Ciencia y Salud, Vol. V, No. 1, enero-abril, 2021 • ISSN (impreso): 2613-8816 • ISSN (en línea): 2613-8824 • Sitio web: https://revistas.intec.edu.do/
CONOCIMIENTO Y PERCEPCIONES QUE LOS ADULTOS TIENEN DEL COVID-19, REPÚBLICA DOMINICANA
Knowledge and percepcion of adults of COVID-19 in Dominican Republic
Cómo citar: Colomé-Hidalgo M, Herrera Morban DA, Méndez Núñez R, Torres Feliz ZL, Méndez Jorge M, Japa Rodríguez J, Sosa C. Conocimiento y percepciones que los adultos tienen del COVID-19, República Dominicana. cysa [Internet]. 23 de febrero de 2021 [citado 23 de febrero de 2021];5(1):27-2. Disponible en: https://revistas.intec.edu.do/index.php/cisa/article/view/2070
Introducción
En diciembre de 2019 se identificó en Wuhan (China) una serie de casos de neumonía originada por un nuevo coronavirus, recibiendo posteriormente el nombre de enfermedad por coronavirus (COVID-19)1. Los síntomas más comunes son fiebre, cansancio y tos seca; acompañado en ocasiones de congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta o diarrea. La enfermedad puede propagarse de persona a persona a través de las gotículas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando una persona infectada tose o exhala2.
El 1 de marzo de 2020 el Ministerio de Salud Pública de República Dominicana dio a conocer el primer caso importado de COVID-19, un ciudadano de origen italiano3. Debido a su rápida propagación, gravedad, el creciente número de casos fuera de China, y el número de países afectados, la OMS la declaró como pandemia el 11 de marzo de 20204.
La OMS ha descrito tres fases de transmisión para COVID-19: la fase 1, que corresponde únicamente a casos importados, fase 2, contagios por transmisión local y la fase 3, en la que se registra una propagación extensa y miles de personas resultan afectadas por el virus5. Al día 14 de abril, el país se encontraba en la tercera fase de transmisión y contaba con 3,614 casos confirmados6, 208 recuperados y 189 fallecidos (letalidad=5.2 %).
Las pandemias tienden a dejar un impacto en los comportamientos con la salud, en cuanto a la protección personal, por lo cual es obligatorio que las autoridades competentes le ofrezcan a la población información básica acerca del virus, incluyendo las medidas preventivas y los tratamientos7. La pandemia del COVID-19 puede afectar gravemente la plena vigencia de los derechos humanos de la población, en virtud de los serios riesgos para la vida, salud e integridad personal; así como sus impactos de inmediato, mediano y largo plazo sobre las sociedades en general, y sobre las personas y grupos en situación de especial vulnerabilidad,8.
A lo largo de los años han existido varias pandemias, unas más letales que otras. En el caso de aquellas que afectaron el sistema respiratorio, las mejores documentadas ocurrieron en 1918 (H1N1, influenza española), 1957-1958 (H2N2, influenza asiática), 1968 (H3N2, influenza de Hong Kong), 2002-2003 (SARS-CoV-1, China), 2009-2010 (H1N1, gripe porcina9 y 2019-Actualidad (SARS-CoV-2, China; aún en investigación). La mayoría posee un origen común, un virus exclusivo de animales que muta, invade el organismo humano y se disemina como patógeno nuevo entre la población.
Esta es la primera pandemia que se sabe que ha sido causada por un nuevo coronavirus. En el siglo pasado hubo cuatro pandemias provocadas por la aparición de nuevos virus de la influenza. Como resultado, la mayoría de las investigaciones y guías con respecto a las pandemias son específicas de la influenza, pero es posible aplicar las mismas premisas a la actual pandemia de COVID-1910.
