Ciencia y Sociedad, Vol. 48, No. 2, abril-junio, 2023 • ISSN (impreso): 0378-7680 • ISSN (en línea): 2613-8751 • Sitio web: https://revistas.intec.edu.do/
MERCADO DE TEAPA, TABASCO: “DESAFÍOS PARA LOS ADULTOS MAYORES COMERCIANTES”
Teapa Market, Tabasco: “Challenges for older merchants”
Cómo citar: Pulido Castellanos, Z. E., & Castellanos Suárez, V. (2023). Mercado de Teapa, Tabasco: “Desafíos para los adultos mayores comerciantes”. Ciencia y Sociedad, 48(2), 27–42. https://doi.org/10.22206/cys.2023.v48i2.pp27-42
Introducción
Los adultos mayores tienen una participación en la actividad económica, en especial, en el ámbito informal. Independientemente de los motivos por los cuales permanezcan activos, la labor que realizan incide en su bienestar. Tal como subrayan Román et al. (2019), permanecer en un empleo implica, entre otros, tres factores fundamentales: la sensación de libertad, autonomía y seguridad económica.
Un reflejo de la participación de las personas mayores en la actividad económica informal es el comercio en el mercado “Diana Córdova de Balboa” del municipio de Teapa, Tabasco, y, al mismo tiempo, este es un espacio representativo del comercio del municipio, donde se ofrecen productos regionales y típicos de los mercados de Villahermosa, Tabasco.
Ser comerciante en los mercados representa, por una parte, un medio para adquirir recursos, pero también tiene un significado personal y cultural, los adultos que trabajan en el mercado son parte de una construcción histórica del lugar, puesto que dicha actividad es practicada en algunos casos desde su juventud; lo que expresa una contribución a la sociedad, en la cual la cultura del mercado y sus costumbres atrapa a quien compra, a quien consume y a quien trabaja en ellos, tal como lo expresan las estrofas de la canción dedicada a estos lugares y su cultura, titulada Mercado de Villahermosa; “Mercado de Villahermosa, con olor a pan de huevo, a queso y requesón, tamalito de maíz nuevo, longaniza y chicharrón. Eres rey del chanchamito, la pigua y el camarón, también el pescado frito. Mercado de Villahermosa, te dedico mi pregón”. (Del Rivero, J. s/f, 1 min)
En este sentido los adultos mayores le han dedicado al mercado años de su vida, han formado lazos de cohesión, pertenencia y membresía, les es muy difícil desarraigarse de ese lugar, por lo que ahora es menester conocer su satisfacción o bien identificar las inconveniencias; en este sentido, el objetivo del presente estudio radica en identificar los desafíos que intervienen en el bienestar de los adultos mayores que trabajan en el mercado Diana Córdova de Balboa del municipio de Teapa, Tabasco.
Es importante subrayar que el bienestar de los adultos mayores abarca distintos aspectos internos de la vida de las personas y otros factores como la continuidad, la permanencia y el trabajo mismo como comerciantes, lo cual les aporta la sensación de calma, fortaleciendo el sentido de continuidad y la dedicación a su trabajo; ahora bien, el bienestar no solo tiene que ver con un aspecto individual, sino también con las relaciones sociales, existiendo así una reciprocidad en cuanto que el adulto mayor también aporta a la riqueza cultural a través de la experiencia, construcción de vínculos y mantenimiento de espacios de intercambio sociocultural, como es el caso del mercado. De esta manera, trabajar para el adulto mayor es sentir que la vida continúa en la vejez a través del trabajo que realizan a diario en el comercio.
Permanecer también es parte de la satisfacción actual como un logro y la adaptación de esta actividad a las necesidades personales en la etapa de vejez tiene relevancia, ya que las capacidades físicas durante la juventud no son las mismas ahora. Así, el bienestar tiene que ver con la flexibilidad que disponen en cuanto a los horarios o la actividad que pueden realizar de acuerdo con sus capacidades físicas.
Por otra parte, en este estudio se toma en cuenta la situación emergente por el COVID-19, pandemia que vino a mover todas las estructuras, biológicas, psicosociales, geopolíticas, económicas, espirituales, etc., y que expuso a los adultos mayores a un estado de vulnerabilidad extrema; incluso, de violencia estructural al causar impacto con las decisiones tomadas que restringían su movilidad y convivencia y, con ello, la dificultad de cubrir sus necesidades humanas básicas como supervivencia, alimentación, seguridad.
Dado lo anterior, es importante contribuir con estudios que exploren sobre el bienestar de las personas mayores, considerando sus limitaciones, pero también sus capacidades y aportaciones a la sociedad y, de esta manera, favorecer la crearción de mejores oportunidades y condiciones de participación. De esta manera surge así el interés de indagar sobre el bienestar de los adultos mayores en relación con las actividades productivas que realizan en la economía informal.
No se puede descartar que el trabajo aporta seguridad y tranquilidad en las personas mayores, pero también se enfrentan a distintos desafíos, los cuales dependen de diferentes circunstancias contextuales y personales, y hay que visibilizarlos, ya que de no ser así estamos en el terreno del riesgo y la vulnerabilidad.
Adultez mayor y trabajo informal
Los adultos mayores se enfrentan a diferentes vivencias de acuerdo con las características del entorno, es decir, el lugar donde viven, el grupo cultural al que pertenecen, las diversas oportunidades con las que cuenten para desempeñarse en sus actividades y respecto a las condiciones de salud física.
Es necesario reconocer que, con el paso de los años, van apareciendo limitaciones físicas en las personas, sin embargo, alcanzar la vejez no significa llegar a una etapa completamente negativa y de exclusión; esta ha sido abordada incorporando elementos psicosociales y capacidades cognitivas, además de solo los cambios biológicos.
