Ciencia y Sociedad, Vol. 49, No. 4, octubre-diciembre, 2024 • ISSN (impreso): 0378-7680 • ISSN (en línea): 2613-8751
DOI: https://doi.org/10.22206/cys.2024.v49i4.3311
Jesús Varela Marcos
Universidad de Valladolid
https://orcid.org/0000-0003-1543-3047
jvarelamercos16@gmail.com
Recibido: 27/9/2024 ● Aprobado: 13/10/2024
Cómo citar: Varela Marcos, J. (2024). Juan Rodríguez de Fonseca artífice de la política descubridora de América. Ciencia y Sociedad, 49(4), 25-41. https://doi.org/10.22206/cys.2024.v49i4.3311
Resumen
Tal y como nos indica el título del presente trabajo, pretendemos estudiar y analizar si los Reyes Católicos encargaron a una persona seguir una política científica a la hora de suceder a Cristóbal Colón en la dirección de los viajes de Descubrimiento y Rescate desde fechas muy tempranas.
Con esta pretensión trataríamos de conseguir dos objetivos: el primero de ellos es unificar los numerosos estudios realizados en torno a los viajes y descubrimientos realizados por los españoles en tierras americanas. En segundo lugar, cambiar la ida de desorden que parecía haber en el proceder descubridor español, utilizando fuentes escritas y gráficas coetáneas a los avances geográficos que estudiamos.
Para progresar en el proyecto nos apoyamos en la cartografía que se fue realizando a lo largo de estos primeros años de descubrimiento, e iremos haciendo surgir el Nuevo Continente a medida que se iban tomando las correspondientes medidas políticas en España. Veremos el inicio, el nacimiento de esa planificación perfectamente pensada y estructurada, que pretendemos mostrar como una nueva visión organizada de la política descubridora de la monarquía de los Reyes Católicos encomendada al religioso y hombre de estado Juan Rodríguez de Fonseca.
Palabras clave: Juan Rodríguez de Fonseca, política descubridora, reyes católicos.
Abstract
As the title of this work indicates, we intend to study and analyze whether the Catholic Monarchs commissioned a person to follow a scientific policy when succeeding Christopher Columbus in the direction of the Discovery and Rescue voyages from very early dates.
With this aim we would try to achieve two objectives: the first of them is to unify the numerous studies carried out on the trips and discoveries made by the Spanish in American lands. Secondly, change the trend of disorder that seemed to exist in the Spanish discovery process, using written and graphic sources contemporary with the geographical advances that we study.
To progress in the project, we rely on the cartography that was carried out throughout these first years of discovery, and we will make the New Continent emerge as the corresponding political measures were taken in Spain. We will see the beginning, the birth of that perfectly thought out and structured planning, which we intend to show as a new organized vision of the discovering policy of the monarchy of the Catholic Monarchs entrusted to the religious and statesman Juan Rodríguez de Fonseca.
Keywords: Juan Rodríguez de Fonseca, discovery policy, catholic monarchs.
Los resultados políticos y sobre todo cartográficos del tercer viaje de Cristóbal Colón, así como ciertas afirmaciones sobre haber descubierto el Paraíso Terrenal, decidieron finalmente a los Reyes Católicos a realizar un importante cambio en la política que se estaba aplicando en las nuevas tierras, y Cristóbal Colón fue suspendido de sus funciones y sustituido en la política descubridora por el toresano Juan Rodríguez de Fonseca. Este personaje ha sido ampliamente estudiado por el grupo de investigación del Seminario Iberoamericano de Descubrimientos y Cartografía, especialmente por la Dra. Adelaida Sagarra (2006) desde un punto vista más histórico, y por el Dr. Jesús Varela en su faceta de gestor y político con importantes conocimientos cartográficos (2011).
Los Reyes van a pedir a Juan Rodríguez de Fonseca que aclare el problema planteado en la Corte sobre el lugar al que estaban navegando los españoles, que tanto coste económico suponía a la Corona. Con tan clara petición real, Fonseca organiza un plan racional de viajes para tratar de identificar el lugar descubierto por Martín Alonso Pinzón y Cristóbal Colón, pues ambos habían realizado planteamientos distintos a la vuelta del primer viaje (Varela, 2005).
Así pues, esta es la razón por la que se organizan los denominados “Viajes de Descubrimiento y Rescate” nombre tomado de las mismas capitulaciones que se les otorgarán a los capitanes y hombres de mar que participen en ellos. En una primera etapa de simple reconocimiento fueron los de: Ojeda-Cosa-Vespucio; Niño-Guerra; Diego de Lepe y Vicente Yáñez Pinzón.
Este bloque de viajes tiene una característica común, que no conservamos identificada ninguna cartografía de los mismos de forma individual, lo que nos ha llevado a reproducir estos viajes como cartografía literaria (Varela, 2021). Si bien, tenemos un magnífico portulano, denominado Juan de la Cosa, firmado y datado en 1500, que reúne todos estos viajes de una forma muy completa, tanto geográfica como políticamente hablando.
