Introducción
Este trabajo consta de tres momentos metodológicos:
Primero la realización de grupos focales en diez sesiones con la participación de 8 a 10 maestros en cada una con la intención de extraer la conceptualización que estos tenían sobre valores y metodologías de transmisión y/o construcción.
Un segundo momento consistió en la aplicación de 127 entrevistas a igual número de docentes.
En el último momento se realizó una fase observacional en las aulas hechas a 127 docentes.
La investigación tuvo lugar en escuelas y colegios del Distrito 15-03 de la ciudad de Santo Domingo.
El propósito de este estudio se inclina a que los resultados obtenidos se constituyan en un aporte a la comunidad educativa, y que motive a la realización de nuevas investigaciones que arrojen luz acerca de la conceptualización de los valores que tienen los docentes y a las estrategias de transmisión y/o construcción.
Formulación del problema
El propósito principal del desarrollo curricular es la construcción del ser humano a través del proceso enseñanza-aprendizaje para mejorar su calidad de vida. Esto nos lleva a un punto nodal en la práctica educativa: el desafío de formar sujetos críticos, autónomos y democráticos. Para ello es necesario observar los valores que se presentan en el currículo y la transmisión y/o construcción de los mismos para contribuir con un paradigma educativo que posibilite la construcción de nuevas utopías educativas.
La preocupación que tenemos sobre la práctica docente nos lleva a dilucidar este problema, tomando en cuenta la influencia que tiene el/la docente en la formación humana de los sujetos y la transmisión que hace en el proceso de enseñanza-aprendizaje de los valores y las actitudes a imitar por los estudiantes.
A pesar de los esfuerzos realizados en la capacitación de maestros/as, programas de profesionalización y actualización, todavía se presentan modelos educativos ahistóricos y descentralizados frente al cambio docente.
Siendo la formación en valores un tema pendiente, nos proponemos investigar el concepto de valor, que manejan los maestros, así como las estrategias utilizadas por éstos en la transmisión y/o construcción de valores.
En ese sentido nuestras interrogantes son: ¿Qué conceptualización de valores tienen los docentes? ¿Qué estrategias utilizan en la transmisión y/o construcción de los mismos? ¿Qué entienden por actitudes? ¿Qué relación establecen entre valor y actitud? ¿Cómo lasifican los valores? ¿Qué jerarquización y escala de valores asumen? ¿Está la transmisión de valores presente en la práctica como un eje transversal?
Antecedentes
La relevancia que adquiere el tema de los valores en educación se observa a partir de la puesta en práctica de proyectos como “Vivamos la democracia”, desarrollada por la central de servicios pedagógicos en los Bajos de Haina, en San Cristóbal (RD) en los años 19961999. En esta propuesta coordinada por Cheila Valera se involucró a alumnos/as, padres, madres y docentes, estableciendo la relación entre la comunidad educativa y social, la cual tenía como finalidad propiciar la gestión democrática en las escuelas, obedeciendo a la inquietud de los maestros/as sobre la formación docente. Todo este proceso se desarrolla de acuerdo a la reforma educativa amparada en la nueva ley orgánica de educación de 1997.
Otro trabajo importante puesto en marcha y coordinado por Edmundo Morel es el de EDUCA y titulado “Proyecto de educación preescolar no formal y participación intersectorial comunitaria en los municipios de Haina y Los Alcarrizos conjuntamente con las comunidades, la Secretaría de Educación y el Cuerpo de Paz, con el involucramiento de facilitadoras (jóvenes de la comunidad), las familias constituidas en comités de apoyo, 1996-2000”.
A nivel del Colegio Babeque podemos decir que tienen un programa de valores con el apoyo del PID en 1998 y “ Yo tengo valor de EDUCA”, en el año 2000, con Rosalina Perdomo dirigiéndolo.
También en Bio-INTEC se presentó el trabajo de Engels Vicioso y Olga Quezada titulado: “Identificación de valores académicos en los estudiantes de INTEC, Marzo 2000”, acerca del cómo los estudiantes perciben y asumen las enseñanzas de las diversas asignaturas en su paso por la universidad.
Así mismo se han realizado una serie de investigaciones sobre el tema, y la sistematización de algunos trabajos que muestran la preocupación por el tema de los valores, en un mundo cambiante y en crisis a todos los niveles de la vida humana y esta temática también es vieja y la conocemos desde los antiguos griegos; y hoy adquiere mayor importancia y se reafirma el concepto de valor, así como la teoría de los valores en esta sociedad moderna, donde se debe trabajar en la educación del ser y no en tener, para en el proceso de construcción de los sujetos alcanzar valores como la autonomía, la democracia y la criticidad.
Objetivos
Objetivo General:
Evaluar y analizar el concepto de valor, así como las estrategias que utilizan los docentes en el proceso de construcción y/o transmisión de los mismos.
Objetivos Específicos:
- Identificar los valores principales de los maestros.
- Precisar la clasificación de los valores que presentan.
- Conocer la jerarquización de valores de los docentes.
- Definir el concepto de actitud que ellos manejan.
- Puntualizar la relación entre valor y actitud que ellos poseen.
- Establecer el conocimiento que tienen los educadores acerca de los valores del Curriculum.
- Delimitar las estrategias pedagógicas que utilizan los maestros en el proceso de transmisión y/o construcción de valores.
Justificación
Hoy día ha surgido un gran interés acerca de la importancia de los valores, por lo que se han realizado varias investigaciones al respecto, y se han sistematizado trabajos que muestran preocupación por dicho tema, en un mundo cambiante y en crisis a todos los niveles de la vida humana. Desde los antiguos griegos, esta temática ha despertado la curiosidad de los estudiosos pero hoy adquiere mayor importancia y se reafirma el concepto de valor y la teoría de valores en esta sociedad moderna, por lo que es prioritario trabajar en la educación del ser y no en el tener, a fin de que los sujetos logren desenvolverse respetando los valores humanos, sociales y morales
La crisis de valores que se vive hoy en nuestros días nos lleva a observar la educación en valores planteada en el currículo dominicano a través de los ejes transversales, en la práctica educativa y a estudiar las estrategias que los docentes utilizan para la transmisión y/o construcción de los mismos. Además, es importante establecer el concepto de valores que manejan los maestros.
Entendemos que el tema es relevante dadas algunas evidencias de que en la cultura dominicana hay rasgos de autoritarismo. Por otra parte, las respuestas deficitarias en los temas axiológicos a todos los niveles y la baja calificación del magisterio, entre otras, exigen una contribución a la formación humana de los sujetos que constituyen el entorno educativo.
Pensamos en la importancia que tendría la significación de la formación en valores según el currículo para el desarrollo de la educación en la República dominicana. Estudiaremos el comportamiento de las variables que inciden en el problema objeto de estudio.
Hay bastante bibliografía sobre el tema de los valores en la problemática educativa, pero no se cuenta con el diseño de un instrumento que posibilite medir cualitativamente este proceso. Por lo tanto, se ha diseñado un instrumental que permite la obtención de datos acerca de cómo se desarrolla en la realidad dominicana este proceso.
Nos proponemos identificar un problema y aportar al conocimiento para avanzar en el tema y contribuir a enriquecer el debate en lo que a formación de valores se refiere, a partir de los resultados de éste estudio.
Marco metodológico
La investigación se diseñó con un carácter exploratorio-descriptivo y de naturaleza cuali-cuantitativa. El objetivo de la misma consiste en explorar y describir cómo los valores y estrategias son manejados por los maestros, es decir, estudiar la especificidad de las características importantes de los valores en este grupo social.
La muestra seleccionada es intencional. El estudio se realizó en aquellos centros que presentan características similares y cuyos directores manifiesten su interés en colaborar en el mismo. Por razones de economía y tiempo se limitó a aquellos centros cuya característica principal es la cercanía, otro motivo lo constituye el contacto establecido con los directivos de los centros escolares. Las escuelas y colegios pertenecen a la Regional 15-03 de Educación
El primer paso metodológico consistió en la saturación bibliográfica del tema con la finalidad de sustentar la parte teórica del mismo. El segundo paso se fundamentó en la aplicación de las técnicas para la obtención de información. Estas fueron sesiones de grupos focales, entrevistas y práctica observacional.
Para aproximarnos a la realidad hemos trabajado con grupos focales para lo cual hemos elaborado una guía con los temas relevantes del trabajo de investigación. Se ha aplicado un cuestionario a maestros de escuelas públicas y privadas y, además, se ha realizado una práctica observacional dentro de las aulas para percibir las estrategias que emplean los docentes en la transmisión y/o construcción de valores.
Antecedentes del mundo de los valores. Breve recorrido histórico
Hoy día ha surgido un creciente interés por los valores, tema vivo, palpitante y provocador. Un educador y un pensador conscientes no pueden desarrollar su labor al margen de lo que son los valores y la importancia que tienen en nuestras vidas, la necesidad de vivirlos para encauzarlos y colocarlos en el centro del quehacer educativo.
Es a finales del siglo XIX cuando surge la problemática acerca de la ética material de los valores, y se desarrolla a lo largo del primer tercio del siglo XX. El adentrarse en este tema implica no solamente el estudio de una nueva corriente filosófica, sino el abordaje de una cuestión que lleva una nueva reflexión. Aún cuando este tema fue tratado desde el idealismo y el empiricismo entendiendo que se presenta como una cuestión fundamental en la filosofía práctica.
Es importante reconocer que los valores como asunto teórico es un aporte al conocimiento en la vida social humana, constituyéndose en la guía de la conciencia del ser humano.
