Ciencia y Sociedad, Vol. 29, No. 3, 2004 • ISSN: 0378-7680 • ISSN: 2613-8751 (en línea) • Sitio web: https://revistas.intec.edu.do/

PARTIDOS POLÍTICOS Y ELECCIONES PRIMARIAS: CONSTRUYENDO LA DEMOCRACIA INTERNA(1)

POLITICAL PARTIES AND PRIMARY ELECTIONS: BUILDING INTERNAL DEMOCRACY (1)

DOI: https://doi.org/10.22206/cys.2004.v29i3.pp405-425

INTEC Jurnals - Open Access

Cómo citar: Aquino, J. (2004). Partidos políticos y elecciones primarias : construyendo la democracia interna (1). Ciencia y Sociedad, 29(3), 405-425. https://doi.org/10.22206/cys.2004.v29i3.pp405-425

Resumen

Los partidos políticos, actores esenciales de la vida democrática, de­signan las personas que a partir de una elección popular ocuparán importantes funciones en la administración del Estado. Aunque esta selección solían hacerla los grupos dominantes de los partidos, la su­cesiva democratización de los mismos ha incorporado las elecciones primarias como el método predominante. En la República Dominicana, la evolución del sistema de partidos ha avanzado desde la celebración de convenciones hasta la inclusión de las primarias electorales. Ha sido un proceso en que la voluntad de modernizar el sistema político se ha visto entorpecida por el dilatado predominio de líderes caudillistas en las fuerzas políticas mayoritarias.


Palabras clave:

democracia, partidos políticos, convención, elección primaria.

Abstract

The political parties, essential actors of democratic life, designate the people who from a popular election will occupy important functions in the administration of the State. Although this selection used to be made by the dominant groups of the parties, the successive democratization of the parties has incorporated the primary elections as the predominant method. In the Dominican Republic, the evolution of the party system has advanced from the celebration of conventions to the inclusion of electoral primaries. It has been a process in which the will to modernize the political system has been hampered by the long domination of leaders in the main political forces.


Keywords:

democracy, political parties, convention, primary election.

 

1.- Democracia y Partidos Políticos

Uno de los rasgos distintivos de las democracias modernas es la existencia de un sistema de partidos competitivo, funda­do sobre reglas estables que garantizan la equidad en la con­tienda por el poder y la participación de diferentes sectores de la sociedad en la gestión del Estado. Para que pueda caracterizarse una sociedad de auténticamente democrática el sistema de partidos debe ser pluralista y las condiciones de competencia electoral permitir una periódica reno­vación y alternancia de los titulares de las funciones públicas.

Los partidos políticos, que en sociedades predemocráticas eran vistos como la expresión de indeseables fracciones (Sarto­ri, 1992), con la evolución de la democracia se han constituido en protagonistas de este sistema político. Además de representar intereses y servir de mediadores entre el Estado y la sociedad, los partidos cumplen con la delicada función de seleccionar las personas que se van a desempeñar en la conducción del Estado a través de los puestos de elección popular. Esta última atribución es muchas veces ejercida casi exclusivamente por los partidos políticos: si el sistema de partidos es estable y tiene sólidas raí­ces en la sociedad, son muy pocas las posibilidades de que candidaturas concebidas al margen de estos puedan prosperar.

De ahí la importancia que reviste el estudio de los procesos de elección que desarrollan las fuerzas políticas con el propósito de construir sus ofertas electorales; sobre todo en un escenario como el dominicano que ha sido dominado de manera sistemática por tres partidos políticos, en los últimos 15 años. Esos procesos son realizados en los partidos democráticos modernos a través de elecciones primarias, que se definen como "un pre­escrutinio que sirve para la nominación de los candidatos de un partido para las elecciones propiamente dichas" (Duverger, 1996). Las elecciones primarias imphcan la participación de la universalidad de los miembros del partido en igualdad de con­diciones, mediante la emisión de un voto directo y secreto, que tiene el mismo valor en la selección de los candidatos.

