Ciencia y Sociedad, Vol. 49, No. 4, octubre-diciembre, 2024 • ISSN (impreso): 0378-7680 • ISSN (en línea): 2613-8751

VARELA MARCOS, JESÚS. (2021). MONUMENTA CARTOGRÁFICA HISPANOAMERICANA. ATLAS HISTORICO DE LOS DESCUBRIMIENTOS ESPAÑOLES SIGLOS XV Y XVI. VALLADOLID, I.E.I.P. CASA COLÓN (ESPAÑA), 149 PÁGINAS, MAPAS (BLANCO Y NEGRO Y COLOR), ILUSTRACIONES (BLANCO Y NEGRO Y COLOR). 23 X 33 CM., APAISADO. TAPA DURA AL CROMO, LAMINADA EN MATE. ISBN: 978-84-09-31808-7

DOI: https://doi.org/10.22206/cys.2024.v49i4.3315

Dra. Carmen Manso Porto

Biblioteca-Sección de Cartografía y Artes Gráficas
de la Real Academia de la Historia
(Madrid - España)
https://orcid.org/0000-0002-9037-6110
carmen_manso@rah.es

Recibido: 30/9/2024 • Aprobado: 4/10/2024

INTEC Jurnals - Open Access

Cómo citar: Manso Porto, C. (2024). Varela Marcos, J. (2021), Monumenta cartográfica Hispanoamericana. Atlas histórico de los descubrimientos españoles siglos XV y XVI. Valladolid, I.E.I.P. Casa Colón (España), 149 páginas, mapas (blanco y negro y color), ilustraciones (blanco y negro y color). 23 x 23 cm., apaisado. Tapa dura al cromo, laminada en mate. ISBN: 978-84-09-31808-7. Ciencia y Sociedad, 49(4), 151-154. https://doi.org/10.22206/cys.2024.v49i4.3315

Esta obra de Jesús Varela Marcos, catedrático de Historia de América de la Universidad de Valladolid, viene a cubrir un espacio en blanco en la Historia de la cartografía mundial. Es conocido que existe un vacío en cuanto a estudios científico realizados sobre la aportación de cartógrafos de la parte mayor de Iberia en los siglos XV y XVI, especialmente oculto, a veces por el desconocimiento del resto de Europa o bien por algún interés particular. Consciente de este hecho, el Dr. Varela trata de rellenarlo en este trabajo y así lo explica en su presentación:

“Iniciamos una nueva andadura en el Seminario Iberoamericano de Descubrimientos y Cartografía. Un proyecto en el campo de la cartografía. Trataremos de seguir las denominaciones tradicionales, por lo que nuestra pretensión es un Atlas Histórico Cartográfico de los Descubrimientos Españoles. A tal fin nos ocuparemos del área cultural hispanoamericana.

A cargo de este ilusionante proyecto estarán tres miembros del Seminario y contarán con la habitual y fructífera ayuda del resto. En una primera etapa, nuestra intención es reproducir toda la cartografía posible anterior a los hechos de los españoles en sus infinitos viajes de descubrimientos de finales del siglo XV y todo el XVI”.

La obra consta de cuatro capítulos:

I.Cartografía antigua, por J. Varela y J. M. Alonso.

II.Cartografía colombina (1479-1498), por J. M. Varela, Mª M. León y J. M. Alonso.

III.Los descubrimientos españoles en el Caribe, por J. Varela y J. M. Alonso.

IV.Descubrimientos españoles de la costa Este Americana, por J. Varela y J. M. Alonso.