Veamos, viaje por viaje, el recorrido de los mismos, y la costa que del Nuevo Mundo fueron descubriendo y haciendo nacer el cuarto continente. Observaremos los viajes de: Ojeda-Cosa- Vespucio en el viaje de 1499; Alonso Niño y Cristóbal Guerra entre junio y septiembre de 1499 (viaje de las perlas); Vicente Yáñez Pinzón a la costa de Brasil (diciembre 1499, septiembre de 1500); Diego de Lepe a la costa brasileña. (enero-agosto de 1500) y el Viaje de Pedro Álvarez Cabral a las costas de Brasil en abril de 1500.
Como la descripción pormenorizada de cada uno de estos viajes, que Demetrio Ramos (1981) denominó de Descubrimiento y Rescate, se puede ver en distintas obras como La organización de los grandes descubrimientos españoles en América (Varela, 2011) en este momento, simplemente recordaremos el hecho en sí, añadiendo un matiz cartográfico.
Es suficientemente conocida la misión encomendada a Cristóbal Colón por los Reyes Católicos de navegar a lo profundo del océano aprobando así su plan de de descubrir una ruta comercial que uniese la región del Maluco con la Península Ibérica (Varela, 2005). Se trataba de ir a Oriente por Occidente a través del Océano Atlántico, evitando los problemas de la ruta de la seda.
El proyecto tuvo éxito y Colón volvió a Barcelona en abril de 1493 mostrándose ufano descubridor de esta nueva ruta. Don Fernando y doña Isabel deben tomar serías medidas ante este inexplicable éxito del genovés, que provocó un posible enfrentamiento con Portugal que reclamaba los derechos sobre esas tierras. Los reyes no se fiaban del ya Almirante y piensan desde un primer momento en destinar a una persona conocedora de estos mundos novedosos. Y esa persona fue Juan Rodríguez de Fonseca, a quien se le encargará armar el segundo viaje (León, 2006) y entender en el proceder del genovés.
Fonseca desde su nombramiento intuye que debe ocuparse de dos problemas: controlar a Colón, y saber exactamente el lugar donde habían llegado los expedicionarios españoles. Con intención de cumplir estos propósitos se ocupa de la organización del segundo viaje por un lado y, por otro, decide en envío de espías que le puedan informar directamente de los recorridos del genovés. Nos referimos a la labor realizada por Álvarez Chanca (Sagarra, 2009).
La desconfianza de Fonseca respecto a Colón es una constante hasta que, tras el tercer viaje se le presenta la ocasión de poder destituirle, apoyándose en la locura que supone el informe de Colón de haber llegado al Paraíso Terrenal. El comienzo de la política ordenada en materia de descubrimientos se inició al finalizar el monopolio colombino como consecuencia de los resultados del tercer viaje de Cristóbal Colón. Especialmente por su informe en el que crea una nueva tierra con su teoría “pezonoidal” (Varela y León, 2002). Los Reyes Católicos, al ver el informe escrito: los dibujos y pinturas de la nueva teoría geodésica colombina, comentaron la novedad con sus expertos. Estos opinaron que Colón debía ser relevado definitivamente de su cargo de gobernador de la española, como así ocurriría meses después poniendo en el cargo a Francisco de Bobadilla.
Desde ese momento los monarcas encargan que Fonseca se ocupe de dirigir los descubrimientos, y este decide organizar un plan en el que se supiese sin duda saber dónde habían llegado los españoles. Eso sí, respetando los derechos que Colón tenía heredados de las Capitulaciones de Santa Fe. En este momento la formación científica y cartográfica del religioso le van a ser muy útiles, planeando la realización de una carta que sirviera de información a los monarcas sobre dónde estaban situadas las tierras que tanta inversión están suponiendo.
Los resultados políticos y sobre todo cartográficos del tercer viaje colombino, así como ciertas afirmaciones sobre haber descubierto el Paraíso Terrenal, terminaron de inclinar la balanza del cambio y Cristóbal Colón fue suspendido de sus funciones y sustituido en la política descubridora por Juan Rodríguez de Fonseca.
Los Reyes van a pedir a Juan Rodríguez de Fonseca que aclare el problema planteado en la Corte sobre el lugar al que estaban navegando los españoles, que tanto coste económico suponía a la Corona. Con tan clara petición Real, Fonseca organiza un plan racional de viajes para tratar de identificar el lugar descubierto por Pinzón y Colón, pues el planteamiento de ambos era distinto (Varela, 2019).
Así pues, esta es la razón por la que se organizan los denominados “Viajes de Descubrimiento y Rescate” (Ramos, 1981) nombre tomado de las mismas capitulaciones que se les otorgarán a los capitanes y hombres de mar que participen en ellos. En una primera etapa de simple reconocimiento fueron los de: Ojeda-Cosa-Vespucio; Niño-Guerra; Diego de Lepe y Vicente Yáñez Pinzón.
Este bloque de viajes tiene una característica común, que no conservamos identificada ninguna cartografía de los mismos de forma individual, lo que nos ha llevado a reproducir estos viajes como cartografía literaria. Si bien, tenemos un magnífico portulano, denominado Juan de la Cosa firmado y datado en 1500, que reúne todos estos viajes de una forma muy completa, tanto geográfica como políticamente hablando.
