos años, la mayoría de la población ocupada está constituida por los trabajadores de los servicios (28.9%) y los no calificados (25.2%). Estos explican el 54.1% del total de ocupados. Los empleados de oficina ocupan la tercera posición con 13% seguidos de los profesionales e intelectuales con 11.5%.
Otro elemento a tomar en cuenta es el incremento en los niveles de informalidad que se ha experimentado en los últimos años. El sector informal responde a dinámicas complejas que se pueden diferenciar en el contexto de un país y en un momento determinado. Su heterogeneidad da lugar a que no haya una única forma de definir y medir su incidencia relativa en el mercado de trabajo.
Sin embargo, la evidencia empírica ha demostrado que en el país existe una relación positiva entre el nivel de escolaridad y la probabilidad de estar ocupado en el sector formal. A mayor nivel educativo, mayor probabilidad de estar empleado en el sector formal y viceversa2.
Como puede observarse, el sector informalidad representa el 56.8% de la población ocupada. Respecto del sexo, las mujeres representan el 68.2%, mientras que los hombres solo el 31.8%. El grupo etario comprendido entre 15 y 19 años tiene casi el doble de participación en el sector informal. Los demás grupos etarios tienen una mayor participación en el sector formal.
TASA DE DESOCUPACIÓN AMPLIADA
La tasa de desocupación se ha venido reduciendo a partir del año 2005. Es considerablemente mayor para las mujeres que para los hombres.
Respecto de la población joven, parece existir una relación entre la edad y la tasa de desocupación. A medida que va incrementándose la edad la tasa de desocupación es menor. Para el grupo etario de 15-19 años la tasa de desocupación promedio es de 25.4% y de 47.9% para las mujeres.
Para el grupo de 20 a 24 años la tasa de desocupación promedio es de 18.9% para los hombres y 38.2% para las mujeres. Para el tercer grupo los resultados son de 10.6% y 25.3% respectivamente.
LOS “NI-NI”
De acuerdo al informe del Observatorio del Mercado Laboral Dominicano del Ministerio de Trabajo, en República Dominicana los jóvenes que ni trabajan ni estudian (NI-NI) son aproximadamente 686,833 personas, equivalente a un 14.31% de la población3.
El término de NI-NI refiere al sector de la población joven y en edad escolar que en la actualidad no está trabajando ni estudiando (ni estudia, ni trabaja)4. La mayor parte de los ni-ni reside en la zona urbana (64.54%). Las mujeres representan casi las dos terceras partes (65.69%), mientras que los jóvenes entre 25-29 años tienen la mayor proporción de los ni-ni con un 33.37%.
Respecto del nivel educativo, los que tienen educación secundaria representan más de la mitad de los que ni trabajan ni estudian con 53.01%. Con relación al estado civil, los que conviven en unión libre encabezan los resultados con 30.06% seguidos por los separados con 11.72%.
Por regiones de desarrollo, la Ozama o Metropolitana ocupa la primera posición con 27.24% seguida por Cibao Norte (17.70%) y Valdesia (10.53%).
ii. Planteamiento del problema e hipótesis
Las reformas institucionales realizadas en República Dominicana durante las últimas dos décadas han afectado notoriamente el funcionamiento del mercado de trabajo. Esas reformas se realizaron con el objetivo de fomentar la competencia mediante la liberalización de mercados y la apertura económica.
Adicionalmente, la economía dominicana ha sido impactada por los cambios que ha experimentado el mercado laboral producto del cambio en los patrones de consumo e inversión global producto del cambio tecnológico, así como las nuevas tendencias en los gustos y preferencias.
La globalización de los mercados, el uso intensivo de las tecnologías de información y comunicación y los efectos de la reciente crisis financiera internacional han marcado esta tendencia. Pero, los efectos que estos cambios han tenido en el mercado de trabajo no han impactado de igual manera a todos los grupos etarios.
De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo (ENFT) del Banco Central tasa de ocupación es sustancialmente menor entre los jóvenes de 15-29 años que para el resto de la fuerza laboral. La evidencia empírica demuestra que el capital humano es un elemento esencial a la hora de evaluar las posibilidades de acceder a un empleo.
El capital humano es la suma de las inversiones en educación, entrenamiento en el trabajo, migración, salud, información y otras habilidades, que promueven un incremento en la productividad de los trabajadores5.
Las condiciones de ubicación geográficas pueden ser determinantes significativos de las diferencias ocupacionales. En este sentido, Cragg y Epelbaum (1996) encuentran que las diferencias territoriales por nivel educativo son significativas y estables en el tiempo y disminuyen en el nivel universitario.
Los bajos niveles de ocupación en la juventud es un tema que comparte la República Dominicana con los demás países latinoamericanos. Hanushek y Woessmann (2009), muestran evidencia de que las bajas calificaciones obtenidas por los estudiantes
de Latinoamérica en las comparaciones internacionales pueden explicar parte del bajo desarrollo económico mostrado por la región en las últimas décadas.
Para el mercado laboral dominicano, existe evidencia empírica. Guzmán y Lizardo (2002) estimaron las tasas de retorno a la educación durante el período 1981-1991, utilizando datos transversales, evidenciando una relación positiva entre la educación y el empleo.
