Ciencia y Sociedad, Vol. 44, No. 2, abril-junio, 2019 • ISSN: 0378-7680 • ISSN: 2613-8751 (en línea) • Sitio web: https://revistas.intec.edu.do/

“MÍRAME A LOS OJOS” : COMPRENDER EL AUTISMO DESDE QUIEN LO VIVE

“Look me in the eyes”: understanding autism through who lives it

DOI: https://doi.org/10.22206/cys.2019.v44i2.pp27-36

*Profesora-investigadora del Área de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto Tecnológico de Santo Domingo, (INTEC). Correo-e: rocio.hernandez@intec.edu.do ORCID: 0000-0002-1331-5453
**Es egresada de la carrera de Psicología del INTEC Correo-e: patricia.dmeza@gmail.com
***Es egresado de la carrera de Psicología del INTEC Correo-e: nojose28@hotmail.com
****Es estudiante de término de la carrera de Psicología del INTEC Corre-e: cynthia.olivier.sterling@gmail.com
******Es egresada de la carrera de Psicología del INTEC Correo-e: laurapena1497@gmail.com
*******Es egresada de la carrera de Psicología del INTEC Corre-e: nicoleramirez0528.nr@gmail.com

Recibido: Aprobado:

INTEC Jurnals - Open Access

Cómo citar: Hernández-Mella, R., D’Meza-Pérez, P., Morel-Camacho, J., Olivier-Sterling, C., Peña-Lantiga, L., & Ramírez-Jiménez, N. (2019). “Mírame a los ojos”: comprender el autismo desde quien lo vive. Ciencia y Sociedad, 44(2), 27-36. https://doi.org/10.22206/cys.2019.v44i2.pp27-36

Resumen

Se establece que la mejor definición del autismo se deriva de experiencias vividas por personas con esta condición, por tanto, se ofrecen sus voces, relacionando acciones y expresiones con procesos de pensamiento explicados psicológicamente. Creatividad, emoción, comunicación y lenguaje son abordados desde tres personas destacadas, Temple Grandin, John E. Robison y Donna Williams, y son explicados utilizando como fundamento principal la teoría analítica de Carl Jung. Finalmente, el artículo enfoca la relación del arte con el bienestar y resalta su beneficio aplicado a las propuestas terapéuticas y al conocimiento profundo del Sí Mismo, como figura relevante de la psique.


Palabras clave:

Autismo, procesos cognoscitivos, psicología junguiana, arte, bienestar1

Abstract

It is established that the best definition for autism is derived from experiences lived by people with this condition, therefore, their voices are offered, relating actions and expressions with cognitive processes explained psychologically. Creativity, emotion, communication and language are approached from the experiences of three outstanding people, Temple Grandin, John E. Robison and Donna Williams, and are explained using Carl Jung’s analytical theory as the main foundation. Finally, the article focuses on the relationship between art and wellbeing and highlights its benefit applied to therapeutic proposals and deep knowledge of the Self, as an important figure of the psyche. 


Keywords:

Autism, cognitive processes, Jungian Psychology, art, wellbeing

Introducción

Estoy convencido que aquellos de nosotros con autismo estamos en este mundo por una razón y tenemos mucho que ofrecer.

John E. Robison

¿Cómo sería el mundo si el autismo se comprendiera desde la perspectiva de quienes lo viven? Especialistas (Wing, 1979; Baron-Cohen, 1991; Girald, s/f; Valdez, 2001; Bisquerra, 2009; Reyna, 2011; Maseda, 2013; Nader-Grosbois & Mazzone, 2014) han tratado de definir la condición de autismo, desde esquizofrenia infantil hasta un espectro donde cada sujeto presenta características distintas. 

Según Martínez-González (2009), se define el autismo como un trastorno y las personas que se encuentran dentro del espectro son catalogadas como poco sociales frente a sus pares. Se aduce que poseen poca iniciativa para establecer comunicación con otros, tanto de manera verbal como no verbal, expresándose de forma literal y con gesticulación reducida. Por otra parte, se alega que no atribuyen mucha importancia a las respuestas emotivas ajenas, dificultándose el compartir emociones con el mundo exterior.

Entre las teorías vigentes que caracterizan el autismo, se encuentra la Teoría de la Intersubjetividad, la cual considera que el autismo se define por habilidades afectivo-perceptuales reducidas, afectando la relación con las personas, así como las capacidades para desarrollar un juego simbólico creativo y formas de lenguaje y pensamiento contextualmente apropiadas (Hobson, 1993, citado en Reyna, 2011).

