Ciencia y Sociedad, Vol. 48, No. 4, octubre-diciembre, 2023 ISSN (impreso): 0378-7680 • ISSN (en línea): 2613-8751 • Sitio web: https://revistas.intec.edu.do/
DOI: https://doi.org/10.22206/cys.2023.v48i4.2923
Beatriz Ibelisse Dávila Abreu1
Profesora de la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba. Cuba.
Correo-e. bdavila@uo.edu.cu, https://orcid.org/0000-0001-6602-4900
Recibido: 13/8/2023 • Aprobado: 1/12/2023
Cómo citar: Dávila Abreu, B. I. (2023). Sociedades indígenas en la isla de Santo Domingo: Una mirada desde las colecciones arqueológicas del Centro León” (Centro León, Santiago de los Caballeros, 2023). Ciencia y Sociedad, 48(4), 123–128. https://doi.org/10.22206/cys.2023.v48i4.2923
Sociedades indígenas en la isla de Santo Domingo: una mirada desde las colecciones arqueológicas del Centro León es un texto diferente. Un primer acercamiento nos puede dar la impresión de que se trata de un libro más sobre arqueología de las comunidades indígenas, cargado de imágenes impresionantes y desarrollando la narrativa sobre la riqueza cultural y ceremonial de la llamada Cultura Taína. Pero ese no es el caso. Está centrado en imágenes, aunque no de objetos extraordinarios o únicos, y el mundo del Taíno, término no asumido en esta obra, es apenas un fragmento de una historia mucho mayor. Por otro lado, a diferencia del enfoque tradicional, esa historia no concluye con la llegada europea, sino que se despliega hasta el presente, en un esfuerzo por ver la persistencia cultural indígena y su legado.
La misma portada del libro informa sobre esa intención. No presenta un gran trigonolito o la vasija efigie que tanto apreciamos, es un modesto majador de piedra con una representación antropomorfa, pintado con raros colores. Cuando llegamos a la descripción de la pieza, la última tratada, descubrimos que encarna de cierto modo toda la historia contada: un objeto indígena, elaborado hace cientos de años, pero aún en uso como parte de las prácticas religiosas del pueblo dominicano.
Sociedades indígenas en la isla de Santo Domingo, parte inicial del título del libro, que estaremos empleando para abreviar, fue publicado por el Centro Cultural Eduardo León Jimenes, institución radicada en la ciudad de Santiago de los Caballeros, República Dominicana, en el año 2023. Sigue la larga labor editorial de dicha institución, que incluye textos de arte, historia, antropología y arqueología, marcados por la fuerza del contenido y la calidad del diseño y las ilustraciones. La obra es resultado del proyecto “Investigación colaborativa y capacitación basada en intercambios en gestión de colecciones”, ejecutado por la referida institución y financiado por el Fondo de Embajadores de los Estados Unidos para la Preservación Cultural. Son 275 páginas de textos e imágenes, que el formato digital compacta y aligera, trasmitiendo un poderoso y atrapante colorido y fuerza visual. Leerlo es un proceso más lento, pues las detalladas descripciones de los objetos y la discusión de las tipologías, posibles usos, tipos de materiales, funciones, entran en un universo de especialización que sin duda agradecen los arqueólogos pero que el público general, enfrentara con menos entusiasmo. De cualquier modo, es un enfoque necesario, propio de la naturaleza de catálogo que tiene la obra.
El Centro Cultural Eduardo León Jimenes (en lo adelante Centro León), es un museo y una institución dedicada a la promoción e investigación de la cultura dominicana (Centro Cultural Eduardo León Jiménez, 2007). Posee entre otras, una importante colección arqueológica formada por piezas de origen indígena y del periodo colonial, la cual integra más de 3000 objetos, según refiere el texto. Este se enfoca en una selección de 100 de ellas, en su gran parte sin datos de origen o contexto arqueológico, aspecto que dificulta su valoración e interpretación. Sin embargo, colecciones así no son raras en las Antillas y el Caribe en general. Expresan un momento de la práctica arqueológica y coleccionista, que se lucha por superar. Estos materiales no pueden ser ignorados en tanto son testimonio, en muchos casos, de sitios arqueológicos destruidos o evidencias de carácter muy singular. Su investigación en alguna medida es un recurso para enfrentar el daño que su obtención causó al patrimonio. Junto a las colecciones arqueológicas, conseguidas en estudios controlados y con buenos datos de registro, resulta una fuente imprescindible para el estudio del pasado. Dar vida a tales artefactos a través de su estudio y exposición, es la tarea enfrentada por el Centro León y sus especialistas. Este libro es prueba y resultado de ello.
Un catálogo es un recurso fundamental para la gestión y puesta en valor del patrimonio (Alquezar Yánez, 1997; García Cano, 1999; Martínez, 2002; Olmos, 2015). Expresa la acción de investigación sobre el objeto, la generación de conocimiento en torno a este. Reúne la información posible sobre cada objeto y la relación histórica que establecen con otros objetos de una misma colección u otra similar; clasifica las obras de un museo, las describe, discute, desentraña su historia, las valora e interpreta con la mayor objetividad (Nagel 2008).