Fuentes y Villanueva (2007) estimaron el retorno a la educación que genera el haber estudiado en la educación superior formal del país utilizando datos transversales. Evidenciaron una relación positiva por medio de un coeficiente de escolaridad interpretado como el rendimiento de la probabilidad de haber estudiado en la universidad.
Guzmán (2008), estimó las variaciones en el crecimiento económico y el incremento de la población ocupada. Estableció que la sensibilidad del volumen de población ocupada ante variaciones en el PIB ha tendido a debilitarse a lo largo del tiempo. Evidencio que se requiere un crecimiento de 4.5% del PIB para que la economía pueda absorber la cantidad de trabajadores que cada año ingresa al mercado laboral.
En dicho estudio hace referencia a Bencosme (2008) y Kapsos (2005) quienes demostraron que desde la segunda mitad de los años noventa, por cada punto porcentual de crecimiento del producto se generaba un crecimiento de 0.75% en el número de personas ocupadas. Sin embargo, durante el período 2000-2006 un crecimiento de 1% del PIB solo aumentaba el número de personas ocupadas en alrededor de 0.37%.
Guzmán y Cruz (2010) evidencian que la mayor cantidad de personas cesantes son aquellas quienes buscan su primer empleo. Argumentan que la proporción de personas de 15-29 años que buscan empleo por primera vez crece de manera sostenida situándose en 58% en 2011.
La hipótesis que se busca demostrar en esta investigación es que la probabilidad de ocupación en los jóvenes depende positivamente de la educación, edad, zona de residencia, estado civil, posición dentro del hogar y negativamente del género, así como la región de desarrollo (Comparada con la Ozama o Metropolitana).
Prob. Ocup Jóvenes = educación (+), edad (+), zona res (+) est civil (+), jefe/a hogar (+), género (-), región des (-).
Prob. Empl. Sector Formal = educación (+), edad (+), zona res (+) est civil (+), jefe/a hogar (+), género (-), región des (-).
Para diferenciar los efectos en los jóvenes de los demás grupos etarios se evalúan los resultados por distintas cohortes y sus respectivos efectos marginales.
iii. El Modelo
El modelo econométrico seleccionado es un modelo Probit que estima la probabilidad de que una persona esté ocupada. Esta probabilidad depende de numerosas variables observables y no observables.
Este modelo permite medir la probabilidad de que una persona se encuentre ocupado condicionado a: la edad, la zona donde reside, el género, la posición dentro del hogar (jefe), estado civil, nivel educativo (edu) y la región geográfica donde desarrolla su actividad laboral.
El modelo estimado se define a continuación:
El mismo modelo es utilizado para evaluar la probabilidad de tener un empleo en el sector formal.
La constante actúa como variable explicativa adicional. Los coeficientes estimados en el modelo Probit pueden interpretarse como la contribución marginal de las variables explicativas sobre la probabilidad de estar ocupado. Si el signo de las variables explicativas es positivo, se produce un incremento en la probabilidad de ocupar un empleo.
De esta forma, el conjunto de variables explicativas generan una predicción de la probabilidad de ocupar un empleo en función a las características observables de los individuos.
Los efectos marginales del modelo resultan de calcular la siguiente derivada:
Donde f(.) es la función de densidad asociada a la función de distribución F(.), en este caso normal estándar. Además .. es el vector de coeficientes y Bk es la k-ésima coordenada de dicho vector. Por lo tanto, los efectos marginales están constituidos por dos elementos, el efecto de un cambio en el regresor sobre el índice lineal y el cambio que produce este último elemento sobre la probabilidad a través de la función F(.).
Esto es así porque, al ser un modelo no lineal los cambios marginales no son constantes y, en consecuencia, hay que evaluarlos para valores determinados de la variable explicativa.
En el modelo utilizado los efectos marginales son calculados en los valores promedio de los coeficientes de las variables explicativas continuas. Para variables dicotómicas, el efecto marginal expresa un cambio de 0 a 1 en el valor de la variable.
La variable género es relativa al sexo del individuo, y asume un valor 1 cuando la persona es mujer: Alfa asume el valor 1 cuando la persona sabe leer y escribir. Jefe toma el valor 1 cuando la persona es cabeza de hogar. Zona, cuando la persona reside en un entorno urbano y Civil, cuando la persona está casada o convive con una pareja sentimental.
Las variables edad y edad2 indican la edad del individuo, y se elige elevar al cuadrado para incluir los rendimientos marginales de la variable. Los niveles de educación e refieren a los años de estudio alcanzados y reg representa el vector de variables dicótomas relativas a la región donde reside la persona.
La interpretación económica de los modelo Probit se fundamenta en el hecho de que la racionalidad de los agentes económicos hace comportarse a los mismos de modo tal que maximicen la utilidad esperada que les proporciona cada una de las opciones sobre las que le toca decidir. A la luz de tal interpretación, las probabilidades de que el individuo i elija la alternativa 1 o la alternativa 0 estarán en función de las utilidades esperadas por cada decisión para dicho individuo, las cuales se denotan como i1 U y i0 U respectivamente.