Veamos viaje por viaje el recorrido de los mismos, y la costa que del Nuevo Mundo fueron descubriendo y haciendo nacer el cuarto continente. Observaremos los viajes de: Ojeda-Cosa- Vespucio en el viaje de 1499; Alonso Niño y Cristóbal Guerra entre junio y septiembre de 1499 (viaje de las perlas); Vicente Yáñez Pinzón a la costa de Brasil (diciembre 1499, septiembre de 1500); Diego de Lepe a la costa brasileña. (enero-agosto de 1500) y el Viaje de Pedro Álvarez Cabral a las costas de Brasil en abril de 1500.
Como la descripción pormenorizada de cada uno de estos viajes se puede ver en obras distintas, entre ellas. La organización de los grandes descubrimientos españoles en América (Valladolid 2011) en este momento, simplemente recordaremos el hecho en sí, añadiendo un matiz cartográfico.
Fonseca da su autorización para organizar esta expedición con la intención de reconocer el espacio que había al Sur de los descubrimientos colombinos del tercer viaje. La misión encargada a Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa partió el 18 de mayo de 1499 y económicamente no fue nada lucrativa para sus organizadores, pero resultó ser un éxito geográfico. El regreso a España tuvo lugar a principios de diciembre de 1499, sin haber llegado al Catay.
Fonseca recibió en su secretaria esta información cartográfica que vemos reflejada en el siguiente mapa. Allí las iba ordenando y reflejando sobre su padrón real de los descubrimientos para así, ir haciendo nacer el Nuevo Mundo.
El proceder lo iría repitiendo con los sucesivos viajes de Guerra-Niño, Diego de Lepe y Vicente Yáñez. Todo ello en un período de tiempo de apenas un año. Con la llegada tardía de la expedición de Vicente Yáñez, el 30 de septiembre de 1500, Fonseca tenía en sus manos toda la cartografía recogida de los apuntes entregados, en su momento, por Ojeda –Cosa, Guerra, Pinzón y Lepe. Con este material se elaborará la parte nueva del mapa elaborado en 1500 por Juan de la Cosa como veremos a continuación.
En junio de 1499, unas semanas después que Ojeda, zarparon del río Tinto los capitanes Cristóbal Guerra y Peralonso Niño en tan solo una carabela. Con ellos, Fonseca pretende reforzar su plan de comprobar el tercer viaje en el que Colón dice haber llegado al Paraíso Terrenal en su concepción de la tierra con forma de pezón. Para ello se les facilitó la documentación colombina y se les apremió a partir lo antes posible.
En esta ocasión la expedición resultó muy fructífera, desde el punto de vista económico. Consiguieron abundantes logros económicos, como rescatar gran cantidad de perlas, por lo que los capitanes decidieron regresar a España. Llegaron al puerto de Bayona en el mes de octubre de 1499. Los habitantes de la esta localidad de la ría de Vigo se aombraron de la gran cantidad de perlas que se descargaron pues, según el cronista Pedro Mártir de Anglería, “las descargaban en cestos como si de paja se tratase”.
El área recorrida la apreciamos en el siguiente mapa.
Estos informes nuevamente se verían reflejados en una carta náutica que ya iba generando una costa continuada y muy extensa, más de 600 leguas. Esto estaba indicando la presencia de una una masa de tierra con características bien distintas a las esperadas que debía tener el Catay. Y por supuesto, muy lejos de las noticias fantasiosas del Paraíso terrenal de Colón.
Fonseca trasladaría a los monarcas las inquietudes que ocupaban su mente, pues lo que iba apareciendo ante sus ojos no encajaba en lo planteado por Colón de haber llegado al Catay y al Cipango, y tampoco con las noticias que trajo Vasco de Gama en el verano de 1498. ¿Qué tierra era esta que estaban recorriendo? Para responder a esta pregunta se debían enviar otras expediciones a los márgenes de los descubrimientos realizados por Ojeda, y particularmente hacia el Sur, hacia el Ecuador. Se les facilitó los datos obtenidos hasta el momento con la intención de reforzar el plan de descubrimiento. Estos fueron los viajes de Vicente Yáñez Pinzón que partió a finales de 1499, y el de Diego de Lepe que lo hizo ya en 1500.
Vicente Yáñez Pinzón, apoyado por su familia, armó en el puerto de Palos una flota de cuatro carabelas. Los Pinzón veían una oportunidad en la tensión política existente entre Castilla y Portugal, por lo que decidieron aportan parte del capital familiar para acelerar los trámites necesarios y facilitar la salida. De este modo, tras zarpar de la barra del río Saltés, la flotilla de cuatro carabelas se dirige a Sevilla para ultimar gestiones con Juan Rodríguez de Fonseca1 y firmar la correspondiente capitulación (Muro, 1947). Tras conseguir su propósito de obtener descuentos fiscales en su cargazón, la armadilla se dirigió por el río Guadalquivir (Pleitos)2 hacia la costa en el mes de diciembre.