Otro enfoque teórico es el denominado Teoría de la Mente. Según Rivière y Núñez (2001, citado en Reyna, 2011) este equivale a “ponerse en la piel de otro”, funcionando como una estrategia social que permite interpretar la conducta de otras personas, y comprender que tienen deseos, creencias, emociones y experiencias (Valdez, 2001, citado en Reyna, 2011). Se considera que las personas con autismo pueden entender acontecimientos mecánicos, pero se especifica que tienen dificultades para advertir acontecimientos que exigen imaginar lo que otra persona está pensando.

Sin embargo, en este trabajo se considera que no hay mejor definición que aquella que proviene de la experiencia de quienes viven el autismo en carne propia, de quienes han pasado y continúan pasando por modos de existir que son únicos. Para contribuir con esta reflexión, se presentan los puntos de vista de algunas personas destacadas, obtenidos a partir de la lectura cuidadosa, es decir, aquella que se realiza como una “entrevista” a los libros y otros “registros escritos” (Cifuentes, 2011, p. 78) elaborados por individuos que han alcanzado su realización gracias a su condición de autismo. A la vez, relacionando esas intervenciones con procesos de pensamiento y expresión humanos, a manera de fundamento psicológico, que se han expuesto siguiendo la teoría analítica de Carl. G. Jung. Escuchemos estas voces y lo que sus experiencias nos enseñan.

Creatividad

Me alejaba cuando intentaban abrazarme porque ser tocada por otra persona enviaba una sensación abrumadora por todo mi cuerpo, quería sentir el efecto consolador de un abrazo, pero mi sistema nervioso no me lo permitía… aprendí que necesitaba la presión adecuada para calmar mi sistema nervioso y, para satisfacer eso, construí mi “squeeze machine”. La diseñé de una forma que permitiera controlar la cantidad y la duración de la presión a lo largo de mi cuerpo, lo que gradualmente redujo mi sensibilidad hasta poder tolerar el abrazo de una persona.
Temple Grandin

Al momento de ser diagnosticada, recomendaron a la madre de Grandin institucionalizar a su hija o recurrir a terapia conductual, que en esa época utilizaba el castigo para modificar conductas. Pero la mamá no lo llevó a cabo; en cambio, a temprana edad, su madre y su nana trabajaron con ella en casa y elaboraron un programa de estimulación personalizado. Esas acciones centradas en el desarrollo cognoscitivo de Grandin implicaron una relación afectiva positiva con su madre y su nana, cuyos logros se reconocieron en el ajuste de las necesidades de Grandin. De acuerdo a la teoría de las relaciones objetales, siguiendo planteamientos de Erikson, así como la psicología del self de Kohut (Tubert-Oklander, 1997), se especifica cómo la experiencia de la relación con los objetos (que para estos y otros autores son siempre humanos y, por lo tanto, hay un intercambio intensamente personal) genera organizaciones internas, es decir, que se forman estructuras psíquicas perdurables.

La familia de Grandin se involucró activamente en su desarrollo y gracias a ese apoyo terminó la escuela y estudió una carrera universitaria. Se graduó del doctorado en Ciencias Animales en la Universidad de Illinois. Es escritora, docente en la Universidad de Colorado y es la responsable de uno de los aportes más grandes a la elaboración de mataderos diseñados para disminuir la crueldad hacia los animales.

A partir de la experiencia de Temple Grandin, se evidencia que la necesidad estimula la imaginación, dando como resultado un acto creativo y permitiendo ver las potencialidades de los individuos y no sus déficits.

Igualmente, el desarrollar una experiencia transformadora que conduce a la creación, así como a la elaboración artística posibilita maniobrar de muchas maneras y conseguir la adaptación a la singularidad de cada ser. De ahí que hacer uso del arte puede ser un recurso de instauración de oportunidades, comunicativas y de autoconocimiento, para personas con autismo.

El autoconocimiento se produce gracias a que, siguiendo a Carl Jung (2000, 1993, 1992), la psique cuenta con una “función” sanadora que consiste en buscar la completud, a través de tomar más conciencia de sí misma. Y, puede sorprender, pero se alcanza al trasladar la fantasía al mundo real, de forma que el individuo pueda integrarla a su vida (MartínezGallardo, 2018, p. 4).