¿Qué son los valores? Es la cuestionante esencial de esta reflexión la cual implica en su respuesta varias posturas de diversos filósofos, bioeticista, educadores y personas interesadas en el tema actualmente.
Según Lotze citado por Frondizi (1987) “valor es lo que vale”.
Según Sartre (1994) “Los valores son ejes fundamentales por los que se orienta la vida humana y constituyen a su vez, la clave del comportamiento de las personas”.
María Ángeles Hernando (1997) plantea que una de las definiciones “más generalmente aceptada en las Ciencias Sociales considera a los valores como concepciones de lo deseable que inciden en el comportamiento selectivo”.
Milton Rokeach en su obra titulada “La naturaleza o valores humanos” (1973:24), sustenta: “Los valores son guías y determinantes de actitudes sociales e ideológicas, por una parte, y del comportamiento social por la otra”.
Según Marín Ibáñez: “Valor es todo lo que corresponde a las necesidades y tendencias del hombre”(1976).
Otra definición de valores es la que nos da Pascual Acosta (1992:11) “Los valores son ideales que actúan al modo de causas finales esto es: son por una parte, el motor que pone en marcha nuestra acción y, a la vez la meta que queremos alcanzar, una vez puestos los medios adecuados. Por lo tanto, los valores son finalidades y no medios y, por ello, estimables en sí mismos y no con vista a alguna otra cosa”.
Por lo que hemos visto, todas estas definiciones de los valores están indisolublemente ligadas a las creencias, a las actitudes y a las normas de conducta. Estos tres elementos tienen su fundamento en la cultura adquirida a través del proceso de socialización que hace del ser humano producto y productor de esa misma cultura.
Los valores constituyen un tema que se renueva cada vez sobre todo ante la crisis de valores que vive el mundo de hoy. Tienen su fundamentación en la filosofía y de su estudio se ocupa la axiología.
No existen por sí mismos, pues necesitan de una persona en quien descansar.
En El Nuevo Diccionario de Teología Moral (1992:1828), el concepto de valor designa la perfección o bien como lo deseable, lo preferible, lo normativo y lo anticipado. En consecuencia tanto puede ser una cualidad intrínseca al objeto, que produce en el sujeto respeto, admiración, estimulación, afecto, etc. De ahí vemos que esta definición quiere expresar una síntesis entre lo objetivo y lo subjetivo del concepto de valor. Conviene destacar que a todo valor le corresponde un contravalor, lo que expresa una dicotomía entre lo positivo y lo negativo, como por ejemplo: la felicidad, la infelicidad.
A partir de esto asumimos que el concepto de valor es una cualidad, a la cual se le asigna una significación personal y/o colectiva, desde el entorno familiar, social, ligados a la cultura.
Consideramos los valores como estructuras del conocimiento a través de los cuales una persona asume actitudes que le permiten elegir y realizar acciones de un modo determinado. Una función primordial de los valores consiste en que son patrones que constituyen una guía para la vida de los seres humanos.
La Axiología es la ciencia que estudia los valores, y el concepto axiológico de la palabra “Valor” es trabajado primeramente por Nietzsche, que es quien inicia de alguna manera la Filosofía de los Valores. Esto no quiere decir de ningún modo que la filosofía axiológica estuviera fuera de la Filosofía en sus comienzos. Desde las reflexiones de Platón, quien junto con Aristóteles, elabora escalas de valores, lo que más tarde desarrollan Locke, Hume, Spencer, Sartre y otros filósofos.
Consideramos que a pesar de esto, la cuestión del valor siempre ha sido el eje principal de toda la Filosofía.
El origen de la palabra “Valor” nos viene dado por la Ciencia de la Economía siendo utilizada por Adam Smith. Este término más adelante es retomado por Marx referido al valor de uso y al valor de cambio. Kant emplea el término valor, pero no en el contexto en que lo utilizamos hoy. De ahí la importancia de Nietzsche porque desarrolla las posibilidades de la idea de valor desde la Filosofía y en un contexto específico.
Básicamente, Nietzsche hace una crítica severa a los valores cristianos afirmando que son falsos valores y plantea la necesidad de que sean sustituidos por valores realmente humanos.
Según Nietzsche las denominadas virtudes cristianas tales como la humildad, la piedad, el perdón, el amor a los enemigos son productos de la debilidad y de la incapacidad de los hombres para asumir su defensa.
En realidad, lo que este filósofo alemán plantea hay que ubicarlo en lo que fue su contexto histórico y geográfico, puesto que la iglesia de entonces impedía con su dogmatismo la libertad del ser humano. A partir de esta idea, Nietzsche infiere que el mundo no es para lo débiles e incapaces sino para aquellos que son agresivos y capaces de imponerse por la fuerza a los demás. Para él “la moral de la los cristianos era una moral de esclavos”, y por tanto él plantea la necesidad de sustituir la moral de las virtudes por la moral del superhombre. (Quintana Cabanas, 1998:15)
El formalismo de la concepción axiológica nos lleva a dilucidar dos corrientes dentro del debate de los Valores:
a) El formalismo y la concepción axiológica.
Con el surgimiento del positivismo y del materialismo el mundo occidental experimenta un vacío espiritual, lo que provoca que Lotze determine que la idea del valor orientada hacia lo ideal. De él es la famosa frase “Los valores no son, sino que valen”, llevando a una disquisición entre el mundo del ser y el campo del valor. A partir de aquí, los valores quedan reducidos a un ámbito formal.
Para Lotze, los valores provienen del espíritu y su validez puede ser considerada como objetiva y absoluta, tales como la reflexión de Platón sobre este tema. Hay quienes consideran que por el aporte hecho por Lotze al formalismo axiológico, él es el verdadero padre de la Filosofía de los Valores, aunque más adelante, se supera este planteamiento cuando le atribuye un contenido más concreto al valor.
La Escuela de Baden propicia un movimiento de rescate de las ideas de Kant sobre el formalismo axiológico y al que se ha denominado neokantismo. El principal postulado de esta escuela estaba sustentado en que “el conocimiento verdadero no se rige por su concordancia con la realidad, sino por su correspondencia con las leyes del pensamiento, del mismo modo los valores no dependen de las cualidades de lo real, sino únicamente de los juicios de valor, los cuales no tienen una referencia a la objetividad”. (Quintana Cabanas, 1998:17)
b) Concepción material de los valores:
Para arribar a este punto, debemos decir que se supera la influencia de la concepción formalista Kantiana con el surgimiento de la concepción materialista de los valores de la cual se desprenden dos corrientes:
- La subjetivista: ésta afirma que el hombre es la fuente misma del valor, lo que significa que habrán tantos valores como valoraciones tengan los seres humanos, dependiendo de su ámbito cultural.
- La objetivista: ésta asume que los valores son por sí mismos y se insertan en el ser humano de manera ideal, independientemente de que éste los reconozca o no, con lo cual adquiere una visión absoluta de los valores, orientada hacia la espiritualidad.
En definitiva la mayoría de los expertos que trabajan la temática de los valores poseen una concepción materialista, pero dividida en relativos y absolutos. El desafío fundamental de la Axiología está en la opción por una u otra concepción lo cual lleva a visualizar de manera diferente los valores y su ejercicio en la cotidianidad.
En conclusión, el concepto de valor es utilizado en su sentido más estricto desde hace poco tiempo: un siglo.
Scheler, Hartmann, Frondizi y Lotze
Las diversas teorías acerca de los valores nos llevan a elegir cuatro autores fundamentales en el debate que se ha generado: Scheler,Hartmann, Frondizi y Lotze.
Los planteamientos del filósofo alemán Max Scheler forman parte de las doctrinas objetivistas contemporáneas en oposición al subjetivismo. Expone su teoría de la ética material de los valores y un apriorismo emotivo. Su ética no es empírica sino a priori. Admite la inmutabilidad de los valores, es decir, éstos no cambian, por tanto, son absolutos, relativo es el conocimiento que tenemos los seres humanos de aquellos. Rechaza la teoría de que valor es igual a placer.
De acuerdo con su punto de vista fenomenológico, en El Formalismo en la Ética y la Ética Material de los Valores (1913-1916:362), Max Scheler considera los valores:
“Como cualidades de un orden especial que no se identifica con las cosas, ni con lo bienes, ni con las conductas”.
Otro supuesto expuesto por Scheler es la independencia de los valores frente a los sujetos que lo poseen. Esto implica la subordinación de todos los valores a los valores personales. Entendiendo que éstos son superiores y son éticos y religiosos.
En esta misma línea Diego Gracia en su obra Fundamentos de Bioética (1989:365) dice además “… el reino de los valores se nos manifiesta como dotado a priori de un cierto orden o jerarquía, en virtud de la cual un valor es “más alto” o “más bajo”, es decir, “superior” o “inferior” a otro. Esta captación del rango de un valor acontece mediante un acto especial de conocimiento denominado “preferencia”. Así los valores más elevados son no sólo superiores sino “fundantes” de los inferiores”.
Otro elemento que aporta Scheler es la jerarquización de los valores y para ello elabora un modelo de la misma partiendo de una base teológica.
La respuesta crítica a los planteamientos de Nietzsche, la encontramos en Max Scheler(1992:67), también filosofo alemán dice “que la falsificación de los valores no tiene lugar en la conciencia, como en la mentira vulgar y corriente, sino en el camino que va de la vivencia a la conciencia, es decir, en nuestra facultad de representarnos las cosas y de sentir los valores”.