Sabemos que en esas fechas se estaba organizando otra expedición, y que Vicente Yáñez zarpó del puerto de Sanlúcar de Barrameda en los primeros días de diciembre de 1499, adelantándose a Diego de Lepe (Manzano, 1988), que tenía idéntico propósito: ir al Catay y Cipango.
La familia Pinzón era muy conocida t reconocida en la zona, logrando así reunir un grupo de marineros y capitanes expertos en travesías. Este magnífico equipo se completaba con las mencionadas cuatro carabelas. Estas eran de poco calado, y muy aptas para la labor descubridora. Los organizadores del viaje, habían conseguido así mismo toda la información cartográfica necesaria. Es decir, la elaborada en los últimos viajes de Alonso de Ojeda y Cristóbal Guerra. Y es de destacar que también habían logrado obtener el dinero suficiente como para un alto viaje.
El recorrido del viaje sería novedoso respecto a los precedentes. Vicente Yáñez ordenó poner rumbo Sur hasta el archipiélago portugués de Cabo Verde, específicamente a la isla de Santiago, donde pasaría la Navidad. La decisión es destacable, porque significaba navegar por aguas reservadas a Portugal desde el Tratado de Tordesillas. Esto implicaba un grado de secreto, al menos en la ruta y los objetivos de la flota. En realidad, la intención del palermo era situarse en latitudes ecuatoriales para salvar la nueva tierra descubierta.
El proceso de atravesar del Atlántico resultó más breve de lo esperado y muy tormentosa. Finalmente vieron costa el día 24 de enero de 1500, llamándola Consolación. Hay alguna discrepancia al respecto y algunos declararon que se denominó Rostro Hermoso, y Vicente Yáñez nombró a esta punta como Cabo de Santa María, y así aparece en la rotulación de la carta de Juan de la Cosa. En el siguiente mapa vemos la costa que recorrió la armadilla.
A pesar de los esfuerzos invertidos en los preparativos, los resultados económicos de este viaje fueron ruinosos para la familia Pinzón. Las naves arribaron al puerto de Palos el 30 de septiembre del año 1500, con sus tripulantes hambrientos y en muy mal estado físico. No obstante, desde el punto de vista geográfico y descubridor los resultados magnificos. Recorrieron gran parte de la costa de Brasil y uniendo esta parte del continente con el Caribe. En este mar pudieron ver las corrientes que provocaba el estrecho existente entre Florida y Cuba, hecho que permitió certificar la insularidad de Cuba.
El paleño Diego de Lepe también consiguió de Juan Rodríguez de Fonseca los permisos legales necesarios para la expedición. Así, zarpó del puerto de Sanlúcar de Barrameda a mediados de enero del año 1500 con una flotilla de dos carabelas. El rumbo que siguió fue muy parecido al de Vicente Yáñez Pinzón. Para este grupo de naves la etapa de navegación atlántica que esperaban larga y dura, no lo fue tanto. Tras navegar unas 400 leguas3 avistaron tierra en una zona de playas bajas que denominaron San Julián. El piloto de la expedición, Pedro Sánchez del Castillo, confiesa haber llegado a la punta de Santa Cruz, que se llamó así porque vieron una cruz que había clavado poco antes Pinzón. El recorrido por la costa lo apreciamos en la imagen siguiente.
Tras recorrer las costas que vemos reflejadas en el mapa, en agosto del año 1500 la armadilla al mando de Lepe debió subir el Guadalquivir presentándose ante don Juan Rodríguez de Fonseca, para rendir cuentas del viaje. Sin lugar a dudas, en lo que el de Toro estaba más interesado era en las noticias geográficas sobre el lugar al que habían accedido, por lo que el cargamento de indios y demás mercancías recibidas en Sevilla pasarían a un segundo plano. Otro interés recibieron los apuntes cartográficos que Diego de Lepe entregó de inmediato a Fonseca, junto con el relato personal de todo el viaje.
El mapa de Juan de la Cosa es un documento cartográfico de incalculable valor por la información recopilada. Es y representa el informe gráfico presentado por Fonseca a los Reyes Isabel y Fernando como resultado de la política de descubrimiento desarrollada hasta el momento. Supone la plasmación de un nuevo continente, el cuarto, consecuencia de los viajes del año 1500 organizados por Juan Rodríguez de Fonseca, a raíz del descalabro que supuso el tercer viaje de Cristóbal Colón.
Con los apuntes cartográficos que vemos plasmados en los mapas de los cuatro viajes que acabamos de conocer, o “viajes de Descubrimiento y Rescate” Fonseca organiza un nuevo espacio que denominará Nuevo Mundo. Este espacio lo organiza en partes señalizadas por banderas castellanas que muestran la titularidad del territorio correspondiente a cada uno de los capitanes descubridores.
Esta distribuidora nos hace pensar que el religioso está haciendo un mapa político, en el que las banderas delimitan las capitanías, y la “raya” de Tordesillas delimita claramente el área de influencia entre las coronas lusa y castellana. Por ello, se valoró más la intencionalidad política que la técnica cartográfica, dando lugar a una pintura que desde el punto de vista científico deja mucho que desear en el mundo naval.