El concepto de fantasía en la teoría analítica junguiana está vinculado al inconsciente, el cual es una estructura que conforma la psique humana y posee un nivel superficial y otro profundo. El inconsciente, a su vez, se encuentra definido por su cualidad creadora, lo que da significado al acto de valorar la fantasía y trasladarla a la vida. 

Por otro lado, la creación ocurre cuando la psique se permite la influencia del instinto lúdico, posibilitando que juego e imaginación estén identificados y, además, como quedó expuesto en la voz de Grandin, unidos a los afectos. Resulta evidente la importancia de favorecer condiciones en la vida de todo ser humano que posibiliten su expresión creativa y lúdica y esto no es menos sustancial para las personas con autismo.

Ampliando lo expresado acerca de la relevancia del instinto lúdico en la experiencia de vida, se aprecia en el juego una cualidad desiderativa o erótica, una especie de seducción que, a la vez, atrae y separa, se revela y se oculta y, en ese sentido, evoca al daimón de los griegos, ya que contiene en sí mismo lo positivo y lo “oscuro”. Martínez-Gallardo (2018) expone que “lo erótico es también, por supuesto, lo creativo en tanto a que es el juego y la imaginación que se hacen con la energía libidinal, con el deseo… que es una manifestación de la energía creativa… y procreativa biológica” (p. 4). 

En su disquisición, el autor Martínez-Gallardo (2018) recrea la afirmación junguiana del proceso creador como energía femenina y el estar vinculado metafóricamente a una matriz que alumbra la vida o la obra artística. Desde una visión arquetípica o universal la creatividad se equipara a la madre o al mar, ambos representando al inconsciente colectivo, el cual es el estrato más profundo de la psique, de acuerdo a Jung (2000, 1993, 1992).

Emoción

“¡Mírame a los ojos niño!” No sé cuántas veces escuché eso, pero fueron tantas que empecé a esperar escuchar la frase salir de la boca de cualquiera que me conociera, antes de que la dijera… todos pensaban que podían explicar mi conducta, pensaban que era sencillo, decían, “simplemente no es un niño bueno”, o “pareces un psicópata”, “nadie confía en alguien que no mira a los ojos”, “estás tramando algo” y nadie estaba en lo cierto, la verdad es que yo ni siquiera entendía por qué se enojaban tanto o qué sentido tenía el tener que mirar a los ojos. Pero aun así me sentía avergonzado, porque todos esperaban que lo hiciera, y lo sabía, pero no lo hacía. ¿Entonces, había algo malo en mí? Llegué a creerme todo lo que decían de mí, porque tantas personas decían lo mismo… sentirme defectuoso dolía mucho.
John E. Robison

Fue diagnosticado con autismo a los veinte años. Si bien nació cuando su padre y madre finalizaron sus estudios universitarios y todo parecía aceptable, al poco tiempo cambió el panorama y creció en un hogar lleno de violencia física y emocional, debido a que su padre cayó en el alcoholismo y su madre empezó a experimentar episodios de “locura”. A Robison le fascinaba aventurar, así como desarmar y rearmar electrónicos y contar historias. Estas actividades fueron una fuente de refugio durante su niñez y adolescencia. Hoy en día es orador, escritor y tiene una compañía propia llamada J. E. Robison Service.

Los afectos o emociones primordiales son innatos, ira, tristeza, alegría, y todas las personas las sienten. De acuerdo a la expresión de John E. Robison, se encuentra una mezcla de ira y tristeza, ambas generadas por las frases de rechazo que recibía constantemente. La forma de experimentar las emociones varía en cada individuo, debido a las diversas culturas y experiencias familiares, escolares y sociales vividas, dando origen a los diferentes sentimientos personales. 

La función de las emociones innatas positivas es permitir la excitación por la novedad y disfrutar la comunión y relacionamiento con lo familiar, en tanto que los afectos negativos posibilitan hacer frente a las crisis inevitables que son parte del vivir; situaciones tales como las que afrontó Robison. Para Thomkins (en Chodorow, 2004), cada una de las emociones negativas han resultado adaptativas, tanto para la sobrevivencia de las especies de mamíferos, como para el desarrollo de los valores y la conciencia de los individuos.