Las mismas, son funciones de las variables explicativas de dicha decisión, que son en definitiva características propias de cada alternativa de elección o características personales, económicas o culturales del individuo enfrentado al proceso de decisión.
Los datos utilizados provienen de la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo (ENFT) 2011, específicamente la Población Económicamente Activa (PEA) como fuente de información para el modelo. Dentro de la encuesta, se utiliza la sección de variables “calculadas” como muestra, y se estiman tres versiones que varían entre sí respecto al tamaño y características de las muestras.
La primera, con 12,484 observaciones disponibles para fines de estimación con un rango de edad de 15 a 65 años llamada muestra general. La segunda, con 4,493 observaciones disponibles para estimar la cohorte de 15 a 29 años. La tercera y cuarta con 5,666 y 2,325 observaciones respectivamente para estimar las cohortes de 30-49 y 50-65 años.
El objetivo es observar los coeficientes y comparar los efectos marginales de la muestra general con los resultados de las distintas cohortes seleccionadas. Se utilizó el programa estadístico STATA 11 para la realización de las regresiones.
iv. Resultados
La tabla N.º 1 reporta los resultados de las cuatro regresiones realizadas para determinar la probabilidad de ocupación comparando los efectos marginales para la muestra general y las tres cohortes seleccionadas.
Respecto de la edad, esta variable es estadísticamente significativa para la muestra general, así como para la cohorte de 15-29 años. El coeficiente para la cohorte de 15-29 años es de 0.064. Para las demás cohortes los coeficientes resultaron no significativos.
Con relación a la zona de residencia, los resultados fueron negativos y significativos solo en la cohorte de 30-49 años.
En cuanto al género, los resultados fueron negativos y significativos en la muestra general y en todas las cohortes evidenciando la brecha de género que existe en el mercado laboral dominicano6.
El coeficiente fue mayor para la cohorte de 15-29 años (-0.7528) seguido por las cohortes de 30-49 y 50-65 con -0.70 y -0.42 respectivamente. Los efectos marginales fueron más relevantes para la primera cohorte que para las de 50-65 años y 30-49 años respectivamente.
La interpretación económica de los efectos marginales es que a medida que las mujeres son más jóvenes es mayor la brecha de género. Es decir la probabilidad de que una mujer esté ocupada, comparada con la de un hombre, disminuye a medida que la primera tiene menor su edad.
Cabe recordar que la tasa de desocupación femenina es más que el doble de la masculina en el rango de 15-24 años y más del triple de 25-29 años. Una importante cantidad de mujeres que trabaja en el servicio doméstico7.
Los resultados para la variable jefe/a de hogar fueron positivos y significativos en términos estadísticos para todas las regresiones. Los coeficientes fueron mayores para las cohortes 15-29 años y 30-49 años con 0.52 y 0.40 respectivamente.
La interpretación económica de estos resultados es que la probabilidad de estar ocupado es mayor en los jefe/as del hogar que en los demás miembros de la familia.
Los efectos marginales sugieren que existe una relación positiva entre la jefatura de hogar y la probabilidad de estar ocupado. Esta función alcanza su máximo en la cohorte de 15-29 años y el efecto va disminuyendo en las demás cohortes.
Respecto del estado civil, los resultados fueron positivos y significativos para la muestra general y para las cohortes 1 y 2. Para la cohorte de 50-65 años los resultados no fueron significativos.
Los coeficientes fueron mayores para la segunda cohorte (0.25) seguida por la muestra general y la segunda cohorte con 0.18 y 0.16 respectivamente. La interpretación económica de este resultado es que los que se encuentran casados o en unión libre tienen, en promedio, una mayor probabilidad de estar ocupado.
Este resultado es parcial, ya que no se cumple para el segmento 50-65 años.
Con relación al nivel educativo, solo la educación universitaria fue positiva y significativa para la muestra general y para todas las cohortes. Los coeficientes, así como los efectos marginales fueron mayores para la segunda cohorte y la muestra general. La cohorte de 50-65 años es la que tiene el coeficiente menor, así como el efecto marginal.
La interpretación económica de estos resultados es:
En términos generales, la probabilidad de estar empleado debe ser mayor a medida que las personas alcanzan un mayor nivel educativo. Pero, solo el nivel universitario asegura tener un empleo debido a que se ha demostrado la existencia de retornos a la educación en el mercado laboral dominicano8.
En el segmento poblacional 15-29 años es donde se encuentran las personas que, en promedio, tienen menores niveles educativos.
Por tal razón el coeficiente y el efecto marginal en esta cohorte es menor que la de la muestra general y la de la cohorte de 30-49 años.
En la cohorte de 30-49 años es donde se encuentran las personas que tienen, en promedio, mayor cantidad de personas con estudios universitarios y post-universitarios. Debido a esto, es de esperarse que la probabilidad de estar ocupado sea mayor en esta cohorte.