Una de las pandemias de origen respiratorio más reciente fue la del virus de la Influenza H1N1, declarada el 11 de junio de 2009, afectando a más de 200 países. A pesar de ser de orígenes completamente distintos, ambos virus comparten las medidas de prevención y dinámica básica de transmisión, con la diferencia de que el H1N1 era dos veces menos transmisible que el nuevo coronavirus11. En un estudio realizado sobre el nivel de conocimiento sobre la Influenza A (H1N1) en el 2009 en México concluyeron que era necesario fortalecer las estrategias de divulgación de la información sobre la Influenza A (H1N1), siempre y cuando se continuara con las acciones de prevención y control para reducir el contagio12.
Las Américas es una de las región más desiguales del planeta, caracterizada por profundas brechas sociales en que la pobreza constituye un problema transversal a todos los Estados de la región. A esto se suman altas tasas de informalidad laboral e ingresos precarios que afectan a un gran número de personas y que hacen aún más preocupante el impacto socioeconómico del COVID-19. Todo esto dificulta o impide a millones de personas tomar medidas básicas de prevención contra la enfermedad, en particular cuando afecta a grupos en situación de especial vulnerabilidad7. Las estrategias de divulgación de información contribuyen indirectamente a mitigar estos efectos ya que evitan que la población invierta tiempo y recursos económicos en prácticas que no disminuyen el contagio o la severidad de la enfermedad.
Las campañas de información se realizan masivamente utilizando herramientas tecnológicas para lograr mayor alcance. Aplicaciones de redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram y Tik Tok, han incorporado alertas con un link que redirecciona al portal de la OMS, ofreciendo las orientaciones en lenguaje no técnico2. La OMS también ofrece asistencia a través de WhatsApp y Facebook13.
En República Dominicana, el Ministerio de Salud Pública se ha encargado —aún desde etapas iniciales de la pandemia— de difundir masivamente mensajes de precaución y promoción de las buenas prácticas14, para proteger la salud de la población y de los trabajadores de salud. Otras estrategia empleada ha sido la habilitación de centros de llamadas 24 horas, y la creación de “Aurora MSP”15; un asistente virtual que pone en contacto a la población con más de 200 médicos, disponible mediante las redes sociales de Facebook, WhatsApp y Telegram.
Asimismo, el gobierno dominicano ha puesto en marcha una serie de medidas para frenar la propagación de COVID-1916, entre ellas: toque de queda nacional, que prohíbe todo tránsito y movimiento de personas desde las 5:00 p. m. hasta las 6:00 a.m., la suspensión del transporte público —incluidos los autobuses, los minibuses compartidos (guaguas), los trenes metropolitanos y el teleférico—, suspensión de eventos y reuniones públicas de todo tipo; entre otras intervenciones de salud pública representadas en la figura 1.
Ante una enfermedad con una dinámica de transmisión rápida y las medidas de confinamiento, se hace pertinente el uso de encuestas en línea como un método rápido de fácil acceso para evaluar y describir el conocimiento y las percepciones de la población.17 El objetivo de este estudio es describir los conocimientos y percepciones que los adultos tienen del COVID-19, ya que estos factores influyen en el cumplimiento de las medidas de contención.
Métodos
Hicimos una encuesta en línea (30 de marzo–6 abril) basada en Google Forms para medir conocimientos y percepciones que los adultos tienen de la enfermedad por COVID-19 en la República Dominicana. Se utilizó el cuestionario de Geldsetzer modificado17, incluyendo preguntas sobre datos sociodemográficos, percepción de riesgo, actitud, creencias y mitos que están disponibles en la página de la OMS18. La muestra fue de 2351 encuestados mediante muestreo en bola de nieve. Los investigadores y las partes interesadas promovieron la encuesta actuando como guardianes en las redes sociales apegándose al Checklist for Reporting Results of Internet E-Surveys19. Los criterios de inclusión requerían que los participantes fueran dominicanos y que tuvieran 18 años o más.