2.- Democracia Interna y Elecciones Primarias

La participación de la membresía de los partidos políticos en la escogencia de sus candidaturas, se encuentra asociada históricamente a la democratización interna de estas organizaciones. En partidos autoritarios, estructurados en función de un caudillo o una dirección superior incuestionada, las bases no participan al momento de tornar este tipo de decisiones. Las fracciones y ten­dencias internas, miden sus fuerzas en procesos de negociación con los círculos íntimos del poder enquistados en la cúpula diri­gencial; o someten sus aspiraciones a convenciones o congresos internos en los que la voluntad de la militancia se encuentra in­termediada por los organismos del partido, y sobre todo, por la voluntad exclusiva de un número limitado de dirigentes.

Otro factor que incide en el tipo de elección que predo­mine en el partido es el modelo de organización adoptado. En general, un partido de cuadros, organizado a partir de un rígido sistema de adhesiones y con una estructura piramidal verticalizada, optará por realizar congresos o convenciones para elegir sus candidatos, eludiendo la celebración de pro­cesos internos de votación. Los partidos de masas, fundados generalmente en torno a la dinámica electoral y manteniendo esquemas de reclutamiento más flexibles, tienden a incorpo­rar a sus prácticas las elecciones primarias, que les permiten una mayor legitimidad de los candidatos y la integración mas activa al proceso electoral de sus afiliados.

En la medida en que la celebración de elecciones libres se convierte en el único método aceptable para acceder al poder, las organizaciones políticas van incorporando un procedimiento que además les permite entrenar a su militancia en las técnicas propias de los torneos electorales. Los partidos tienden a demo­cratizarse y la militancia exige mayores niveles de participación en la toma de decisiones. Normalmente se registra un proceso de lucha de contrarios en el que se suceden avances y retrocesos hasta incorporar definitivamente las elecciones primarias como elemento esencial de la vida del partido.

En los Estados Unidos de Norteamérica los procesos de elecciones primarias tuvieron como antecedentes unas reuniones internas del partido que se denominaban caucus y que con una participación muy limitada de los dirigentes de lo que entonces se llamaba "club", seleccionaba los candidatos. A las reuniones del caucus club les sucederían las convenciones (convention), hasta que en el año 1905 se efectuó la primera elección primaria en Wisconsin a partir de la cual estas se generalizarían, llegando a ser reguladas formalmente en la década de los 40 y obligatorias en todos los niveles de elección, a partir del 1972. (Toiret. 1994).

En Europa, es en Bélgica donde se ha registrado el germen de elección primaria más antigua con los llamados polls de designación, que al limitar la participación en el proceso de escogencia a los miembros del partido, equivalen a una elec­ción primaria ceJTada. (Duverger, 1996).

En América Latina, Salamanca identifica varias situaciones respecto a la celebración de elecciones primarias. Por una parte la de aquellos países que las han incorporado a su legislación electoral de partidos, entre los que cuenta a Costa Rica, Uru­guay, Paraguay, Panamá, Bolivia y Honduras. Asimismo, hay países en los que aunque no existe legislación sobre elecciones primarias, algunos de sus partidos relevantes desarrollan desde hace cierto tiempo esta elección. Es el caso de la Alianza Con­certación en Chile, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua, el Partido Liberal en Colombia y Ac­ ción Democrática en Venezuela. (Salamanca, 2002).

En los casos de El Salvador y República Dominicana, Salamanca opina que aunque se han desarrollado elecciones pri­marias en varios partidos, en El Salvador no han sido propia­mente elecciones directas, sino que más bien son convencio­nes; mientras que en la República Dominicana las primarias "han tenido un nivel muy bajo de participación ... llegándose a generar una situación a medio camino entre los intentos de control de los resultados por las cúpulas partidistas y la utilización instrumental de los mismos y la amenaza cierta de ruptura de los partidos" (Salamanca, ibidem).

Finalmente tenemos los casos de Brasil, Ecuador, Guatema­ la, Perú y Haití donde no se han desarrollado experiencias de elecciones primarias ni se encuentran establecidas por la ley.

