Ciencia y Sociedad, Vol. 50, No. 2, diciembre, 2025 • ISSN (impreso): 0378-7680 • ISSN (en línea): 2613-8751

MATOS MOQUETE, MANUEL. (2023). EL CRISOL Y LA CRIBA: RELATOS DE APRENDIZAJE. SANTO DOMINGO, INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE SALOME UREÑA (ISFODOSU), 568 PÁGINAS. ISBN: 978-9945-639-07-0

DOI: https://doi.org/10.22206/ciso.2025.v50i2.3540

Carlos Enrique Cabrera

Instituto Tecnologico de Santo Domingo
https://orcid.org/0000-0002-5829-7236
carlos.cabrera@intec.edu.do

Recibido: 23/5/2025 • Aprobado: 11/6/2025

INTEC Jurnals - Open Access

Cómo citar: Cabrera, C. (2025). Matos Moquete, M. (2023), El crisol y la criba: Relatos de aprendizaje. Santo Domingo, Instituto Superior de Formación Docente Salome Ureña (ISFODOSU), 568 páginas. ISBN: 978-9945-639-07-0 Ciencia y Sociedad, 50(2), 165-171. https://doi.org/10.22206/ciso.2025.v50i2.3540

I

Este gran libro, El crisol y la criba: relatos de aprendizaje, de Manuel Matos Moquete (2023), puede y debe leerse como un complejo entramado cultural, estético, pedagógico, lingüístico, espiritual y humano y, ya hecho cosa propia, recordarse como relevante estímulo para la aventura existencial personal y, desde luego, también en muchos casos, para la propia práctica escritural y de análisis textual.

El crisol y la criba debe ser leído –y vivenciado– en un estrato todavía más profundo como la inmersión en las aguas de un río. Un río de caudaloso cauce, de rico y variado trazado, de rumorosa corriente, pleno de frescor y desbordante de entrañables sugerencias, evocaciones y vivencias, de enormes aciertos expresivos y muy sabias enseñanzas profesionales y de vida, como si por el arte encantatoria que es la escritura el mismo libro se hubiera metamorfoseado por su cuenta y riesgo en uno de sus protagonistas: el río Yaque del Sur.

Y descubro con regocijo que así parece verlo Matos Moquete (2023) cuando escribe: “Los textos son grandes ríos de vidas (sic) que se bifurcan en multitud de riachuelos y afluentes de experiencias humanas” (…) (p. 473).

II

El crisol y la criba es un libro de memorias que como nos explica Matos Moquete (2023) continúa “el hilo de las memorias sobre mi persona que dejé ancladas en mi obra de testimonios políticos Caamaño la última esperanza armada” (p. 19) y es a la vez un “relato de aprendizaje”. El mismo Matos Moquete (2023) apela a esta adscripción genérica en el subtítulo y repetidas veces lo hace en el interior de la obra, donde, ya en el inicio habla de bildungsroman (novela de formación o de aprendizaje o novela educativa), inscribiendo El crisol y la criba en esa rica tradición germánica que tantas obras memorables generó en el siglo XIX en toda Europa.

De alto contenido vivencial, emocional y humano, a la vez que social y político, intelectual, pedagógico y académico (la educación es eje central de la obra), cuanto se narra en El crisol y la criba ocurre en una cultura (la dominicana), un tiempo (desde el nacimiento del autor en 1944 hasta nuestros días) y un específico espacio geográfico de nuestro país (el sur, provincia de Bahoruco, municipio de Tamayo), expandiéndose con posterioridad, geográfica y culturalmente, a Francia y sus prestigiosas universidades.

El Crisol y la criba es la narración sabia e introspectiva de la formación intelectual, espiritual y humana del inquieto y a la vez enfermizo y tímido joven de Tamayo que tras vivir hasta los 17 años en su terruño natal, esencial en la formación y conformación de su ser de hombre y de novelista –“Con total certeza”, escribe Matos Moquete (2023), “Tamayo es el fundamento de mi vocación literaria”, p. 43– se establece en la capital del país, Santo Domingo, donde estudia y trabaja e interviene en la compleja y riesgosa política de la época marcada por la Guerra Fría, participa en la Revolución de Abril de 1965 para posteriormente viajar a Cuba con la guerrilla del coronel Alberto Caamaño y terminar en las cárceles del déspota “ilustrado” Joaquín Balaguer. Tras cumplir aquí una condena de tres años, es deportado a Francia. En la capital francesa obtiene el autor dos licenciaturas, una maestría y, por último, un doctorado. “Fue inmenso –confiesa Matos Moquete (2023)– el regocijo cuando en 1978, a los 34 años, había logrado dos licenciaturas. Una en letras Modernas, otra en Enseñanza del Francés Lengua Extranjera.” (p. 219) (…) Y continúa con su confesión Matos Moquete (2023): “vibraba al evocar el momento en que pude exclamar: ¡Por fin, tengo un título universitario!” (p. 220).