A medida que las personas envejecen se enfrentan a la notable vinculación entre juventud y productividad surgida en el siglo xx, a partir de la cual la vejez fue marginada, asociándose con términos como enfermedad, inutilidad, pobreza, relegación, depresión, entre otras. Esta visión fue adoptada en el medio social, incluyendo a los adultos mayores, y se convirtió en un estereotipo legitimado socialmente (Cardona et al., 2003).
Sin embargo, se debe comprender que la etapa de vejez es parte del proceso de desarrollo y evolución humana con características y necesidades propias (Riverón y Jocik, 2013) y que, además, en el estado de Tabasco, México, la población adulta mayor, de acuerdo con la ENADIS (2017), representa 12 % del total; aunado a ello, y según los datos del Censo de Población Vivienda (2020), en Tabasco el porcentaje de población adulta mayor es de 10.17 % y, concretamente, en el municipio de Teapa es de 10.63 %.
Otro dato importante a considerar en torno a la actividad laboral de la población adulta mayor del país es que 39.75 % pertenece a la población económicamente activa (PEA) y 59.54 % a la población no económicamente activa (PNEA); y en lo que respecta al estado de Tabasco, los porcentajes se muestran menos distantes, ya que 47.65 % pertenece a la PEA y 51.39 % a la PNEA (INEGI, 2020). En este sentido, se hace evidente que en Tabasco hay un porcentaje importante de personas mayores que están activas.
De la actividad económicamente activa de los adultos mayores se pueden identificar, según la ENADIS (2017), como las principales fuentes de ingreso: el trabajo remunerado o negocio (37.8 %), los recursos que proporcionan sus hijos e hijas (37.0 %) y la pensión (27.8 %).
Así mismo, en un comunicado del INEGI (2020), “Estadísticas a propósito del día internacional de las personas de edad”, indica que la población económicamente activa de adultos mayores no labora en las mejores condiciones; la mayoría de la población ocupada trabaja por cuenta propia, 74.2 % lo hace de manera informal.
Por otra parte, y en términos del estado de salud, Rodríguez Ávila (2018) señala que los aspectos económicos, sociales, políticos, así como la clase social, influyen en el estado de salud de las personas mayores. Así mismo, Sánchez Carballo (2013) encontró que el contexto tiene incidencia en el bienestar, debido a que el lugar donde viven representa seguridad. Además, destaca tres agentes principales en un orden de importancia: familia, actividad-ocupación y salud, elementos significativos a tomar en cuenta en el análisis de los desafíos que enfrentan los adultos mayores.
Dentro de este contexto, la relevancia del tema estudiado se evidencia a través de lo expresado por Ramírez (2009), quien refiere que se trata de una actividad laboral que, al ser realizada en un mercado o tianguis, supera la dualidad formal o informal, implica un trabajo en la calle o callejero, en el cual hay que contemplar las inclemencias y dificultades de este tipo de trabajo considerado atípico, porque se conforma de otros elementos, por ejemplo, de las estructuras de la misma organización de vendedores del tianguis, regulaciones laborales y extra laborales, como podrían ser las cuotas por espacio, organizaciones gremiales inmersas y pagos a estas, además de la legitimación del vendedor, de la clientela y de las autoridades, lo cual rebasa la concepción dualista de formal-informal de un trabajo, donde la mayoría de la población proviene de sectores populares bajos. Incluso, este tipo de trabajo, por el espacio donde se realiza, más que un trabajo informal, podría llegar a caer en una precariedad laboral, que se caracteriza por estar al margen del derecho del trabajo y de la protección básica frente a contingencias sociales.
El contexto del mercado como opción laboral
Bernal León (2010), quien realizó un análisis de los llamados tianguis de oferta fluctuante en Hermosillo, Sonora, aprecia como un hallazgo no previsto que existen más mujeres que hombres trabajando en estos espacios y agrega que se observa una importante incidencia de enfermedades crónico-degenerativas, como hipertensión y diabetes, en las personas mayores que laboran en estos espacios informales, los que constituyen una alternativa forzada ante el desempleo y subempleo.
Por su parte, Cruz Salazar (2016) expone acerca de la acción colectiva de los mercados, en donde los miembros del tianguis, se convierten en una especie de familia por la convivencia diaria y frecuente, por lo que se da un sentido de pertenencia y de proteccionismo ante agentes externos al tianguis. En su estudio, recapitula también cómo en la actualidad los mercados siguen existiendo por su acción colectiva aunado a su tradición ancestral; advierte que, en esta acción colectiva de los mercados, los individuos se alían para conseguir sus objetivos y se perpetúan en estos espacios destinados para alcanzar fines socioeconómicos.
Los estudios sobre mercados en diferentes partes de México son coincidentes al exponer cómo esta forma de organización laboral, al desarrollarse en y a partir de la vulnerabilidad, conduce a las condiciones de precarización de los que trabajan en estos espacios. En el caso del estudio realizado por Sánchez (2018), en Culiacán, al noroeste de México, concluye que la inserción laboral en trabajos informales y atípicos es resultado del desempeño de la economía local, que obliga a los trabajadores a nuevas formas de organización laboral y los aglutina en perfiles sociodemográficos diversos: hombres, mujeres, jóvenes, adultos mayores, diferentes profesiones y distintas mercancías; agrega que la condición de precariedad muestra el sentimiento de pérdida de seguridad, riesgo e incertidumbre en un mundo de trabajo que no garantiza seguridad social.
