1. Introducción
Este tercer artículo corresponde a la parte final de la investigación Las diosas sometidas: Autoconcepto en mujeres de grupos vulnerables. Encuentros Afectivo‐Participativos y sus efectos en el self, cuyo propósito fue explorar el autoconcepto de mujeres pertenecientes a poblaciones vulnerables, con el fin de incidir positivamente en ellas por medio a estrategias interactivas, lúdicas y artísticas, que les permitieran re-pensar la visión acerca de sí mismas.
Se efectuó un estudio no experimental‐transeccional con un enfoque mixto (cualitativo y cuantitativo) utilizando el Diseño Transformativo Secuencial (DITRAS) y un alcance exploratoriodescriptivo. Participó un grupo de 16 mujeres y trabajadoras sexuales viviendo con VIH, que fueron elegidas a través de un muestreo no probabilístico de tipo intencional. Para la parte cuantitativa se aplicó el Cuestionario AF5 Autoconcepto, mientras que la parte cualitativa contó con una entrevista socioeconómico-relacional semi‐estructurada y grupos de enfoque. La intervención de tipo psicológico llevada a cabo con las mujeres participantes fue realizada con la modalidad Encuentro Afectivo‐Participativo EAP. Tanto la fundamentación teórica como los resultados del estudio, obtenidos y analizados, se han presentado en dos publicaciones anteriores.
En esta oportunidad se ofrecen las descripciones, explicaciones e interpretaciones surgidas de los Encuentros Afectivo‐Participativos, como terapia grupal alternativa.
Los Encuentros Afectivo‐Participativos, EAP, tienen por objeto ofrecer espacios de búsqueda y cambio, en lo personal y en lo social, que sirvan para restaurar y renovar el ámbito emocional de las participantes, con el alcance de su colectividad. Este tipo de enfoque promueve el desarrollo de la creatividad a través del aprender haciendo. En el marco de la pluralidad, se fomenta una exploración del auto‐conocimiento, que favorece actitudes emancipadoras.
Los EAP están organizados sobre la base de estrategias lúdicas, artísticas y corporales para posibilitar la manifestación del contenido de la psique profunda. Se ejecutan a través de talleres que han sido diseñados cuidadosamente siguiendo explicaciones y procedimientos de los psicólogos Ira Progoff (1992), Carl Gustav Jung (1992) y Thomas Moore (1999 y 1993), así como las psicólogas junguianas Clarissa Pinkola Estés (1998) y Jean Shinoda Bolen (1998). Citamos la frase “lo esencial es invisible a los ojos”, del libro El principito de Antoine de Saint‐Exupéry (1981) como fundamento poético del planteamiento central de la Psicología Profunda según el cual el ser esencial reside en las profundidades.
Los EAP conforman un ciclo de cuatro talleres. Cada taller sucesivo es más complejo que el anterior, tanto en el manejo de las técnicas como en el nivel de profundización de las dinámicas. Se pretende que las personas participantes puedan ir profundizando en el reconocimiento de sus capacidades creativas, así como despojándose de las limitaciones auto‐impuestas.
Los talleres que comprenden los encuentros EAP se denominan Iniciación, Desarrollo, Consolidación y Epílogo. El taller Iniciación se centra en el proceso de auto‐reconocimiento a través de diferentes dinámicas que implican la auto‐presentación de manera imaginativa. El taller Desarrollo se enfoca en el cuerpo, en cómo el ser esencial encuentra en el cuerpo su vehículo de expresión. El taller Consolidación se ocupa de los sueños, deseos y expectativas, utilizando dinámicas que promueven lo lúdico y la expresión creativa. El taller Epílogo se estructura alrededor del dolor y la depresión como parte de los ciclos del alma.
2. Diosas liberadas: La experiencia de los talleres
TALLER INICIACIÓN
En este primer taller la construcción del Cuaderno de los Sentimientos se convierte en la actividad central de las participantes, ofreciendo la oportunidad de llevar a cabo, su primera exploración del alma. El cuaderno ha de ser elaborado completamente a mano, a partir de materiales varios, sobre la base de la afirmación de Clarissa Pinkola Estés (1998) de que el alma se recompone a mano. La actividad invoca expresiones lúdicas, lo que propicia que las defensas inconscientes se reduzcan y que las participantes comiencen a encontrarse con ese ser infantil que ha tenido que resguardarse de las experiencias traumáticas, la pobreza y la exclusión. Los primeros sentimientos, anotados a partir de las dinámicas efectuadas, fueron los siguientes: “Me sentí muy bien, relajada y tranquila”; “Me sentí relajada, ante todo”; “Me sentí relajada y liberada”; “Me sentí bien liberada”; “Trabajando en mi cuerpo, me he sentido relajada”. Solo se expresó menos de la mitad de las participantes y, como se podrá apreciar, sus respuestas fueron conductas de contagio, que reflejaron su miedo a exponer su propia individualidad.
En la actividad Actúa como si Fueras, las participantes, reunidas en grupos de tres, debían escoger un elemento de la naturaleza, representarlo gestualmente y expresar en qué coincidía con cualidades de ellas mismas. En ese sentido, las expresiones fueron: “El árbol del progreso se parece a mí, enredado, pero vistoso y que sigue adelante”; “El cactus es un árbol fuerte, que sabe defenderse y perdura en el desierto”; “El cactus, seco, fuerte y duradero muere y vuelve a vivir”; “La bromelia, tiene una hoja larga y dura, pero hermosa, y que, a la vez, también es tierna y bella, con una flor en el mismo centro, como el corazón late en el cuerpo, como nuestra verdadera esencia, y lo que verdaderamente somos”; “El girasol se parece a mí, porque siempre está prendido, y casi nunca se marchita”; “Me gusta el elemento del progreso, porque es la meta de cada persona en la vida. En lo personal, mi meta en la vida es superarme”.