En estas prolijas páginas de remembranza, recuento y evaluación consciente y emotiva de todo lo vivido y de todo lo logrado con denodado esfuerzo, Matos Moquete (2023) narra, describe, analiza, explica, argumenta, realiza rigurosos comentarios textuales, hace profesión de fe (“me van bien las humanidades. (…) me siento fascinado por el humanismo”, p. 536), realiza íntimas confesiones personales (“el afeminamiento me persiguió en la niñez y en la adolescencia”, p. 65), repetidas veces se autodefine (“En los estudios, como en la vida, soy de talante conciliador, soy ecléctico, p. 476; Amo, prefiero, los conocimientos fundamentales antes que los especializados e instrumentales.” p. 536), realiza homenajes a intelectuales como Juan Bosch, Juan Isidro Jimenes Grullón, Hugo Tolentino Dipp, Pedro Mir (p. 155), pero sobre todo a Pedro Henríquez Ureña, (p. 536); a sus maestros dominicanos (Arcadio Encarnación) y franceses (Henri Meschonnic), a personajes de su tierra natal y a su propia estirpe (a su padre y muy especialmente a su madre, a quien dedica la obra…), así como a comunidades de su entrañable sur como Neiba. Todo este amplio material textual (argumentativo y exegético y de sensible y emotiva evocación del pasado) se ordena y estructura de forma cronológica en cuatro grandes apartados y dos secciones de notas y referencias, todo lo cual, precedido de una amplia introducción, ocupa nada más y nada menos que 571 páginas. ¡Toda una proeza escritural y compositiva!

III

Y siendo así, ¿encontrará esta densa y ambiciosa obra lectores? El primer y más grande reto de todo escritor es atrapar al lector, lograr no solo que lo lea, sino que además persista en la lectura y no la abandone vencido por el aburrimiento. Matos, por fortuna, es un gran narrador en posesión de amplios recursos y técnicas literarios con los que logra atrapar al lector de principio a fin en el sutil y bien elaborado entramado de su compleja narración.

¿Cómo narra y reflexiona Matos, cómo construye su texto, su río lingüístico, hecho con palabras de nuestra lengua, desde qué óptica actúa y trabaja y, desde dónde escribe, y con qué recursos y objetivos?

Matos escribe en su biblioteca (La Biblioteca), relajado, reposado, libre y sin poses. Explica Matos (2023): “Durante la escritura de esta obra me siento liberado de lenguajes, poses y movimientos encorsetados.” (p. 19) Y usa muy significativamente el autor una expresión propia de la navegación marina para señalar el punto de partida, el inicio del viaje: “Alzo velas” (p. 19).

Matos Moquete (2023) se reconoce en un tiempo de “balance y reflexión. De lectura sin prisa. De escritura sin encargo ni acomodamiento. De introspección y retrospección” (p. 21).

La navegación intelectual, existencial y humana del autor tiene como meta y objetivo esenciales “la búsqueda constante y amena de su propio ser y el reencuentro con su alter ego, en el universo de La Biblioteca” (Matos Moquete, 2023, p. 23). La principal meta y aprendizaje es y debe ser para Matos: “el de mi espíritu. Mi espíritu humano ensanchado” (Matos Moquete, 2023, p. 27).

Y de idéntica forma serán objetivos de esta depurada labor escritural, de claro aliento clásico, el disfrute propio y personal, a la par que –como no podía ser de otro modo, conociendo al autor, asimismo gran educador–, la de aportar algo a los demás: “Ahora, jubilado de las actividades formales habituales, en mi tiempo libre escribo estas memorias para mi propio disfrute y porque, quizá, pudieran ser instructivas para los demás” (Matos Moquete, 2023, p. 20).