Cualquier acto creativo posibilita a las personas ser expresivas y, por ende, tomar contacto con sus emociones y hacerse conscientes de lo que van sintiendo. Las emociones negativas encuentran un canal de redefinición en las diferentes manifestaciones artísticas, lográndose que el estrés o ansiedad “moderna” desaparezca. Se enfatiza que encontrar “voces” afectivas a través de las artes proporciona un sentido de libertad que permite al individuo ir construyendo su ser característico.

Los afectos amplifican los impulsos, pero más importante aún es el hecho de que sirven de motor motivacional a la memoria, la percepción y el pensamiento, así como también a la acción (Chodorow, 2004).

Comunicación y lenguaje

Tenía nueve años cuando logré comprender el significado de tres oraciones seguidas, sin embargo, era bastante hábil para imitar patrones de palabras y cantar jingles o anuncios de televisión. Todos decían, "ella está hablando sola", pero la aparente ausencia de significado en lo que decía era más que solo ecolalia; repetir palabras me ayudó a desarrollar la capacidad de percibir cambios en patrones. Podía percibir si alguien era sincero, si estaba agitado o si alguien estaba a punto de invadir mi espacio.
Donna Williams

Conocida también como Polly, fue diagnosticada con psicosis infantil a los dos años. Luego, a los nueve, desarrolló un desorden de personalidad múltiple debido al ambiente hostil vivido en casa, donde fue abusada físicamente. A los 13 años vivió en un orfanato y a los 18 volvió a la escuela con ayuda de un psiquiatra y una trabajadora social. Gracias a dicha ayuda, a los 24 años se graduó en lingüística y se dedicó a la enseñanza. Siempre mostró amor por las artes plásticas, la música y la espiritualidad. Se casó con un caballero diagnosticado con autismo y escribió varios libros y poemas sobre su vida y experiencias. Murió el 22 de abril de 2017 debido a complicaciones de salud.

Las capacidades de expresar y percibir las emociones son esenciales para la comunicación efectiva y la adaptación social y a pesar de que Leo Kanner (en Bisquerra, 2009), quien fue el primero en separar el autismo de la esquizofrenia, consideró la falta de contacto con las personas, ensimismamiento y soledad emocional como indicadores de la presencia de autismo, no es menos cierto que las personas diagnosticadas con esta condición poseen un sistema de percepción distinto, tal y como manifiesta Donna Williams, a la hora de identificar expresiones afectivas en otros y expresar las propias.

La comunicación es considerada un proceso central, pues, desde los primeros años de vida, a través de ésta, los niños y las niñas fabrican significados junto a los demás. A pesar del aparente retraso, Williams elaboraba su propio significado, que le permitía entender y expresar su relación con el mundo. El interactuar con el medio, a través de los distintos instrumentos de comunicación, proporciona que el niño o la niña pueda expresar las vivencias emocionales, tener acceso a los contenidos culturales, elaborar mensajes cada vez más complejos, y, de esta forma, poder aumentar de manera progresiva la comprensión de la realidad y de sí mismo o misma.

En su explicación sobre la ecolalia, Williams proporciona una oportunidad para considerar la noción junguiana de la compulsión a la repetición de una actividad o pensamiento, que se asocia a la necesidad que posee la psique de impulsar a la persona hacia la realización de su verdadera esencia o ser profundo. Esta compulsión, o impulso hacia la actuación esencial, promueve el despliegue de todas las potencialidades humanas, las cuales encuentran una vía de expresión en el arte. Para James Hillman, importante psicólogo junguiano, se trata de la manifestación del “propio potencial de posibilidades singulares y únicas”, esto es, de la expansión de la energía del alma (Ulloa-Quevedo, s/f, p. 4).

La compulsión a la repetición es una nomenclatura impulsada por Freud (en Álvarez, 2015), con la cual daba cuenta de un elemento más bien indomable que se presenta de forma apremiante y este autor llega a postular que muestra una cara demoniaca de la personalidad. Posteriormente, Lacan (en Álvarez, 2015), revitalizador de la teoría freudiana, sostiene que la repetición evidencia un encuentro fallido con lo existente, a partir de un trauma, que despierta una realidad inconsciente, que irrumpe.

Al realizar una comparación del significado de la compulsión a la repetición, la aproximación psicoanalítica o freudiana ha surgido y se mantiene asociada a una patología, en tanto la noción junguiana remite a lo sano en el ser humano. Jung (2000, 1993, 1992) se enfrascó en crear una psicología general del ser humano normal e insistía siempre a los analistas acerca de la necesidad de evaluar lo que funciona satisfactoriamente, para iniciar el trabajo terapéutico desde ese lugar (Alonso, 2004). 

