Ciencia y Salud, Vol. V, No. 2, mayo-agosto, 2021 • ISSN (impreso): 2613-8816 • ISSN (en línea): 2613-8824 • Sitio web: https://revistas.intec.edu.do/
PREVALENCIA DE LOS DESÓRDENES DEL DESARROLLO EN UN HOSPITAL DE 3ER NIVEL DE SANTO DOMINGO NORTE, REPÚBLICA DOMINICANA
Prevalence of developmental disorders in a tertiary care hospital in Santo Domingo Norte, Dominican Republic
Cómo citar: Herrera Morban DA, Colomé-Hidalgo M, Torres ZL. Prevalencia de los desórdenes del desarrollo en un hospital de 3er nivel de Santo Domingo Norte, República Dominicana. cysa [Internet]. 10 de junio de 2021 [citado 16 de junio de 2021];5(2):117-24. Disponible en: https://revistas.intec.edu.do/index.php/cisa/article/view/2219
Introducción
Los primeros cinco años de vida del infante se consideran fundamentales, tanto en aspecto ontogénico y cognitivo como de desarrollo emocional, debido a que es la etapa de crecimiento más rápida y el período en que el cerebro es más susceptible a la estimulación y la crianza.1
La Convención de las Naciones Unidas por los Derechos de Personas con Discapacidades (sus siglas en inglés: UN CRPD) define la discapacidad como aquellos “impedimentos físicos, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo, que en la interacción con diversas barreras puede dificultar la participación plena y efectiva de una persona en la sociedad en igualdad de condiciones con los demás.”1
Dentro de los trastornos del desarrollo, uno de los que tiene mayor impacto tanto para el individuo, la familia y la sociedad a la cual el sistema de salud del mismo representa son los Trastorno del Desarrollo Intelectual (TDI), los cuales se caracterizan por afectar a quien lo padece de bajo nivel intelectual acompañado de limitaciones en el comportamiento adaptativo2, en general las personas con TID tienen dificultades con la comprensión verbal, rapidez en el procesamiento de ideas y patrones notorios del razonamiento perceptivo, por lo que hay que tener las etapas de desarrollo y las transiciones entre cada una de ellas para lograr un manejo clínico integral del paciente que ayude a mejorar su calidad de vida.3
En los últimos años, la medicina basada en la evidencia ha logrado demostrar la presencia de alteraciones en el funcionamiento típico del sistema nervioso central en aquellos casos en que se presentan trastornos del aprendizaje, debido a un déficit directo que afecta las conexiones interneuronales de sinapsis, provocando problemas del aprendizaje como resultado de la actividad irregular en la corteza cerebral, especialmente de las zonas más elevadas del neocórtex encefálico4. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 10 % de la población mundial está conformada por individuos con algún tipo de deficiencia. Para el año 2019 se reportaron 93 millones de personas con algún problema de desarrollo, cifra que incluye a la población pediátrica5. Los desórdenes del desarrollo son un grupo de condiciones resultado de impedimentos que afectan el desarrollo físico y cognitivo del individuo, estos presentan impedimentos sensoriales como pérdida de visión y audición, epilepsia o convulsiones, parálisis cerebral, déficit de atención e hiperactividad, autismo, discapacidad intelectual, u otros desórdenes de aprendizaje.2
De acuerdo con Farooq Rathore, las señales de alerta para el diagnóstico temprano de la enfermedad muchas veces se pasan por alto, dado que los padres no quieren aceptar la posibilidad de que sus hijos puedan estar sufriendo de algún tipo de discapacidad, lo cual deja al médico caminando a ciegas, debido a que los padres no informan de ciertas situaciones. Adicionalmente, el incompleto historial académico, el aumento de los costos por cuidados especiales a estos niños, etc.1
La herencia del desarrollo normal no está modulada por un solo gen, sino por una multiplicidad de ellos, se trata de una herencia poligénica6 también acompañada de elementos que determina el desarrollo total de este paciente: cuidados prenatales, si tuvo alguna limitación durante su desarrollo gestacional, si necesito oxigenación durante el alumbramiento, entre otras.
Al entender estos factores, podemos sacar la prevalencia total de los desórdenes del desarrollo en este centro de salud, ya que, al ser una institución con miras a la investigación, tomamos en cuenta nuestros recursos para poder determinar esta incógnita y lo que se relaciona con la misma.
Material y métodos
Se realizó un estudio de análisis descriptivo, de corte transversal y recolección de datos retrospectiva desde enero hasta septiembre del 2019, en la base de datos de consulta externa del Hospital Pediátrico Dr. Hugo Mendoza. Se removieron del análisis los pacientes duplicados y se tomó la fecha de entrada más vieja al sistema como fecha de ingreso al sistema de salud. Fueron empleados los términos de: hipoacusia, sordera, ceguera, discapacidad intelectual, retraso o retardo mental para identificar la totalidad de pacientes con discapacidad cognitiva y/o neurosensorial (visual o auditiva); retraso o retardo del desarrollo, retraso o retardo del neurodesarrollo, trastorno global del neurodesarrollo, retraso psicomotor, retardo psicomotor para identificar la totalidad de pacientes con trastornos/retraso del neurodesarrollo, parálisis cerebral infantil, trastorno de déficit de atención y/o hiperactividad, trastorno del habla y/o lenguaje, trastorno del aprendizaje, trastorno del espectro autista, convulsiones o epilepsia que acudieron al centro de salud durante el periodo en estudio para determinar la prevalencia de desórdenes del neurodesarrollo. La prevalencia se calculó en torno a la relación de los registros evidenciados con la población de atención del centro de salud. Los resultados obtenidos fueron analizados en el programa estadístico SPSS en su versión 23 donde se observaron las tendencias mediante un análisis descriptivo de las tendencias a través del tiempo.