El capítulo primero está dedicado a la cartografía antigua. Comienza con unos precedentes y el nacimiento de la cartografía como base científica en China, ilustrado con valiosos comentarios e imágenes de cartografía astral y de tablillas babilónicas. Se valora la ciencia y la cartografía helenística representada en los mapas de Marino de Tiro y de Ptolomeo; la cartografía romana desarrollada para la expansión del imperio con mapas de itinerarios; La cartografía cristiana con sus mapas de T en O de San Isidoro y de Beato de Liébana. La cartografía hispanoárabe, representada por Al-Idrisi; la magnífica aportación de los portulanos de la Escuela de Mallorca (siglos XIV al XVI) representada por varios cartógrafos, como la familia de los Cresques. El Renacimiento en el siglo XV de la cartografía alejandrina con los Ptolomeos; y un conjunto de mapas del mundo que son los precursores del Descubrimiento (pp. 7-50).

En el capítulo segundo se recopila la cartografía colombina entre 1479-1498. Comienza con la copia hecha por Colón de una carta de 25 de julio de 1474, escrita por el físico italiano Paolo dal Pozzo Toscanelli, acompañada del mapa de Paolo Toscanelli, diseñado y reinterpretado por los autores del Seminario Iberoamericano de Descubrimientos y Cartografía (SIDC); es decir que, a partir del texto de Toscanelli, han formado una cartografía literaria. El mapa ha sido estudiado por el Dr. Jesús Varela Marcos (Colón y Pinzón Colón y Pinzón, descubridores de América, Valladolid: Seminario Iberoamericano de Descubrimientos y Cartografía, 2005). A continuación, se incorpora la cartografía, también literaria, referida a los tres viajes colombinos con imágenes de los derroteros y de sus resultados. El primer mapa es de las “conveniencias” de 1492, cuando Cristóbal Colón y Martín Pinzón compartieron informaciones antes de emprender el viaje e hicieron sus “conveniencias”. Los derroteros en color, con signos convencionales que identifican los sucesivos descubrimientos, revelan un gran trabajo de investigación documental llevado a cabo por los autores. Los resultados cartográficos del primer viaje quedan representados en dos preciosos mapas literarios: el portulano de Pinzón y el mapa de Colón (1943). Le sigue la cartografía del segundo viaje, el de confirmación, con ocho bellos mapas a color y otros tres sobre lo que Colón creía ver en la costa Este de Asia, todos ellos de cartografía literaria, un dibujo anónimo manuscrito de La Española y las islas colombinas representadas en el mapa de Piri Re´is. Finaliza el capítulo con el tercer viaje colombino, en el que se muestra la ruta seguida, el resultado imaginario sobre la forma pezonoidal de la Tierra y el portulano que mostraba la situación de los descubrimientos en 1498, según la cartografía elaborada por el grupo del SIDC (pp. 51-78).

El capítulo tercero aborda los descubrimientos españoles en el Caribe. Se abre una nueva etapa con la suspensión de Colón en sus funciones y la incorporación de Juan Rodríguez Fonseca como responsable de los descubrimientos del Nuevo Mundo. Los Reyes Católicos le encomiendan que averigüe qué es lo que descubrieron Colón y Pinzón y en qué lugar estaban navegando los españoles. Rodríguez Fonseca organiza los llamados “Viajes de Descubrimiento y Rescate”. Los primeros fueron los de Ojeda-Cosa-Vespucio; Niño-Guerra; Diego de Lepe y Vicente Yáñez Pinzón; Cabral. Como no se conserva la cartografía individual de cada viaje, los autores del atlas han elaborado una cartografía literaria de estos viajes, a partir de la Carta de Juan de la Cosa (1500), que los reúne todos. A continuación, se reproduce una imagen del Mapa de Juan de la Cosa (Museo Naval. Madrid), seguida de siete detalles troceados del mismo, en el que se explican los viajes de los mencionados capitanes (pp. 79-130). En otro apartado del capítulo se valora las consecuencias del planisferio de Juan de la Cosa, al añadir un cuarto continente nuevo. Se organizan nuevos viajes: el de Vélez de Mendoza y Luis Guerra (1500-1501) y el de Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa (1501) a los que acompañan cartografía original y cartografía literaria. Colón retoma su proyecto para hacer el cuarto viaje y zarpa al Nuevo Mundo el 9 de mayo de 1502. El recorrido está ilustrado con cartografía actual, con la de Alessandro Zorzi y con cartografía literaria.