Las conclusiones que Juan Rodríguez de Fonseca y sus colaboradores sacaron fueron tanto de de carácter político como geográfico, y fueron presentadas a los Reyes Católicos. Lo primero que evidencia el mapamundi de Juan de la cosa es el éxito del plan llevado a efecto. Éxito especialmente respecto a los resultados geográfico, más que económicos. Así mismo, se constata que los informes entregados por Colón tras su tercer viaje respecto a haber llegado al Paraíso y haber descubierto que la forma de la Tierra era Pezonoidal, eran incorrectos.
En tercer lugar, se hace evidente que la realidad geográfica que tenían ante sus perspectivas descubridoras era diferente a la de los portugueses, pues estaban en otro continente desconocido. Se había hallado un cuarto continente. Y por último, se hace manifiesto que este proyecto requiere que se sigan enviando nuevas expediciones hacia el Norte y el Sur de las tierras recorridas para tratar de evitar la Nueva Tierra descubierta. Intentando así conseguir pasar hacia las costas de la China, donde conseguirían encontrar a los portugueses y completar la vuelta al Mundo.
En resumen, que la propuesta de futuro sobre cómo actuar en este campo de los descubrimientos era seguir invirtiendo en viajes.
Un tema adicional, ligeramente anterior, pero que estuvo ligado y previo a este informe fue la noticia de la llegada de Álvarez Cabral a unas islas al Oeste, o Tierra de Santa Cruz, que se recoge en la carta firmada por Juan de la Cosa. Fonseca había tratado de informarse sobre este impreciso tema, que se veía mezclado entre el sigilo y las noticias del espionaje. La localización de estas islas estaba muy cerca de lo descubierto por Pinzón y Lepe, si bien aparece en la carta al Este de la Raya de Tordesillas, suponiendo que Cabral había respetado las paces.
Lo cierto es que estas noticias confusas intranquilizaron a Fonseca y a los monarcas, que pidieron una solución. La única manera de saber si lo hallado por Cabral era real, era ir a comprobarlo, y por ello se confió en dos afamados pilotos como Vélez de Mendoza y Luis Guerra.
Esta expedición tenía una doble misión, comprobar los descubrimientos de Álvarez Cabral, y continuar la costa hacia el Sur. Así, se seguiría avanzando con el plan de Fonseca de tratar de hallar el paso hacia la China. Como ya hemos indicado, el plan supone enviar expediciones a Norte y a Sur, y por la costa Norte lo hará meses después Rodrigo de Bastidas.
Juan Rodríguez de Fonseca actuó según lo previsto y patrocinó en septiembre la organización de una expedición más, la tercera de este año 1500, a las costas del actual Brasil. Nos encontramos ante un viaje desconocido, si bien algunos autores, como Toribio Medina (1908), lo trataron colateral y parcialmente (Vigneras, 1957; Ramos. 1981). Nos estamos refiriendo al viaje que organizaron Alonso Vélez de Mendoza y Luis Guerra con dos carabelas, contemplado en su parte técnica en el asiento y la capitulación (Del Vas, 1986) de Sevilla 22 de julio y 18 de agosto respectivamente.
En su parte política este viaje está relacionado con el descubrimiento cabralino en la nueva tierra de “Vera Cruz,” cuyas noticias habían llegado a Portugal con la carabela de aprovisionamiento, capitaneada por Gaspar de Lemos, quién había sido enviado por Pedro Álvarez Cabral desde la costa brasileña en junio de 1500. Al conocerse en España estas nuevas por los medios secretos habituales, la corte castellana organiza esta expedición de comprobación. Además, posiblemente Fonseca se cree en la necesidad de identificar este hallazgo, situado cerca de los últimos descubrimientos españoles en el camino del ansiado paso del Sur, para lo que aprovecha la misma misión de reconocimiento.
Con tales razones de peso para actuar, no es de extrañar la rapidez en la organización del viaje. Vélez zarpó en los primeros días de septiembre de 1500, poco después de llegar Diego de Lepe. Destinaron mes y medio en llegar hasta la costa brasileña, por lo que encontramos a Vélez de Mendoza en el cabo San Agustín en la segunda semana de octubre de 1500, dispuesto a descubrir los actuales estados de Paraiba, Pernambuco, Bahía y Espíritu Santo. Si unimos su avance a los descubrimientos realizados por los viajes de Pinzón y Lepe, esto supuso la identificación de dos tercios de la costa del Brasil actual.
Una vez más, Juan Rodríguez de Fonseca recibió las cartas del capitán y pilotos de la expedición de Vélez, en este caso en junio de 1501. Esta información supone la siguiente pieza del rompecabezas político que representa la carta de Juan de la Cosa. Como los mapas entregados al obispo de Burgos no se han encontrado, debemos tratar de conseguir la información en otras cartas náuticas o padrones en que pueda hallarse reflejada.