La investigación transforma los objetos. De mudos vestigios del pasado pasan a ser valiosos acervos culturales cargados de información. Se convierten en testimonios materiales de su momento histórico, referentes de su cultura y expresión de la memoria individual o colectiva de las sociedades donde se crearon o donde se les usó. Al articularse en un catálogo este se constituye en soporte coherente del conocimiento sobre una colección y en documento de referencia para futuras investigaciones. Productos así son reclamados por la arqueología antillana (Schiappacasse 2019), y en el marco de sus datos y de la información sobre arqueología de la isla de Santo Domingo, esto es lo que dicha obra pretende, aunque haciendo de la presentación de los objetos un recurso para articular un viaje, en términos de cultura material, a lo largo de miles de años de existencia indígena2.
Roberto Valcárcel Rojas realizó el trabajo de selección y descripción de piezas, y escribió el texto donde se fijan las coordinadas culturales para entender estas y el modo en que se las ordena en el catálogo. Autor de una vasta producción científica y con una experiencia de trabajo que incluye numerosos estudios en Cuba, así como diversas miradas al Caribe como región, el referido investigador demuestra nuevamente su capacidad para tratar el estudio de artefactos y aportar una mirada profunda y a la vez sintética, propia de obras con esta naturaleza. Sus investigaciones previas sobre materiales de distintos museos cubanos se amplían ahora en un nuevo entorno cultural. El libro refleja su propia labor de investigación sobre las colecciones del Centro León, que ya data de varios años (Valcárcel Rojas 2019) y ha generado resultados brillantes como un artículo referido a los procesos de reconstrucción de vasijas de cerámica, en el marco del coleccionismo privado (Valcárcel Rojas 2020), y numerosos textos divulgativos.
En el sistema de selección y presentación de información empleado por Valcárcel Rojas, se nota la experiencia de trabajar con colecciones de museo. Hay sistematicidad en los datos recogidos para cada objeto, énfasis en registrar información que pueda servir como referencia en otros estudios, o recurso comparativo, presentación de fotografías que descubren la potencia estética y la singularidad, pero que a su vez revelan detalles de los procesos de elaboración, rasgos estilísticos, indicios de uso, etc. En el texto introductorio, conciso y técnico pero actualizado y muy completo, se siente al investigador que conoce a fondo las problemáticas arqueológicas del momento y que puede articular visiones amplias, y precisas dándonos un documento de enorme valor para los que buscamos información breve pero científicamente fundamentada, sobre la arqueología de la isla de Santo Domingo.
El libro inicia con prólogo de María Amalia León, presidenta de la Fundación Eduardo León y Directora general del Centro, quien explica el proyecto que da base a la publicación, y las políticas de manejo del patrimonio seguidas por esta institución. Le continúa el texto introductorio y a continuación se presentan los cien artefactos, ordenados en cuatro grupos, en razón de aspectos de clasificación y periodización cultural: Barreroides. Los primeros pobladores; Arcaicos. Otras gentes y culturas; La Edad Cerámica. Mundo tribal y cacicazgos; e Indígenas y su legado. Del mundo colonial al presente. Se cubre toda la presencia humana en la isla, desde los contextos más tempranos (Barreroides), con unos 4000 años antes a. C., diversas expresiones de los grupos arcaicos y de la Edad Cerámica, materiales que se pueden ubicar en el mundo de la conquista y la colonización española, para terminar con expresiones de legado, aún activas.
El texto introductorio sitúa al lector sobre aspectos importantes para comprender la ocupación indígena de la isla Santo Domingo, y su trayectoria posterior. Las piezas elegidas proceden de las colecciones privadas Bernardo Vega, Tavares Grieser, Familia León Jimenes, Rafael Esteva, y la Colección arqueológica general. Todas formadas con materiales colectados en la República Dominicana, pero con potencial para articular una visión del pasado precolombino de la isla de Santo Domingo. Un número importante son vasijas de cerámica completas, pero también hay numerosos artefactos de trabajo, objetos de uso personal y, algo que no se ve mucho en textos de este tipo, artefactos europeos reutilizados por los indígenas, así como el citado majador integrado a ámbitos de la religiosidad contemporánea.
La obra destaca por su depurada factura. Exhibe un esmerado diseño caracterizado por el uso del color y una excelente composición, que conjuga con coherencia y claridad los textos y las imágenes. La detallada y efectiva fotografía insiste en el lado estético de los objetos pero va más allá de la mera ilustración, pues se convierte en un recurso documental que reafirma los criterios emitidos en el texto. Se trata de imágenes que transmiten mucha fuerza. En este caso, se emplean además para resaltar detalles importantes de los objetos3.
Es preciso reiterar que la selección de piezas no se limita a mostrar solamente las de mayor tamaño y complejidad estética. Presta atención y detalla objetos considerados simples, y que tradicionalmente son dejados fuera de la discusión científica o no ameritan mostrarse para ejemplificar las culturas indígenas. Su inclusión pondera el valor intrínseco de todo objeto, su significado como expresión de creación humana, y recordatorio de que la mayor parte de la cultura material se mueve en este orden.