En el caso concreto de Tabasco, se han hecho estudios socioculturales de los mercados, de su gastronomía y sabores, alimentos artesanales que son elaborados y comercializados a través de los mercados municipales, buscando que prevalezca la cultura alimentaria tabasqueña ancestral, en la que se ponderan recetas donde se clasifican las especias utilizadas, tipos de carne y formas diversas de cocción (Espinosa-Moreno et al., 2022), sin embargo, no existe un estudio que tome en cuenta a las personas ni que se concentre en sus condiciones laborales o bienestar.
Con lo anterior, se entiende la importancia de investigar acerca de la complejidad respecto al bienestar de las personas mayores en estos espacios laborales, ya que incluye procesos personales y del ambiente, lo cual no se debe ver como una simple combinación de factores, sino entender que el bienestar de un adulto mayor implica expandir su potencial, plenitud de vida y autonomía.
Adultos mayores y estado de bienestar
El bienestar proviene en sí de un modelo de salud llamado salutogénico, propuesto por Antonovsky, A. (1979; 1987; 1990; 1996), en donde plantea mejorar la calidad de vida de los seres humanos, buscando la cohesión y la coherencia de sí mismo y del entorno, a fin de propiciar el manejo de estresores, de procurar la conservación, bienestar y crecimiento de la persona como individuo, y que ante los avatares de la vida implica resistir y sobreponerse a las circunstancias externas e internas, por lo que cobra importancia describir factores de riesgo y de protección, además de tomar en cuenta las formas de afrontamiento ante factores estresantes, ya que todo ello influye en el estado de salud, contribuyendo con la metáfora del río de la vida para explicar el enfoque salutogénico y con ello el bienestar, en el cual el río significa la vida misma, con arroyos, lugares en calma o bien de fuertes corrientes, remolinos y cómo el hecho de aferrarse a ellos no permite que la persona fluya. Esto lleva a entender la relación entre la salud, estrés y la capacidad de confiar y afrontar la vida, ante las adversidades o las llamadas aguas bravas.
Es importante considerar que el enfoque salutogénico y la búsqueda del bienestar fueron afectados durante la pandemia COVID-19. Castellanos-Suárez (2021) menciona que el bienestar fue trastocado desde lo social hacia lo físico y mental por la pandemia COVID-19, ya que la afectación fue multidimensional, el ser humano ejerció la resistencia y la capacidad de adaptación, ambos factores le permitieron sobreponerse de los avatares de la pandemia ante la falta de mitigación de esta; en el caso de los adultos mayores no solo se trastocó su salud o su vida, sino que esta pandemia se unió, acorde con Álvarez et al. (2022), a la de la violencia, principalmente estructural hacia el adulto mayor, apreciándose el abandono, conductas negligentes, exclusión o privación social y afectiva.
Es decir, durante la pandemia existieron conductas de acción o de omisión hacia los adultos mayores, que se convirtieron en un grupo altamente vulnerado y en riesgo en todas las esferas de su vida, padeciendo un fuerte impacto multidimensional, además de carencia afectiva, desesperanza, agotamiento físico y emocional, y falta de ingresos, lo cual impactó en el deterioro de su integridad personal por el aislamiento impuesto, ya que salir les suponía una amenaza inminente de muerte y una disyuntiva entre quedarse en casa o salir a trabajar para no perder su fuente de ingreso y sustento propio.
Lo sucedido durante la pandemia con los adultos mayores conduce a considerar que, al parecer, aún no emigramos a propuestas de atención y abordaje hacia las necesidades de los adultos mayores, como la elaborada por Menec et al. (2011), que implica hacer que las comunidades sean amigables con los mayores y, con ello, propiciar la interacción entre la persona y el contexto, lo cual implica el entorno físico, la vivienda; el entorno social, las oportunidades de participación, de transporte, comunicación e información; soporte comunitario y servicios de salud, en una alta conectividad social.
Dentro de cada contexto, las necesidades y las oportunidades de apoyo son distintas, por lo que se debe reconocer que las personas mayores se encuentran dotadas de habilidades sociales y físicas, dependiendo de cada condición, y que la sociedad puede representar un promotor significativo para el bienestar, si reconoce las distintas características y promueve la autonomía desde cada condición.
Riverón y Jocik (2013) concuerdan con lo anterior al mencionar en sus conclusiones que los significados de los ancianos para con su percepción de bienestar se orientan en dos direcciones: lo que la sociedad ofrece a las personas mayores y lo que el anciano es capaz de brindar a la sociedad.
El adulto mayor debe ser visto como sujeto de desarrollo, que enfrenta cambios desafiantes, tanto físicos y psicológicos como sociales. Para enfrentarlos requiere el apoyo de familiares, de la sociedad y de los recursos personales con los que cuente (Batista y Hocik, 2010).
Es pertinente ahondar sobre la participación de los adultos mayores en las actividades laborales. De acuerdo con Millán León (2010), tanto la esperanza de vida como este sector de la población van en aumento. Sala (2012) sostiene que la permanencia en el ámbito laboral está ligada al control sobre los medios de trabajo durante la vida activa, así quienes cuentan con un trabajo independiente tienen más posibilidades de permanecer en este trabajo hasta una edad más avanzada. Weller (2018) indica que 41.2 % de las personas ocupadas de más de 65 años, trabajan en el sector agropecuario, destacando así falta de ingreso y las deficiencias en los sistemas de pensiones, incluso en la ausencia de estas, principalmente en las zonas rurales.
La elevada proporción del empleo independiente en este grupo de edad está relacionada con la preferencia hacia los más jóvenes, excluyendo así a las personas mayores de un empleo asalariado y, en segundo lugar, las personas mayores pueden preferir un trabajo independiente (Weller, 2018).
En este sentido, Román et al. (2019) señalan que los adultos mayores no solo representan retos y desafíos en la demanda de salud, pensiones y jubilaciones, sino también de empleo. Prestar atención a esta población tiene importancia, ya que tiene características particulares, diferentes a la de otros grupos poblacionales.