Evidentemente hablamos de cartas existentes, datadas, fiables y realizadas en fecha posterior. Debe tratarse de crónicas cercanas a estas fuentes españolas de información. Tales pueden ser la carta anónima portuguesa de 1502, encargada por Cantino; el apunte conservado en la biblioteca Ferrara de Florencia, atribuido a Bartolomé Colón, donde aparece un esquema de mapamundi; la carta anónima denominada Kunstmann III datada en 1506 y que representa un área similar a la descubierta por Vélez de Mendoza; y ya más tardía, pero por su cuidada elaboración, puede tener algún reflejo la denominada Piri Reís.
Después de analizar las fuentes escritas y las imágenes de los mapas, pensamos que parece evidente que el viaje de Alonso Vélez de Mendoza y Luis Guerra descubrió la costa suramericana entre los grados 8º y 24º de latitud Sur. Así pues, la expedición cumplió perfectamente su secreta tarea de confirmar el lugar de arribada de Álvarez Cabral; y lo más importante, que la Nueva Tierra seguían bojando hacia el Sur, por lo que los nuevos viajes debían orientase hacia el Norte. Esta conclusión se verá confirmada con la organización de una nueva expedición descubridora para rodear la Nueva Tierra en 1501, que se encargó a Bastidas.
Parece por tanto que los hallazgos que se iban realizando por el Sur aconsejaban que una nueva expedición de descubrimiento se organizar esta vez hacia el Norte. Y así lo hizo Fonseca según su sistemático plan de conocer por el Norte y por el Sur todo el territorio hasta dar con el paso. El capitulante, en esta ocasión, fue Rodrigo de Bastidas. El capitán llevó dos carabelas, en las que iban por pilotos las dos personas con más conocimientos navales y geográficos de la zona: Juan de la Cosa y Juan Rodríguez.
En los últimos días de septiembre de 1501 parten de Sevilla. Poco después estaba en Cádiz desde donde se inicia el viaje. Las dos naves continúan navegando en dirección a Canarias, y en la Gomera hacen la aguada y cargan bastimentos. Desde esta isla ponen rumbo al Nuevo Mundo, tratando de acceder por la zona Sur de las islas de Barlovento, pues su destino era la región al Norte de lo descubierto por Ojeda en 1499. Vemos el recorrido en el mapa.
Tras recorrer descubriendo la costa desde el cabo la Vela hasta el cabo Mármol, volvió a España. El regreso de Bastidas con abundantes beneficios despertó nuevamente la ilusión por invertir en esta política descubridora. Bastidas llegó el 3 de abril a Alcalá de Henares. Allí pagó el quinto real de las perlas y el oro a los monarcas y dio cuenta de su viaje. Su causa siguió el curso ordinario, produciéndose el fallo de la justicia el 3 de diciembre aceptando sus justificaciones, por lo que Bastidas quedó libre de culpas.
Importantes fueron las noticias que Rodrigo Bastidas proporcionó a Rodríguez de Fonseca sobre la costa descubierta. Aunque en verdad es más que probable que fuera Juan de la Cosa quien realizará esta información, al ser un piloto de más conocimientos cartográficos y más cercano a Fonseca. El informe se debió basar en el perfil del golfo de Urabá, que había dibujado la posibilidad de un posible paso hacia el Oeste, y que finalmente resultó un fracaso, haciendo desistir a la expedición en cuanto comprobaron que la costa volvía a inclinarse hacia el Este, a la altura del cabo Mármol.
Por lo tanto, seguía pendiente el hallazgo del Paso. Parecía más probable que este se pudiera localizar al Norte de este recorrido realizado por Bastidas, al fondo del mar Caribe. Este será el próximo destino de Colón en su cuarto viaje.
La situación legal de Colón era similar a la de los demás descubridores del proyecto de Fonseca. En esta ocasión estaba basada en un contrato o capitulación, que se firmó en Valencia de las Torres (Varela y León, 2003). Por tanto, el genovés seguía suspendido de los beneficios de las capitulaciones de Santa Fe.
A Colón le interesaba dar la vuelta al Mundo para cumplir con su promesa, y sabía que el posible paso debía estar por el Caribe. A la política de los monarcas, encabezada por Fonseca, les interesaba seguir con los descubrimientos sistemáticos, y ahora se debía enviar una expedición a continuar el recorrido de Bastidas. Los intereses coincidían en este importante aspecto, y esta coincidencia bien puede ser la explicación del por qué permiten a Colón el cuarto viaje, cuando estaba siendo juzgado por su actuación en la española.
Así pues, la legalidad de este nuevo viaje dimanaba de la carta-capitulación de Valencia de la Torre, lo que permitió a Colón volver a retomar su proyecto zarpando hacia el Nuevo Mundo el 9 de mayo de 1502. Las primeras tierras del Nuevo Mundo aparecen en el horizonte el 15 de junio de 1502. Se trataba de la isla de Martininó, donde la expedición bajó a tierra a refrescar, tras 21 días de viaje.