En la obra ya citada de Scheler, él establece la siguiente jerarquía, donde asume que todos los valores se subordinan a los valores personales:
De acuerdo con Scheler los valores personales son los superiores, es decir, los éticos y los religiosos, los cuales ofrecen el carácter de la solidaridad, porque aunque presentan un carácter individual no podemos observarlos, sino es en el “reino de las personas”, lo que significa descartar el individualismo, ya que la solidaridad es un valor colectivo y el ser humano sólo puede constituirse como tal con relación a las demás personas.
Como sabemos, en Filosofía el concepto de “formal” es opuesto al de “material” lo que significa contenido, o sea, lo que es objetivo. A pesar de que Scheler rescata la Filosofía Kantiana, se separa de él porque frente al “apriorismo formal de Kant”, Scheler asume el “apriorismo material” abordando el carácter material de los valores.
La jerarquía de los valores planteada por Scheler presenta una seria dificultad al explicarla como una tabla fija, negando la dialéctica, no se niega que haya un ordenamiento jerárquico, pero éste no se presenta de manera fija y absoluta. Scheler la elabora en base a su cultura occidental.
Otra concepción importante es la de Nicolai Hartmann quien en su obra Ética (1925) parte de las ideas de Scheler, pero hace una aportación interesante en cuanto a la conflictividad de los valores. Hartmann dice que existen dos clases de fundamentación de los valores: a) una que va de arriba a abajo, y b) otra que va de abajo a arriba. Esto lleva a plantear lo que él define como el “doble rostro de la moral”, ya que al referirse a la preferencia de Scheler, introduce una modificación, asumiendo no sólo realizar el valor superior, sino evitando el disvalor superior, dice Hartmann, que en ocasiones hay que rechazar el valor más alto y “preferir” el más urgente. Al hablar de los valores se refiere a valores morales porque se ubican en el plano moral.
Como vemos la teoría de la conflictividad de los valores presenta varias aristas pero observamos con Diego Gracia que el carácter siempre será “individual” e “intransferible”. Este conflicto influye en los valores abstractos y también en los concretos, pero su solución está supeditada a la voz de la conciencia individual de cada ser humano.
La trascendencia del valor para Hartmann (citado en Quintana Cabanas p.700) “ la libertad personal consiste en la capacidad de la persona de hacer o no hacer de un valor principal determinante de aceptarlo o de rechazarlo”. Es decir, el ser humano puede o no asumir los valores haciendo ejercicio de su autonomía. Pero por encima de esto está el “debe-ser” que sólo es intuido y estatuido por el ser humano, como principio, a través de su mediación y como administrador moral de ese debe-ser.
Risieri Frondizi (1972) es autor de uno de los textos considerado como clásico en relación a la teoría de los valores: ¿Qué son los valores? El elabora su teoría sobre la cualidad estructural del valor. Admite que una definición del valor es difícil dada la complejidad que presenta. Plantea la objetividad y subjetividad del valor y dice que no son excluyentes. El entiende la cualidad estructural como algo empírico, cuyas características son las propiedades que posee, que suman una totalidad y establecen una interdependencia entre los elementos que la componen.
Afirma que “Además de complejo, el valor es cambiante, pues depende de factores dinámicos” (p. 128) por lo que asumimos que el valor se va construyendo, no hay pérdida de valores, sino re-creación que está determinada por condiciones histórico-sociales y culturales concretas.
Otro elemento que aporta Frondizi es la bipolaridad de los valores presentando valor positivo y su correspondiente negativo aún cuando existen independientes uno del otro.
Expresa que “Los valores están, además, ordenados jerárquicamente, esto es, hay valores inferiores y superiores”, pero debemos observar que no son fijos. El dice que no hay que confundir jerarquía de valores con clasificación.
¿Qué son los valores?
Hay diversas acepciones acerca del concepto de valor pues es interpretado desde la filosofía. Algunos autores lo interpretan como bienes y otros como ideales.
La discusión se centra básicamente en la cuestión ideal y/o material que implica una subjetivización del valor marcada por la cultura y el aprendizaje obtenido por los sujetos a partir de la misma y la objetivación en cuanto a las normas sociales.
Según Risieri Frondizi (1995:17) “los valores no son cosas ni elementos de cosas, sino propiedades, cualidades sui generis, con una ordenación jerárquica que los clasifica en superiores e inferiores. Se consideran existencialmente apreciados y sentidos de acuerdo con principios éticos, antropológicos y pedagógicos.
Para poder entender el mundo de los valores tenemos que definir lo que es una actitud. Según Manuel Mendoza y Vince Napoli (1997:62) “…es una predisposición aprendida para actuar en una forma dada en una determinada situación”.
Clasificación de los valores
La clasificación de los valores en grupos se acostumbra a hacer tomando en consideración diversos criterios de acuerdo a la cosmovisión de cada autor. También conforme con la importancia vital de cada valor o de cada grupo de valores se suele establecer la jerarquía entre ellos.
Rickert y Münstenberg (1908) nos ofrecen una clasificación de los valores desde un esquema reduccionista, es decir, que estos valores no provienen de la realidad. Los clasifican en valores culturales y morales y establecen su relación con el mundo.
La clasificación más cuestionada en términos axiológicos es la correspondiente a los valores universales y particulares, debido a que estos últimos son cambiantes, pues responden a una época determinada, a un entorno cultural específico y/o a un contexto personal; todo esto marcado por las circunstancias. Un valor universal, por ejemplo, es el amor, mientras que como particular, podemos mencionar el valor de la virginidad.
Entre los diferentes autores que han trabajado el tema de los valores hemos observado que por lo general los clasifican como: humanos, filosóficos, económicos, sociales, morales, religiosos, culturales, individuales, intelectuales, estéticos, patrióticos, entre otros.
Sistemas de valores, escala y jerarquización
Hernando (1997) considera: “Desde la perspectiva de la Antropología cultural y sociológica, un sistema de valores es un conjunto de ideas y creencias propias de una sociedad que condiciona el comportamiento humano y el sistema de normas sociales”.
Se considera como sistema de valores la representación de los valores existentes de acuerdo con un orden determinado puesto que es propio de los mismos establecer ciertas relaciones lógicas entre ellos.
Los sistemas de valores se agrupan en familias, se coordinan y se subordinan tal como ocurre con los colores. Su número es ilimitado, por lo que sobrepasan la capacidad del ser humano para descubrirlos y asumirlos. Sin embargo, el ser humano como producto y hacedor de culturas crea sus propios valores, atendiendo a su dinámica personal y a la dialéctica de la sociedad.
De acuerdo a lo planteado por Ciriaco Izquierdo (1998:21): “El sistema de valores es un plan de apoyo y de ayuda para evaluar, resolver conflictos y tomar decisiones”.
Todos los seres humanos reaccionamos positiva o negativamente frente al sentido de las cosas, hecho que se relaciona con la percepción o estimación que tenemos de las mismas dependiendo del interés de la satisfacción o de la proyección personal. Esta función posibilita a la persona desarrollar la capacidad de descubrir nuevas relaciones significativas en el sentido de las cosas y alejarse de otras que han experimentado la pérdida de significación; estamos frente a lo que se denomina la bipolaridad de los valores, o sea, que a cada valor se opone un contravalor. Esto expresa la estructuración de los valores en una “escala de perfección entre los polos opuestos el positivo y el negativo.
El polo positivo se encuentra en el punto más alejado del nivel de indiferencia en línea de perfección. Y el polo negativo o punto máximo del contravalor, se sitúa en el extremo opuesto de la escala como suprema imperfección. Entre ambos se encuentra el punto cero que indica el grado de indiferencia absoluta de una cosa para determinado valor. Los objetos ideales, por ejemplo, no son bellos ni feos”. (González Alvarez, 1994:138).
La apreciación de cada valor se establece de manera cualitativa, puesto que los valores no son mensurables, son cualidades no reales, es decir, que no se pueden cuantificar ni medir, se estiman, e involucran la subjetividad de la persona en lo que se refiere a la apreciación establecida con relación al grado de valor que presenta una realidad específica.
OBJETIVIDAD. SUBJETIVIDAD. BIPOLARIDAD
Este tema ha sido introducido en el capitulo referente a la conceptualización del valor y las ideas expuestas por Frondizi
Frondizi (1977:26) se adentra en el estudio de los valores y los clasifica en objetivos y subjetivos. Él dice: “El valor será objetivo si existe independientemente de un sujeto y de una conciencia valorativa; a su vez, será subjetivo si debe su existencia, su sentido o su validez a reacciones, fisiológicas o psicológicas, del sujeto que valora”.
La objetividad de los valores ideales o superiores constituye el principal problema en cuanto se refiere a la naturaleza del valor, a fin de llegar a consideraciones que permitan un planteamiento claro y preciso de los fines y principios de la educación...Cuando se dice que los valores son objetivos, significa que existen en la realidad aún cuando no sean conocidos por el ser humano, cuando se habla de la subjetividad de los valores se entiende que éstos son creados por el individuo. Estos dos conceptos no son excluyentes, sino complementarios, porque cuando se agrega el elemento de “preferibilidad” a un objeto se le está atribuyendo una valoración que es subjetiva porque depende del juicio que las personas tengan del objeto observado.
Un rasgo característico del valor es que siempre se considera lo positivo y lo negativo, por ejemplo: lo bueno y lo malo; lo bello y lo feo; la lealtad y la deslealtad. Esta condición expresa la bipolaridad del valor, a partir de estructuras noéticas que posibilitan establecer la clasificación de los valores en dos polos y permiten el ordenamiento en una escala de los valores intermedios entre los dos extremos.