Cabe señalar que existe una precariedad laboral generalizada en el país, por lo que la desigualdad de oportunidades educativas, los bajos salarios y las tasas de informalidad se arrastran desde la juventud hasta la etapa de adulto mayor. De tal manera, la precariedad laboral resulta un factor clave para entender las condiciones de calidad de vida de los adultos mayores (Flores y Salas, 2018).
La agenda 2030 para el desarrollo sostenible (CEPAL, 2018) propone establecer mejores condiciones para el desempeño laboral y no solo pensar desde una perspectiva asistencialista, sino considerar propuestas que enfaticen en la autonomía y dignidad de las personas mayores, en un sentido de corresponsabilidad.
Con este panorama de la salud, la salutogénesis y las vulnerabilidades de este grupo etario, se puede señalar que existen limitaciones y desafíos en la participación laboral de las personas mayores y, de manera muy optimista, la sociedad puede y debe contribuir a posibilitar los espacios para promover dicha participación con dignidad. Cabe preguntarse: ¿el empleo informal de estos adultos mayores tiene alguna condición para considerarlo más hacia la precariedad laboral?, ¿el mercado es considerado para ellos su espacio seguro y de pertenencia a tal grado de valorarlo como una segunda casa?
Metodología empleada
Se desarrolló una investigación desde un enfoque cualitativo, con alcance exploratorio, la cual se orientó al análisis de casos concretos (Flick, 2012). Así, el estudio se enfocó en un contexto determinado, es decir, el mercado Diana Córdova de Balboa, ubicado en municipio de Teapa en Tabasco, México. La población de estudio correspondió a los adultos mayores comerciantes, que ofrecen sus productos por cuenta propia y sin seguridad social y prestaciones.
Por otra parte, para abordar la experiencia sobre el bienestar de estas personas mayores en su labor como comerciantes, se consideró el método fenomenológico, puesto que resulta adecuado para abordar la experiencia tal y como es vivida.
Para acercarse a esta realidad se utilizaron entrevistas semiestructuradas, buscando que los participantes manifestaran sus experiencias abiertamente, pero con atención a un aspecto específico: su participación en el comercio, relacionándolo al bienestar.
Durante el proceso de recolección de datos fue necesaria la obtención de material bibliográfico, que sirvió para la profundización del tema y guía para la realización de entrevistas. De acuerdo con la información, estas fueron: a) Percepción sobre su estado de salud, b) Aspectos que inciden en el bienestar subjetivo: interacciones sociales o relaciones interpersonales, c) Predictores del bienestar: características de la personalidad.
De esta forma, se obtuvieron narrativas de los participantes con las cuales, a partir de un proceso de reflexión, se identificaron unidades de estudio, las cuales se acomodaron en una tabla de análisis horizontal para encontrar los desafíos o retos, con rubros tales como: salud física y bienestar, cambios en el modo de producción y comercialización de productos, contexto de la pandemia COVID-19 y de manera vertical se pusieron las narrativas de los participantes.
El tipo de muestreo empleado para el propósito de esta investigación fue aleatorio simple, el cual consiste en la elección de sujetos al azar, con la misma probabilidad de ser seleccionados (Casal y Mateu, 2003), por lo que fueron escogidos mujeres y hombres adultos mayores, de 60 años en adelante, comerciantes del mercado “Diana Córdoba de Balboa”. Debido a las contingencias sanitarias se buscó a los participantes en las afueras y dentro del mercado. No se considera ninguna otra característica, tales como género, nivel o estatus socioeconómico, etc., los cuales son indistintos, puesto que el interés se muestra en el hecho de ser comerciante del mercado “Diana Córdoba de Balboa” en la etapa de adulto mayor.
Es preciso decir que el proceso de recolección se realizó durante la emergencia sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19. A pesar de que el contacto con las personas fue directo, se llevaron a cabo las medidas sanitarias señaladas por las autoridades (uso de cubrebocas, gel antibacterial y una distancia considerable). Cabe mencionar que algunas medidas tomadas por las autoridades, como el cierre de accesos al mercado y de comercios, obstaculizaron los encuentros, sin embargo, se concretaron seis entrevistas: dos hombres y cuatro mujeres; luego de tener su consentimiento y explicar el objeto de la investigación, se obtuvieron los relatos que dan luz a la presente investigación. Las entrevistas fueron realizadas en el mercado Diana Córdoba de Balboa del municipio de Teapa, Tabasco, en noviembre de 2020, las cuales tuvieron una duración alrededor de 40 minutos. En la Tabla 1, se muestra el sexo, la edad, el seudónimo y una breve descripción de los seis participantes entrevistados.
Resultados
A partir del análisis de las narrativas de los participantes, se identifican los desafíos o retos a cubrir, ubicadas en las tres unidades de análisis horizontal que son: salud física-bienestar, cambios en el modo de producción y comercialización, y pandemia COVID-19, obteniéndose lo siguiente:
La salud física: principal desafío para el bienestar como comerciante
La salud representa una constante en la vida del ser humano y es más latente en la vejez. Los cambios físicos y el cansancio del cuerpo se hacen presentes según el paso de los años, y la salud se convierte en un reto que afrontar, sin embargo, para las personas mayores siguen existiendo motivaciones para mantenerse activos en el trabajo y, de cierta manera, continuar en una labor, ya sea en casa o en el mercado, representa una satisfacción.
Es un aspecto de importancia en el bienestar de las personas adultas mayores, independiente de contextos y estilos de vida. Como mencionan Alvarado et al. (2017), la salud es la dimensión más importante para explicar la satisfacción vital de las personas mayores.