Permanecen hasta el 27 de julio, miércoles, en torno a Cuba. Ese día zarpan rumbo Sur cuarta del Sudoeste con la intención de profundizar en el Atlántico (Caribe) y llegar a las tierras del Catay y Zipango. A los cuatro días, tras cruzar un corto brazo de mar de 90 leguas, vieron una isla. Este esperanzador logro se confirmó el domingo 31 de julio al avistar una costa alta que resultaría ser tierra firme. Recorrerán esta costa centroamericana tratando de encontrar el paso, o identificar la tierra que veían con la costa China. En la representación cartográfica siguiente observamos la costa recorrida según los apuntes de Bartolomé Colón.
Fundaron la ciudad de Belén, tuvieron enfrentamientos con los naturales, sufrieron multitud de tormentas hasta que se vieron obligados a abandonar el asentamiento y regresar a las islas caribeñas. Era el dos de mayo cuando con dos navíos toman la vía del Norte para dirigirse a la española. No lo consiguieron por el estado de los barcos, y el 24 de junio 1503 se precipitaban sobre una costa jamaicana donde permanecerán como náufragos hasta 28 de junio de 1504, un año.
En el momento de enviar los resultados de este viaje a España, Colón trató de maquillar el aspecto del nuevo fracaso, aptitud necesaria, pues no había llegado al Catay, ni tampoco había fundado ciudad alguna, promesas ambas empeñadas ante la corte, y que él asumió como sus dos principales misiones. Por el contrario, las pérdidas humanas eran cuantiosas, habían muerto 36 hombres, y el descontento entre los expedicionarios provocó un cisma durante la estancia como náufragos en Jamaica.
No todo fue negativo en esta misión. Colón había conseguido unir esta nueva costa a la cartografiada por Bastidas y Juan de la Cosa meses antes. Pero las noticias cartográficas aportadas por el cuarto viaje colombino no pudieron estar en manos de Fonseca hasta la vuelta del descubridor el 7 de noviembre de1504. Momento en que no se prestó especial atención a las novedades geográficas pues la corte estaba muy ocupa por el estado de salud de la reina Isabel, que moriría el 26, martes, en la ciudad de Medina del Campo. Así pues, el proyecto descubridor e identificador de las nuevas tierras seguía.
Con motivo del fallecimiento de la reina, la recién creada la Casa de la Contratación (1503) y la política descubridora permanecen aletargados un tiempo, entre la muerte de Isabel y el momento del nuevo impuso descubridor que se dará en la Junta de Burgos (1508).
A consecuencia del espíritu renovador de la Junta de Burgos de 1508 la Casa de la Contratación va a ser considerada como un instrumento fundamental para las líneas de expansión trazadas en aquella reunión; y sobre todo como una pieza clave en el sistema político-económico ideado por don Fernando, y materializado en América por Juan Rodríguez de Fonseca.
La importancia de esta institución se reforzó en un triple aspecto: por un lado su vinculación con el obispo Fonseca, a través de los oficiales reales; por otro la diversificación de sus competencias y atribuciones; y finalmente su actividad promotora en la política descubridora.
En la Junta de Burgos se dictaminó seguir adelante con el plan de Fonseca y continuar descubriendo por las regiones desconocidas de los bordes de las nuevas tierras ya encontradas. En este caso se va a intentar avanzar por el borde Norte, a continuación de la costa cartografiada por Colón en su cuarto y último viaje.
La capitulación tomada por Pinzón y Solís se puso en ejecución con bastante rapidez. El encargo era encontrar el paso a Oriente por Occidente, en concreto por el fondo del futuro seno mexicano aun por descubrir. Este proyecto seguía cronológicamente al encomendado a Colón en su último viaje, y el horizonte descubridor era continuar con el recorrido de la costa descubierta por el genovés.
Se dispuso que la armadilla la compusieran tan solo dos naves, una carabela y una nao, pues se pensaba que el viaje desde Cuba no era muy largo. Además, Juan Rodríguez de Fonseca, conocía la teoría expuesta por Colón tras su cuarto viaje que situaba a Catay y Zipango en un área muy cercana a la costa de Veragua.
El piloto Pedro de Ledesma, que había participado en el cuarto viaje colombino, nos describe el recorrido de este viaje en su declaración en los pleitos colombinos: “descubrieron delante de la tierra de Veragua a una parte de la vía del Norte todo lo que hasta hoy (1513) esta ganado desde la isla de Guanaja hasta el Norte y que estas tierras se llaman Chavañin y Pintigua” concretando además que “allegaron por la vía del Norte fasta veintitrés grados e medio…”.4 La declaración del mismo Pinzón sobre este su viaje es similar, pero menos precisa al no ser un piloto cartógrafo tan avisado como Ledesma.
En la corte se consideró que el resultado de la expedición fue negativo, abriéndose expediente a ambos capitulantes. La finalidad del expediente era determinar si habían cumplido con la capitulación firmada, pues se tenían fundadas sospechas de que habían hecho negocios particulares en una expedición patrocinada por la Corona. El resultado cartográfico fue la ampliación de la costa actualmente mexicana desde las islas Guanajas hasta 23º Norte, prácticamente lo que años después recorrerá Alaminos.