La Autopresentación Ante el Espejo es la segunda de una serie de autopresentaciones, a lo largo de los talleres. La primera, de carácter introductoria, se realiza con las dinámicas de inicio que ya se han explicado. Esta segunda Autopresentación pretende que, integradas todas las dinámicas y ejercicios liberadores, las personas puedan reconocerse desde su interioridad y mostrarse casi sin defensas. Se utilizó una pared donde las participantes tuvieron que simular un espejo. Una participante, comprometida con el ejercicio, deja salir algunas emociones.
De lo que las participantes asentaron en sus Cuadernos de los Sentimientos, se evidencia una presentación del yo ideal, altamente congruente con el autoconcepto elevado y estable que presentaron en la primera medición con el instrumento AF5, al inicio de la investigación.
Winnicot, citado por Sassenfeld (2011), explica el porqué del yo ideal, que, como se ha indicado, para este autor equivale al self falso. Se trata de la capacidad de adaptación del yo a la cultura y a las exigencias sociales, lo que produce en las personas una sensación de aceptación.
A esta altura del primer taller, se constata una alta defensividad en las participantes, expresada en un estado personal de bienestar que contrasta profundamente con la realidad que han vivido y que viven, de pobreza, exclusión, violencia, abandono, dificultades de salud, entre otras. A continuación, las expresiones: “En este instante me sentí fuerte, positiva. Siempre segura de lo que el Señor me ha podido dar, y ser quien soy”; “¿Quién ha dicho que no puedo luchar para salir adelante? Soy muy importante, soy elegante y también llena de vida”; “En el espejo imaginario de mí misma, sentí que soy una persona valiosa, segura de mí misma; segura por donde voy. Seguridad y fortaleza”.
La dinámica Autopresentación desde los Deseos, Sueños y Fantasías1 fue realizada por medio de un cuento infantil, en el que las participantes tuvieran un rol protagónico. La intención era abrir su imaginación, para que pudieran verse con los ojos de la infancia o con ojos de inocencia. Las presentaciones fueron:
“Había una vez un niño que tenía tanta hambre, y estaba en el campo, y encontró un racimo de guineos maduros; y este niño tenía tanta hambre que se comió la cáscara primero. Y después, cuando se iba a comer los guineos, no se los pudo comer porque estaba lleno”.
Este cuento refleja un gran sentimiento de indefensión ante la situación de pobreza vivida, lo que impide integrar dentro de sí lo bueno, aferrándose al plano físico, material, de lo básico y primario de la existencia.
“Hola. Les habla A, quien salió embarazada y tuvo dos preciosos niños. Y, desde entonces ellos fueron lo más importante de su vida”.
“Había una vez, una señora muy rica y hermosa que tenía dos hijos; y decidió hacer una casa grande, con muchos niños que [ella] los cuidaba. Habían caballos, bicicletas, muchos dulces, juguetes y había un gran lago”.
Con estos cuentos, la protagonista se conforta a sí misma; y, sobre todo en el segundo, intenta contrarrestar el anhelo de lo no vivido. El sueño representa la imagen de lo que el yo quisiera: retornar a una infancia inocente. De ahí los juegos infantiles añorados, el estado emocional de calma, y de tranquilidad y el ambiente de cariño nutriente, que al parecer persiste intensamente.
“Había una vez, que yo estaba en el río pescando, y me encontré con un pececito de colores; y lo cogí con mucho cuidado, y lo entré en un pequeño frasco, y lo coloqué en un lugar fresco. Lo cuidaba y lo estimaba, hasta que, un día, mi pequeño pececito murió al caer el frasco. Pero no me desanimé, y volví a pescar, pensando que si encontraba otro pececito lo cuidaría con más cuidado. Encontré un pez. No era tan hermoso como el primero, pero lo cuidé con tanto cariño que no tardó en ser más hermoso que el primero, hasta convertirse en la admiración de todo el que me visitaba”.
La participante se visualiza como un hermoso pez de colores, que necesita cuidados y libertad. Se vislumbra una conciencia de sí misma, con capacidad para salir adelante de manera independiente.
“Había una vez una niña que era muy solitaria, y se sentía tan sola…, pero llegó su príncipe y la rescató”.
Esta historia revela un deseo, aun inconsciente, de superar condiciones de vida.
“Era una vez una abeja y un abejón. La abeja estaba feliz, porque daba miel y provecho para las personas; y el abejón estaba triste y lloraba, porque no era útil para las personas, y no daba provecho”.
En este cuento, la abeja representa a la madre, que la participante ha sentido como la persona que nutre. Sin embargo, por el mismo hecho de ser una abeja advierte sobre situaciones futuras de dolor. El abejón representa al padre ausente, o que nunca cumplió con su rol de proveedor.
“Había una vez una niña muy trabajadora en el hogar, porque esa niña ayudaba mucho a su madre en los quehaceres del hogar, y también iba a su escuela. Pero había un problema. Esa niña siempre se sentía fea. Su mamá le hacía siempre cinco moños, y donde ella estudiaba, en la Domingo Sabio, otro niño, que le decían Pirulí, la relajaba, haciéndole la vida imposible. Por mucho, pero por mucho tiempo, se encontraba fea y menos el otro. Pero, con el tiempo, que todo lo cura, y como dicen hay tiempo para todo, fue creando su propia fortaleza. Y, en una ocasión, leía el libro “El monje que vendió su Ferrari” y sintió, a partir de ahí, que ahora su belleza era interior, y que era una persona muy valiosa. Hoy día esa niña tiene una autoestima muy, pero muy alta… (La última parte del cuento no se alcanza a escuchar debido al llanto profuso de la participante).
Para la participante, crear la historia resultó muy significativo. Su mensaje revela superación, validación propia, aceptación, y renacimiento personal.