Torres y Flores Galaz (2018) exponen que incluso una valoración negativa de salud no incide negativamente en el bienestar subjetivo. Esto puede ser explicado por el estilo de enfrentamiento ante situaciones que causen malestar. Así, una manera de enfrentamiento es la reestructuración de la situación considerando lo positivo; en este caso viendo con agradecimiento tener un trabajo en la vejez que les permita generar ingresos y sentirse independientes.
Yo mi trabajo lo hago contenta, lo hago contenta porque todavía me siento útil, siento que todavía puedo seguir dando más de los que mi cuerpo puede resentir porque a la edad que uno tiene ya el cuerpo empieza a desmerecer, pero pues, me gusta mi trabajo, me gusta estar activa y pues para mí es una bendición, porque veo que mucha juventud se recorre, no hay trabajo y aunque haya no les gusta.
(Doña Consuelo, 60 años. Entrevista personal. Z/P 23 de noviembre 2020).
… pues, me sirve también pa divertirme un poco la mente [risas] sí, porque en el hogar donde vive uno, pues, desde que amanece uno hasta que anochece está uno con el trabajo y no hay desahogo de mente, no hay nada; lo que hay este, bueno, con que se fastidia uno…
(Doña Rosaura, 66 años. Entrevista persona Z/P 8 de noviembre 2020).
Sí, sí. Eh, bueno para comenzar cada personaje tiene una forma de ser. Algunos nacemos en cuna de oro, algunos nos tenemos que rifar para llegar a ser algo en la vida o comenzar de cero no es fácil tampoco. Hay que tener bastante creatividad en uno para llegar a ser algo en la vida, no es nada más plantarse y decir ah no se puede.
(Don Ramón, 65 años. Entrevista personal. Z/P 23 de noviembre 2020).
Miren como les diría yo, soy que digamos que a mí me gusta mucho el campo, pero ya sobre mi edad ya no lo permite pues porque ya está ahora si ya, como diría cansado pues, ya mi edad ya no lo va permitiendo, entonces para mí ya está ajusto, claro también voy a mis parcelas porque me gusta la chamba me gusta, tanto aquí como haya, está tranquilo.
(Don Adán, 67 años. Entrevista personal Z/P 23 de noviembre 2020).
Cabe decir que existe una ambivalencia de sentimientos, ya que no son las mismas fuerzas que durante la juventud; el cansancio se hace más presente y afrontar esta realidad significa pensar en opciones que permitan dedicarse a un trabajo que implique menos desgaste para el cuerpo, pues el trabajo sigue siendo una actividad que requiere esfuerzo.
Incluso, a pesar del desgaste y algunas dolencias, la percepción de las personas es un sentimiento de bienestar por el hecho de continuar trabajando. La salud física es importante, pues representa la posibilidad de moverse, ser independiente, funcional y con ello trabajar, hacer lo que se desee respecto a actividades como caminar, visitar a sus hijos, realizar sus compras, cocinar, entre otras.
El trabajo representa, en este caso, una satisfacción, ya que permite un sentido de utilidad y actividad porque pueden desempeñarse en un trabajo y se ve como una bendición para la edad que tienen y que, incluso, personas más jóvenes no poseen o difícilmente tienen.
Por otra parte, el trabajo como comerciante tiene relación con el bienestar al ser fuente de tranquilidad, ya sea porque para ellos es un espacio de recreación a partir de la convivencia con otros o porque este les genera recursos económicos. Esta actividad en el mercado sobresale entre otras que realizan, como el cultivo y cosecha de sus productos a comercializar o la elaboración de estos, los quehaceres domésticos o alguna otra actividad que le genere una utilidad económica extra. Trabajar en el mercado significa el desahogo y distracción de los quehaceres del hogar o resulta más acorde a sus posibilidades físicas.
Los desafíos en esta área se aprecian en los siguientes términos: ambivalencia de sentimientos entre las posibilidades de salud que merman el seguir siendo parte activa, específicamente en el ámbito económico, o retirarse, pues resulta una actividad que le brinda recursos económicos, distracción y en sí bienestar, debido a la convivencia y relación con los demás, en al menos cuatro de los seis participantes.
Cambios en el modo de producción y comercialización de sus productos
Como ya se dijo, la salud es importante en la realización del trabajo como comerciantes. Por esto, es preciso considerar que no todas las personas tienen las mismas condiciones de salud y, con ello, se enfrentan a diferentes circunstancias. No obstante, existe una realidad que es latente para los adultos mayores dentro de la diversidad, la cual consiste en los cambios dados en la manera que conducen su trabajo, ya que, con los años, no ofrecen los mismos productos que en su juventud y esto se debe a las posibilidades físicas que poseen en la vejez.
La variedad de productos que ofrecen actualmente son los que pueden elaborar de acuerdo con sus capacidades físicas (productos que no llevan un proceso complejo y laborioso para su preparación) o según sus presupuestos.
Por ejemplo, en el caso de doña Rosaura, tiene dificultades para invertir en la elaboración de tabletas de chocolate porque necesita cacao y este tiene un precio elevado.
Doña Rosaura no solo ha dejado de vender algunos productos por el costo de inversión, sino también porque la elaboración de algunos les resulta un desgaste que excede sus capacidades físicas. Sin embargo, se debe mencionar que el hecho de trabajar y levantarse desde muy temprano para vender implica ya un gran esfuerzo.
Primero hacía yo el jabón de lejía, hago el achiote, hacía yo la tortillita, hacía yo los turuletes que le decían, del mismo maíz de tortillita, los cuadritos, tiene uno molde y ahí lo hace uno...
Todo lo hacía yo, ya ahorita no, ¡ya me cansé!