En el segmento poblacional de 50-65 años se encuentran las personas que, en promedio, han permanecido mayor tiempo en el mercado de trabajo. Una parte de ello(a)s estaría dentro de la edad de retiro establecida en la Ley de Seguridad Social. Es esperable que para esta cohorte la probabilidad de estar ocupado sea menor.
RESULTADOS POR REGIONES DE DESARROLLO
La tabla N.º 2 reporta los resultados de las cuatro regresiones realizadas comparando los efectos marginales para la muestra general y las tres cohortes seleccionadas para las regiones de desarrollo.
Respecto del territorio, los resultados fueron negativos y significativos para las regiones Cibao Nordeste9, Cibao Norte10, Cibao Sur11, Valdesia12, El Valle13 y Yuma14 para la muestra general. Los coeficientes y los efectos marginales fueron los siguientes: Cibao Nordeste (-0.18, -0.03); Cibao Norte (-0.11, -0.02); Cibao Sur (-0.25, -0.045); Valdesia (-0.08, -0.015), El Valle (-0.20, -0.037); y Yuma (-0.15, -0.029) respectivamente.
La interpretación económica de estos resultados es que quienes trabajan en las regiones antes mencionadas tienen, en promedio, una probabilidad menor de estar ocupados que quienes lo hacen en la región Ozama o Metropolitana.
En el Cibao Nordeste existe un 18% probabilidad menor de estar ocupados que en la región Metropolitana. En el Cibao Norte, es un 11% menor. En el Cibao Sur, 20% menor. En Valdesia, El Valle y Yuma 7.8%, 20% y 16% respectivamente.
Con excepción de la región Cibao Norte, los resultados fueron negativos y significativos solo para la cohorte de 15-29 años. En esta región la cohorte de 50-65 años resultó también negativa y significativa.
La interpretación económica de estos resultados es que los jóvenes entre 15-29 años que trabajan en las regiones antes mencionadas tienen, en promedio, una probabilidad menor de estar ocupados que su mismo grupo etario en la región Ozama o Metropolitana.
En conclusión, los jóvenes son los más perjudicados en las regiones de desarrollo respecto de la desocupación. A nivel territorial, los jóvenes tienen menor probabilidad de estar ocupados que los demás grupos etarios.
La única excepción es la región Cibao Norte donde la cohorte de 50-65 años el coeficiente de desocupación resulto significativo y mayor que el de la cohorte de 15-29 años.
Sin embargo, es difícil establecer diferencias claras entre la primera y la última cohorte debido a que dentro el grupo etario de 50-65 años hay mujeres cuya edad de retiro según la Ley de Seguridad Social estable es 60 años.
Por tal razón, no podemos establecer si el coeficiente está afectado por la cantidad de mujeres que están en edad pasiva, laboralmente hablando, o las que se encuentran desocupadas.
El empleo formal
La tabla N.º 3 reporta los resultados de las cuatro regresiones realizadas para determinar la probabilidad de ocupación en el sector formal comparando los efectos marginales para la muestra general y las tres cohortes seleccionadas.
La variable edad resultó positiva y significativa para la muestra general y todas las cohortes evaluadas. Para el grupo etario de 15-29 años el coeficiente fue mayor, así como el efecto marginal (0.24;
0.012) seguido por la cohorte de 30-49 años (0.019; 0.006). En última cohorte el efecto marginal fue negativo. La interpretación económica es que a medida que se incrementa la edad la probabilidad de tener un empleo formal va disminuyendo debido, entre otros, a las características de la oferta laboral y las restricciones regulatorias que existen en dicho sector.
Respecto de la zona de residencia, los resultados fueron negativos y significativos para la muestra general y todas las cohortes. Este resultado era esperable debido a la alta concentración del empleo formal en las zonas urbanas especialmente en las provincias del Distrito Nacional, Santo Domingo y Santiago.
Los coeficientes para las cohortes 15-29 y 50-65 años fueron casi iguales. Sin embargo, los efectos marginales fueron ligeramente mayores para la primera cohorte.
La interpretación de estos resultados es que los jóvenes que residen en la zona urbana tienen, en promedio, una menor probabilidad de estar empleados en el sector formal respecto de los demás grupos etarios.
En relación al género, los resultados fueron negativos y significativos tanto en la muestra general como en todas las cohortes debido a la brecha de género que existe en el mercado laboral dominicano.
Sin embargo, la brecha de género es distinta entre las cohortes. La brecha es mayor en la cohorte 15-29 años (-0.34, -0.045). Le sigue la cohorte 50-65 años (-0.14, -0.092) y, por último, la de 30-49 años (-0.12, -0.074).
La interpretación económica de estos resultados es que las jóvenes entre 15-29 años tienen menor probabilidad de estar empleadas en el sector formal que los demás grupos etarios. Es decir, las jóvenes tienen menos probabilidades de trabajar en el sector formal que el resto de las mujeres que están dentro de la población económicamente activa.
Por otra parte, la variable jefe/a de hogar no resultó significativa para tener un empleo en el sector formal.
En relación al estado civil, los resultados fueron positivos y significativos solo para la muestra general y la cohorte de 30-49 años. Los que están casados o en unión libre tienen, en promedio, una probabilidad de estar empleados en el sector formal, especialmente los que se encuentran en el grupo etario de 30-49 años.