3.- Tipos de Primarias Electorales

Los elementos que caracterizan a las primarias electorales suelen ser muy variados y se corresponden con las normas legales y la tradición partidaria de cada país. La clasificación mas general es aquella que divide las primarias en abiertas y cerradas, según puedan participar en el proceso de votación todos los electores inscritos en el padrón electoral del país o únicamente los afiliados al partido. Existen diferentes criterios para determinar si una per­sona es o no afiliada a un partido.

Existen diferentes criterios para determinar si una persona es o no afiliada a un partido. En los partidos europeos y latinoamericanos se puede constatar que la militancia partidaria tiene un carácter permanente y está sujeta a cier­tas formalidades: se exige una inscripción voluntaria den­tro de un determinado plazo, los miembros deben realizar ciertas actividades políticas así como aportes económicos periódicos; se acredita la condición de membresía de la persona inscrita mediante la emisión de un carnet, entre otros. Es distinto en los Estados Unidos de Norteamérica donde los afiliados se inscriben únicamente para votar en las primarias , permitiendo algunos Estados que esta ins­cripción se haga incluso en el mismo momento de la vo­tación, lo cual acerca mucho este proceso a una primaria abierta. (Duverger, lbidem).

Cada especie de elección primaría implica ciertas ventajas y desventajas. En las primarias abiertas, aunque se presentan mayores oportunidades de participación, también se corre el riesgo de que las mismas sean influidas desde el exterior por otros partidos políticos que pueden inducir la asistencia de sus miembros a esta primaria y el que voten en un determinado sentido. Una primaria abierta debilita la estructura interna del partido en la medida en que no crea un derecho de elección exclusiva a favor de quienes hacen actividad política perma­nente, igualándolos con los simpatizantes eventuales de la or­ganización.

Con las primarias cerradas sucede con frecuencia que las tendencias predominantes del partido son las que inducen el voto de los miembros, manipulando su voluntad y reduciendo así su impacto democrático. Al recibir este tipo de elección menos in fluencia de la voluntad general de la población, el partido puede escoger candidatos que aunque son populares internamente, no lo son para la masa externa de votantes, que es decisiva al momento de la elección general.

Otro criterio para clasificar las primarias depende de si es­tas corresponden al nivel de elección presidencial, legislativo o municipal. En muchos casos las primeras elecciones prima­rias corresponden a la nominación de legisladores o autori­dades municipales y con el tiempo se admiten para el nivel presidencial. Así ocurrió en Estados Unidos de Norteamérica y en algunos países de América Latina incluyendo a la Repú­blica Dominicana.

Las primarias también se distinguen en la medida en que estas se encuentran organizadas o no por las autoridades pú­blicas. La tendencia que se verifica en América Latina apunta a que cada vez más los órganos electorales fiscalizan la ac­tividad interna de los partidos, superando el carácter estric­tamente privado de los mismos. Aunque hay casos en el que no es el órgano electoral el que organiza las primarias, por lo menos se le otorga un importante papel de tutela o supervi­sión. En ocasiones se estipula que las primarias de todos los partidos sean celebradas el mismo día, lo cual contribuye a limitar y concentrar las actividades de precampañas.

Final mente es oportuno indicar que en algunos casos los resultados de las primarias deben ser conocidos y proclama­dos por una convención nacional que se espera respete la vo­luntad de los afiliados expresada en las primarias. Sin embar­ go, en algunas ocasiones la convención modifica la decisión de las primarias, contándose entre los casos mas famosos los de Adlai Stevenson (1952) y Hubert Humphrey (1968) por el Partido Demócrata en los EE.UU (Toiret, lbidem). 