Los datos se analizaron por grupo de edad, género, educación y nivel económico, este último atendiendo al ingreso per cápita diario y el ajustados por paridad de poder adquisitivo en dólares americanos, de manera que: Pobres:
Hicimos un análisis de regresión logística binaria para evaluar si las variables sociodemográficas: grupo de edad (18-24, 25-44, 45-64 y 65+), género (masculino, femenino, otro), número de hijos <18 años, trabajador de la salud, nivel socioeconómico y educación, predijeron la búsqueda de atención médica ante de signos y síntomas de COVID-19. El estudio contó con la aprobación del comité de ética institucional del Hospital Pediátrico Dr. Hugo Mendoza y los participantes otorgaron su consentimiento voluntario explícito antes de la recopilación de datos.
Resultados
Características de la población
De 2361 adultos que recibieron el enlace, 2351 completaron el cuestionario (tasa de respuesta= 99.6 %.). La mayoría tenía entre 25-44 años (59 %), tenía un título universitario (90 %). El 77 % reside en la zona metropolitana. La mitad tenía un ingreso familiar que los situaba en clase media. El 53 % convive con algún menor de edad (cuadro 1).
Estado actual, transmisión y letalidad
En una escala Likert de cinco puntos que varía de ‘extremadamente improbable’ a ‘extremadamente probable’, el 30 % de los participantes seleccionó “moderadamente probable”, 28 % “ni probable ni improbable” y 22 % “extremadamente probable” cuando se le preguntó si COVID-19 es un arma biológica desarrollada por un gobierno extranjero u organización terrorista. El 71 % de los participantes considera que República Dominicana tiene entre 1,001 y 10,000 infectados. Menos del 3 % afirmó que solo los adultos mayores y aquellas personas de clase alta pueden enfermarse. El 93 % seleccionó correctamente que la principal forma de contagio son las gotitas respiratorias. Asimismo, 66 % afirma que estas gotitas pueden viajar entre 1-2 metros de distancia.
Cuando se les preguntó qué porcentaje de personas infectadas con COVID-19 mueren, la mediana fue 5 % (DE ±24,4). El 31 % de los participantes considera que en para finales del 2020 habrán fallecido localmente 1,001-10,000 personas debido al nuevo coronavirus. Respecto a los grupos en mayor riesgo de morir, el 98 % afirmó que los adultos con otros problemas de salud (hipertensión, diabetes, cáncer, etc.) eran más propensos a experimentar un curso de enfermedad mortal, que aquellos sin ningún otro problema de salud (cuadro 2).
Reconociendo y actuando ante una infección
La mayoría de los encuestados reconocieron la fiebre, tos y dificultad respiratoria como principales manifestaciones clínicas. Al ser cuestionados respecto al mejor curso de acción en caso de presentar fiebre o tos luego de visitar un país con casos de nuevo coronavirus recientemente (como China, Estados Unidos, Italia, España, etc.), o pasar tiempo con alguien que haya estado de viaje, el 76 % afirmó que la mejor opción es quedarse en casa y llamaría a su médico de cabecera IC 95 % (0.75-0.78). Aproximadamente, un cuarto de los encuestados manifestó que retrasaría la búsqueda de atención al afirmar que llamaría a su médico luego de 2-3 días de descanso, acudiría en taxi o en transporte público para evitar conducir y pediría a alguien que lo lleve a un hospital sin previo aviso. Al preguntar sobre el padecimiento reciente de manifestaciones clínicas de COVID-19, el 9 % (n=207) respondió afirmativamente y de estos: 14 % ha estado en contacto con un caso confirmado, 26 % representa un grupo de riesgo, y el 3.3 % ha sido diagnosticado con algún tipo de neumonía. Solo una cuarta parte de los que afirmó tener manifestaciones clínicas ha buscado atención médica. (Cuadro 3)
A partir de la clasificación utilizada en el cuadro de operacionalización de variables, se modela la regresión logística binaria mostrada en el cuadro 5. La clasificación del modelo en términos generales implica una buena distinción de los casos que se pretenden estimar y predecir a partir del análisis estadístico, estos son clasificados con un 97.5 % de precisión. En cuanto a los resultados del modelo logit, para las variables como la edad, nivel educativo, personas menores de 18 años en el hogar y el nivel de ingreso, se muestra el parámetro B (pendiente de la ecuación) para cada una de las variables en cuestión es negativo, esto implica que son factores protectores frente a la búsqueda de asistencia médica o al diagnóstico de algún tipo de neumonía, caso contrario ocurre con el género y los trabajadores de salud, misma que presenta un parámetro B positivo, es decir que son factores de riesgo.