Se puede afirmar que existe una gama de matices que anula la bipolaridad pura y, por tanto implica que cada individuo tenga su propia escala de valores y, por ende establecerá su jerarquización en categorías relacionadas con sus necesidades y su entorno histórico‐cultural.
La discusión se centra básicamente en la cuestión ideal y/o material que implica una subjetivización del valor marcada por la cultura y el aprendizaje obtenido por los sujetos a partir de la misma y la objetivación en cuanto a las normas sociales.
Piaget y Kohlberg y sus teorías para el desarrollo de la moral en la educación. Enfoques cognitivos educativos. Vygostki y la teoría del aprendizaje
Es importante aclarar que los rasgos que presentan estos enfoques serán planteados desde su esencia como teorías compuestas por hipótesis cuya base se encuentra en la demostración empírica.
Existen hoy en día dos teorías principales con relación al razonamiento moral, que parten de que los valores morales son producto del crecimiento racional al mismo tiempo que el desarrollo cognoscitivo. Estas dos teorías están representadas por Jean Piaget y Lawrence Kohlberg. Ellos sostienen que los niños no están en capacidad de emitir juicios morales hasta que no superan el pensamiento egocéntrico y llegan a alcanzar la madurez.
Piaget afirmaba que la moralidad en los niños presenta dos etapas. La moralidad heterónoma caracterizada por la rigidez de los juicios. Los niños sólo ven lo bueno y lo malo, sin establecer matices.
La segunda etapa denominada moralidad autónoma presenta una flexibilidad moral. Quiere decir, que en la medida en que va creciendo, su pensamiento se vuelve menos egocéntrico, el proceso de socialización permite la interacción con otras personas lo que posibilita conocer otros puntos de vista y entienden que la moral no es absoluta, por tanto, flexibilizan sus juicios. En esta etapa los niños ven la acción detrás de la intención y esto les permite establecer sus códigos morales.
Es importante señalar que Piaget (1980:62) advierte que: “...los niños adquieren los valores morales no interiorizándolos o absorbiéndolos del medio, sino construyéndolos, desde el interior, a través de la interacción”. Esta cita avala nuestra suposición acerca de que la construcción de los valores es un proceso individual que se inicia con la socialización en un colectividad menor, como es la familia, a una mayor que se ubica en la escuela.
Lawrence Kohlberg realizó una investigación con jóvenes entre 10 y 16 años utilizando para ello historias que expusieron dilemas morales. Todas ellas presentaban el concepto de justicia. Kohlberg quería saber cómo los jóvenes habían llegado a conclusiones a través de un proceso racional.
A partir de aquí establece tres niveles de razonamiento moral las cuales están ligados a los niveles cognoscitivos. En el primer nivel se encuentra la moralidad preconvencional en niños de 4 a 10 años, lo que supone la obediencia a las reglas y estas acciones implican premios o castigos. En el nivel ii Kohlberg habla de moralidad convencional en niños de 10 a 13 años lo que significa obediencia a las reglas de acuerdo a las normas establecidas. El tercer nivel, se halla la moralidad postconvencional en niños de 13 años o más donde se establece el principio de autonomía. El individuo establece sus principios y valores.
Lev Vygostki y su método histórico-genético
El gran aporte de este psicólogo ruso de principios del siglo XX consiste en la aplicación de la psicología al método marxista. Explica como una determinante la acción del trabajo humano utilizando los instrumentos necesarios. Para ello, plantea la mediación de los instrumentos sicológicos en la formación de funciones síquicas elementales que constituyen a la constitución de las funciones sicológicas superiores. Es decir, lo que él denomina modelaje a través de la mediación. El define la conciencia humana a través de relaciones interpersonales que van sufriendo un proceso de internalización. Así mismo, para él la gran tarea de la educación es la formación de la conciencia, lo que se logra en la interrelación entre la educación académica y el saber cotidiano. A partir de esta aseveración, dice Vygostky (1979:80) que la escuela tiene dos funciones básicas:
- Desarrollo radical de la función compensadora de las desigualdades de origen social mediante la atención y el respeto a la diversidad.
- La reconstrucción de los conocimientos, actitudes y pautas de conducta que el alumno asimila en las prácticas sociales de la vida paralela a la esuela”.
En este párrafo se desliza el fundamento de las prácticas sociales individuales y colectivas y la vinculación entre ambas para establecer una orientación ética, moral y didáctica. Así la orientación y participación del adulto en la formación del niño es un proceso constructivo que éste va realizando, en la medida en que su accionar está relacionado con personas, aprendiendo los principios de autonomía moral.
Resaltamos la importancia de la cultura como mediación que posibilita el aprendizaje y el desarrollo de los procesos sicológicos superiores que contribuyen a su formación como ser humano inserto en un contexto social.
La educación, en sentido amplio, es un proceso que implica no solamente los aprendizajes académicos, sino debe enfatizar en su labor formadora que supone trabajar en la transformación de los sujetos para lograr moldear su conducta en base a los valores morales, sociales.
Los valores son guías que, ciertamente se manifiestan a través de las actitudes regidas por normas que la sociedad establece. Por tanto la cultura juega un papel preponderante en la implantación de los valores. Esto significa que en la medida en que las sociedades cambian también los valores van modificándose, pero no se pierden ni desaparecen. Entonces, es necesaria la educación en valores como un factor elemental en la re‐construcción de la sociedad.
En este sentido expresa (1998:16) “Los valores y referentes son conjunto de saberes, actitudes, comportamientos y disposiciones perceptuales y cognoscitivas que constituyen y cohesionan al sujeto, a los grupos, comunidades y naciones desde los cuales disparan y producen conocimientos, riquezas, creaciones”.
Es necesario que la reflexión acerca del tema de los valores trascienda el ámbito educativo, meramente académico. Sin embargo, la labor formadora y transformadora de la escuela, no puede dejarse de lado en la educación en valores.
La educación en valores implica un problema tan viejo como la historia misma desde la época de los grandes filósofos clásicos Platón y Aristóteles y es la pedagogía a utilizar en la transmisión y/o construcción de valores. Es necesario dar respuestas a interrogantes tan valiosas como ¿qué? y ¿cómo? enseñar.
Desde esta perspectiva se piensa en la importancia de los procesos de pensamiento que nos llevan a la inclusión de los valores como ejes transversales y, por tanto, a la reconceptualización de una nueva cultura educativaque permita la reflexión, producción y práctica de estrategias pedagógicas innovadoras y novedosas.
Para ello se necesita establecer claros conocimientos acerca de la moral, la ética, la pedagogía, las actitudes, vinculados estos elementos a los contenidos curriculares que constituyen valiosos instrumentos del conocimiento del contexto social que iluminan los comportamientos de los individuos.
El conocimiento debe nutrirse de las diversas teorías de aprendizaje que son necesarias para la implementación de una pedagogía adecuada que sea utilizada con el propósito de obtener el perfil del educador formado para incidir en la formación del educando.
Actitudes, hechos y valores: su relación
Para poder entender el mundo de los valores, primero hay que establecer qué es una actitud. Según Mendoza y Napoli (1997:62) “… es una predisposición aprendida para actuar en una forma dada en una determinada situación.”
De acuerdo a la definición de Schunk (1997:392): “Las actitudes son creencias internas que influyen los actos personales y que reflejan características como la generosidad, la honestidad o los hábitos de vida saludables. Las actitudes se infieren, puesto que no pueden ser observadas directamente. Las actitudes se aprenden…”
En el Módulo x Manual de la Universidad de La Coruña (2001:25) se define: “Una actitud es una predisposición aprendida para responder consistentemente de manera favorable o desfavorable frente a un objeto o sus símbolos asociados.
Alport, citado por Marín (1976: 360) expresa que la actitud ¨ es como un estado mental de disposición, adquirido a través de la experiencia, que ejerce una influencia directiva o dinámica sobre las respuestas del individuo ante toda clase de objetos y situaciones con las que se relaciona.¨
Según Ramos: (2000:109) “La actitud es considerada como una propiedad individual, aún cuando su origen se deba a factores sociales”.
Como vemos los autores coinciden en que una actitud es una predisposición que se aprende. Aceptamos esta definición y agregamos que las actitudes se aprenden en el proceso de socialización y en éste el modelaje es primordial en la imitación de comportamientos. Afirmamos que las actitudes son las expresiones de los valores, que se Manifiestan en un contexto histórico‐cultural específico, en que actúan los individuos. Si asumimos los valores como creencias, de las cuales emergen las actitudes, éstas permiten la interpretación, la clasificación y el ordenamiento del contexto en que vivimos y actuamos y, por tanto, expresamos nuestros valores.
Según Mendoza y Napoli (1997:75) “ Las creencias está basadas en la percepción. Esto es, uno tiene una creencia cuando percibe una relación entre dos cosas, o entre una cosa y una característica de ella… Colectivamente, nuestras creencias representan la comprensión de nosotros mismos y del ambiente.”
Es importante, también, conceptualizar el término percepción. Schunk (1997:160) asume que: “La percepción (el reconocimiento de patrones) es el significado asignado a las entradas del entorno recibidas por medio de los sentidos.”
Podríamos conceptuar los hechos como las actuaciones y obras realizadas por un individuo, los cuales se expresan en actitudes que son reflejo de sus valores
¿Cómo entendemos las actitudes? Creemos que son el conjunto de pensamientos, de sentimientos y de preferencias que se manifiestan en la forma en que nos expresarnos y actuamos. Las actitudes se van asumiendo en la medida en que se van desarrollando los procesos cognitivos superiores, que posibilitan la formación del juicio moral.