Respecto del nivel educativo, para la muestra general los resultados fueron positivos y significativos, con excepción de la educación primaria. El coeficiente y efecto marginal fueron mayores para la educación universitaria (0.94; 0.47), seguida por la educación técnicasecundaria (0.46; 0.15).
Los coeficientes para la educación técnica-secundaria resultaron positivos y significativos para las cohortes 15-29 y 30-49 años, aunque casi iguales. Sin embargo, los efectos marginales fueron mayores para la segunda cohorte. Esto significa que los jóvenes con educación técnica-secundaria tienen menor probabilidad de tener un empleo en el sector formal que los que están en el grupo etario de 30-49 años, pero superiores a los de la cohorte de 50-65 años.
Los coeficientes para la educación universitaria fueron positivos y significativos para todas las cohortes siendo mayores para la de 30-49 años. Le siguen la primera y tercera cohorte.
La interpretación económica de estos resultados es la siguiente:
A mayor nivel educativo, mayor es la probabilidad de estar ocupado en el sector formal para la muestra general y todas las cohortes. Estos resultados son consistentes con la existencia de retornos a la educación en el mercado laboral dominicano.
En términos generales, quienes poseen un empleo formal tienen a un mayor nivel de ingreso considerando el salario trece, seguros de riesgos laborales y salud, así como un potencial plan de retiro.
La educación primaria no garantiza el acceso a un empleo formal.
Los miembros de la cohorte 15-29 años tienen menor probabilidad de tener un empleo formal aunque tengan educación técnica-secundaria o universitaria. Este resultado podría estar explicado por las preferencias empresariales de contratar personas con experiencia laboral. Una de las características más relevantes en las ofertas de empleo que publican los empresarios en los medios de comunicación es el requerimiento de experiencia laboral15.
Otra variable que podría explicar este fenómeno es el costo laboral que enfrentan los empresarios en el sector formal. Despedir trabajadores con varios años laborando en la empresa por otros más jóvenes implica pagar altas prestaciones laborales establecidas en la legislación vigente.
Para medianas y pequeñas empresas despedir trabajadores podría afectar su capital de trabajo. Dado lo anterior, la decisión de los empresarios respecto de contratar personas con mayor nivel educativo para incrementar la productividad podría estar supeditada al costo laboral que implica dicha medida.
La rotación laboral parece tener un costo que algunas empresas no pueden asumir. A nivel agregado, esto podría estar afectando la competitividad sistémica del país.
Por tal razón, este hallazgo podría motivar una discusión más profunda respecto de la necesidad de revisar y/o adecuar la regulación laboral existente, respetando los derechos adquiridos de los trabajadores.
RESULTADOS POR REGIONES DE DESARROLLO
La tabla N.º 4 reporta los resultados de las cuatro regresiones realizadas comparando los efectos marginales para la muestra general y las tres cohortes seleccionadas para las regiones de desarrollo.
Con relación al territorio, los resultados fueron negativos y significativos para todas las regiones Cibao Nordeste, Cibao Sur, Valdesia, El Valle, Enriquillo y Yuma. Este resultado es esperable debido a la alta concentración del empleo formal que existe en la región Ozama o Metropolitana.
Cabe resaltar que el empleo formal está concentrado en las provincias Distrito Nacional, Santo Domingo Santiago y San Cristóbal. De acuerdo con la Superintendencia de Pensiones, a diciembre de 2011 solo en el Distrito Nacional estaba concentrado más del 20% de los cotizantes del sistema16.
Los coeficientes para las regiones de la muestra general fueron los siguientes: Cibao Nordeste (-0.40; -0.12), Cibao Sur (-0.15; -0.05), Valdesia (-0.18; -0.06), El Valle (-0.37;-0.11), Enriquillo (-0.35; -0.11) y Yuma (-0.11; 0.04).
Con excepción de Valdesia, los resultados fueron negativamente mayores para la cohorte de 15-29 años que para los demás grupos etarios en las regiones anteriormente citadas.
En términos económicos, lo anterior significa que la cohorte 15-29 años tiene, en promedio, una menor probabilidad de ocupación en el sector formal en todas las regiones de desarrollo analizadas.
Este resultado podría estar generando problemas de pobreza y exclusión social en el segmento poblacional de 15-29 años.
Juventud y empleo
La tabla N.º 5 compara los resultados de las regresiones realizadas para la muestra general y la cohorte de 15-29 años.
Al comparar los resultados de la muestra general con los de la cohorte 15-29 años se observan las marcadas diferencias en los valores de las variables analizadas.
Con relación a la edad, los coeficientes así como los efectos marginales son mayores para la cohorte 15-29 años que para la muestra general tanto para la probabilidad de ocupación y de empleo formal.
Los jóvenes que residen en la zona urbana tienen mayor probabilidad de tener un empleo formal (24.56% > 22.59%).
Respecto del género, en la juventud es donde existe la mayor brecha de ocupación entre hombres y mujeres para la ocupación (75.29% > 68.05%). Para el empleo formal, la brecha es aún mayor (34.29% > 24.07%).