Los viajes de descubrimiento se reanudan en 1508 para conocer la realidad geográfica del nuevo continente y averiguar cómo se podría llegar al Maluco, meta del proyecto colombino. Se analiza las imágenes del mundo grabadas por Francesco Roselli (1506 y 1508), destacando las imágenes del Nuevo Mundo, especialmente la de Cuba en su forma particular corregida de la carta de Juan de la Cosa. Le sigue el viaje de Solís-Pinzón (1508-1509) con el descubrimiento del Yucatán, representado en un detalle del mapamundi de Martin Waldseemüller. Y es que el mapa del Yucatán debió de pasar de manos de Solís a Vespucio y este se los entregó a Waldseemüller (1510). A continuación, se presentan algunas cartas manuscritas e impresas en las que se han tomado los diseños de Cuba y Yucatán del mapa de Waldseemüller, y se propone una fecha a partir de 1510, como el anónimo de Cantino. Así también el dibujo de Fonseca y Anglería (1514); el de Caverio, que fechan entre 1517-1518, partir de los resultados del viaje de Solís al Plata en 1516, lo mismo que el portulano de King-Hamy; el portulano de Pesaro, en torno a 1518.

En el último apartado del capítulo tercero se analiza la cartografía de los viajes de descubrimiento con origen en el Mar Caribe. Estas expediciones estaban destinadas a localizar el paso hacia el Catay. En 1513, Ponce de León descubre la Florida y Vasco Núñez de Balboa el Mar del Sur. La cartografía de estos viajes fue entregada por los pilotos a la Casa de la Contratación para incorporar al Padrón Real. A través de los padrones posteriores, los autores han recuperado los detalles de estos viajes, lo mismo que el de Antón de Alaminos al Yucatán, que se reproducen en el atlas. El capítulo termina con el dibujo cartográfico remitido a la corte española por Francisco de Garibay en 1520.

El capítulo cuarto trata de los Descubrimientos españoles desde la costa este americana.

Comienza con la cartografía de la expedición magallánica para encontrar le Paso de acuerdo con el plan de Fonseca. Magallanes afirmaba que las Molucas estaban en la demarcación castellana y su propuesta consistía en alcanzar las Molucas por occidente. Se presenta la cartografía que se le proporcionó para el viaje y los mapas diseñados al regreso de la expedición: primero la carta polar del hemisferio sur, con la información traída por Esteban Gómez en 1520 y después la que preparó Núño García de Toreno en la Casa de la Contratación al regreso de la nao Victoria (1522-1523). Le siguen otros planisferios, formados también en la Casa de la Contratación, e iluminados como obras de arte para obsequios de Carlos V (pp. 131-149).

El método empleado resulta novedoso siguiendo lo que la cronología les va pidiendo y supliendo las lagunas con un laborioso trabajo de investigación, que los llevó al estudio de la Cartografía antigua. En efecto, se analiza cómo la cartografía hispánica construyó el espacio del Nuevo Mundo y cómo asentó las bases para representar y ver el orbe desde Occidente. El resultado ha sido la publicación de un Atlas Histórico, en el que sorprende y sobresale el hecho de que los mapas sean parte del discurso histórico y no una mera representación gráfica o una lámina para embellecer el texto.

Es de destacar la calidad de las ilustraciones, reproducidas en excelente papel, y la tarea laboriosa de localizar los originales conservados en las principales bibliotecas del mundo.

De esta manera, la consulta del atlas facilita la labor del docente universitario y del investigador que trabaja sobre la historia de la cartografía de los descubrimientos españoles.

Mis felicitaciones por esta iniciativa del Seminario Iberoamericano de Descubrimientos y Cartografía, que contribuye al conocimiento de la mejor cartografía original conservada y de la literaria, que ilustra el papel desempeñado por la corona española en los descubrimientos durante los siglos XV y XVI.