Existen tres elementos fundamentales en este punto, a tomar en cuenta:
Los contenidos actitudinales referidos a valores, actitudes y normas.
Los contenidos conceptuales que se refieren a hechos, conceptos y principios.
Los contenidos procedimentales referentes a la utilización de acciones y estrategias para el logro de objetivos.
En el trabajo de la escuela siempre está presente la enseñanza de actitudes, de modo implícito, ya que se van asumiendo en la cotidianidad a partir de los aprendizajes, a los cuales se les asigna una cualidad, que implica una sanción, un premio, una diferencia. De ahí, que los hechos y acciones que realizan los individuos promuevan dichas actitudes.
Las actitudes son el reflejo de los valores que se manifiestan en los hechos. De ahí, la importancia de la educación en valores y educar las actitudes.
La educación en valores nos lleva a afirmar que éstos pueden ser modificados, a través de las acciones implementadas en el ámbito educativo. Para lo cual es importante que se planteen las estrategias pedagógicas adecuadas para la construcción de valores, que han sido propuestas por la axiología para dichos fines y, sobre todo para conocer cómo se aprehenden los valores.
Curriculum. Curriculum dominicano. Antecedentes
El curriculum es un elemento clave en el proceso educativo, considerando su importancia iniciamos este trabajo con el significado etimológico de dicha palabra. El vocablo currículo es una voz latina derivada del verbo curro que significa “correr”. La acepción curriculum vital, curriculum vivendi, de acuerdo, al latín clásico se refiere a carrera de vida. Aebli (1991:241) expresa al respecto: “la expresión curriculum hablando gráficamente, significa que los alumnos se dirigen a su objetivo y los curriculum son los caminos del aprendizaje).
Los curas jesuitas a finales del siglo XIX emplean el concepto disciplina con relación a los cursos académicos y su descripción en una elaboración estructurada, y el termino ratio studiorum aludiendo a un esquema de estudios. Esto nos lleva a la comprensión del curriculum como una carrera que se desarrolla y va elevándose en los peldaños de las áreas académicas.
El concepto currículo aparece en la historia en los albores del siglo XVII en las universidades de Leiden y Glasgow, como fruto de las ideas calvinistas que influenciaron los ámbitos político, social y religioso que incidieron en la ética de la eficacia y la rigurosidad de los protestantes en este periodo histórico.
Las diversas acepciones que presenta el término currículo, dificultan la conceptualización del mismo, dada su complejidad. ¿Por qué afirmamos esto? Porque las nociones del currículo están referidas a las determinantes históricas que las condicionan y, por tanto, determinan las transformaciones que sufre el mismo dependiendo de los cambios que se verifican en la sociedad, y que contribuyen a la construcción social, a partir de la renovación de las ideas, la creación de nuevas utopías y el surgimiento de nuevos paradigmas.
Asumimos que el curriculum entendido culturalmente, es un proceso social que tiene lugar en situaciones espacio-temporales específicas definido por acciones e interacciones cuya atención está puesta en el desarrollo de los actores que intervienen en dicho proceso. Estos sujetos están representados por docentes, estudiantes, técnicos y autoridades educativas.
El abordaje del concepto curriculum puede realizarse desde diferentes enfoques, pero en el caso que nos ocupa tomaremos en cuenta dos grupos diferenciados. El primer grupo se caracteriza por plantear la necesidad de elaborar propuestas curriculares orientadas a la calidad educativa de acuerdo a la planificación y eficiencia, búsqueda de alternativas y soluciones en base a criterios técnicos de los problemas educativos. En este grupo destacan teóricos como Tyler, Gagné, Lafourcade, entre otros.
El segundo grupo aborda el curriculum como objeto de estudio tomando en cuenta la relación escuela – entorno social y dejando de lado los aspectos técnicos. Su interés se centra en el proceso del curriculum en condiciones históricas, políticas y económicas determinadas Apple, Giroux y Stenhouse son representantes de este grupo.
Luego de lo establecido anteriormente, abordaremos algunas conceptualizaciones acerca del curriculum. Según Casarini (1999:6) “el curriculum es visualizado, por una parte, como intención, plan o prescripción respecto a lo que se pretende que logre la escuela; por otra parte, también se le percibe como lo que ocurre, en realidad en la escuela”. Al analizar esta aproximación observamos la relación que establece la autora entre el proceso enseñaza – aprendizaje, entre la teoría y la practica, el papel de los docentes, estudiantes y personal administrativo y las relaciones sociales que establece entre ellos, entre la adquisición del conocimiento académico y el conocimiento de la realidad social.
De acuerdo a Pérez G (1992:29) el curriculum es “relato del conjunto de experiencias vividas por los profesores y alumnos bajo la tutela de la escuela… un proyecto educativo de construcción permanente”. Desde esta perspectiva este autor lo considera como un proceso dialéctico, es decir, sujeto a transformaciones constantes.
González y Flores (1999:16) expresan: “En la evolución del término curriculum existen desde conceptualizaciones restrictivas que lo definen como la formulación del plan de estudios de la institución, hasta las más holísticas que lo asumen como todo aquello que se realiza en la escuela para llevar a cabo el proceso de enseñanzaaprendizaje”. Esta afirmación asume las dos corrientes a que nos hemos referido anteriormente.
Al citar a Furlan (1996:102) encontramos que el “curriculum en un sentido fuerte es un proyecto de transformación de la actividad académica que pretende ser totalizador, que pretende impactar a la totalidad de la práctica que pretende la sinergia, pretende que el accionar de la pluralidad de profesores confluya en una dirección cínica, la dirección que marcan los objetivos del proyecto de enseñanza o el marco evaluativo del proyecto de enseñanza”.
Las implicaciones de este párrafo están orientadas a la relación teoría‐práctica, a la visualización de un accionar de los docentes hacia un objetivo común, con líneas de acción comunes en un marco conjunto que posibilite la reflexión del quehacer educativo dentro de una práctica liberadora, que dé respuesta a las inquietudes del ser humano en toda su extensión.
La relación teoría‐práctica presenta profundas preocupaciones que se expresan en la definición del curriculum y la labor del profesor en la puesta en ejecución del mismo. A tal fin dice Stenhouse (1987:27) que “el estudio del curriculum se interesa por la relación entre sus dos acepciones como intención y como realidad”. Es decir, las ideas propuestas, los sueños y la pretensión de operativizarlas en la realidad.
De acuerdo al Decreto del currículo de Primaria del Ministerio de Educación y Ciencia de España. (1992:5) es fundamental presentar los elementos e instrumentos que deben conformarlo. “… constituyen elementos del currículo los objetivos, contenidos, métodos y criterios de evaluación de cada uno de los niveles, etapas, ciclos, grados y modalidades en los que se organiza la práctica educativa”.
La definición del curriculum que asumimos, la entendemos como un proceso social en el que participan los sujetos (docentes, estudiantes, técnicos) en un concepto histórico social determinado, que está compuesto por sujetos, elementos y procesos.
Dicho proceso está constituido por mini-procesos que implican las prácticas curriculares y los elementos, que están referidos a los componentes del currículo y que son: intención educativa, los objetivos, actividades, materiales, contenidos, instrumentos y plan de estudios.
Luego de esta definición nos adentramos en el curriculum dominicano. Las transformaciones que tienen lugar en la sociedad actual exigen una educación de calidad por lo que es imperioso aunar las posibles alternativas que den respuestas a las necesidades de hoy con las exigencias del futuro. De ahí que, se plantean cambios en la calidad de la educación lo que se pretende resolver con la transformación curricular.
Es necesario que se defina qué es el curriculum. Desde la educación dominicana de acuerdo al ¿Por qué y para qué? de la transformación curricular (1994:20) “… el currículo, o propuesta de enseñanza. Este concepto admite hoy innumerables definiciones. Hay quienes lo limitan a la propuesta escrita de qué se debe enseñar y cómo se desea que sea enseñado y aprendido. En la terminología tradicional se diría planes y programas. Otros lo amplían hasta proponer que es todo lo que se pone en juego en los ámbitos educativos, esté o no definido por escrito. Por eso hablan de un currículo manifiesto escrito; y otro oculto. Pero ni uno ni otro desconocen la importancia de los planes generales o planes particulares de enseñanza, los documentos donde se plantea qué se debe enseñar y cómo. En el curriculum debe haber orientaciones generales de validez nacional acerca de qué y cómo enseñar, que dejen a la vez un espacio abierto a la adaptación y el enriquecimiento en las distintas comunidades y centros educativos”.
La idea de currículo planteada en la educación dominicana está trabajada, a nuestro modo de ver desde análisis de posiciones presentadas al inicio del trabajo, y es importante hacer notar que la última parte asume un currículo abierto tomando en cuenta los sujetos, procesos y elementos implicados en el mismo, exponiendo objetivos comunes y una línea de acción conjunta, respetando las condiciones particulares de cada entorno social.
¿Cómo se aprenden los valores?
A lo largo del aprendizaje de la cultura es comprensible la pedagogía de los valores, pero la dificultad principal radica en la “didáctica”, es decir las estrategias que deben ser utilizadas en la construcción de los mismos.
Dichas estrategias deben deferir de las que emplean en la educación académica. ¿Por qué? Considerando los valores como ejes transversales que traspasan lo escolar, al llegar a la escuela cada persona, aunque nunca haya estudiado este asunto, viene con una carga de conocimientos adquiridos en el seno familiar y que son producto de su experiencia como ser humano socializado y por tanto trae sus valores propios y personalizados y es importante observar los elementos necesarios que posibilitan la comprobación de las actitudes que se están formando.