Los jefe/as de hogar entre 15-29 años tienen una mayor probabilidad de estar ocupados (52.26% > 39.86%).
Los jóvenes que están casados o en unión libre, tienen, en promedio, una menor probabilidad de estar ocupados (15.90% 17.76%). Sin embargo, no es una variable relevante para evaluar la probabilidad de tener un empleo formal en este grupo etario, aunque si para la muestra completa.
Es decir, los jóvenes que están casados o en unión libre tienen una mayor probabilidad de trabajar en el sector informal.
Respecto del nivel educativo las comparaciones arrojan lo siguiente:
Los jóvenes con educación secundaria o técnica tienen, en promedio, una mayor probabilidad de estar ocupados en el sector formal (56.77% > 46.29%).
Los jóvenes con educación universitaria tienen una menor probabilidad de estar ocupados (25.37% < 34.88%). También una menor probabilidad de estar ocupados en el sector formal (93.60% < 91.87%). Este resultado podría estar explicado por las preferencias empresariales de contratar personas con experiencia laboral.
Con relación al territorio, las comparaciones por región de desarrollo establecían, por diferencia, la probabilidad de ocupación en relación a la región Ozama o Metropolitana.
En Cibao Nordeste, las diferencias entre las probabilidad de estar ocupado respecto de la región Metropolitana fueron mayores para los jóvenes entre 15-29 años (27.90% > 17.72%). Esto significa que la probabilidad de ocupación en esta región de desarrollo es menor para los jóvenes que para los demás grupos etarios.
En Cibao Norte, las diferencias fueron menores para los jóvenes entre 15-29 años (13.52%>10.61%). La diferencia en la probabilidad de ocupación en esta región es menor que en las demás, pero mayor para los jóvenes.
En Cibao Sur, las diferencias fueron mayores para los jóvenes (37.82% > 25.46%). La probabilidad de ocupación para los jóvenes es sustancialmente menor para los más jóvenes.
En Valdesia, el Valle y Yuma las diferencias en la ocupación respecto de la región Metropolitana u Ozama son igualmente mayores para los jóvenes que para la muestra general.
Sin embargo, donde la situación laboral para los jóvenes alcanza niveles alarmantes, en términos territoriales, es cuando se establecen las diferencias en la probabilidad de ocupación en el sector formal.
En las seis regiones de desarrollo donde fue posible comparar, las diferencias en la probabilidad de estar ocupados respecto de la región Ozama o Metropolitana: con excepción de Cibao Sur, las diferencias fueron mayores para los jóvenes en todos los casos.
Este resultado podría estar explicado parcialmente por la concentración del trabajo formal en cuatro provincias. Sin embargo, las diferencias de ocupación son disímiles entre regiones de desarrollo.
En las regiones Enriquillo y El Valle las diferencias ocupacionales son significativamente mayores que en las demás (>20%). Las provincias que forman esta región de desarrollo son mayormente agrícolas. Cualquier política para mejorar la inserción laboral en los jóvenes debe pasar por un relanzamiento del sector agrícola en la región.
En las demás regiones, las diferencias son menores a 10%. Las actividades económicas que se desarrollan en estas regiones de desarrollo son principalmente agrícolas, ensamblaje (zonas francas) y minería.
Las políticas de apoyo al empleo juvenil deben tener en cuenta la capacidad de expansión de estos sectores productivos.
De no tomar medidas urgentes se podrían seguir generando problemas de pobreza y exclusión social en la población juvenil.
De acuerdo a la Encuesta de Fuerza de Trabajo del Banco Central (ENFT), en el 2011 había 394,756 jóvenes entre 15-29 años que no tenían empleo. Esto es equivalente al 58.3% del total de personas desocupadas.
Guzmán y Cruz (2010) plantean que: “la dificultad de conseguir un primer empleo es realmente apremiante”.
Estudios realizados por el Ministerio de Trabajo para identificar las necesidades de capacitación de jóvenes entre 15-29 años en condición de vulnerabilidad17, evidencian diferentes dificultades de este grupo poblacional para conseguir empleo, entre los que destacan: exigencia de niveles académicos que no poseen, incluyendo el ser bachilleres; no tienen documentación legal completa; la exigencia de buena presencia en cuanto a vestimenta, tener referencias personales, presentar un currículo, saber computadora, papel de buena conducta.
Otro indicador de preocupación en la población joven de 15-29 años es aquella que no trabaja ni estudia (los Ni-Ni), convirtiéndose en un grupo socialmente vulnerable. Para 2011, Latinobarómetro estimó que 34% de los jóvenes dominicanos no trabajaba ni estudiaba.
v. Conclusiones
Al igual como lo han evidenciado investigaciones previas, en el mercado laboral dominicano no se están generando empleos suficientes para absorber la creciente población económicamente activa. Los grupos más afectados son los jóvenes y las mujeres18.
Con relación a la edad, los coeficientes así como los efectos marginales son mayores para la cohorte 15-29 años que para la muestra general tanto para la probabilidad de ocupación como para empleo formal.