4.- Elecciones Primarias en la República Dominicana

En la República Dominicana el proceso de construcción del actual sistema de partidos se inicia con la terminación de la dictadura de Trujillo en 1961 y la celebración de las prime­ras elecciones libres en el año 1962. Los principales partidos que intervienen en esta contienda son la Unión Cívica Nacio­nal (UCN) y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). La Ley Electoral No. 5884, de fecha 5 de mayo de 1962, no estableció como prerrequisito la celebración de elecciones pri­marias internas para escoger las candidaturas que los partidos presentarian en ese proceso. Tal y como lo señala la proclama emitida por la Junta Central Electoral el 01 de octubre del 1962 "las propuestas de candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la República han de ser formuladas por el organismo directivo central del partido o agrupación que la sustente (La Nación).

La Unión Cívica Nacional (UCN) celebró su Asamblea Nacional el 27 de octubre de 1962, eligiendo como candidatos a Viriato Fiallo y José Augusto Puig. Después de la derrota sufrida por UCN en las elecciones de ese año, se reduciría sig­nificativamente su presencia y popularidad hasta desaparecer del ámbito político nacional.

a) El Partido Revolucionario Dominicano (PRD)

En el caso del Partido Revol ucionario Dominicano (PRD) es la primera Convención Nacional del PRD la que designa como candidatos a Juan Bosch y Buenaventura Sánchez Fe­liz*, para la Presidencia y Vicepresidencia de la República, respectivamente. Este evento, que reunió delegados de todo el país, se realizó los días 20 y 21 de octubre del año 1962.

En los demás torneos electorales en que participó el PRD en los años 60 y 70 también utilizó la convención de delegados como mecanismo para la escogencia de sus candidatos a las primeras posiciones electivas. Así, en el año 1966, la conven­ción realizada los días 9 y 10 de abril, designó como candi ­ datos a Juan Bosch y Antonio Guzmán, para participar en los comicios que se celebrarían en junio de ese año.

Para participar en los comicios del 16 de mayo de 1978, el PRD también real izó una convención de delegados que es­cogió sus candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la República. Este proceso revistió una muy particular impor­tancia dado que el clima de violencia política e inseguridad electoral no había permitido que el PRD, principal partido de oposición, participara en las elecciones efectuadas en los años 1970 y 1974.

Esta convención del PRD fue realizada los días 26 y 27 de noviembre de 1977, en el local de la Asociación de Detallistas de Provisiones de Santo Domingo, y a las mismas se presen­taron como precandidatos los señores Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Jacobo Majluta y Marcio Mejía Ricart . Este último se retiró al inicio de la convención distribuyéndose los votos de los delegados del modo siguiente: Antonio Guz­mán, 195 votos; Jorge Blanco 116 y Jacobo Majluta 106 votos. En vista de que ninguno de los candidatos obtiene la mayoría absoluta requerida se pasa a una segunda ronda de votación. Para esta segunda ronda, Majluta se retira concentrándose la contienda entre Guzmán y Jorge Blanco. Los resultados finales favorecerán a Guzmán con 231 votos, mientras que Jorge Blan­co obtendrá 172 votos y 14 votos serán declarados nulos.

Una importante decisión de la Convención y que permitió unificar a la dirección del PRD fue la inmediata elección de Salvador Jorge Blanco como Presidente del partido y de Jaco­bo Majluta como candidato a la Vicepresidencia. A partir de aquí el PRD inicia una tradición en la que combina la parti­cipación de las bases en la designación de sus candidatos con los arreglos transaccionales entre su cúpula dirigencial como mecanismo de lograr la unidad partidaria.

En vista del proceso electoral del año 1982 el PRD inaugu­ra en el país la celebración de elecciones primarias indirectas, cuando escoge como candidatos a la Presidencia y Vicepresi­dencia a Salvador Jorge Blanco y Manuel Fernández Mármol, en un proceso interno en el cual sus principales contrincantes fueron Jacobo Majluta y Vicente Sánchez Baret. La caracterís­ tica principal de este proceso es que las bases del partido vota­ rían en cada comité de base para elegir trece (13) representan­ tes vinculados a su vez a una u otra candidatura presidencial, mecanismo que se denominó "fórmula Ovalle", ya que fue ideada por el dirigente perredeísta José Ovalle. Para partici­par en esta elección fueron convocados unos 6,100 comités de base que aglutinaban más de 70,000 electores.