El recuerdo y la evocación, la imaginación apoyan decididamente al autor en la construcción de este extraordinario relato de aprendizaje. En el minucioso y prolijo desmenuzamiento de estas experiencias académicas, orillando siempre la fantasía y la ficción, pero sin caer plenamente en esta al apoyarse el autor en todo momento y con sistematización, método y rigor notables en la adecuada, sólida y pertinente documentación (sin duda amplísima, como tendremos ocasión de ver), pues lo que se persigue no es tanto la diversión y el entretenimiento, sino el entendimiento, la comprensión. Por esto Matos (2023) apela de continúo a La Biblioteca consultando minuciosamente las obras que le son necesarias para la construcción de su detallado y prolijo relato, Biblioteca que termina convirtiéndose ella misma en un relevante personaje, en el otro río que recorre por entero las páginas del libro-río, ahora río de múltiples textos y palabras impresas y saberes acumulados, revelando esta puesta en escena al novelista de fuste que sin duda es más que probadamente Matos: las sucesivas apariciones de La Biblioteca en las páginas de la obra, siempre vivas y entrañables e incluso a ratos divertidas y jocosas, a la par que estructuralmente relevantes (estas apariciones establecen un contrapunto en el relato, lo remansan, son un oasis en el camino lectoral cargado de estímulos, un respiro en el tráfago de datos e informaciones que se despliegan sin cesar ante los ojos del lector en estas páginas jugosas). Y esto es así por más que a la par no dejan estas apariciones de aportar datos de libros usados, leídos, anotados y subrayados, los cuales traen a la memoria del autor mil y un entrañables recuerdos de sus pasados aprendizajes: “En el relato de estas experiencias académicas”, explica el autor, “La Biblioteca es mi cómplice, mi alter ego” (Matos Moquete, 2023, p. 23).

(…)

Y prosigue Matos:

Sin su fundamental apoyo e intervención no fuera posible lo que aquí va sucediendo. En los acontecimientos de esta índole obran el recuerdo y la imaginación, pero sin que lo narrado sea una fantasía o una ficción propiamente dicha, sino la obra del entendimiento es preciso recurrir a datos y juicios firmes y seguros, o por lo menos verosímiles (Matos Moquete, 2023, p. 311).

A lo largo de todo El crisol y la criba, Matos aporta documentación precisa y variada, ya sea transcribiendo fragmentos de su propia obra novelística y ensayística, libros y documentos de autores nacionales como Juan Bosch o Juan isidro Jimenes, artículos aparecidos en la prensa nacional, documentos oficiales y sobre todo, documentos académicos: como ya veíamos, los libros anotados y subrayados de su biblioteca personal (La Biblioteca), pero además los programas de estudio de la educación dominicana, los programas de estudio de las licenciaturas, maestría y doctorado realizados en Francia, los diplomas obtenidos (v. p. 465), y las notas tomadas en clase cada trimestre durante la maestría en Letras Modernas: “Notas de clase del Seminario Semiología del Texto”. Este material ocupa desde la pág. 225 a la 465 del libro, revelándonos ya solo por su extensión su gran relevancia. De este Seminario, trascendental en su formación intelectual, dice Matos: (…) “ese seminario ha sido el acontecimiento más importante de mi vida intelectual.” (…) “Representa la fragua forjadora de los fundamentos de mis estudios en las ciencias del lenguaje” (Matos Moquete, 2023, p. 224).

Advirtiéndonos que los ofrece aquí de la manera “más fiel posible”, limitándose a traducirlos del francés, actualizarlos al formato del libro y agregándole “algunos datos por amor del entendimiento”, Matos presenta así en la obra sus notas de clase en el referido seminario: “esos son documentos que todavía conservan, en lo esencial, la prístina vigencia de aquellos días en las orientaciones y en los contenidos principales” (Matos Moquete, 2023, p.223).

En este amplio material el autor nos presenta las materias por él abordadas y las prestigiosas figuras intelectuales (Claude Lévi-Strauss, Ferdinand de Saussure, Umberto Eco, Roland Barthes, Julien Greimas, Julia Kristeva, Gérard Genette, Claude Bremond, Tzvetan Todorov, Mijaíl Bajtín, entre otros) cuyas obras debió analizar, estudiar y asimilar, así como sus específicos campos de estudio.