Los jóvenes que residen en la zona urbana tienen mayor probabilidad de tener un empleo formal (24.56% >22.59%).
Respecto del género, en la juventud es donde existe la mayor brecha de ocupación entre hombres y mujeres para la ocupación (75.29% > 68.05%). Para el empleo formal, la brecha es aún mayor (34.29% > 24.07%).
Los jefe/as de hogar entre 15-29 años tienen una mayor probabilidad de estar ocupados (52.26% > 39.86%).
Los jóvenes que están casados o en unión libre, tienen, en promedio, una menor probabilidad de estar ocupados (15.90% 17.76%). Sin embargo, no es una variable relevante para evaluar la probabilidad de tener un empleo formal en este grupo etario, aunque si para la muestra completa.
Los jóvenes con educación secundaria o técnica tienen, en promedio, una mayor probabilidad de estar ocupados en el sector formal (56.77% > 46.29%).
Los jóvenes con educación universitaria tienen una menor probabilidad de estar ocupados (25.37% < 34.88%). También una menor probabilidad de estar ocupados en el sector formal (93.60% < 91.87%). Este resultado podría estar explicado por las preferencias empresariales de contratar personas con experiencia laboral.
En Cibao Nordeste, las diferencias entre las probabilidad de estar ocupado respecto de la región Metropolitana fueron mayores para los jóvenes entre 15-29 años (27.90% > 17.72%). Esto significa que la probabilidad de ocupación en esta región de desarrollo es menor para los jóvenes que para los demás grupos etarios.
En Cibao Norte, las diferencias fueron menores para los jóvenes entre 15-29 años (13.52%>10.61%). La diferencia en la probabilidad de ocupación en esta región es menor que en las demás, pero mayor para los jóvenes.
En Cibao Sur, las diferencias fueron mayores para los jóvenes (37.82% > 25.46%). La probabilidad de ocupación para los jóvenes es sustancialmente menor para los más jóvenes.
Donde la situación laboral para los jóvenes alcanza niveles alarmantes, en términos territoriales, es cuando se establecen las diferencias en la probabilidad de ocupación en el sector formal.
En las seis regiones de desarrollo donde fue posible comparar, las diferencias en la probabilidad de estar ocupados respecto de la región Ozama o Metropolitana: con excepción de Cibao Sur, las diferencias fueron mayores para los jóvenes en todos los casos.
En la regiones Enriquillo y El Valle las diferencias ocupacionales son significativamente mayores que en las demás (>20%). En las demás regiones, las diferencias son menores a 10%.
Notas
- La diferencia entre la población en edad de trabajar (PET) y la población económicamente activa (PEA) es la población inactiva.
- SEEPYD, BANCENTRAL y BANCO MUNDIAL (2007): La informalidad en el mercado laboral urbano de la República Dominicana
- Este estudio tomó como base la ENFT del Banco Central entre 2000-2012.
- Este término es el equivalente al acrónimo en inglés NEET que proviene de la expresión Not in employment, education or training utilizada por primera vez por el gobierno británico para definir las características respecto de la pobreza y exclusión social de los jóvenes ingleses.
- Becker, G. (1962). “Investment in human capital: A theoretical analysis”. The Journal of Political Economy, Vol. 70, No. 5, Part 2: Investment in human beings, pp. 9-49.
- Históricamente, las tasas de ocupación masculina han sido superiores a la femenina. De acuerdo con el Panorama Laboral de la OIT 2011, la tasa de ocupación en el país era en general de 48%. Con 62.1% para los hombres y 34% para las mujeres.
- De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2007, realizada la Oficina Nacional de Estadística, en el país hay 325 mil trabajadores domésticos de los cuales cerca de un 85% son mujeres.
- Guzmán y Lizardo (2002), BID y Banco Mundial (2007) y Fuentes y Villanueva (2007).
- 9 Esta región comprende las provincias: Duarte, María Trinidad Sánchez, Hermanas Mirabal y Samaná.
- Esta región comprende las provincias: Espaillat, Puerto Plata y Santiago.
- Esta región comprende las provincias: La Vega, Sánchez Ramírez y Monseñor Nouel.
- Esta región comprende las provincias: San Cristóbal, Peravia, Monte Plata y San José de Ocoa.
- Esta región comprende las provincias: Azua, Elías Piña y San Juan.
- Esta región comprende las provincias: El Seybo, La Altagracia y La Romana.
- En promedio, se exigen cinco años de experiencia en las ofertas de trabajo que publican empresas nacionales y extranjeras en los medios de comunicación.
- SIPEN (2011): Boletín Trimestral Diciembre. Superintendencia de Pensiones. Enero 2012. Recuperado de http://sipen.gov.do/images/docs/boletin_trimestral/Boletin34_Sipen.pdf.
- Programa Juventud y Empleo. Observatorio del Mercado Laboral Dominicano (OMLAB): Para este programa la vulnerabilidad significa ser excluido del sistema formal de educación o de bajo nivel educativo; estar desempleado, inactivo o ser trabajador del sector informal de la economía; ser jefa de hogar o madre soltera.