Los días 21 y 22 de noviembre de 1981 se realizó el pro­ceso de elección, transcurriendo más de 48 horas para obtener un conteo definitivo de los votos, lo que comenzó a generar cuestionamientos de los diferentes candidatos. Finalmente, el martes 24 de noviembre en horas de la noche se ofrecieron al país los resultados definitivos que favorecieron a Salvador Jorge Blanco con 44,997 votos para un 57.26%, mientras que Jacobo Majluta obtuvo 29,378 votos (37.3%), Franco Badía 3,436 votos (4.3%) y Manuel Fernández Mármol el 0.7% de los votos.

Jacobo Majluta reconoció el triunfo de Jorge Blanco, y el secretario general del PRD, José Francisco Peña Gómez, propuso una terna para la Vicepresidencia de la República integrada por Pedro Franco Badía, José Rodríguez Soldevila y Manuel Fernández Mármol, de los cuales fue escogido este último, completándose así la fórmula electoral del PRD para las elecciones presidenciales; y concluyendo con un relativo éxito el primer experimento de elección primaria en la República Dominicana.

Desafortunadamente, el PRO no obtendría resultados tan exitosos en las primarias real izadas en el año 1985, con vistas a las elecciones presidenciales del 1986. Este proceso se vio matizado por la aguda lucha desarrollada por las llamadas tendencias que propiciaban un enfrentamiento desgarrador den­tro del PRO. Por una parte existía la llamada Tendencia Jorge­ blanquista, auspiciada por el presidente de la República y que hacía causa común con el Bloque Institucional que había sido creado por Peña Gómez; y por la otra parte Jacobo Majluta había apuntalado su propia tendencia interna además de crear una organización externa que luego se convertiría en partido político y que se denominaba La Estructura.

A las elecciones primarias de 1985 el PRO llega en medio de un proceso de reestructuración de sus comités de base, que había traído recriminaciones recíprocas entre las diferentes tendencias ya mencionadas. El 24 de noviembre de 1985 se celebran estas primarias para la cual se han convocado 13,282 comités de base que reúnen alrededor de 607 mil votantes. A diferencia de las primarias del 1981, en este caso los elec­tores votarían directamente por sus candidatos y no por representantes. No participaron en esta elección los perredeístas de Santiago ya que allí no pudieron terminar los trabajos de reestructuración por diversos contratiempos.

El procedimiento de votación de esta elección primaria comprendía varios aspectos. El voto fue secreto, utilizándose una boleta electoral con los rostros de los precandidatos, pu­diendo los electores marcar su preferencia utilizando una raya, una equis o una cruz. Cada comité de base, integrado por un mínimo de 33 miembros y un máximo de 64, se reuniría en su local correspondiente hasta completar el quórum, momento en el cual se daba inicio al proceso y se designaba la mesa electoral. El Secretario General del Comité de Base presidía la mesa, y el militante de menor edad que supiera leer y escribir hacía de secretario de actas. Cada candidato podía acreditar un delegado como miembro de la mesa.

Una vez iniciado el proceso de votación y hasta que el mis­mo concluyera, no podía ausentarse ningún militante del lo­cal. Podemos decir entonces que es el PRO el que utiliza por primera vez en el país, los colegios electorales cerrados.

A este proceso se presentaron como precandidatos Jacobo Majluta, José Francisco Peña Gómez y José Rafael Abinader, aunque este último se retiraría un día antes de las elecciones. Las primarias transcurrieron sin ningún incidente de signifi­cación, pero luego de dados los primeros boletines se produjo un serio altercado en el Hotel Dominican Concorde, donde se realizaba el conteo de los votos. Como resultado del mismo un miembro del PRD resultó muerto y varios más heridos de bala. Cada candidato se proclamó ganador y acusó a la contraparte de haber cometido fraudes y manipulaciones para obtener la nominación presidencial. El último de los boletines emitidos por la Comisión Electoral otorgaba 40,230 votos a favor de Jacobo Majluta y 32,779 a favor de Peña Gómez.