“Había una vez una niña que estaba en un bosque, triste y sola, porque se había extraviado de sus padres. Pero ella recordaba que, dentro del bosque, ella iba con su amiguita a un pueblo y se dirigió hacia allá. Vio muchos animales, aves… Y un pajarito, al verla, se sorprendió, y ella lo siguió. Y luego llegó donde su familia, que la recibió con los brazos abiertos, y le decían: “hija mía, sabíamos que ibas a regresar por el camino correcto”. Ella sacó sus propias fuerzas para salir del bosque”.
La historia de esta participante muestra un gran sentimiento de soledad y abandono, experimentado dando muestras de fortaleza y esperanza. Implica un camino por recorrer, frente al cual ella, conectada con su mundo emocional, sale victoriosa.
Siendo este el primero de los talleres, se solicitó a las participantes realizar al final una evaluación por escrito del mismo, con el fin de conocer su impacto y así retroalimentar los futuros talleres. A continuación, una muestra de las valoraciones recibidas.
“En este taller me sentí como nunca en mi vida. Después que entré en este proyecto, me siento que puedo hacer muchas cosas en la vida, y que puedo salir adelante con la ayuda de Dios y por mi propio esfuerzo, por mi propio medio. Siempre he sido una persona insegura, pero me siento que soy importante en la vida y que tengo propósitos y proyectos, que solo yo puedo”.
“Me he sentido como en un período de sanación y relajación, donde he podido expresarme sin tabúes sobre mis experiencias; valorar mi cuerpo y mis emociones en lo interior”.
“Hoy ha sido el día más especial que yo he vivido, tanto porque conocí mi cuerpo, y no sabía que podía experimentar tanto bienestar en mi vida; y me di cuenta que la vida no es tan dura, que sólo hay que buscar el lado positivo a lo que uno cree que es negativo; y que uno mismo decide quién es [y], quién no quiere ser. Me divertí y disfruté mucho”.
“Me sentí muy bien. Conocí a la otra persona que estaba dentro de mí y que no me dejaba realizarme como persona. Pero de este taller me voy con la autoestima muy alta, porque saqué eso que estaba dentro de mí que me hacía daño”.
TALLER DESARROLLO
Las primeras actividades relativas al cuerpo nos muestran mujeres que niegan su condición de VIH, debido a que en ningún momento esta aparece ni es mencionada. La mayoría asumió su cuerpo de un modo superficial. Razones que justifican esta interpretación fueron las expresiones pre-fabricadas relativas a la vivencia de su cuerpo, las cuales se quedaron en falta de ejercitación y con pobre alimentación. Solo algunas de las participantes identificaron el cuerpo como parte de su autoconcepto, evidenciando, en un caso, pobre apreciación de sí misma, y de un cuerpo no valorado. Otra participante fue incapaz de leer lo escrito sobre su cuerpo, ya que se puso a llorar. Esta mujer ha sido víctima de violencia doméstica y ha vivido situaciones donde su cuerpo ha sido vejado. Tiene demasiadas heridas abiertas.
A pesar de su timidez en la expresividad corporal, se adentraron en el ejercicio Tu Cuerpo Cuenta una Historia pudiéndose notar, en una de ellas, la satisfacción de poder expresar emociones con su propio cuerpo.
En las dinámicas posteriores Dilo con el Cuerpo, Diálogo con mi Cuerpo, Lo que Necesito Soltar o Desconectarme, que profundizaban el contacto y la expresión de la corporalidad, las participantes fueron conectándose con su mundo interior, consiguiendo expresar de manera catártica emociones profundas de dolor psíquico. La tres cuarta parte de ellas lloró, algunas de manera profusa y otras soltando resistencia.
La posibilidad de dejar salir sentimientos reprimidos propició una mayor receptividad para comprender y empatizar con el sentido básico de confianza, expuesto en el video Elefante Marino y Mujer. Las demostraciones comenzaron a manifestarse a través de los rostros suavizados, con una leve sonrisa y con una atención empática hacia lo que estaban viendo. Al escribir sobre los sentimientos aflorados durante la actividad, que posibilitaron el compartir el espacio corporal espalda con espalda entre compañeras, lo expresado giraba en torno al sentir con tranquilidad emociones hacia lo visualizado, así como mucha paz.
El taller es una mezcla dinámica de actividades que alternan entre lo lúdico y lo artístico, con el objeto explícito de propiciar un espacio de recreación para ponerse en contacto, jugar y preparar a las participantes para el encuentro con su interioridad.
Con respecto al ejercicio Tratamiento de Merecimiento, las participantes fueron capaces de identificar lo que ellas, en ese momento, sintieron que se merecían y lo realizaron de manera precisa, en comparación con la falta de contacto evidenciada al inicio, lo que revela un gran avance en cuanto al autoconocimiento.
En la dinámica Diálogo con la Sabiduría, las participantes se atrevieron a reconocer y a vincularse con sus propias potencialidades, independientemente de cualquier experiencia negativa vivida, recuperando, de esta manera, la sabiduría que todas las personas llevamos dentro. Casi todas las participantes lograron una conexión consigo mismas, pudiendo, muchas de ellas, definirse a sí mismas, expresando “sentirse renovadas” y manifestando “darse una oportunidad”. Una de ellas indicó que “nacía de nuevo”, y otra que “su alma salía del cuerpo”.
La fantasía en el ser humano abre un espacio para la recreación y para la reparación personal; y, para establecer metas de vida. De la misma manera, nos remonta a nuestra niñez, donde no era importante diferenciar la realidad externa de la interna, y donde ambas conformaban la totalidad de lo humano. A las participantes, nuestras Diosas, les cercenaron la fantasía: es por eso que el ejercicio les hacía una invitación para recuperar esa parte vital de ellas mismas. En ese sentido, ellas respondieron preguntas orientadas hacia dicha recuperación interior.