- Guzmán y Cruz, 2010. Empleos, salarios y seguridad social: en el tránsito de la crisis a la recuperación. Santo Domingo, D. N. y PNUD, 2010. Política social, Capacidades y Derechos. Volumen ii. Santo Domingo, D. N.
vi. Recomendaciones
1. El Ministerio de Trabajo debe ampliar y consolidar los mecanismos de promoción y el sistema de intermediación laboral existente. Esto permitiría facilitar la incorporación laboral de la juventud dominicana, ayudando a conectar de forma eficaz la oferta y la demanda laboral. Por su naturaleza, el mercado laboral tiene fuertes asimetrías de información. Esto significa que la oferta laboral no necesariamente es conocida por los trabajadores (demanda laboral). Muchas veces, los empresarios no tienen acceso a información relevante respecto de los recursos humanos que hay disponibles en el mercado y terminan contratando trabajadores que cumplen solo parcialmente sus requerimientos.
2. Motivar una discusión más profunda respecto de la necesidad de revisar y /o adecuar la regulación laboral existente, con el objetivo de permitir una mayor flexibilidad laboral respetando los derechos adquiridos de los trabajadores. 3. Creación de un fondo solidario para que las pequeñas y medianas empresas tengan la opción de cambiar su nómina laboral, cumpliendo con los derechos adquiridos por los trabajadores, sin poner en riesgo su capital de trabajo. Actualmente, para pequeñas y medianas empresas es difícil cambiar su nómina de trabajadores sin afectar su capital de trabajo. Por lo tanto, la decisión de contratar personas con mayor nivel educativo para incrementar la productividad podría estar supeditada al costo laboral que implica dicha medida.
4. Establecer incentivos a los empresarios para que puedan contratar jóvenes que están buscando su primer empleo y enfrentan mayores barreras de integración (hombres y mujeres con discapacidad y/o en condiciones de vulnerabilidad).
5. Publicar y actualizar la información laboral para mejorar el conocimiento de las características de la oferta laboral en las regiones de desarrollo, así como las diferencias de oportunidades de empleo que existen.
6. Expandir y diversificar a nivel regional los servicios de asistencia en la búsqueda de empleo, colocación laboral (mediante las Oficinas Territoriales de Empleo, Bolsa Electrónica de Empleo y servicios móviles de empleo) y orientación ocupacional que actualmente ofrece el Programa Juventud y Empleo del Ministerio de Trabajo.
7. Promover alianzas para fortalecer y expandir el proceso de articulación iniciado entre el Ministerio de Trabajo con sector privado, gobiernos locales, instituciones públicas, con organizaciones privadas sin fines de lucro, con institutos de educación superior y otras organizaciones que realizan labores de capacitación e intermediación laboral.
8. Difundir a través de las redes de organizaciones juveniles, redes sociales, gobiernos locales, medios de comunicación masivos, entre otros, los servicios de intermediación laboral que ofrece el Ministerio de Trabajo.
9. Fortalecer el Ministerio de trabajo en su rol de regulador y proveedor de información, estableciendo sistemas de información pública para evaluar continuamente la oferta y demanda de empleo.
10. Fortalecer el Observatorio del Mercado Laboral Dominicano (OMLAD) para que continúe realizando investigaciones pertinentes que permitan conocer las tendencias de la participación de la juventud en el mercado laboral.
11. Diversificar y adecuar la oferta técnica y profesional respecto de la zona de residencia de las personas, tomando en cuenta las características del mercado laboral y las potenciales actividades productivas a desarrollarse.
12. Estimular el desarrollo de sectores productivos no tradicionales tomando en cuenta el encadenamiento al mercado de exportaciones con alto potencial y que tengan alto impacto en el desarrollo de actividades para hombres y mujeres.
13. Diversificar, en términos territoriales, la inversión en infraestructura pública en función de las necesidades de las regiones de desarrollo. Esto con el objetivo de absorber parte de la demanda de trabajo, especialmente en el sector juvenil.
14. Promover la innovación de productos y servicios, así como nuevas tecnologías de producción a través de programas de investigación estudiantil en institutos tecnológicos y universidades del país.
15. Desarrollar en la zona rural actividades productivas no agropecuaria donde se incentive la participación del segmento poblacional más joven, especialmente en las regiones Enriquillo y El Valle.
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Fabricio Gómez M., M. Sc.
Fabricio Gómez Mazara, profesional de la economía y las finanzas, catedrático e investigador. Especialista en economía de la regulación. Ha sido consultor de organismos internacionales como el BID y PNUD. Gerente de Concesiones y Licencias del INDOTEL (2000-2004). Miembro del Equipo Negociador para el DR-CAFTA. Director de la Carrera de Economía del INTEC (2006-2010).
Publicaciones más recientes:
Coautor del capítulo Seguridad Social y Asistencia Social del Informe Política Social: Capacidades y Derechos. Análisis y propuestas de Políticas Sociales en República Dominicana. Volumen ii, PNUD (2010).
Coautor del Reporte mensual sobre Economía Política en República Dominicana para la Global Source Partners a través del Grupo de Consultoría Pareto. Actualidad.
Email: fabriciogm13@gmail.com