Como consecuencia de la reorganización de la política descubridora, de los resultados de Solís Pinzón al Caribe, y la maduración de la sociedad antillana se van a organizar los nuevos viajes de descubrimiento con sede en el mismo Caribe, pues parecía que la potencia de los establecimientos podía soportar este tipo de encargos. Dentro de esta línea se deben tener en cuenta dos tipos de actuaciones: las menores de carácter comercial, las albadas, y las de importancia descubridora. Entre las segundas, que son las que nos interesan, cabe destacar la de Ponce de León a la Florida, la de Solís al Plata, con participación de Albítez, las del gobernador de Jamaica, Narváez, y todas las de Diego Velázquez al continente, donde Antón de Alaminos, Juan de Grijalva y Hernando Cortés serán protagonistas.
La expedición zarpó el 3 de marzo de 1513 por la tarde del puerto de San Germán, realizando una primera parada en la Aguada, en la punta Noroeste de Puerto Rico, para poder tomar la derrota definitiva, lo que se hizo la noche siguiente. Ya en mar abierto, pusieron rumbo Noroeste cuarta del Norte, y en esta noche anduvieron ocho leguas hasta la salida del sol. El 2de abril avistaron una tierra desconocida, y pensaron que era una isla bautizándola con el nombre de La Florida. La expedición de Ponce de León había descubierto los actuales Estados Unidos. Los resultados de la expedición fueron interesantes, pues la tierra descubierta al Norte era rica en aguas y parecía fértil, además la aportación al catastro general era muy extensa, con una gran tierra al Norte que se debía concretar su unión con lo descubierto por Solís-Pinzón, en futuras expediciones.
El proyecto de Fernando el Católico de aclarar la situación de las Indias, en la parte geográfica, consistía en enviar dos expediciones que se complementaran, Desde España partirían unas naves capitaneadas por Juan Díaz de Solís, y desde el gobierno de Pedrarias Dávila, tras el descubrimiento del Mar del Sur, en centro América, otra exploración en sentido inverso capitaneada por Diego de Albítez (Ramos, 1981).
Se trata de una expedición con patrocinio oficial y gran inversión, 4.000 ducados. Se contó para ella con participación de hombres especialistas en la navegación y gestión. Algunos nombres son el hermano de Solís, Francisco Coto, Francisco de Torres, Marquina y Alarcón. Así mismo, se le pide a Solís que, en su escala a espaldas de “la tierra donde agora esta Pedrarias,” envíe relación de lo descubierto junto a una serie de mapas para que puedan estar informados en la corte.
En los primeros días del mes de febrero de 1516, la expedición de Juan Díaz de Solís descubrió que el océano Atlántico entraba muy al Oeste, retirándose o bojando la costa al Oeste cuarta del Sur. Comprobaron estar ante una vía de agua tan enorme que pensaron que al fin habían encontrado el tan ansiado paso hacia el Oeste. El viaje descubridor había durado cuatro meses, y parecía que el éxito al fin les había sonreído después de una larga etapa de preparación. El capitán Juan Díaz se adelantó por el río con la pequeña carabela latina que gobernaba y reconoció toda la entrada de este futuro Río de la Plata. En la expedición de reconocimiento tuvo un enfrentamiento con los nativos y perdió la vida. Las dos carabelas restantes continuaron su rumbo, cargadas de palo Brasil. El 4 de septiembre de 1516 llegaron al al puerto de Sevilla, dando por finalizada esta prometedora expedición al Maluco.
Los resultados fueron muy parecidos a otros viajes, como el mismo de Solís de 1508, en que no se logró hallar el paso, pero los aportes cartográficos de nuevas tierras fueron muy importantes, dando a la luz la región del Plata.
El proyecto de llegar al Catay deberá esperar unos años, hasta que Fernando de Magallanes consiga, al fin, el descubrimiento del paso para llegar por Occidente al Maluco, donde morirá. Su empresa, encabezada por Juan Sebastián Elcano, seguirá el viaje y dará la primera vuelta al Mundo. Con esta hazaña se conseguiría materializar el sueño colombino, y finalizar con éxito el sistemático plan descubrimiento de Juan Rodríguez de Fonseca.
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1 Sabemos que Pinzón gestionó todo el viaje con Juan Rodríguez de Fonseca, que actuaba en nombre de los reyes, y con él firmó una capitulación el seis de junio de 1499 en la que sobresale el carácter privado de la expedición. La firma se produce apenas conocidos los resultados de los portugueses en la India. El original se encuentra en el Archivo de Protocolos notariales de Sevilla. Oficio V. Escribanía de Gonzalo Becerra, leg. de 1497.
2 Declaración de Martín Martínez. En Colección de Documentos Inéditos, relativos al descubrimiento, conquista y organización... (1892). Segunda Serie. RAEH. Tomo 7, De los pleitos de Colón. Parte II, p.136.
3 Declaración de Cristóbal García. Pleitos (1892, II, p. 195. Alonso Rodríguez de la Calva dice que había unas 500 leguas. Declara que llegó a tierra baja que denominaron San Julián. Pleitos (1892, II, p.132).
4 Testimonio de Pedro de Ledesma. Pleitos (1892, II, p. 266).