Luego de varias semanas de enfrentamiento entre los di­ferentes sectores del PRO, se llega a un acuerdo denominado el Pacto La Unión , que reconoce el triunfo de la candidatu­ra de Jacobo Majluta pero reserva la proposición de ciertas candidatu ras a la Tendencia Jorgeblanquista. Jacobo Majlu­ta designa al empresario Nicolás Vargas como candidato a la vicepresidencia de la República, completando así la fórmula presidencial perredeísta y poniendo fin a uno de los episodios mas dolorosos en la lucha interna de ese partido.

Luego de la derrota que sufrió el PRD en las elecciones del año de 1986, las contradicciones internas de ese partido provocaron su división entre los seguidores de Peña Gómez y los de Jacobo Majluta. En vísperas de las elecciones del 1990, Jacobo Majluta y una parte importante de perredeistas forma­ ran el Partido Revolucionario Independiente (PRI), mientras que a lo interno del PRD se consolida el liderazgo de José Francisco Peña Gómez que será el candidato de ese partido en los comicios de 1990, 1994 y 1996.

El 18 de febrero de 1990 el PRD celebra las elecciones primarias que escogen por primera vez como candidato a la presidencia de la República a Peña Gómez, con el 96.44% de los votos a su favor. El otro precandidato que participó fue el fundador del PRD Angel Miolán, cuya postulación tuvo un carácter mas bien simbólico. Para estas primarias fueron convocados 11,555 comités de base que reunían alrededor de 404,427 delegados. Los comités se reunieron en la fecha de la convención desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde.

Peña Gómez será nuevamente proclamado como candidato del PRD, el 4 de julio de 1993 en la Convención Nacional perredeísta que validó los resultados de las primarias que ha­bían dado un respaldo de 634 mil votos al líder del PRO. Las primarias no se realizaran para las elecciones del año 1996, ya que como estas elecciones fueron resultado de la crisis electo­ral del 1994, en las cuales el PRD y otros partidos denunciaron un fraude electoral, el PRD se limitó a ratificar mediante con­vención la candidatura de Peña Gómez a la presidencia de la República y de Fernando Alvarez Bogaert, presidente de una escisión del PRSC denominada Unión Democrática (UD), a la vicepresidencia.

En el año 1999 el PRD realizó las elecciones primarias que escogieron como candidato a la presidencia a Hipólito Mejía Domínguez. A pesar de que durante la preparación de este pro­ceso los diferentes precandidatos expresaron quejas y reparos, ha sido una de las elecciones del PRO que menos conflicto ha 

generado, quizás por la votación abrumadora que obtuvo el precandidato electo. El padrón electoral utilizado para la misma fue de un total de 1,259,529 miembros organizados en 49,383 comités de base. Según los resultados oficiales ofrecidos por el PRD, de este pa­drón votó en las elecciones primarias el 48.2%, es decir 608,276 miembros, cuyas simpatías se distribuyeron del siguiente modo:

Como en otras ocasiones durante todo el proceso de elec­ciones primarias y una vez estas concluyeron, los dirigentes del PRD procuraron pactos o acuerdos para garantizar la unidad del partido y la satisfacción de los diferentes intereses internos. De hecho Hipólito Mejía celebró pactos por separado tanto con Mi­lagros Ortiz como con Hatuey Decamps. Después de terminada las primarias, los reclamos de Suberví se zanjaron cuando se le garantizó la Secretaría General del PRD; mientras que Milagros Ortiz fue designada candidata a la Vicepresidencia de la Repú­ blica y Hatuey Decamps, Presidente del PRD.

b) El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC)

En el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), fundado por Joaquín Balaguer tras su retomo del exilio una vez concluida la guerra civil de 1965, la tradición ha sido la realiza­ción de convenciones que eligen consecutivamente al propio Balaguer como candidato a la presidencia.