En este punto, y dado el propósito de este artículo, que persigue llegar a apreciar de manera significativa el ser íntimo de la persona con autismo, parece necesario repensar el sentido de algunas terapias aplicadas para eliminar las repeticiones de conductas o “estereotipias”. Las repeticiones son tratadas como “síntoma” y, en tal sentido, están destinadas a desaparecer, sin embargo, las conductas repetitivas se presentan en mayor número cuando las personas con autismo se encuentran bajo presión y requieren calmarse, lo que significa que poseen una función autorregulatoria, como queda evidenciado con Williams.

Entonces surge la pregunta: ¿y si, además de calmarse, las conductas repetitivas resultan ser la vía de expresión de las potencialidades únicas de la persona, el camino de expansión de la energía del alma, como propone Hillman (Ulloa-Quevedo, s/f)? Se extiende una invitación a recrear el camino iniciado por Jung (2000, 1993, 1992), con una mirada hacia lo sano, una visión que reconoce en las manifestaciones humanas, así se trate de personas con la condición autista, una declaración de capacidades y una presentación de ellas de manera singular. También se puede decir de Jung (2000, 1993, 1992) que promovió una psicología de lo particular, puesto que rechazaba la tendencia de los psicoterapeutas a tipificar y rotular los enfermos (Alonso, 2004), de forma que en la teoría analítica de este autor seguimos encontrando apoyo a las propuestas que se presentan. 

Por otro lado, comúnmente, se hace referencia al lenguaje para hablar sobre el grupo de signos que utiliza el ser humano al comunicarse con los individuos de su misma especie. En este análisis se considera que la creación y el arte, como expresión del ser, son parte del lenguaje y, por tanto, este puede ser de diferentes tipos, como el lenguaje musical, el plástico, el literario, el dramático, el técnico, entre otros (Ascierto, Bosco, Cattáneo & Ricci, 2016). 

Es necesario recalcar que la utilización de símbolos e imágenes son, hoy por hoy, el procedimiento más efectivo para lograr enseñar el lenguaje verbal a las personas con autismo, promoviendo su nivel de comprensión, así como todo el sistema de comunicación con el mundo exterior. Esto conduce a proponer la siguiente pregunta: ¿están las personas con autismo, a partir de su vinculación a lo simbólico, mostrando “a gritos” la ruta de conversión del ser normal en Ser Verdadero, que se consigue jugando a crear un camino de imágenes como obras de arte? y a esencia de este cuestionamiento bien puede evocar el proceso de individuación, que Jung asume como el propósito de la vida misma, y que consiste en admitir, a cada paso, las fuerzas “oscuras” del inconsciente en la consciencia, de manera del individuo lograr sentirse cada vez más auténtico.

Arte y bienestar

Yo soy en gran manera kinestésica, aprendo a través de la experiencia física y directa. Y lo que más ha permitido expresar mis pensamientos intangibles de forma completa, ha sido el arte. 
Donna Williams

Tanto la expresión artística como el proceso creativo ayudan a los seres humanos a resolver conflictos y problemas, desarrollar habilidades interpersonales, manejar el comportamiento, reducir el estrés, aumentar la autoestima y la conciencia de sí mismo y lograr el insight; todo lo cual incide en el aumento del bienestar del individuo (Art Therapy Association, 2017).

Ahora bien, si ante determinadas situaciones no se alcanza a expresar la emoción que más revele el sentir o a la persona se le dificulta aceptar las manifestaciones afectivas del otro, mostrando una falta de empatía, esto podría conducir al malestar físico y a problematizar la gestión de la salud y puede ocurrir tanto en personas consideradas como sanas como en aquellas diagnosticadas con autistismo. Por fortuna y como se ha expresado, el arte ha probado ser un recurso de reconocimiento, despliegue y hasta de elaboración de afectos y de otros procesos mentales, que beneficia a todo el que se involucra en las diferentes manifestaciones creativas. 