Por supuesto, no quedan fuera piezas con elementos representativos del singular simbolismo que tanto distingue los materiales de la isla de Santo Domingo. Destacan los ejemplos del objeto portable ornamental4, atributos corporales relacionados con el universo mágico – simbólico, entre los que se incluyen pendientes de diversos materiales, pero también collares completos. Nos llevan al cuerpo humano como espacio para plasmar conceptos ideológicos, religiosos, psicológicos, sociales y estéticos. Estas y otras piezas, dan potencial al texto para el estudio de la historia del arte caribeño. Encarnan formas y significados que en algunos casos se entrelazan en una semántica de lo sagrado, de lo trascendente para la colectividad que los asume, y potencia el lado estético como voz cultural.
El texto ofrece además un interesante manejo del contexto colonial. Se significan como parte de esta etapa objetos metálicos como hebillas y cascabeles, así como cuentas de vidrio, todos valiosos en los procesos de intercambios, alianzas y nexos sociales producidos entre indígenas y europeos. Notable, como parte del conjunto, resulta un pendiente metálico elaborado en latón, lo que denota cómo el ornamento del cuerpo se mantuvo, aún en circunstancias complejas para el indígena, indicio de la relevancia social e identitaria de esta práctica. En este caso, se evidencia el sincretismo que se opera con el arribo hispano a través de la incorporación de materiales.
El libro cierra con una obra de la artista dominicana Hulda Guzmán titulada Fiesta en el batey, con data del 2012. A nuestro juicio una atinada selección que se ajusta perfectamente a los contenidos y propósitos del texto, y a su naturaleza visual. Se trata de una escena de género costumbrista, donde lo indígena se representa como parte importante de la sociedad dominicana, en un peculiar contrapunto entre mito, imaginación y realidad.
El texto se puede descargar como pdf y si se lee con conexión a internet, se pueden usar los numerosos hipervínculos que posee. Estos permiten acceder a material complementario de gran interés sobre las colecciones del Centro León y sobre los temas tratados: cápsulas audiovisuales donde se muestran imágenes 3D de las piezas, podcasts, artículos divulgativos, un mapa de sitios, y videos de YouTube, con intervenciones de expertos. Resulta así una pequeña plataforma digital, evidencia de la creatividad y espíritu innovador del equipo detrás de la construcción de un texto como este, labor que obviamente va mucho más allá del trabajo editorial. Además del excelente diseño grafico hay que agradecer la traducción de todo el texto al inglés, garantía de llevar la visión de la arqueología caribeña a contextos más amplios.
Consideramos que hubiera sido relevante que en algún sitio del texto se mencionara la existencia de estos vínculos a otros recursos, algo que los no acostumbrados a estos detalles posiblemente no noten. También, que, entre tantos complementos, ya que en el fondo estamos tratando un catálogo, aunque este no sea su título, se hubiera incluido el inventario total de objetos arqueológicos que conserva el Centro León. Igualmente, que la selección de piezas hubiera dado más espacio a los materiales de los grupos arcaicos y protoarcaicos, y que se discutieran las características de esta colección respecto a otras de las muchas existentes en República Dominicana.
Más allá de esto solo queda decir que Sociedades indígenas en la isla de Santo Domingo: una mirada desde las colecciones arqueológicas del Centro León es una obra valiosa. Deviene recurso útil para la investigación, enseñanza y divulgación del patrimonio arqueológico. Pone al alcance de todos una herencia cultural diversa, cuyo estudio facilita redescubrir y enriquecer las narrativas sobre el pasado de la isla y el Caribe. Se trata de una invitación al reconocimiento de lo indígena como parte de la construcción identitaria del dominicano, y de una herramienta para desentrañar los fundamentos de la nación.
Alquezar Yánez, E. M. (1997). Describiendo colecciones: ¿inventarios, catálogos, dosieres…? Museo, 2, 85-90.
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1 Coordinadora del Taller de Arqueología del Caribe. Festival del Caribe. Fiesta del Fuego.
2 Para el estudio del patrimonio arqueológico dominicano, el empleo de perspectivas multidisciplinarias, la sinergia de metodologías, y la obtención de datos más precisos posibilita acceder a la diversidad y complejidad de las sociedades q lo generaron. Se trata de una cultura peculiar, alejada de todo atisbo de homogeneidad (Ulloa, 2010).
3 La fotografía se ha convertido para la arqueología en un recurso investigativo de elevado valor científico. Posee utilidad como punto de partida del conocimiento y no sólo como mero acompañante del texto escrito. Se trata de fuentes con la capacidad de ser reinterpretadas por su potencialidad documental (Para ampliar sobre el asunto ver Díaz Barrado, 1996, 1998; González Reyero, 2006; Lara López, 2005; Pérez Monfort, 1998; Saletta, 2010).
4 Para la discusión de estos materiales en el caso cubano consúltese a Dávila (2020).