Sí, sí, todavía ahí lo hago todavía, al menos pa echar la tortilla me tengo que levantar a la una, una de la mañana, pa que venga a las seis y media, ya estoy en la carretera, ya pa agarra el camión.
(Doña Rosaura, 66 años. Entrevista personal Z/P 28 de noviembre 2020).
Yo voy a mi campo, a picar potrero, a ver a mis animales, a eso me dedico pues y aquí salgo hacer mis compras, a comprar mis frutas, mi elote, todo pues aaaah […] Y desde aquí nos llegábamos a cambiar nosotros, picamos potrero, cuidamos el ganado, todo hacemos la chamba nosotros, a veces me llevo uno, dos busco allá, y mi parcela. La fuera ver la tengo al cien por ciento, al cien por ciento era cuarenta y tres animales que teníamos, pero ya se murieron varios y ya ni modo.
Si aquí me mantengo chambeando, ya no quiero seguir chambeando allá, mejor pago, o me lo ve mi hijo. Sí, me gusta más aquí en el mercado.
(Don Adán, 67 años. Entrevista personal Z/P 23 de noviembre 2020).
Los desafíos encontrados se refieren a que sus capacidades físicas han cambiado, es una realidad palpable para los adultos mayores, ya que contribuye en la manera de trabajar y en lo que actualmente ofrecen para vender. La forma de adaptación a estos cambios representa un desafío que interviene en el bienestar de las personas mayores al trastocar en la actividad diaria y tienden a dejar de realizar la actividad que les supone un mayor esfuerzo.
Desafíos en el contexto de la pandemia COVID-19
Dado el lugar, contexto histórico y la ubicación geográfica, se presentan situaciones particulares a las que se pueden enfrentar los adultos mayores por la presencia del COVID-19, que, indudablemente, ha causado particularidades, además de otros desafíos en cada área, esfera, momento y lugar donde se desempeñan las personas mayores, desde las infraestructuras físicas, tales como rampas, accesos y cierre de su lugar de trabajo, hasta cambios en su salud, economía, formas de trabajo, socialización, etc. El COVID-19 movilizó todas las estructuras y generó adversidades y circunstancias externas que no son posibles de modificar fácilmente. En ese sentido, la actuación o afrontamiento al respecto es de resignación y desesperanza, así como de confrontación con la realidad y tener que decidir entre continuar trabajando para comer o encerrarse para vivir a pesar de la inactividad. Una disyuntiva entre la necesidad económica, la costumbre de mantenerse activo y sobrevivir a la pandemia.
En lo particular, los comerciantes del mercado de alguna manera la enfrentan desde la incredulidad y desde la resistencia que implica sobreponerse, porque no hacerlo promueve también pérdida, es decir, dejar su costumbre, dejar de convivir, de trabajar, de hacer a lo que siempre se ha dedicado, y de percibir ingresos.
Durante la contingencia sanitaria por COVID-19 se tomaron medidas de cuidado como el confinamiento, especialmente con las personas mayores, sin embargo, el trabajo representa un ingreso económico, por lo que seguir trabajando es una necesidad a pesar de la pandemia. Así, esta decisión implica asumir riesgos con respecto a la salud.
En el caso de doña Josefina, ella decidió seguir trabajando en el mercado porque es su principal fuente de ingresos y una de las formas para sobreponerse es tomar remedios caseros.
… bien gracias a dios, yo estoy bien, mamita, gracias a dios. Bien, ya me dio calentura y ya la pasé, bien, tomé mucho té, mucho té tomaba yo, bastante té tomaba yo, zacate limón de todos tomaba yo y pastillas tomaba yo, gracias a dios estoy bien. De salud, si bien, de salud, salud, si bien, pero, no hay dinero...
… no, no, nada más me dio como dos días; tomaba aspirina, tomaba otra pastillita y el monte y ya, ¡aquí la pase! Todos los días venía a vender
(Doña Cristina, 70 años. Entrevista personal Z/P 23 de noviembre 2020).
Don Ramón, por su parte, tomó la decisión de seguir llegando al mercado teniendo cierta incredulidad sobre todo lo que se dice respecto al COVID-19. Otra de las razones en cuanto a la decisión que tomó es mantener su costumbre de salir y estar activo (ir y venir de su casa al trabajo, estar acostumbrado a caminar y dialogar con la gente).
La verdad que nosotros aquí nos pasamos toda la temporada, si yo no he creído en eso, con todo respeto, me he plantado, todo no es por mí, sino el que lo mandó sabe lo que hace. […] Mi esposa no quería que yo viniera, me decía guárdate, me voy a morir guardado, uno está acostumbrado a venir e ir. […] Sí, porque estamos acostumbrados a caminar, dialogar con la gente, aunque sea peleando ahí de medio lado.
(Don Ramón, 65 años. Entrevista personal Z/P 23 de noviembre 2020).
Por otro lado, Don Adán aceptó quedarse en casa alrededor de tres meses, ya que le informaron que sería multado si asistía a su puesto a vender, dado que es un adulto mayor (parte de la población vulnerable a COVID-19). Cabe aclarar que no todos los comerciantes adultos mayores recibieron la misma información.
... cuando entró esta enfermedad, nosotros, yo a lo menos, como ya tenía la edad me dijeron que ya no iba a venir y si venían yo, me iban a sancionar, me iban a multar durante todo el tiempo.
(Don Adán, 67 años. Entrevista personal Z/P 23 de noviembre 2020).
En otro aspecto, una manera de adaptarse a la problemática por COVID-19 fue reducir los días de trabajo o adaptarse a otras formas como repartir tarjetas de presentación con números de contacto. Cabe mencionar que, en algunos casos, como el de doña Carmita y doña Consuelo, dejaron de llegar por unos meses y con ello se enfrentaron a otra problemática como la disminución de clientes, por lo que decidieron regresar a trabajar.