Se impone desechar cualquier modelo implantado o foráneo en lo que a la educación en valores se refiere. La reflexión de las acciones y la re‐creación de estrategias adecuadas deben constituirse en un norte para lograr la interiorización de los valores en la educación.
En ese sentido habría que dar respuestas a ¿qué debe saber? El docente y ¿cómo debe ser? para transmitir y/o construir valores. Esto incluye dos elementos fundamentales que son la formación académica-intelectual y sus experiencias. Esta doble dimensión tiene una importancia capital en el proceso de internalización de valores.
Un sistema de valores debe estar sujeto a un modelo educativo que propicie valores tales como la autonomía, la libertad, la solidaridad, la lealtad, y es necesario que el docente conozca y entienda sus rasgos personales, sus características, que mantenga una actualización constante que cuestione su accionar, que desarrolle su creatividad, mejorando sus estrategias pedagógicas y que tome en cuenta el saber filosófico no sólo el científico, porque el ser humano es más que esto, por tanto se verá inclinado a un aprendizaje de calidad, lo que repercutirá en una buena calidad de vida individual y, por ende de la sociedad, a partir de una educación integral.
Diferencias entre transmitir y construir valores
El problema de la enseñanza de valores nos ubica en un importante proceso de reflexión: establecer la diferencia entre la transmisión y construcción de valores. Hay autores que asumen los dos términos como sinónimos, sin embargo, otros admiten que su significado es distinto. En este contexto es necesario diferenciar estos conceptos que se relacionan con las estrategias utilizadas en el aprendizaje de los valores.
El trato que se le da a los dos términos es muy complejo y presenta diversas dimensiones. Entendemos, a nuestro modo de ver, que e fundamental saber el qué y cómo se transmite, porque la internalización de los valores no es un hecho mecánico o voluntario, sino que responde a un proceso de construcción personal, en que el individuo establece interacción con su realidad establece su relación. Por otro lado, los valores se transmiten y/o construyen en espacios pequeños (familia, escuela) y a largo plazo.
Desde nuestra óptica la transmisión de valores en la escuela ocurre, en el entorno docente desde una visión autoritaria, que impide la reflexión y, por tanto no contribuye al desarrollo de espacios para la problematización, el diálogo y la resolución de conflictos . Los valores son impuestos desde la perspectiva del maestro. Esto constituye una seria dificultad para el cuestionamiento de determinadas actitudes, hábitos y hechos.
Lógicamente, lo dable sería, que los mecanismos contribuyan a la formación del sujeto que se plantea en el currículo que se quiere lograr, es decir, con autonomía con capacidad de decisión y con el discernimiento para aceptar lo adecuado y rechazar lo inadecuado, y que sea coherente en su teoría y su accionar, lo que implicaría el proceso de construcción de valores desde su razonamiento en el campo moral.
Este sujeto se formará en la medida en que su aprendizaje le posibilite la construcción de una personalidad autónoma, libre, con respeto a las normas de la comunidad. Ahora bien, estas normas no deben ser objeto de la memorización del individuo, ni ser sólo transmisión de informaciones, sino que deben vincularse al contexto socio-cultural que valide la propuesta democrática, que debe pernear la sociedad. Para ello es necesario conocer las estrategias que se han desarrollado en los procesos axiológicos, tema que abordamos a continuación.
La tarea de la escuela en la formación del valor moral a partir de la construcción del valor
Según los Fundamentos del Curriculum (1992:4-16)” La educación debe partir de una formulación clara y precisa de la concepción que sobre el ser humano y de los valores que se articulan a ella, con la finalidad de que su propia concepción y la eficacia de los aprendizajes, en torno al sentido de la vida”. Todo esto significa que el individuo se acepte a si mismo, desarrolle su integridad personal para establecer relaciones con las demás personas fundamentas en el diálogo, el respeto, la solidaridad. En este sentido, la educación aportaría para el logro de una convivencia humana, perneada por el elemento democrático, en una sociedad pluralista y con alto sentido de la justicia social.
Ahora bien, nos interesa sobre manera este punto para conocer y comprender las estrategias empleadas en la transmisión y/o construcción de valores que contribuyan a la formación de valores de los sujetos de la educación.
El documento antes citado (1992:4-17) expone que: “Debe fomentar además la conciencia, la identidad y el respeto por la soberanía nacional”. A nuestro entender, el curriculum plantea valores morales, sociales y patrióticos, lo que resume la cita anterior.
Sin embargo, cuando habla de la estrategia de democratización no explicita de qué manera puede realizarse dicha estrategia. Es aquí, donde está el punto nodal del problema de la transmisión y/o construcción de valores: en la aplicación de las estrategias necesarias para promover la interrelación entre el individuo, los sujetos, su mundo y su cultura.
Los ejes transversales posibilitan la construcción de conocimientos por medio de la transmisión de informaciones, procedimientos, comportamientos, actitudes y valores plateados en el curriculum.
En la formación de valores la escuela debe rescatar su participación del ser humano como tal, ya que, tanto la emociones como los sentimientos y su desarrollo contribuyen a la mejoría de la calidad de vida del individuo, y por ende, a la convivencia armónica fundamentada en los derechos de todos los seres humanos sin distinción de etnia, nacionalidad, religión y cultura.
Hay que agregar que la transversalidad no es suficiente para enfrentar el problema como argumenta Martín Molero (1999:1): “El hecho constado sin entrar en la educación de los media es qué la familia actual, por razones muy complejas, no alcanza a cubrir esta misión. Tampoco la escuela, porque el curriculum escolar se muev entre dos polos: atiborrar al niño de conocimientos o dejarle a merced de su propia intuición”.
Esto ilustra un poco la situación, no sólo de la escuela dominicana, sino también de la realidad social donde la disfunción familiar aleja cada vez mas las posibilidades de una labor conjunta familiaescuela constituyéndose en una verdadera comunidad educativa.
Si el curriculum plantea el desarrollo del ser humano en todas sus dimensiones y además el conocimiento y el respeto de los derechos humanos para el disfrute de su proyecto de vida, y la educación no contribuye a que se practiquen, estaría relegando una dimensión importante en el crecimiento personal del individuo.
En ese sentido, Molero (1999:2)argumenta: “Más este derecho a la educación integral, en los valores de los derechos humanos, no enseña de manera apropiada ni en la formación ni en la permanente… es decir, que la enseñaza de los valores se predica más de lo que se aplica”.
Esta cita bien pareciera que ocurre en una escuela dominicana dado el carácter autoritario de la misma y el poco conocimiento axiológico de los docentes. Podíamos referirnos aquí a la formación de las estructuras mentales de los maestros y su resistencia al cambio, lo que provoca un rechazo a la educación democrática por ignorancia.
La ciudadanos del milenio presente enfrentan el reto de una sociedad tecnológica sujeta a grandes y vertiginosos cambios lo que implica el re-conocimiento de viejos valores, así como la construcción de nuevos valores particulares de, acuerdo, a los contextos en que estamos inmersos o insertos.
La reforma educativa está tratando de incorporar estos cambios al curriculum, por tanto esto se traduce, en transformaciones del individuo que se reflejan en el aprendizaje de los contenidos procedimentales y actitudinales que se relacionan con el diseño y tratamiento de los temas transversales.
Esto presenta un desafío, y es el hecho de que los ejes transversales se conviertan en un añadido. Es necesario, entonces, entender el significado de los mismos en el ámbito de la reforma y elaborar un diseño que presente las estrategias adecuadas para la transmisión y/o construcción de valores, lo cual lleva a ubicar la educación ética de los estudiantes con los temas transversales y el sistema de valores fundamentales para una convivencia armónica.
Al respecto dice Lucini (1994:20): “El hecho, incuestionable, de la relación o de la vinculación de la dinámica que existe entre ética y educación, hoy día, en nuestro país con la puesta en marcha de la reforma, se convierte en uno de los principios pedagógicos sin duda, más esenciales, más importante, y más innovadores del futuro de nuestra escuela y la intervención de los profesores en ella”.
Los objetivos planteados en el curriculum se refieren a las capacidades y aptitudes que debe desarrollar, por tanto, se piensa en la ética, como elemento que interviene en el desarrollo moral de los alumnos.
Significa que hay que clarificar que los valores presentados deben plasmarse en actitudes concretas que han de transmitirse en todo el proceso de aprendizaje y que los alumnos sean capaces de asumirlos de una manera autónoma y consciente.
Insistimos en la importancia de los ejes en el aprendizaje de los valores que según Lucini (1994:31): expone:”… los temas transversales responden a problemas y realidades que están vivos en el ámbito social que los alumnos experimentan en su vivir cotidiano y que por su importancia existencial, en el presente y para el futuro requieren y demandan un tratamiento y una respuesta educativa; por otra parte, son temas que inciden y entroncan con una base ética social y personal, base ética que ha de ser de interés común y universal y a la que, hoy por hoy, como ciudadanos del planeta nos podemos ni debemos renunciar”.
A partir de todo esto, se infiere que, con relación a la estrategias para transmisión y/o construcción de valores en el aula no existen modelos o guías que indique las forma de evaluar las metodologías que se utilizan en la formación en valores por lo que es necesario la construcción de instrumentos para realizar dicha evaluación. No significa que vamos a cuantificar midiendo los valores y actitudes de lores que no pueden evaluarse igual que una asignatura, porque son aprendizajes que se insertan en el proyecto de vida del ser humano.