La primera pregunta Escribe lo primero que se te ocurra sin pensarlo mucho estaba dirigida a abrir una puerta hacia lo profundo, sin la mediación de un pensamiento reflexivo. Las respuestas de nuestras participantes apuntaban hacia re-pensar la visión acerca de sí mismas, expresada de manera real, como: “nacer de nuevo”; “me he sentido muy bien; todo maravilloso”; “tengo deseo de cambiar mi vida, de ser una nueva persona, con nuevas ideas”; “me compenetré conmigo misma”; “vivir como tú quieras y no como la gente dice”; “amor, amor, amor, amor”; o, de manera metafórica, “ir a la montaña y ver hacia el horizonte”.
La segunda pregunta ¿Cuál era tu mayor deseo cuando eras niña? tenía por objeto recuperar los sueños primarios de la niñez que alimentan, aun de forma inconsciente, las expectativas de cada una. Las repuestas mostraron tres direcciones: la primera, la necesidad del amor parental: “ser amada por mi familia”; “que mi mamá me ame”. La segunda, la superación personal: “ser ingeniera o abogada”; “ser profesora”; “estudiar para ser alguien en la vida”; “ser cantante y bailarina”. La tercera, necesidades pequeñas que, para ellas, resultaban enormes, por su precariedad de vida: “ir al cine”; “ir a la montaña”.
La tercera pregunta ¿Qué piensas de ese deseo ahora?, pretendía que el “recuperar la niñez” lleve color a una realidad tan oscura, y motive el cambio. Se dan dos tipos de respuestas: la que se queda en enunciar la difícil realidad: “nada, porque no lo pude hacer”; “no todo lo que una desea lo tiene”; y la otra respuesta, que muestra un reconocimiento de la dura realidad y que se alimenta en el sueño infantil para seguir adelante: “que sí era importante, pero si ella no lo ve [la mamá]…”; “yo puedo darle amor y cariño a quien lo necesite, aunque yo no lo recibí”.
La cuarta pregunta, Escribe brevemente un sueño que se haya repetido muchas veces se enmarca en aspectos del inconsciente que responden tanto al inconsciente personal como al colectivo. En ese sentido, los significados abarcan tanto la experiencia personal vivida como símbolos universales de la colectividad. Las respuestas fueron:
- Haciendo esa casa en un lomita muy bella
- Que alguien me dice que tengo una casa con un jardín
- Tener pareja
- Me he soñado en una multitud explicando algo, cantando y declamando
- Que estoy en un barranco de un camino, pero siempre puedo cruzarlo y salgo vencedora
- Que soy feliz
- Que he estado volando de árbol en árbol, como un pajarito
- Que el mundo se acabó
Estos sueños, de conformidad con la interpretación onírica de Jung, indican:
La casa se refiere a los niveles del sí-mismo, que van desde lo consciente a lo inconsciente (personal y colectivo), y reúne la vivencia emocional, así como todas las experiencias. La loma implica una experiencia consciente, en tanto consecución de un objetivo.
El caso del jardín refleja la posibilidad de una experiencia personal, revestida de amor y felicidad.
Tener pareja expresa el Ánimus o energía masculina inconsciente, que apunta a ser creadora. En este caso, de mujeres con experiencias de violencia, es opuesta a su realidad.
Estar entre la multitud significa la aceptación de las diferentes partes que componen a la persona.
En el barranco, del cual la personas sale, describe como ésta es capaz de superar sus miedos más profundos y sus sentimientos de inadecuación e indefensión.
Un deseo de felicidad revela un sueño compensatorio, lo que quiere decir que la persona está experimentando un gran dolor y aspira superarlo.
El volar de un árbol a otro implica que la persona ha roto o desea romper con las propias limitaciones y con las restricciones a su propia libertad.
El mundo acabado es una simbología positiva, que se refiere a la finalización de un proceso o estado, y al inicio de algo nuevo, de una transformación.
Resulta revelador cómo los sueños de cada una de las participantes muestran el deseo de superación, el camino a seguir para la transformación y la reivindicación de sus potencialidades. Habiendo ellas tenido experiencias de precariedad, abuso, violencia, negación del amor y exclusión, las participantes, por medio de sus sueños, se encuentran consigo mismas, superan las dificultades, tienen fortaleza, son autónomas, rompen con sus limitaciones y consiguen una metamorfosis psicológica.
TALLER CONSOLIDACIÓN
Este taller continúa profundizando el trabajo de los sueños. En ese sentido, a partir de unas preguntas dirigidas a recordar aspectos de las imágenes oníricas y de los sentimientos que ellas provocaban, las expresiones de dichas experiencias fueron: “lo que se escribe no se olvida”; “con el carácter que tú te levantes, ese será tu día”; “cuando uno escribe lo que siente, una se desahoga”; “a veces creemos que no es importante lo que vivimos, pero luego lo ves, y ves que era importante”; “a veces una cree que las cosas no son importantes, pero una va construyendo un futuro”; “las emociones no se juzgan. Si tú sientes que quieres gritar de emoción o rabia, no importa donde estés, dale paso”; “yo tiendo a juzgar mis emociones, [si] me dan ganas de cantar y bailar, luego me digo “yo me estoy volviendo loca”; “estoy juzgándome”.
El acceso a ciertos aspectos de los sueños, o el sueño mismo, implica que ellas les dieron significado con sus experiencias pasadas, actuales, y futuras. Esto refleja una vivencia de mayor contacto con su interioridad y con las fuentes de sabiduría. Por ejemplo, el sueño de dos de las participantes mostró la vuelta a su lugar de origen. Una de ellas, detalló la trayectoria a ese lugar: “bajar una ladera, llegar a un lugar de árboles grandes y bañarse en el río; y sentir, en ese momento, el río en su piel”. Dichos sueños se ubican en la infancia de las participantes, cuando no tenían VIH, es decir, cuando estaban con la posibilidad de una vida plena.
Entrar en contacto con la sabiduría conlleva reconocer las potencialidades presentes en la interioridad. En relación con el presente, ocurrieron sueños en lo que las participantes reconocieron: “estar tranquila”; o sentir “que le había fallado a mis hijos”. El contacto con el sueño representa la actuación del ser, esto es, pensar, sentir, soñar, imaginar, vincularse, identificarse y conectarse.