… no trabajé, lo tenía cerrado el puesto […] pero yo me desespero, yo estoy acostumbrada a trabajar, ya hace una semana apenas empecé a venir, pero na más vengo un ratito porque como yo padezco mucho el asma, por eso los chamacos no quieren que yo venga; una por la enfermedad y ahora por la lluvia […] entonces venían aquí buscándome y yo les daba mi número y ya me hablaban que querían vestido de boda que querían velo, y ya me venía yo y así empecé a repartir, mi tarjeta
(Doña Carmita, 66 años. Entrevista personal Z/P 30 de noviembre 2020).
De ahora que empezó la pandemia si me retiré de aquí porque soy prediabética, entonces por eso me retiré de aquí, ya me estuve siete meses ahí en la casa, pero pues, ya me requerían acá otra vez, se fue mucha clientela, metieron a otra muchachita acá para que ayudara a mi sobrino, pero esa muchachita que viene a veces pues, no es lo mismo, no es lo mismo y mucha clientela se fue […] ya regresé, pero no estoy toda la semana completa nada más vengo de jueves a sábado, ya no vengo todo completo a como primero que estaba yo de lleno aquí, no.
(Doña Consuelo, 60 años. Entrevista personal. Z/P 23 de noviembre 2020).
Otro punto es que a raíz de la pandemia los adultos mayores hicieron más latente la conciencia de la muerte y con ello hay expresiones que indican una preparación para cuando ese momento llegue. Existe preocupación al mismo tiempo que resignación, como lo expresa doña Rosaura:
… na más por aburrido de estar ahí encerrado, ¡ay!, es que se aburre uno, ¡ay dios!, no, es que ya no hallaba yo ni que hacer, le digo ya a mis hijos, no sé, le digo, yo creo que me puede matar la desesperación de está en la casa y no en la enfermedad, le digo. Gracias a dios no nos pegó a nadie ¡a nadie! Si, ahí nos fuimos pasando …
Yo no me espanto, si Dios dice, que no sé de qué, de todos modos, tenemos que morí, no sé de qué pero vamos a morí…
(Doña Rosaura, 66 años. Entrevista persona Z/P 8 de noviembre 2020).
En el caso de doña Consuelo y don Adán han tomado acciones como respuesta a la idea del momento de la muerte, por ejemplo, el pago de paquetes funerarios o la planeación de su herencia. Se puede mencionar que esta idea ya estaba antes de la pandemia, pero las circunstancias sanitarias posieron en relieve dicho tema.
… estamos pagando el funeral, lo estamos pagando, ya para que cuando uno de los dos… es un paquete funerario, lo estamos pagando, ¿por qué? Porque no le queremos dejar carga a nuestros hijos […] Ahorita estamos aquí platicando, pero a la vuelta no sabemos, tenemos que estar preparados…
(Doña Consuelo, 60 años. Entrevista personal. Z/P 23 de noviembre 2020).
… Y ahora con heredero que uno le da permiso, que quiere, que uno no quiere y es un problema pues, pero también si llego a irme, esta cosa también va a quedar intestado […] Nadie lo va a poder, son problemas que son grande, pues, si ese es mi plan, aquí seguir trabajando unos días, otro día más.
(Don Adán, 67 años. Entrevista personal Z/P 23 de noviembre 2020).
Como se puede observar, ante la pandemia los seis adultos mayores han enfrentado los riesgos de salud, adaptándose a nuevas maneras de trabajo y acudiendo, en algunos casos, a recursos propios, como remedios caseros o a resignarse cuando no hay otra cosa que hacer que seguir hasta donde se pueda. Es este caso, es un desafío importante porque se pone en riesgo la salud, pero se tiene una necesidad de continuar trabajando, asumiendo incluso los riesgos.
Discusión y conclusiones
A manera de conclusiones podemos plantear que las personas mayores enfrentan distintos desafíos que tienen que ver con el contexto donde se desenvuelven y la manera personal de afrontar, lo cual interviene en su bienestar.
Hablando en términos específicos, en este caso el bienestar se encuentra relacionado con la participación y el lugar que ocupan socialmente; ser comerciantes representa una satisfacción personal al sentirse activos, encontrando así un sentido de continuidad, es decir, sentirse útiles durante su etapa de vejez; también es satisfactorio hacer el recuento de logros y sentir que lo que han hecho y logrado hasta la actualidad ha valido la pena al contemplar el lugar que ocupan hoy como comerciantes.
El contexto es un elemento relevante que influye sobre el bienestar de los adultos mayores, ya que determina los aspectos que benefician al bienestar a partir de desempeñarse en una actividad determinada y un lugar específico.
Hablando de la importancia del contexto, cabe citar el estudio de Urrego (2020) con adultos mayores vendedores ambulantes del centro de Medellín, donde destaca los riesgos y situaciones a los que se exponen los vendedores informales, como la contaminación ambiental y auditiva, el tráfico, el factor climático y la movilización de mercancía, que ponen en riesgo la calidad de vida y la salud. Ante lo cual señala que, frente a la falta de oportunidades laborales aunadas a las condiciones económicas, la única opción resulta ser continuar asumiendo su labor, a pesar de dichos riesgos.
Urrego (2020) señala que la población adulta mayor en el sector informal debe gozar de beneficios que disminuyan los riesgos biopsicosociales a los que están expuestos, por lo cual propone monitoreo médico específico para estas personas e indicaciones sobre ejercicios físicos y actividades que mejoren su funcionalidad, debido a las largas jornadas de trabajo.