IV

Si algo es El crisol y la criba es una encendida apología de los saberes humanísticos, especialmente de la lingüística y la literatura –“Siempre he estado interesado por la lectura y las humanidades”. (Matos Moquete, 2023, p. 21)– y de todo cuanto ha servido de sustento a estos saberes a lo largo de los siglos: el libro y la lectura, la escritura y el texto.

Confiesa Matos cómo ya de niño sintió brotar dentro de si la vocación literaria y el amor por los libros y la lectura –“desde mi infancia en tu seno [Tamayo] cultivé la mejor afición: leer” (Matos Moquete, 2023, p. 86)–, vocación y amor que habrían de verse acrecentados con el tiempo, haciendo valer su imperio aun en las circunstancias más adversas, como cuando estuvo recluido por tres años en una celda de La Victoria en los tenebrosos Doce Años de Balaguer, dónde a pesar de todo se agenció libros y leía: “Ahí, en un rincón, al final del pasillo del camastro donde dormía, había bloqueado un espacio donde tenía un estantico con los libros que durante ese lapso me habían permitido entrar” (Matos Moquete, 2023, p. 43).

Voraz e impenitente, consuetudinario lector de toda suerte de libros –literarios, científicos, académicos y de entretenimiento–, Matos lleva a cabo esta enriquecedora y exigente actividad bajo el dictado de los más diversos intereses y objetivos. Explica Matos: “He leído por amor a la literatura, para aprender e informarme, para ampliar mi cultura, para cultivar la sensibilidad y la imaginación, para conocer mejor al ser humano y para aprender el arte de escribir a través de la lectura de los mejores autores de nuestro país y del mundo” (Matos Moquete, 2023, p. 43).

Pero todavía en su inquieta evolución intelectual habrá Matos de descubrir el texto y entregarse a su poliédrico entramado de expresividad y sentido con una actitud ahora más rigurosa, más técnica y profesional (en conjunción, eso sí, con el placer y el deleite que le brinda siempre la lectura).

La militancia política en la izquierda dominicana había llevado a Matos a familiarizarse con la crítica y el debate de ideas y consecuentemente con la comunicación oral y escrita, pero no será hasta que emprenda los estudios superiores formales en Francia cuándo se le revele el texto en toda su extraordinaria trascendencia para las letras y los estudios humanísticos. Bajo el amparo de la rica tradición francesa adquiere Matos los fundamentos y las prácticas del manejo textual, aprendizajes que “cambiaron su vida y su estructura cultural” (Matos Moquete, 2023, p. 188).

En esta auténtica aventura de descubrimiento del texto como eje y centro de los estudios humanísticos, se produce un hito de gran significación que no se debe pasar por alto: el descubrimiento por Matos de la obra de Dominique Maingueau: Iniciación al método de análisis del discurso (1976), obra con la que el autor francés se distancia de la lingüística estructuralista de Saussure, creando “una nueva disciplina con pretensiones de erigirse en ciencia, que ampliaba y fortalecía el campo de estudio e investigación del texto” (Matos Moquete, 2023, p. 200).

Desde este instante Matos se inscribe de forma decidida en esta orientación de la lingüística [el análisis del discurso], desde la cual desarrollará en lo adelante sus investigaciones, “enriquecida con otras disciplinas de las ciencias del lenguaje y los aportes en el análisis del discurso de autores posteriores” (Matos Moquete, 2023, p. 200).

Pero todavía habrá Matos, en su búsqueda intelectual incesante, de configurar por cuenta propia una visión del texto ya manifiestamente holística y ontológica, definitivamente ligada al ser, a su conformación y desarrollo. Es desde esta visión que significativamente vincula el autor de Tamayo el texto con su sur natal:

Por eso el texto se parece tanto al sur, de donde provengo. Hay que saber entrar en él, saber recorrerlo, para que nos libere sus tesoros, como los tesoros recubiertos de las espesas escorias del desamparo, la ignorancia y el miedo del sur profundo. En ese entendimiento, el aprendizaje de las prácticas ancestrales de la lectura representa el crisol y la criba, fundamentales de mi cultura lugareña (Matos Moquete, 2023, pp. 189-90).