Para el caso del parámetro Exp(B), en cuanto a la edad, los más favorecidos son los menores de 45 años ante la búsqueda de asistencia médica o al diagnóstico de algún tipo de neumonía, en el nivel educativo, los no universitarios fueron un factor protector, también, los hogares con ingreso superiores a los RD$17,636, así como para las personas menores de 18 años en el hogar (cuando incrementa el número de personas < 18 años, disminuye la incidencia de la búsqueda de asistencia médica o al diagnóstico de algún tipo de neumonía) teniendo un riesgo (Exp(B)) menor a la unidad.
Por otro lado, los trabajadores de la salud y el género masculino son los que mayor incidencia tienen frente a la búsqueda de asistencia médica por contacto con personas con Covid-19 o al diagnóstico de algún tipo de neumonía, con un riesgo de Exp(1.463) y Exp(1.540) más que las demás categorías contrastadas.
Prevención del nuevo coronavirus
La mayoría considera que evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca con las manos sin lavar, lavar sus manos con más frecuencia, evitar asistir a lugares concurridos y aplicar las normas de etiqueta al toser o estornudar y utilizar mascarilla son las medidas de prevención más efectivas. Sin embargo, al menos el 50 % consideró también utilizar guantes, tomar bebidas calientes, agua cada 15 minutos y vitamina C, gárgaras de agua salada, exponerse al sol, comer ajo, comprar papel higiénico y tomar antibióticos también eran medidas efectivas (cuadro 3).
La mayoría de los participantes afirmó que su vida cotidiana ha sido afectada, introduciendo cambios positivos: como el lavado de las manos con más frecuencia, etiqueta de la tos /estornudo, evitar asistir a lugares concurridos y contactar con enfermos. Más de la mitad ha modificado sus hábitos alimenticios. Ocho de cada 10 han dejado de ir a trabajar o lo hacen desde casa. Otros cambios introducidos incluyen acumular alimentos, consumo de suplementos nutricionales y alimentos saludables (cuadro 3).
En cuanto a la respuesta gubernamental, más del 90 % de los participantes está de acuerdo en implementar/continuar medidas de prevención, contención y supresión para evitar la propagación del virus como: prohibición de reuniones masivas, cerrar todos los servicios no esenciales y poner en cuarentena a todos los que vengan del extranjero durante 14 días. Otras medidas menos consideradas fueron: cierre de supermercados y servicios esenciales, implementar toque de queda por 24 horas y realizar pruebas obligatorias a las personas. (Cuadro 4)
Discusión
La capacidad de crear nuevos conocimientos e interiorizar mitos y creencias está influenciada por la cultura y variables sociodemográficas como el género y el nivel educativo21, 22. Este conjunto de características es intrínseco de cada región del mundo, determinando la diversidad en torno a la percepción de una situación y el conocimiento circulante.
La población general del estudio mostró un nivel de conocimiento aceptable sobre COVID-19. La mediana de la tasa de letalidad global descrita por los participantes fue del 5 %. Esto podría indicar que la población sobreestima la letalidad de la enfermedad, que según la Organización Panamericana de la Salud es del 3-4 %.23 Sin embargo, a pesar de que la pregunta se refería a la situación global, el valor expresado por los participantes coincide con la tasa de letalidad reportada en República Dominicana al momento en el que fueron levantados los datos; indicando que probablemente los encuestados respondieron desde su realidad local.24 Así mismo, la mayoría considera que no habrá más de 10.000 enfermos, esto puede ser influenciado por la percepción de capacidad de respuesta de los servicios de salud. Los participantes están en lo correcto al considerar a los adultos mayores como un grupo de riesgo importante25.