La primera convención del Partido Reformista fue celebra­ da el 17 de abril del 1966 y en ella se escogieron a Joaquín Balaguer y Francisco Augusto Lora, como candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la República, para las elecciones de junio de ese mismo año.

Para las elecciones de 1970, sellada la ruptura entre Bala­guer y Lora tras la formación por este del Movimiento de In­tegración Democrática (MIDA), el PRSC escoge nuevamente a Balaguer como candidato, seleccionando esta vez a Carlos Rafael Goico Morales como candidato a la vicepresidencia.

Balaguer será nuevamente el candidato a la presidencia por el Partido Reformista para las elecciones del 1974, 1978, 1982, 1986, 1990, 1994 y 2000; haciéndose acompañar por diferentes candidatos a la vicepresidencia como Femando Álvarez Bogaert, Carlos Morales Troncoso y Jacinto Peynado. En todos los casos era designado por la convención de su partido a la que se presen­taba prácticamente solo, pues todos los dirigentes del PRSC que manifestaban sus deseos de ostentar la candidatura presidencial, terminaban declinando a favor del anciano dirigente.

Únicamente para las elecciones del año 1996 el PRSC escogió un candidato distinto a Balaguer, en atención a la pro­hibición de la reelección presidencial, introducida en la Cons­titución de la República a raíz de la crisis electoral del año 1994. El 1 de octubre del 1995 el PRSC realizó por primera vez en su historia elecciones primarias para el nivel presiden­cial, escogiendo a Jacinto Peynado Garrigosa, como el candi­ dato a la Presidencia de la República. El candidato electo ele­giría la candidatura a la vicepresidencia, de conformidad con los Estatutos del partido, responsabilidad que recaería sobre la dirigente empresarial Maribel Gassó.

La primaria del PRSC tuvo una importante peculiaridad: fue una elección primaria abierta, en la que podía participar cual­quier ciudadano que presentara su cédula de identidad electoral, una licencia de conducir, un carnet de porte de armas o cual­quier otro documento oficial emitido por el Estado dominicano. Se utilizó el padrón de la Junta Central Electoral que contenía 3 millones 372 mil inscritos y los centros de votación habilitados fueron los mismos que se usan en las elecciones generales a excepción de las escuelas y otros edificios públicos.

Cada mesa electoral estaba integrada por un presidente, un secretario y un vocal. Para votar se utilizó una boleta única con la foto de los candidatos en Ja cual los electores podían marcar una equis, una cruz o una raya para expresar su simpatía.

En estas primeras primarias del PRSC, además de Jacinto Peynado, también participaron como precandidatos Carlos Morales Troncoso, Víctor Gómez Bergés, Angel Locward y Juan Arístides Taveras Guzmán. De conformidad con los cóm­putos oficiales ofrecidos por el PRSC, votaron un total de 347,542 militantes de los cuales se computaron 321 ,769 votos válidos. Jacinto Peynado alcanzó un total de 179,301 votos para un 55.7%, y su más cercano contendor, Carlos Morales Troncoso, 107,838 votos. Los demás aspirantes recibieron en conjunto un apoyo de 34,630 votos.

Aunque se registraron algunos incidentes menores duran­te el transcurso de este proceso, tales como la denuncia de sustracción de urnas, tiroteos e incluso un herido de bala; en sentido general fue un proceso que transcurrió con normalidad y cuyos resultados fueron reconocidos inmediatamente por to­dos los candidatos perdedores.

c) El Partido de la Liberación Dominicana (PLD)

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), fundado por Juan Bosch y un grupo de dirigentes que salieron del PRD en el año 1973, presenta por primera vez candidaturas nacionales en el proceso electoral del año 1978. Para la oca­sión el PLD realizó su Primer Congreso Elector el 30 de junio del 1977 en el que 187 organismos votaron por Juan Bosch como candidato a la Presidencia. Para la candidatura vicepre­sidencia Rafael Alburquerque alcanzó 113 votos, superando a Rafael Kasse Acta, que solamente obtuvo 69 votos. 5 votos fueron empates.