El Actuar el Sueño tuvo tres momentos: uno individual; otro grupal; y un tercero, que implicaba imaginar una continuación del mismo. La actuación se fundamenta en re‐experimentar con el cuerpo la simbología onírica, de forma tal que se pueda crear un puente entre eso que soy y que no sé que sé, pero que puede surgir al expresarlo corporalmente.
En ese sentido, al imaginar cómo continuaba su sueño, algunas participantes expresaron: “saliendo del río y dejando toda la ropa sucia”, en clara alusión a cohesionar lo fragmentado, por las precariedades y hechos de violencia que caracterizaron su infancia y su adolescencia, bajando a lo más profundo de la psique, donde se pone en contacto con dichas experiencias y con otras para, entonces, salir integrada, renovándose como una persona total. “Mi perseguidor me alcanza, pero no para nada malo, sino para cuidarme de algo peor”, alude a superar un pasado violento y estar apoderada, siendo ella fuerte y firme, para lo que tenga que venir. “Ser feliz en mi diario vivir”; “aprender a mostrar amor a mis hijos”; “que yo no me ponga violenta”, son manifestaciones relativas al momento actual. Sin embargo, hay que destacar la continuación de un sueño: “el niño llega a casa y luego se torna rebelde e incontrolable”, pues refleja la irrupción del Ánimus (parte masculina dentro de lo femenino) que socialmente sí se puede rebelar en contra de las situaciones que le ha tocado vivir a la participante, pues ella, como mujer, no puede hacerlo. Es un aspecto doloroso que necesitará ser trabajado.
El actuar el sueño reflejó muchas de las experiencias vividas por las participantes, como sensación de persecución, real y psicológica; violencia en todas sus formas; y sufrimiento. Pero, a su vez, opciones como la unidad familiar y la búsqueda del amor como meta.
Otro de los elementos trabajado fue el entrar en contacto con el valor propio, a través de una lectura guiada y compartida reflexivamente. Así, al entrar en contacto con su valor, las participantes pudieron identificar sus cualidades, sentirse orgullosas, auto‐reconocidas, apoderadas y viéndose desde una perspectiva alterna: “me sentí importante”; “me sentí con mi propia personalidad”; “discernir las cosas de la vida y el camino de obstáculos que me toca recorrer”; “sentí que a veces no podemos, porque tenemos la autoestima baja; y que despertamos de ese largo sueño, y descubrimos que sí podemos”.
El Mapa del Tesoro, como actividad, significa visualizar una vida ideal, desde lo lúdico, recortando imágenes, dibujando, haciendo collage, entre otros. Entre los comentarios: “Haciendo mi mapa sentí que volví a ser niña; y ahora que lo contemplo, veo las riquezas del mar, veo mis propias riquezas”. Esta técnica posibilita la actuación de los deseos y de lo inconsciente, lo que equivale a seguir entrando en contacto con la interioridad, desde otras formas de expresión distintas al sueño, con el fin de acercar a las participantes a su autoconocimiento. “Con el mapa sentí que soy una verdadera artista de mi propia vida a seguir”.
Uno de los elementos recurrentes en los mapas elaborados por las Diosas fue el mar o grandes cantidades de agua fluyendo. Esto expresa, no sólo la experiencia emocional particular, sino el inconsciente colectivo, el cual le da un significado amplio a la existencia. De igual manera sostenemos que el mar refleja las experiencias del alma. El agua, a su vez, revela el fluir de la vida.
Otros elementos fueron árboles y representaciones de la naturaleza, como flores, frutos, el sol y la tierra. Los árboles, con su descripción, nos dicen cómo se sentían nuestras Diosas en ese momento, con relación a ellas mismas. Se sentían hermosas, con luz, erguidas, lo que las presenta como firmes frente a la vida. También vivas y sanas, lo que entre las mujeres viviendo con VIH significa tener un futuro. Finalmente, frondosas, lo que quiere decir que no sólo se proyectan como mujeres fuertes y firmes, sino que lo han sido.
La tierra alude a la firmeza de la vida, al sentido de la realidad, al estar anclado a ella como elemento que nutre. “El agua, las plantas y la tierra es todo lo que necesitamos para nuestra existencia”.
Las flores revelan que son mujeres que se perciben vitales, esperanzadas, con una expectativa de crecimiento positivo.
Los frutos son el signo de un nuevo comienzo, y el sol refleja la nutrición que su ambiente les ofrece, a partir de sus decisiones de vida. Ambos significados se iniciaron con los Encuentros AfectivoParticipativos. En ese sentido, una de las participantes afirma: “Mi mapa indica los caminos de la felicidad. Si quiero ser feliz, debo seguir esos caminos”.
TALLER EPÍLOGO
La primera actividad del taller trató sobre el agradecimiento, a partir de una lectura motivadora que les hiciera ver que en sus vidas hay situaciones, eventos, circunstancias y personas hacia los cuales sentir agradecimiento. Se produjeron expresiones como: “sentí que mi corazón quería mandarme un mensaje”; “sin los talleres no hubiera sobrevivido a las situaciones que han pasado”.
Se sintió, en el ambiente grupal, mucho deseo de lograr resultados con el taller, gran motivación en la participación, y un sentido de cohesión grupal evidente. Las participantes se apoyaron mutuamente. Así, por ejemplo, si una se atrevía a hacer una dinámica, las otras se motivaban, y la hacían. Todo esto, en un marcado contraste con la disposición y actitudes exhibidas en el primer taller.
La segunda actividad involucraba el trabajo con los sueños y su profundización, desde la labor conjunta de grupo, que se hizo posible por los vínculos desarrollados paulatinamente, a través de la apertura, confianza e intimidad recreada en cada uno de los Encuentros Afectivo-Participativos.