Esto ocurre gracias a que los lenguajes simbólicos expresados en las artes, por su apertura semántica, agrandan los horizontes de la percepción y del conocimiento, tanto de lo real como de lo posible (Beti-Sáez, 2009). De este despliegue se presentaron muestras en las diferentes voces de los personajes incluidos en este trabajo. Los lenguajes simbólicos han probado ser una tabla de salvación para las personas con condición autista poder comunicar sus interioridades, se ha expuesto, y esto consigue una mayor sensibilidad hacia el mundo y hacia los movimientos de la conciencia personal.

Sin embargo, las propuestas terapéuticas en torno al autismo desarrolladas desde los 60, en clínicas y hospitales, se concentraban en lo que era considerado como resolución de conflictos emocionales, a menudo separando al infante o adolescente de su entorno familiar, ya que, al fundamentarse en el modelo médico vigente, de considerar las expresiones diferentes y propias como síntoma, se hacía necesario encontrar la enfermedad y sanarla y para ello se requería el trabajo del experto. Ha pasado el tiempo, y aún en la mayoría de los casos se continúa con esta práctica.

En cambio, a través de las diferentes modalidades del arte, los pacientes pueden encontrar nuevas maneras de expresar aspectos de su ser que se encuentran silenciados, explican Argauz y Alonso (2013). Al entrar en contacto consigo mismos de otra manera, por medio al recurso artístico, es posible para las personas recluidas en instituciones de salud construir una narrativa diferente acerca de su estado mental y una posibilidad distinta de vínculo social (Vommaro, 2014).

Las terapias y técnicas diseñadas para que las personas participantes puedan obtener un conocimiento profundo acerca de sí mismas implican una observación de tipo fenomenológica del lenguaje corporal, del comportamiento, de la expresión, del gesto, del tono de voz, de las metáforas, de los sentimientos, en vista de que, como declara Duncan (2007), “la observación sin palabras aumenta por sí misma el significado de las acciones…” (p. 45).

Adicionalmente, Nise da Silveira, psiquiatra brasileña, mujer y primera profesional en utilizar el arte como terapia, comprobó que las obras de arte creadas por los pacientes hacían visibles sus conflictos internos y ello conseguía romper la barrera de la comunicación con la sociedad y llevar un mensaje más aceptable, es decir, pacientes y sociedad se relacionaban a través de la creación artística (Pérez-Bergliaffa, 2018). 

Es posible, entonces, avanzar un planteamiento en torno al hecho de que la obra artística genera, pues, una triple transferencia, es decir, entre terapeuta, persona acompañada y la obra creada; ya que ella hace posible concretizar y, por ende, visibilizar todo el sentir que surge en el intercambio. La obra llega a producirse gracias a esa transferencia enriquecida y abre las puertas de la comunicación, que se expresa en forma creativa. 

En definitiva, se defiende que a través de la manifestación artística desarrollada, el individuo va desplegando un conocimiento amplio acerca de sus potencialidades y aspectos profundos que pueden ir incorporándose a la vida consciente, y este proceso va logrando hacer de él una persona más auténtica, porque va siendo fiel a su esencia.

Por último, hay que recalcar que el arte con fines terapéuticos se puede utilizar con niños, niñas, adolescentes y personas adultas, estén diagnosticadas o no. Su propósito es tener un efecto sanador, es decir, que tanto el taller creativo en sí como la terapia favorezcan que el individuo proyecte sus experiencias internas por medio del arte (Vommaro, 2014). 

Conclusión 

“Nunca cambiaría quien soy, el autismo es parte de mí. Lo que sí cambiaría es cómo perciben el autismo, porque a partir de esa percepción mis necesidades serán o no serán tomadas en cuenta” (Temple Grandin, 2009, p. 16).

“Seré sincero, crecer sin saber por qué era tan diferente me hizo pasar por experiencias muy dolorosas, pero no culpo el autismo. No considero que el autismo sea una enfermedad ni una tragedia, es una forma de ser; no hay cura porque no hay necesidad de cura. Lo que sí hay es necesidad de conocimiento y adaptación por parte de quien tiene autismo, de su familia y de todos los que le rodean. Por falta de conocimiento me tomó mucho tiempo dejar de esconderme y aprender a amar y conocerme a mí mismo. Sin embargo, hoy puedo decir que me siento orgulloso de ser aspergiano” (John E. Robison, 2008, p. 2).