Es necesario resaltar que el voto en el PLD fue inicialmente consagrado con un carácter orgánico y no individual, por lo que cada organismo tenía que reunirse y decidir por mayo­ría absoluta a qué candidato apoyaba para aspirar a tal o cual puesto de elección. Al final se computaban los votos de los organismos que tomaban la decisión , descartándose los casos de empate. Este procedimiento se sustentaba en la estructura­ción como partido de cuadros que predominaba en el PLD, a diferencia de la organización de masas que caracterizó desde muy temprano al PRD y al PRSC.

El liderazgo prácticamente incuestionado de Bosch en el PLD, hará que ese partido le escoja como candidato presi­dencial de manera sucesiva para las elecciones de los años 1982, 1986, 1990 y 1994. En todos los casos el procedimien­to de elección fue el Congreso Elector a través de la vota­ción realizada por cada organismo del partido, que también votaba al candidato vicepresidencia! de una terna presentada por el Comité Central , aunque para el 1990 solo se presento como precandidato a una persona, el empresario José Fran­ cisco Hernández. Para poder resultar electo en esas votacio­nes debía obtenerse más del 50% del voto de los organismos participantes. Los votos orgánicos recibidos en estos Con­gresos por los diferentes candidatos, se distribuyeron del modo siguiente: 

Con la retirada del profesor Bosch de la escena política, ocu­rrida a raíz del proceso electoral del 1994, la lucha por la suce­sión peledeísta abre las puertas a su paulatina democratización interna. Para las elecciones del año 1996 el PLD convoca a sus organismos a un Congreso Elector para escoger su candidato a la presidencia entre las opciones presentadas por el Comité Central: Leonel Femández, Norge Botello y Euclides Gutiérrez Feliz.

Los resultados que arrojó este proceso favorecieron de manera mayoritaria a Leonel Fernández que obtuvo el 93.2% de los votos emitidos. Este recibiría mandato para escoger su compañero de fórmula presidencial, seleccionando al también dirigente del PLD, Jaime David Fernández Mirabal.

En el año 1999 el PLD convoca nuevamente su congreso elector para escoger al candidato a la Presidencia de la Repú­blica. Como en el anterior proceso, cada organismo tendría derecho a un voto y en los organismos solamente votarían los miembros y no los integrantes de los círculos de estudios que solo tendrían derecho a voz.

En este momento el PLD tenía 12,000 miembros organiza­ dos en 1,800 organismos. Los precandidatos que participaron en este proceso fueron Jaime David Fernández, Danilo Me­ dina y Félix Jiménez, aunque este último se retiró antes de la votación.

Los resultados fueron los siguientes:

En esa ocasión los resultados de este proceso fueron cues­tionados por los seguidores de Jaime David Femández quie­nes denunciaron múltiples irregularidades en el proceso. (El Nacional , 7 de Julio 1999). El hecho de que el voto en los organismos no se realizara de manera secreta, se constituyó en un elemento cuestionador de la libertad de la militancia al momento de expresar su simpatía por uno u otro candidato. Declarado Danilo Medina como candidato a la presidencia de la República por el PLD, este elegiría como su acompañan­ te en la postulación vicepresidencia! al señor Amilcar Rome­ro, miembro del PRSC. Esta será la última ocasión en que el PLD realice los con­gresos electores con voto orgánico, pues los cambios internos terminarán por masificar el partido y admitir el voto individual y secreto a partir del año 2003, lo que inaugura la etapa de la elecciones primarias propiamente dichas dentro del Partido de la Liberación Dominicana.

Notas

    *El PRD escogería posteriormente otro candidato a la Vicepresidencia para ese año. el Dr,Segundo Arnaldo González Tamayo

Bibliografía

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PERIÓDICOS CONSULTADOS

  1. Hoy, Colección Banco Central...

  2. La Nación , Colección Biblioteca Nacional.

  3. Listín Diario, Colección Banco Central d) Vanguardia del Pueblo, Centro de Documentación del PLD.