Presentación e interpretación de resultados
Como se señaló anteriormente, se desarrollaron tres momentos metodológicos para investigar los objetivos planteados en el estudio.
La primera técnica utilizada para recoger la información estuvo basada en la realización de grupos focales donde se buscaba que los docentes expusieran su conceptualización del valor, la clasificación de éstos en el curriculum y las estrategias de construcción del valor que ellos utilizan en la práctica docente.
El segundo paso metodológico buscaba llenar esos mismo objetivos, pero ahora a través de entrevistas a 127 maestros y maestras, finalmente, se realizo un proceso observacional en el aula con el objetivo de verificar en el campo de la aplicación los hallazgos de los pasos anteriores.
a- Grupos Focales
Hallazgos en la conceptualización del valor
En las diferentes sesiones de grupos focales, los participantes definieron el concepto de valor, utilizando distintas acepciones como “significación”, “prioridad”, “principio”, “cualidades”, “grado de superioridad y condiciones sociales y culturales de una persona”, “actitud”, “hábitos”, “costumbres”, “coraje para enfrentar la vida”, “reglas”, “comportamiento”, “interés”, “algo importante”, “estimación”, “aptitud”, “lo que vale una persona”, “características del ser humano”, “grado de identidad social y moral de un individuo”, “ir a la biblioteca para buscarlo en el diccionario”.
Al partir de los resultados observados se evidencias que los docentes no tienen una claridad conceptual correcta del término “valor”. Sus respuestas indican una confusión general donde unos asocian el concepto con hábitos, característica, habilidades, etc. Algunos se acercan al verdadero concepto y otros no logran conceptualizarlo, sino entenderlos como ejemplos de valores específicos.
Esta realidad implica cierta gravedad, ya que son lo maestros los responsables de implementar el componente axiológico del curriculum. De no existir la suficiente claridad en el marco conceptual es imposible lograr que puedan desarrollar estrategias pedagógicas tendentes a obtener los resultados proclamados por el curriculum.
Hallazgos sobre conocimiento que tienen los maestros acerca de los valores planteados el currículo
Al pedirles que citaran 5 valores del curriculum, algunos repitieron clasificaciones de algunos valores como “patrios” , “huma nísticos”,”sociales”, “religiosos”, etc pero al no tener el concepto claramente establecido no pudieron percibir la dimensión de lo solicitado, complicando, el cuadro antes descrito. Otro grupo respondió lo que se le pedía, los cuales probablemente corresponden a los que tienen claridad del concepto valor, que fueron los menos.
Al inquirir acerca de lo que el curriculum plantea sobre los valores las respuestas obtenidas fueron “no sé”, “los valores deben enseñarse en cada segundo que se pasa en la escuela y esta enseñanza debe ser dada a través de todas las materias”, “hay que implantarlos, porque si no se hace imposible trabajar con las materias”.
En este ítem los profesores dieron diversas respuestas, demostrando en primer lugar desconocimiento de los planteamientos del curriculum, otros plantearon que los valores están incluidos como ejes transversales, en tanto, otros argumentaron la necesidad de implantarlos. Esto significa que los valores no son construidos desde una perspectiva democrática.
Hallazgos acerca de los valores del curriculum En un momento se pidió a los participantes escribir cinco valores planteados en el currículum obteniendo diversas respuestas. En una primera perspectiva se mencionaron los valores “sociales”, “familiares”, “políticos”, “religiosos”, “escolares”, “patrios”, “morales”, “cultura”, “ciudadanos”, “humanísticos” y “éticos”.
Esto demuestra que los docentes hablaron de la clasificación y no de los difer
Estas repuestas indican que teóricamente se consideran los valores como ejes trasversales, pero también como impuestos lo que implica que no se tome en cuenta la construcción de los mismos.
Hallazgos de valores más importantes
En las sesiones se pidió a los docentes que escribieran los 10 valores que consideraran más importantes. Se observó que cada docente elaboró su propia lista de acuerdo, a sus intereses y prioridades, confirmando que cada persona establece su propia escala de valores, la cual está determinado por su contexto socio-cultural.
Siguiendo la guía de preguntas le pedimos ordenar y definir sus valores más importantes. Algunos sólo ordenaron, pero no definieron ninguno de los valores organizados.
En un caso definieron “valores espirituales: amor al prójimo” y “valores morales”, “respeto”, “honestidad”, “sinceridad”, “obediencia”, lo que significa que los enumeraron, pero sin la definición del concepto. Otros casos establecieron la conceptualización de cada valor.
Hallazgos sobre la clasificación de los valores
Al conversar con los profesores acerca de la clasificación de los valores, ellos establecieron en sentido que hay valores: “patrióticos”, “morales”, “éticos”, “religiosos”, “étnicos”, “espirituales”, “sexuales”, “educativos”, “institucionales”, “intelectuales”, “materiales” y ”humanos”.
Esto significa que la clasificación que hacen los profesores es una aproximación a la gama de valores que tiene el ser humano.
En un caso se clasificó como “conducta, comportamiento, actitud”. Entonces observamos que se considera el valor como una actitud no apareciendo una definición clara del término.
Alguien mencionó que son: “un ejemplo a guiar de sus padres y personas que te rodean para el futuro.
En algunos casos hubo quienes no elaboraron su clasificación. Una participante los clasificó como “positivos” y “negativos”.
Otras respuestas obtenidas fueron: “libertad”, “justicia”, “solidaridad”, “tolerancia”, “compresión”, “fraternidad”, “democracia”, “respeto”, “educar a los hijos”, “ayudar a los padres”, “autoestima”, “responsabilidad”, “amor”, “equidad”, “creatividad”, “criticidad”, “individualidad”, “lealtad”, “compañerismo”, “honestidad”, “sinceridad” y “compresión”.
Además se plantearon comos valores del curriculum la “actualización”, “aplicación de técnicas para trabajo en grupo”, “técnica evaluativa” y “aplicación de los conocimientos adquiridos instructivos”. En este caso se asumen prácticas de evaluación y conocimientos pedagógicos como valores.
Es interesante observar como en algunos casos los docentes hicieron una mezcla de la clasificación de los valores y la mención de valores específicos.
Una maestra asumió que los valores son “afectivos y culturales”.
Otra docente dijo “es el tesoro más importante de cada persona”.
Otra participante expreso que “es la forma de dar sin recibir “
Hallazgos sobre las estrategias pedagógicas para la transmisión y/o construcción de valores
Con relación a las estrategias pedagógicas que utilizan en la transmisión y/o de construcción de valores, los maestros, dijeron que emplean “charlas”, “dinámicas”, “debates”, “a partir de enseñanzas morales”, “de manera coloquial”, “películas”, “conversación”, “orientación”, “diferentes estrategias” (pero sin especificar ninguna), “planificar un compartir en donde se brinde a los niños y niñas, picaderas, en un intercambio de regalos para incentivar ellos el desarrollo de “los valores”, “integración”, “al iniciar las clases tomamos una oración en cuenta y la realizamos”, “enseñanza‐aprendizaje”, “proyectos”, “una auto‐evaluación en la que determinemos nuestra propia jerarquía y disposición que tenemos de crecer en dichas virtudes”, “lectura bíblica”, “lectura instructiva (revista, periódicos)”, “instruir el amor a Dios”, “no mentir”, “preguntas”, “laminas”, “mesa redonda”, “exposiciones”, “juegos” y “careos”.
Está claro que las estrategias pedagógicas utilizadas guardan relación con lo esperado, en tanto son metodologías participativas, lo que no queda garantizado es que ellas conduzcan a la construcción esperada de valores, dada la confusión y distorsión existente en muchos de los llamados implementadotes.
Resulta más peligroso utilizar estas metodologías cuando no se tiene claro lo que se busca conseguir con ellas.
Las dinámicas participativas, en términos generales trabajan el mundo de las actitudes a partir de los hechos. De ser mal dirigidas podríamos estar manipulando la consecución de respuestas que no tengan un valor que las soporte. Para poder sustentar los hallazgos pasamos a entrevistar a 127 maestros con un instrumento elaborado a partir de los grupos focales y con la misma intención de éstos.
b- Entrevistas
El segundo paso metodológico consistió en la aplicación de una entrevista a los docentes elaborada en base a los resultados obtenidos con la técnica cualitativa de los grupos focales para extender la población a estudiar.
Nota: Para la interpretación de los gráficos ver la numeración en el lado izquierdo de cada cuadro
El procesamiento de datos correspondiente a esta fase de la metodología se realizó mediante estadística descriptiva trabajando con distribución de frecuencias relativas (porcentajes). En cada una de las técnicas utilizadas se estudiaron las variables contenidas en los instrumentos de recolección de información. La presentación de los resultados se elaboró en cuadros y gráficos. Los cálculos se realizaron empleando Microsoft Access XP para la tabulación de los datos y Microsoft Excel XP para la creación de tablas y gráficos.
Cuadro #1: Conceptualización del valor que poseen los maestros.
Pregunta #1: ¿Qué es para usted un valor?
De los 127 docentes entrevistados el mayor número de respuestas la obtuvo la consideración del valor como una “actitud” con un 9%. La respuesta “cualidad” presentó un 8%. Los conceptos “principios” y “normas” asumieron un 4% cada uno. Estos tres términos suman el 16% del total. Significa que el 84% de los maestros desconoce el concepto de valor. Al mismo tiempo se confirma lo planteado en los grupos focales sobre la confusión entre la conceptualización del valor y el valor específico.
La mayoría de las respuestas a esta pregunta presenta una gran variación, lo que nos lleva a asumir que el valor no es un concepto claro para los maestros.