Algunas de las expresiones emitidas respecto del sueño fueron: “me dormía en sus piernas. Me acordé de la muerte de mi abuela, que me dormía todos los días en la tarde… mi cuerpo la extraña, porque nunca nadie me durmió en sus piernas”; “que en realidad, así somos. Como una pequeña semilla, que nace, crece, se reproduce y muere; y que debemos aprovechar el pequeño tiempo que tenemos”; “muchos sentimientos encontrados; en mi casa materna, mucha tristeza y soledad”; “sentí que no quería realizar este sueño porque le tengo miedo”; “sentí la muerte en el sueño; presentimiento, problemas en mi corazón; siento que me va a pasar algo fuerte. Lo vi en el sueño y lo siento en mi cuerpo”; “sentí la falta de cariño de una madre”; “me vi al lado del mar, con esos hombres guiando los botes, el mar revuelto y [yo] agarrada de la barandilla, viendo lejos… más allá”.
Estos sueños reflejan la trayectoria recorrida desde el primer taller, del viaje cada vez más profundo al interior de la Psique. En este taller No. 4 se tiene la suficiente confianza en sí misma, en las compañeras, en las facilitadoras y en el taller per se, para admitir el dolor y la tristeza de una manera compasiva. Sin una instrucción explícita, los sueños apuntaron al tema base de este taller, que se trataba del dolor y la depresión.
Los diferentes sueños fueron re‐construidos como un único sueño que, para sorpresa de las participantes, encontró significado y sentido en cada una de ellas. Una expresión del primer grupo: “Nuestros sueños son muy importantes para cada una de nosotras; al tratar de ensamblarnos, nos apoyamos unas a las otras para [conseguir] fortaleza”. El primer sueño alude al ciclo de la vida: “una pequeña semilla que nace, una niña sola y triste, la familia en la playa gozando y disfrutando de la naturaleza, un ángel que insiste en llamar pero yo me resisto; y, finalmente, una luz que me envuelve y me atrapa, pero, en realidad, es la muerte que me arranca la cabeza”. La niña que sale de una semilla sembrada en la madre tierra significa nuestro self naciendo, separándose de su eje a través de experiencias de vida muchas veces tristes, traumáticas, para luego encontrarse con la familia idealizada como ente unificador, representado por el ángel que insiste para acercarlas (a las participantes) más a sí mismas, a su individuación, y luego la muerte que quita la cabeza, que quita lo racional, lo adaptativo, la resistencia, para volver a ser ese self unido a la madre tierra, a la transformación.
El segundo grupo tituló su sueño “la fusión de los sentimientos”, en una clara alusión a este trabajo interno que impacta, y al vínculo establecido entre las personas desde lo más profundo de sus almas, en ese entramado llamado inconsciente colectivo:
“Se sentía sola y abandonada, jamás imaginó que en su camino aparecería esa persona con tan nobles sentimientos, que conquistaría su corazón hasta el punto de llevarla al altar en una gran boda, donde estaba toda la familia, muy especialmente su abuela, para quien ella siempre sería la niña a la que mimaba entre sus piernas para dormirse; como también su padre, quien para ella era una persona muy especial, y quien al verla, le sonreía. Y ella, al sentir ese contacto de sentimiento a sentimiento encontrado, se sentía triste y con ganas de llorar. Y su amado, al observar todas esas emociones, le dijo: “amor, iremos a la orilla del mar. Allá miraremos hasta perderse nuestras miradas; hasta lo más infinito del horizonte, donde se unifican el mar y el cielo”.
Estas experiencias han sido altamente creativas y han generado resultados particulares, de cara a toda la potencialidad evidenciada en las participantes. Los talleres EAP han brindado un espacio sanador que ha hecho posible el encuentro de ellas con su ser esencial creativo, lo que contrarresta con toda la exclusión y el dolor que tienen que vivir día a día.
En la Primera Aproximación al Dolor, se hizo una lectura sentida en estado de relajación, para guiar ese encuentro con el dolor prefigurado de los sueños anteriormente trabajados.
“En el círculo de dolor, sentí mis ojos llenarse de lágrimas. Creo que estaba recibiendo esa tristeza y ese dolor que todas llevamos dentro”. Se hizo presente en una de las facilitadoras un sentimiento de profunda soledad (¿Mío o de ellas?) Quizás de todas. Esta emoción, funge como una caja de resonancia de lo experimentado por el grupo, y sirve de introducción a las manifestaciones de ellas.
“Que debo seguir adelante; que la vida es corta, pero hay que saber aprovecharla, aprender a vivirla, a luchar por ella; aprender a estar siempre en las buenas y en las malas. Hay que luchar por la vida”; “a pesar de todo, la vida sigue y tenemos que salir adelante”; “al escuchar lo que leí sentí, la energía de mis compañeras; sentía que cada parte de mi cuerpo me hablaba y me decía lo importante que era, para seguir adelante”; “la tristeza es un dolor profundo, pero la enseñanza que nos da este taller es para entender… que la tristeza viene y se va, y desaparece; y de una manera u otra tiene que desaparecer”; “sentí que la tristeza es necesaria. Siempre va a estar, pero yo debo ser fuerte y aguantar, a pesar de ella”; “como el empuje para darle sentido a nuestras vidas, y para sacar al ser humano que tenemos dentro”. Una de las participante no quiso leer lo que había escrito. Estaba llorando y experimentado una catarsis a partir del ejercicio del dolor.
Antes de revisar de forma conjunta el material acerca del dolor, las participantes lo tienen que estudiar personalmente. En ese sentido, las reflexiones fueron: “Yo pienso que, sobre todas las cosas, esta alma de dolor y de tristeza está en uno mismo; que el que desaparezca está en uno mismo. Esas energías, tanto negativa o positiva, están en nosotros, y en nosotras está también que desaparezcan”; “todas las energías se devuelven”; “el sentimiento y aceptación de una misma; de una acercarse a lo que una es, tal como una es”; “estar reunidos en comunidad, como estamos nosotras. Estar en comunidad es lo que nos da la fuerza, para nosotras mismas ser más persona y hacer más por los demás”; “de cada problema que pasa en mi vida, al final siempre veo algo positivo”.