Es preciso mencionar que estos comentarios tienen cabida en un contexto específico y no es precisamente en todos los casos, sin embargo, y de acuerdo a los observado y definido por nuestra investigación podrían marcar una pauta para que contribuya a mejorar las condiciones de gozar de un trabajo, subsistir y sentirse útiles para su familia y la sociedad.
En otro orden, Ramos y Tirado (2019) señalan que las diferencias en las experiencias laborales en la vejez tienen que ver con el acceso a la educación básica y superior, estatus socioeconómico, contexto económico, social y político. También indican que, existen tanto motivaciones económicas para continuar trabajando en la vejez como motivaciones que no lo son, por lo que proponen cambios estructurales de fondo para modificar las condiciones desventajosas de los adultos mayores.
En este estudio se determinó que ser comerciantes del mercado de Teapa, Tabasco, aporta un sentido de continuidad; la idea de permanecer en un trabajo a través de los años promueve la satisfacción de las personas mayores, incluso el hecho de trabajar en la etapa de vejez representa un logro, puesto que implica mantenerse activo a pesar de dificultades de salud, entre otras.
Esta misma actividad en el mercado les ha permitido obtener beneficios económicos no solo durante sus años de juventud, sino que también en la actualidad, ya que sus necesidades pueden adaptarse, como es el caso de sus horarios y formas de trabajo.
Finalmente, como ya se ha dicho, el contexto específico donde los adultos mayores se desempeñan tiene relevancia y es a partir de esto que se pueden distinguir características particulares que dan cuenta de los desafíos a los que se enfrentan.
Así, algunos de los desafíos identificados de los comerciantes adultos mayores del mercado son:
En primer lugar, los cambios físicos por la edad: el cansancio y las enfermedades que experimentan se reflejan en la evolución sobre los productos que ofrecen; en este caso, productos que pueden manejar o elaborar de acuerdo con sus capacidades físicas. Los cambios instrumentales también han intervenido, lo que antes se hacía a mano, ahora se realiza con la ayuda de equipos y maquinaria.
Se encuentran con la dificultad para invertir en el surtido de sus productos, ya sea por el costo o porque no cuenta con las mismas habilidades físicas para manipular o elaborar grandes cantidades de productos, sin embargo, la misma actividad les permite adaptarse a sus posibilidades en cuestión de cantidades de productos que pueden manejar.
Por otra parte, enfrentarse a la situación de pandemia por COVID-19 para los comerciantes resulta un desafío importante porque pone en juego su salud, la necesidad de sentirse útil y cubrir necesidades económicas. Se enfrentan al hecho de cambiar su dinámica de ventas, como sus horarios y días de trabajo; la manera de ofrecer sus servicios, incluso arriesgando su salud y enfrentándose con sus propios recursos, como remedios caseros o aceptando el confinamiento impuesto solo por algún tiempo.
Al respecto del confinamiento, Junco Méndez et al. (2022) señalan que ha provocado cambios en el contexto y dinámica social de los adultos mayores e impacta de manera directa en la percepción sobre el bienestar, ya que interviene al generar sentimiento de finitud, además de emociones negativas como miedo e incertidumbre, así como la necesidad de sentirse autosuficientes para realizar sus actividades cotidianas de costumbre.
De acuerdo con Tahull (2021), los contextos y circunstancias durante la pandemia son variados, por lo que las aportaciones de las personas mayores en primera persona son valiosas e interesantes, y a partir de ahí se pueden describir distintas vivencias y reflexiones durante el confinamiento, sin embargo, el sufrimiento y el estrés se destacan en todo caso.
Contextualizar sobre las vivencias de los adultos mayores durante esta investigación permite visualizar sobre la heterogeneidad de la vejez y comprender que cada contexto y las diferentes expresiones de vejez representan distintas complejidades y retos que pueden ser expuestos y asumidos por los propios actores sociales utilizando herramientas y habilidades ajustadas a su entorno.
Es necesario visibilizar la actuación y contribución de las personas mayores en los diversos ámbitos, ya que, al mismo tiempo que tienen diferentes necesidades, también contribuyen al medio social a partir de sus experiencias y conocimientos.
Cabe mencionar que, precisamente, en la situación de pandemia, Lehner et al. (2021) encontraron que, en la ausencia de políticas de Estado ante la emergencia, se pone de manifiesto la familia como principal red de apoyo, por lo que es posible revalorizar las transferencias de soporte producidas en estas redes, ya que todas las personas durante el curso de la vida recibimos y proveemos ayudas informales, ya sea en mayor o menor intensidad.
Como señala la CEPAL (2018), las prácticas de compasión e invisibilización quebrantan la dignidad de las personas mayores y los vulnera, por lo que es necesario construir espacios de reflexión que promuevan un cambio de la visión estereotipada de la vejez, bajo principios de autonomía, autorrealización y participación. Este cambio debe iniciar desde procesos culturales, es decir, desde las propias comunidades, a partir de las personas inmersas en los procesos psicosociales para que den cuenta de sus propias experiencias y desafíos particulares. Aspecto o aproximación a la que esencialmente tributa la indagación exploratoria desarrollada en este estudio.
Es pertinente construir espacios y comunidades incluyentes de los adultos mayores, que contribuyan a la reflexión sobre sus características y contextos, pensándolas como participes dentro del ámbito económico, así como también en otros espacios sociales, siempre al tanto de sus necesidades físicas, emocionales y sociales.
Finalmente, es menester mencionar que las narrativas recuperadas desde los participantes en este estudio evidencian que la acción colectiva de sentirse parte de un mercado les permitió concebir protección, membresía y cuidado al estar en él, dado que este es su segundo hogar, lo cual les hizo acudir a trabajar pese a poner en riesgo su salud, pues laborar en el mercado donde han estado la mayor parte de su vida es para ellos como estar encasa, es su lugar más cotidiano.
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