Sin una clarificación del concepto valor no es posible la construcción del mismo dentro de las aulas de manera ciso que el marco axiológico sea objeto de una profunda reflexión.
La institución familiar como principal agente socializador del individuo es el entorno donde primero ocurre el proceso de transmisión de valores en los niños. Sin embargo, la escuela es el segundo lugar donde continúa dicho proceso. De ahí, que se planteé la necesidad de que el docente trabaje la revisión de los hechos y actitudes.
En ese sentido, el educador debe cuestionarse a quién se educa, para qué se educa y cómo se educa ¿Cómo guiar a los sujetos (estudiantes) en el conocimiento e interpretación de su entorno y crear la responsabilidad de asumir sus actos? Para ello tiene que conocer a profundidad el mundo que le rodea y la valoración que hace del mismo, por tanto, penetra al camino de la formación en valores.
Con las entrevistas ampliamos la muestra de docentes y constatamos la repetición de la misma deficiencia con lo relativo a la claridad conceptual del valor, la confusión con actitudes y aparentemente, lo más claro es diversidad de estrategias pedagógicas que definitivamente no han sido comprendidas en toda su dimensión el papel que estas juegan en la construcción del valor.
Cuadro #2. ¿Qué es una actitud?
Pregunta #2: ¿Qué es una actitud?
Las respuestas más significativas fueron: “forma de ser y actuar” con un 19% y “comportamientos” con un 16%, sumando ambas el 35% del total. Llama la atención que la respuesta “predisposición de una persona frente a un suceso” (1%), si tomamos en cuenta la definición de Mendoza y Napoli, es la única respuesta que realmente expresa lo planteado por ellos. Resumiendo el 64% de los profesores no manejan correctamente el concepto de actitud.
Las respuestas muestran que el 17% expresó que las actitudes “Dependen de los valores”, el 16% dijo que “Una persona sin valores no puede poseer actitudes”. El 11% refirió que “No existe ninguna relación y el 4% admitió que “Si había relación” , pero no dijeron cual.
Por la confusión y/o desconocimiento de término actitud no es posible establecer la revisión de las actitudes, ya que éstas provocan que el sujeto tengan un posicionamiento frente a los hechos. Esto se hace difícil porque la actitud está respaldada por el valor.
¿Cuál es el punto fundamental de la educación en valores? El posicionamiento de las actitudes y el refuerzo de estas, ya que son el marco referencial para los valores, lo que posibilitara la internacionalización de un sistema de valores.
Cuadro #3: ¿Existe relación entre actitud y valor?
Pregunta #3: ¿Existe relación entre actitud y valor?
Con relación a este ítem el 17% dijo que las actitudes “dependen de los valores”, y el 16% expresó que “una persona sin valores no puede poseer actitudes. El 11% refirió que no existe ninguna relación, y el 4% habló de que sí había, pero no definieron cuál era dicha relación.
En el marco de la variedad de respuestas obtenidas, entendemos que sin una clarificación de los conceptos valor y actitud no es posible pensar una cultura educativa que posibilite establecer claros conocimientos acerca de la moral, la ética y actitudes. Estos elementos deben ser vinculados a los contenidos curriculares para guiar el comportamiento de los seres humanos. La creación de una adecuada pedagogía que contribuya al logro de un educador formado y formador para constituirse en guía del educando es uno de los principales desafíos de la educación dominicana
Pregunta #4: ¿Cómo trabaja usted el valor?
Para esta pregunta se abrió un abanico de ocho alternativas las cuáles tratamos una independiente de las otras.
La “charla” es utilizada como estrategia en la transmisión y/o construcción de valores por el 35% de los maestros, mientras el 65% no la empleaba. Con relación al “diálogo” los resultados fueron proporcionales, 50% lo pone en práctica y 50% declaró que no. La alternativa “modo coloquial” presenta el 76% con respuesta negativa, en tanto el 24% respondió positivamente. Las “dinámicas” significaron que el 40% las ejercitaba y el 60% no las utilizaba. El 87% de los profesores no trabaja los “equipos de discusión” y sólo el 13% hace uso de esta estrategia. Con relación a los “ejemplos” fue la estrategia más utilizada por el 54% de los docentes, en tanto, que el 46% no lo hace. Los “videos” fue la menos utilizada con un 2% del total, el 98% dijo que no lo utiliza. Las “cartulinas” son empleadas por el 24% y el 76% no las emplean.
A partir de las repuestas dadas por los docentes confirmamos los hallazgos de los grupos focales. El uso de diversas estrategias es adecuado, de lo que no tenemos seguridad es que la direccionalidad de las mismas esté orientada a la construcción del valor.
Los valores se construyen a largo plazo y en grupos pequeños a través de metodologías díalógicas que permitan comprender su importancia en los hechos, son bipolares, es decir, encierran en sí mismos su afi
El mundo de los valores pasa por el mundo de los hechos. Diego Gracia dirá que los hechos son “las perchas” de donde cuelgan, por eso las metodologías propias del curriculum deberán trabajar los hechos, lo que ocurre en la cotidianidad del país o en la escuela, el barrio, para poder analizar las actitudes o posicionamientos de los estudiantes ante ello. Esa es la tarea que se debe propiciar a través del diseño curricular, ya que como ganancia se obtiene la construcción de valores que soporten a las actitudes buenas, con que éstos participan o evalúan los hechos.
Podrían inclusive ser bien respondidas las preguntas sobre el valor, las actitudes, la relación valor – actitud y sino hay una compresión operativa de cómo actúan y se relacionan, los resultados serian peligroso. En general hay una tendencia a confundir la actitud con el valor y las metodologías participativas explotan el componente emocional creando la falsa expectativa de que con ello hemos transmitido valores.
c- Fase observacional
Este paso metodológico fue utilizado para establecer las estrategias pedagógicas utilizadas por los profesores en el aula, en el proceso de transmisión y/o construcción de valores.
Cuadro #5: Método que usa el docente para la construcción y/o transmisión de valores
El valor más alto obtenido en esta observación fue el “diálogo” con un 19%, siguiéndole “la explicación” con un 10%; el 9% pertenece a “ejemplos”; el 8% corresponde a “charla”. El resto está dividido en diversas respuestas.
Para no repetir lo expreso en el ítem anterior sobre las metodologías utilizadas por los maestros en transmisión y/o de valores observamos que el curriculum dominicano plantea que es preciso la educación en valores como eje transversal. Encontramos en la práctica sobre todo, cuado se habla de construcción de valores y en el ejercicio docente observamos que algunos maestros expresaban la imposición de valores en contradicción con la teoría de un curriculum flexible y abierto.
Lo más importante en la escuela no es transmitir valores, sino ayudar a construirlos, que es lo que le da permanencia. Cuando hacemos uso de valores predeterminados, como, por ejemplo, cuando llevamos como tarea al aula “hablar de tal valor” aunque la metodología sea participativa sólo alcanzamos a abordar el nivel actitudinalidal, es el largo plazo el que trabajará el soporto axiológico de construcción.
Hay una incoherencia entre muchas respuestas correctas y las prácticas observadas como las de utilizar castigos denigrantes o dañinos como medios de corrección.
Las prácticas al repetirse se convierten en actos y luego en hábitos y éstos están más cerca de favorecer la construcción del polo negativo del valor (disvalor) que del positivo que es el valor moral.
La tarea a la que no deberá nunca renunciar la educación y sus instrumentos es a la de realizar valores, pero valores positivos que son los llamados valores morales. Y ello sólo es posible de lograr con una clara visión de su objeto, de sus definiciones y de sus estrategias para alcanzarlo. El peligro de esta no claridad es que se pueden lograr hacer construcciones opuestas a lo que se busca. Siempre valoramos, no podemos dejar valorar, es una tarea de los humanos, pero hace falta la claridad de metas para conseguir la construcción de valores positivos y de larga permanencia.
Con referencia a cómo maneja el maestro las estrategias para la construcción de valores se trabajaron diez alternativas, las respuestas se elaboraron cada una de manera independiente.
Referente a definir las ideas sobre el valor el 45% de los profesores si hizo la definición, el 55% no definió el valor a trabajar. El 18% dio conclusiones categóricas sobre el valor, y el 82% no lo hizo. El 53% permite las ideas de los alumnos, el 47% no. El 47% promueve el dialogo entre los alumnos, el 53% no lo hizo. Respecto a las dinámicas para promover el valor el 38% utiliza esta estrategia y el 62% no la usó. El 24% acepta ideas contrarias a la suya, el 76% no las acepta. El 94% no acepta ideas contrarias a las normas sociales y el 6% si las acepta. Con relación a la claridad del valor propuesto, lo logró el 24%, en tanto, el 76% no lo logró. El 22% obvia el valor propuesto, el 78% no lo hizo. El 40% recuerda con frecuencia el valor a tratar, mientras que el 60% no hizo el recordatorio.
Conclusiones
1- Los docentes carecen de una claridad conceptual sobre el significado del término valor. Confunden el mismo con actitudes, hábitos, características, etc. Otros maestros no lograr conceptualizarlo sino enténderlo como valor especifico.
2- Existe confusión entre la clasificación de grupo de valores y valores específicos.
3- Los docentes tienen su propia escala de valores y la jerarquizan, de acuerdo, a sus prioridades e intereses.
4- Las estrategias pedagógicas utilizadas por los maestros, guardan o tienen una relación con lo esperado en tanto, son metodologías participativas. Pero no hay garantía de que estén orientadas a la construcción de valores, debido a la no clarificación del término.
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