“Ser considerada una niña aislada y fuera de control me enseñó muchas cosas, me enseñó sobre la integridad, la resiliencia, la pasión, adaptación, empatía y reconocimiento de asunciones. Yo percibo lo que sucede a mí alrededor, aunque parezca que estoy encerrada en mi propio mundo. Viví por mucho tiempo en un aparente caos emocional y perceptual que me reveló el surrealismo y la relatividad de la palabra ‘normal’, porque es que hay muchas versiones de normalidad” (Donna Williams, 2016, p. 1).

Está visto que existe un puente entre las emociones, el aprendizaje y la comunicación, y la creación y el arte. Y que la dificultad en la expresión emocional se mitiga o desaparece al utilizar el arte como un recurso, es decir, que se hace posible ejercer un cierto control en la manifestación de los afectos. ¿Cómo no permitir que ilumine las capacidades de las personas con autismo, de manera que éstas puedan ser reconocidas y honradas en toda su magnitud?.

Para René Huyghe (en Ros, 2005) no existe el arte sin persona, pero probablemente tampoco exista persona sin arte. Y esto debido a que el individuo, para poder desenvolverse y poder transferir sus sentimientos e ideas, toma diferentes manifestaciones simbólicas. Una de estas representaciones es el lenguaje artístico. 

La adquisición de las diferentes formas de lenguaje va a depender mucho de la amplitud, la diversificación y la calidad de las experiencias comunicativas y transformadoras que se les facilite a los individuos en su ambiente. Mientras más se incrementen las oportunidades para fomentar la práctica comunicativa utilizando los diversos lenguajes, entre ellos los artísticos, se obtendrán mayores niveles de expresión, representación y apreciación (Ros, 2005).

Vale decir, entonces, que en las personas con autismo existe la posibilidad de expresión artística. Hay que proveerles diferentes medios para que éstas logren plasmar su creación en obras tangibles y estos objetos artísticos les resulten significativos y además consigan comunicar emociones y mensajes acerca de su mundo interior que su condición autista había ocultado a los demás individuos.

Es por esto que, cuando se fomenta el aprendizaje de las distintas formas de comunicación a través de las diferentes manifestaciones artísticas, se concederá, tanto a niños y niñas como a jóvenes y personas adultas, posean la condición que posean, la oportunidad de evidenciar sus sentimientos, emociones y sus ideas con mejor elaboración y una mayor riqueza de matices. 

Notas

  1. .Inspirado en el libro “Look me in the eye: my life with Asperger’s” de John Elder Robison. Three Rivers Press, 2008.

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Tubert-Oklander, J. (1997). Proceso psicoanalítico y relaciones objetales. Recuperado de: http://www.robertexto.com/archivo4/proceso_psicoanal.htm

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Wing, L. (1979). Severe impairments of social interaction and associated abnormalities in children: Epidemiology and classification. Journal of Autism and Developmental Disorders. Vol. 9, p. 11-29 

Datos de filiación 

Rocío Hernández-Mella. Profesora-investigadora del Área de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto Tecnológico de Santo Domingo, INTEC. Doctora en Psicología Social; maestría en Planificación y Administración de la Educación; especialización en Psicología Educativa y licenciatura en Psicología. Consultora en Psicología y Educación para OEI-República Dominicana y el MINERD; coordinadora Educativa del Centro Jung Santo Domingo y vicepresidenta de la Fundación Tonucci: Educando para la Diversidad.

Patricia D’Meza-Pérez. Es egresada de la carrera de Psicología del INTEC; terapeuta psicológica en el Centro de Atención Interactúo y docente en el preescolar Kids Create. Sus líneas de investigación son arte y emociones; educación y comportamiento social.

Jose Morel-Camacho. Es egresado de la carrera de Psicología del INTEC; trabaja como profesor en el Colegio-Hogar Montessori. Sus líneas de investigación son mindfulness y emociones; identidad y género.

Cynthia Olivier-Sterling. Es estudiante de término de la carrera de Psicología del INTEC; pasante del área de Psicología en Espacio de Acompañamiento Psicoeducativo, EDAP, y voluntaria en Inicia Educación. Su línea de investigación es la atención a la diversidad.

Laura Peña-Lantiga. Es egresada de la carrera de Psicología del INTEC; trabaja como acompañante pedagógica en el colegio Un Paraíso Montessori. Su línea de investigación es acerca de la educación inclusiva.

Nicole Ramírez-Jiménez. Es egresada de la carrera de Psicología del INTEC; trabaja como docente de primaria en el colegio Kids Time. Su línea de investigación es emociones y adolescencia.