El Segundo Momento Respecto del Dolor, consiste en trabajarlo con una pareja, buscando una apreciación alternativa de éste. En ese sentido, las observaciones y los comentarios fueron: Una participante, al compartir de su dolor, tiene la creencia de que su familia no la ha dejado morir. Descrito de manera mágica, relata que su alma salió de su cuerpo “[pero] me devolvieron del proceso [de morirse], porque lo compartí con una compañera; y aunque estaba ahí [el dolor], me sentía desahogada”; “sé que otras personas también viven con dificultades que, igual que a mí, le afecta la vida diaria; sé que podemos ayudarnos unas a otras dándonos apoyo, en este momento me siento más tranquila porque he podido compartir mis inquietudes”; “sentí que yo no soy la única que vivo con ese problema, y que también, al igual que mi compañera, lo estamos superando juntas, aunque, a la vez, estamos separadas”; “sí, porque al compartir los sufrimientos, uno se entera un poco del sufrimiento del otro”; “al compartir se hace más llevadero y el sólo ella oírme a mí y yo a ella, fue una lección de amor. En algunas cosas tuvimos cierta similitud, y hay personas que piensan [en desearle] a una mal, y ese mal se convierte en amor”. Esas reflexiones manifiestan lo sentido por las participantes al compartir su dolor personal con otro individuo, generando conocimiento de que el compartir alivia y amplifica la sanación, además de afianzar los lazos de pertenencia.
En el ejercicio Abrázate a la Vida se pretende, brevemente, reforzar el vínculo con la naturaleza, al salir del salón y abrazar un árbol. Sin embargo, fue una experiencia significativa y simbólica de lo que han sido los Encuentros Afectivo‐Participativos para las diosas. A continuación sus expresiones y sentimientos:
“Me sentí ser el propio árbol, con los pies en la tierra, y el aire y el sol dentro de mi corazón”; “cuando estaba abrazada al árbol, me sentía tan parte de él, que sentía como que yo era la corteza del árbol; que yo misma tenía ramas”; “me sentí atada al árbol; que no estaba ahí”; “me sentí libre, al igual que el árbol, y maravillosamente bien”; “me sentí aferrada a la vida, igual que al árbol, y con bastante fuerza y crecimiento en común”; “me sentí súper‐bien, en una paz jamás encontrada; me sentí bien libre”; “me sentí bien y sentí que la raíz del árbol me dio la fuerza que mi cuerpo necesitaba”; “al estar abrazada a este árbol sentí su energía y su fuerza, que no se deja mover por cualquier brisa. Estaba firme y segura, estaba cómoda y no quería separarme de él”.
El último ejercicio del taller fue el Encuentro con la Sabiduría. Las valoraciones más significativas fueron: “sentí liberación de mi ser, de mi vida; me sentí ligera, libre, suelta, como si cargara un saco muy pesado, muy cargado de piedras, y se le abrieran agujeros, y las piedras hubiesen estado saliendo poco a poco, hasta quedar totalmente vacío y ligero, como quien suelta una carga muy pesada”; “echar cosas fuera del corazón, toda la tristeza”. Nos damos cuenta que nuestras participantes han descubierto que son capaces de encontrar fortaleza en su interior.
3. Conclusiones
Al analizar lo acontecido en estos cuatro talleres, reafirmamos lo explicado por Pozzoli (2007) cuando nos dice que el arte es el camino de unión entre el corazón de la cultura y el corazón del individuo. Ella señala que la vida diaria está llena de momentos mágicos y asombrosos, que ignoramos o que simplemente no nos percatamos de ellos, debido a que esta experiencia es considerada como de menor categoría que el conocimiento científico impuesto por el paradigma de ciencia objetiva dominante.
La experiencia de los Encuentros Afectivo- Participativos, a través de cada uno de sus cuatro talleres, logró devolver a las participantes el contacto con su esfera emocional, la que se hace presente constantemente, ya sea que se atienda, se ignore, se conozca o se reprima.
Rescatar lo emocional conduce a enfocar la atención en el interior, tanto mediante un trabajo terapéutico tradicional como con esta manera alternativa y lúdica de mirarse por dentro, como lo postula Progoff (1992). Los talleres han conseguido que las participantes accedan a fuentes de conocimiento propias, antes desconocidas por ellas, lo que provoca conciencia de la sabiduría que poseen y que necesitan para poder superar su realidad de pobreza y exclusión, y desarrollarse plenamente, aun dentro de su condición de VIH positivo.
Los talleres, principalmente el de Iniciación y Desarrollo, enfatizan el trabajo y la relación con el cuerpo como vehículo del desarrollo del self, lo que es confirmado por Freud y Jung, replanteado en Sassenfeld (2011), quien establece que el yo, el cuerpo y las emociones están inevitablemente relacionados, siendo el cuerpo la dimensión de la existencia humana.
Los talleres se componen de ejercicios y dinámicas que pueden ser comprendidos a partir de ese concepto de performatividad, que Zambrini & Ladevito (2009) toman de Butler, el cual se define como el conjunto de actuaciones que se repiten de manera automática, estableciéndose como un hábito, y dando la sensación de que es natural. Lo anterior se encuentra vinculado a lo postulado por John Austin sobre la diferencia existente entre el aspecto lingüístico, como elemento de descripción de las cosas, y los hechos per se; y cómo el expresar la acción no es un indicador de la acción concreta, tal y como lo indican Zambrini & Ladevito (2009).