Y es desde esta visión ontológica y holística que el texto es asumido por Matos como un espacio habitable equiparable a la patria, un espacio o entramado significativo de forja y construcción de la propia personalidad: “si el texto fuera una patria” -escribe Matos-, “que lo es para mí, sería crisol y criba; criba y crisol, pues en mi vida he sufrido y he superado las grandes pruebas en el crisol y la criba de los textos” (Matos Moquete, 2023, p. 189).

Y asume lúcidamente Matos el texto desde su particular óptica como un portentoso espacio de aprendizaje, de crecimiento intelectual y humano, donde –como ya adelantaba más arriba– se forja el ser:

Lo que en otras ciencias es el laboratorio –nos explica el autor–, es el texto en la literatura y en las ciencias del lenguaje. Lo que el horno es para el acero, es el texto para la inteligencia: fragua, experimento, búsqueda. El texto es el territorio del sentido, donde se aprende y desaprende a ser y a vivir. Es donde nos forjamos como seres o nos diluimos como nada (Matos Moquete, 2023, p.189).

V

A lo largo de las numerosas páginas de El crisol y la criba conocemos el complejo y coherente retrato del personaje central del mismo: Manuel Matos Moquete. Un personaje que se enriquece a ojos vistas con el paso del tiempo, pero sin cambiar su yo profundo, aquel que se generó en su terruño natal y en el seno de su familia sureña. Cierto. Escribe Matos:

los estudios y las profesiones, son instrumentos y enseres que se llevan, que se acarrean como equipajes. Por tanto, mis años de formación en Paris no desvirtuaron mi yo profundo. Tantas transformaciones debido a los conocimientos no cambiaron mi naturaleza y mi personalidad (Matos Moquete, 2023, p.27).

Estamos claramente ante la forja, la construcción esmerada y lúcida de una personalidad que, como la de los héroes de la antigüedad, debe pasar, para llegar a ser de forma cabal, por el crisol y la criba de la compleja trama de la realidad que le ha tocado en suerte vivir.

Es Matos un autor emblemático de nuestro país en cuyo ser de hombre se conjugan de manera armoniosa los valores éticos y morales y los epistemológicos o de la ciencia. De semiótico y estructuralista en sus inicios, apoyado en relevantes figuras –Baijtin, Emile Benveniste y Henri Meschonnic–, se lanza el autor a una búsqueda translingüística y todavía más allá a la de una ciencia del lenguaje fundamentada en el texto, que no quede encorsetada por prejuicios, ideologías y dogmatismos científicos. “He sido alguien que, en definitiva, en su vida le ha dado por perseguir una ciencia del lenguaje indefinida e inexistente, mezcla de todo lo humano y en una perspectiva translingüística” … (Matos Moquete, 2023, p. 21) Y abunda Matos: “Me veo rebosante de entusiasmo viajando con celeridad hacia ese logro académico impulsado por el fuego del propósito general común a estos relatos de aprendizaje: la vocación translingüística, que como potente viga de amarre une y soporta los episodios de esta obra” (Matos Moquete, 2023, p. 24).

VI

Y llegamos así al final de esta excitante navegación. La coherencia, la honestidad, el rigor y la valentía intelectuales son los grandes atributos de Matos, que todavía hoy, a sus ochenta años, prosigue sus indagaciones y sus búsquedas, continúa asumiendo retos y nuevas y demandantes tareas, oteando nuevos horizontes.

Este libro extraordinario es ciertamente un estímulo, un acicate, una convincente y bien sustentada argumentación para que nadie deje de perseguir sus sueños y sus metas, para que nadie se rinda ante los obstáculos y dificultades que puedan salirle al paso en el camino de la vida. “He sido –escribe Matos– obstinado en el propósito de superarme. Nunca me he dado por vencido ni me he sentido desmoralizado ante tantas circunstancias ambientales adversas, comunes a todos los alumnos de mi época”. (Matos Moquete, 2023, p. 116).

Que se multipliquen dentro y fuera de nuestro país los lectores de El crisol y la criba, y que sus enseñanzas (fruto de una acrisolada y bien cribada sapiencia de años), debidamente asimiladas y hechas cosa propia, generen cuantiosos frutos en los diferentes ámbitos y horizontes.

Referencias

Matos Moquete, M. (2023). El crisol y la criba: Relatos de aprendizaje. Instituto Superior de Formación Docente Salome Ureña (ISFODOSU).