Resultados
La prevalencia establecida fue de 21.7/1000 pacientes atendidos en el centro de salud (véase cuadro 1), donde la epilepsia fue la principal causa de desórdenes del desarrollo en pediatría para un 41.4 % de los casos reportados (véase cuadro 2), tanto para pacientes de sexo femenino como masculino, no obstante, es necesario enfatizar que el trastorno del déficit de atención e hiperactividad, el trastorno del espectro autista y los trastornos del habla y/o lenguaje fueron más frecuentes en el sexo masculino que en el femenino, como ha sido descrito con anterioridad. El retraso global del neurodesarrollo y la parálisis cerebral infantil tuvieron una distribución similar sin distinción de sexo (véase cuadro 3).
La prevalencia total de desórdenes del desarrollo fue de 2.17 %.
Discusión
Podemos considerar este como el primer estudio en la República Dominicana para establecer la prevalencia de desórdenes del neurodesarrollo, observamos una prevalencia calculada de 21.7/1000 atendidos, lo que se puede comparar con un estudio de prevalencia establecido por Carballal et al., quienes estudiaron la prevalencia de los trastornos del desarrollo en 1286 pacientes de 0-14 años, donde se determinó la prevalencia de un 9.4%7. Borstein y Hendricks2 evidenciaron que el trastorno del desarrollo más frecuente fue el lenguaje, mientras que en nuestra muestra fue la epilepsia, cabe resaltar que el desarrollo del lenguaje está influido por el entorno familiar, mientras que en la epilepsia interactúan factores ante y neonatales, además de una carga genética mayor.
En cuanto a los trastornos de espectro autista, en nuestra muestra la prevalencia de estos es de 1.2/1000 pacientes, siendo menor a los datos suministrados por la OMS en el presente año, reportando 1/160 niños afectados a nivel mundial.8 Debido a las múltiples teorías concernientes a la etiología del trastorno del espectro autista9,16 no podemos establecer causalidad con los datos observados, sin embargo, la prevalencia de dicho trastorno ha sido observada predominantemente en países de ingresos elevados, por lo que los niveles económicos de nuestra población podrían ser un factor que influyesen en la prevalencia observada.
De acuerdo con fundación INECO, más del 4 % de la población mundial padece de TDAH, con una prevalencia de 4 %-6 % en Estados Unidos, lo que concuerda con los hallazgos encontrados en nuestra población, que fueron de un 0.4/1000 pacientes7.
Esto afecta a los países en desarrollo, debido a que el mantenimiento de estos niños con discapacidades resultan en gastos, lo cuales no siempre pueden ser solventados en su totalidad, ya que los más afectados en la mayor parte de los casos son las personas de bajos recursos, como lo demuestra un estudio realizado por Gwatkin17 en donde se evaluaron 56 casos, determinándose que los niños provenientes de familias de bajos recursos aumentan sus impedimentos cognitivos, contribuidos por el ambiente de pobreza al que están expuestos18. La prevalencia de retraso global del neurodesarrollo puede deberse a las características sociodemográficas de la población que es atendida, debido a la relación de dicha patología con el entorno familiar y ambiental al cual es expuesto el infante causando los efectos deletéreos en la adquisición de los hitos de desarrollo19-30.
Otro punto a tener en cuenta es que, en nuestra muestra, se determinó que el rango de edad más afectado es antes de los 1-4 años, lo cual es un serio parámetro a observar, teniendo en cuenta que el cerebro de los infantes se encuentra en desarrollo hasta los 5 años. Por su parte, Borstein y Hendricks2 concluyeron en su estudio que dentro de los 16 países que evaluaron el rango de edad más afectado es de 2 a 9 años; debido a la división de los grupos etarios puede evidenciarse la presencia de patologías cuya clasificación va a la par con la edad del paciente, como sucede en el caso del retraso global del neurodesarrollo. Además, debido a la forma de estratificación de grupos etarios hay patologías que no podrían observarse, como sucede con los trastornos del habla o del lenguaje, siendo diagnosticados en los grupos superiores a los 2 años, pero no siendo evidente en los menores31-36.
Cabe destacar que el retraso global del neurodesarrollo, la parálisis cerebral y la discapacidad cognitiva fueron los trastornos del desarrollo más frecuente evidenciados, siendo este grupo de trastornos los que presentan mayor cantidad de factores de riesgo biológicos y ambientales que pueden ser modificados para disminuir su incidencia en la población, además de que los mismos guardan relación con las características sociodemográficas de la población19-36.
Conclusión
Podemos resumir que un 2.17 % de la población pediátrica dominicana cursa con un desorden del desarrollo, donde pudimos evidenciar que el predominio de los mismos puede estar vinculado a las características sociodemográficas de la población atendida en nuestro centro de salud, lo cual no reflejaría la situación real del país.
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