Las performances realizadas durante los talleres utilizan la corporalidad como medio de expresión, lo que significa, según Zambrini y Ladevito (2009), ser y vivir en un cuerpo. Para el caso de nuestras Diosas, que vienen de historias de violencia y exclusión, su identidad femenina se ha construido con almas y cuerpos fragmentados. Las performances desarrolladas en los talleres, han abierto un camino que permite re‐edificar y reparar el sentido de sí mismas, enfatizando el valor de sus cuerpos.
Las participantes, nuestras diosas, se han distanciado del dolor de sus experiencias profundas, y de cómo éstas han influido y siguen afectando sus vidas. Esto es lo que consideramos como una contradicción entre su proceso interno emocional y su proceso cognitivo, lo que justifica la intervención con los Encuentros AfectivoParticipativos, para propiciar la búsqueda y el contacto con el self verdadero.
La intervención a través de los Encuentros Afectivo‐Participativos, EAP, es una acción psicológica alternativa realizada en forma grupal, que hace uso de recursos lúdicos, técnicas artísticas, y actividades corporales, para entrar en contacto con la psique profunda. Es en la interioridad donde residen las emociones y significados de las experiencias vividas, así como las fantasías, los deseos y los sueños de las personas participantes.
Los Encuentros Afectivo-Participativos, a través de sus diferentes dinámicas y ejercicios, han abierto un espacio y una trayectoria que han hecho posible que las participantes re-edifiquen y reparen el sentido de sí mismas, importantizando, entre otros, el valor de sus cuerpos. De igual manera los Encuentros lograron devolverles el contacto con su esfera emocional, y les permitieron darse cuenta de la importancia de lo emocional en la convivencia y en su diario vivir, reconociendo así que la esfera emocional se hace presente constantemente, por lo que hay que valorarla y atenderla.
Luego de los EAP, las diosas han desarrollado un contacto honesto consigo mismas, han reconocido el dolor derivado de sus experiencias traumáticas, y han sido capaces de situarse a sí mismas con respecto a otros sentimientos, pudiendo nombrar sus emociones. Se han dado cuenta de su propia fuerza interior, de su sabiduría, y han constatado el valor de su realidad, admitiendo las limitaciones y las potencialidades de ésta.
El significado y relevancia de esta investigación descansa sobre el efecto de los Encuentros Afectivo-Participativos como Psicoterapia Alternativa y Grupal, que incluye lo lúdico y lo creativo, un recurso que no es utilizado frecuentemente en el ámbito de la Psicología Clínica tradicional dominicana.
Lo lúdico y creativo propicia mayor profundización sobre el estado emocional de una persona y permite indagar más allá del aspecto verbal, conectando el momento actual con las experiencias de vida más significativas. Lo creativo hace que la persona recuerde y recupere su capacidad de transformación, no solo de sí misma sino de su contexto. La persona crea y re-crea su mundo y su historia.
Por otra parte, la intervención psicológica a nivel grupal ofrece la oportunidad de un abordaje clínico con los recursos con que se cuenta, especialmente en las poblaciones vulnerables, donde estos servicios se proveen escasamente.
Además, lo grupal transmite el mensaje de que otra forma de relación social es posible, por medio del diálogo reflexivo, el balance entre el respeto a la otra persona y la libertad y autonomía propias, así como gracias a la apertura al cambio, lo que genera una convivencia solidaria, digna, responsable y esperanzada, tal y como lo expone Villamán (2009, 1995).
La estrategia grupal, como modalidad de intervención, propicia el apoyo mutuo entre sus miembros del grupo, haciendo posible que, a pesar de los avatares del mundo postmoderno, materialista e individualista, las personas logren sentir y dar amor, recuperar sus sueños, tal y como sostiene Núñez (2001), con el fin de establecer un rumbo y darle sentido a la vida. Lo grupal, como apoyo, recupera el valor de lo social en la intimidad de la persona.
Notas
- Las interpretaciones de los cuentos se realizaron a partir de diccionarios de interpretación de sueños y símbolos, http://www.dreaminterpretation-dictionary.com, http://www.spiritcommunity.com/
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Datos de filiación
Rocío Hernández Mella. Profesora-Investigadora del Área de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto Tecnológico de Santo Domingo, INTEC. Candidata a doctora en Psicología Social; tiene una maestría en Planificación y Administración de la Educación, especialización en Psicología Educativa; licenciatura en Psicología. Consultora en Psicología y Educación para OEI-República Dominicana y el MINERD; Vice-presidenta de la Fundación Tonucci: educando para la Diversidad. Entre las publicaciones recientes están: Vivir feliz como propuesta para un quehacer docente imaginativo e inclusivo (2012). Es coautora de los artículos ya publicados: “El arte salva” (2011); “La sobreedad escolar: De la exclusión a la oportunidad” (2011); “Nuevas miradas psicológicas al “ser mujer”: despertar, transgredir y renacer en el arte” (2009); “De la culpa a la redención: hacia una nueva psicología” (2009).
Email: rocio.hernandez@intec.edu.do
Patricia Liranzo Soto. Profesora Área de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto Tecnológico de Santo Domingo, INTEC. Maestría en Psicología Clínica, especialización en Psicología Clínica; curso Experto en Peritaje Psicológico e Intervención Judicial; curso en Diagnóstico y Rehabilitación Neuropsicológica en Neurología Conductual; curso en Evaluación e Intervención Psicofisiológica en Medicina Conductual; licenciatura en Psicología. Se desempeña como facilitadora en OEI-República Dominicana. Asesora de tesis; coordinadora de diplomados y asistente de investigación en el INTEC. Entre sus publicaciones están: Apego y autoestima en estudiantes femeninas en Psicología (2012); El proceso de descentralización escolar y sus condiciones de posibilidad (2006).
Email: patricia.liranzo@intec.edu.do
Perla Castillo. Egresada de la carrera de Psicología (2014) del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). Ha realizado investigaciones como: Dembow y mensaje social (2013) y Líderes cuentacuentos: percepción ante su labor (2014). Actualmente trabaja cómo Encargada de Campo del proyecto “Cultura Escrita” de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).