Poco más de la mitad de los participantes indicó que convive con algún menor de edad. Desde nuestro contexto de hospital pediátrico este es un dato de interés, ya que si los adultos tienen conocimiento erróneos, la salud del niño estará en riesgo. Los padres son los principales guardianes de la salud de sus hijos. Ellos toman decisiones sobre la cantidad y calidad de la atención médica que reciben, la comida que comen, la cantidad de actividad física que realizan, la cantidad de apoyo emocional que se les brinda y la calidad de sus entornos, tanto antes como después del nacimiento. Estas elecciones están condicionadas por el conocimiento de los padres sobre las prácticas de salud y programas, su propia salud y comportamiento de salud, sus recursos materiales y las características de las comunidades en las que viven.26
Uno de los resultados de este estudio refleja la construcción mental de los participantes respecto al origen de la pandemia, cuyas hipótesis han sido ampliamente difundidas y debatidas en internet. Al preguntarles si consideran que la COVID-19 es un arma biológica desarrollada por un gobierno extranjero u organización terrorista, los encuestados tienen diferentes opiniones: El 30 % de los participantes seleccionó “moderadamente probable”, 28 % “ni probable ni improbable” y 22 % “extremadamente probable”. Esto lo podemos comparar con los reportes emitidos de que algunos medios tuvieron efectos negativos en la salud de la población, como lo ocurrido el año 2018 en Brasil, durante la campaña de vacunación contra la fiebre amarilla, en donde debido a rumores en las redes sociales sobre que las vacunas podrían matar, no se alcanzó la meta de vacunación, reduciendo el alcance de 95 % a solo 76 %.25
La crisis sanitaria aunada al confinamiento hacen que los ciudadanos pasen mayor tiempo en las redes sociales. En materias de información, esto es un arma de doble filo ya que a pesar de que las redes sociales cuentan con gran cantidad de información fidedigna disponible2, también puede desinformar debido a la difusión de mensajes falsos, aumentando el pánico y exagerando los hechos.
En Perú se ha percibido por la población que las redes sociales, en un 64 %, han exagerado la información de la pandemia del COVID-19, mientras que la televisión en un 57 %, además de aumentar la percepción del miedo, las redes sociales en un 41 % y la televisión en un 43 %.27, este comportamiento sobre la percepción de la información por la población incrementa la prevalencia de mitos y creencias erróneas sobre la enfermedad, además de disminuir la credibilidad las fuentes de información oficiales; sin embargo, la percepción del miedo es intrínseca de cada persona, al igual que la interpretación de la información21. Tomando como ejemplo parte de los resultados de nuestro estudio, la mayoría de participantes tiene prácticas cuya supuesta eficiencia contra el coronavirus ha sido difundida por las redes, pero que han sido desmentidas por organizaciones sanitarias internacionales como consumir vitamina C, tomar bebidas calientes a diario y agua cada 15 minutos, exponerse al sol, consumir dientes de ajo, hacer gárgaras de agua salada y tomar antibióticos indiscriminadamente.
Ghebreyesus considera que la evolución del brote del COVID-19 dependerá de la medida en que se haga llegar la información correcta a la gente que lo necesita28, lo cual deja en claro la importancia de la transmisión de información verídica, ya que se están librando dos batallas ahora mismo: la pandemia y la psicosis humana, influyendo en la aparición de mitos y creencias erróneas en la población.
El presente estudio tiene varias limitaciones. La muestra no es representativa de la población general y predominan características (edad, educación universitaria, zona de residencia, etc.) que podrían estar correlacionadas con la percepción y conocimientos de COVID-19, sin embargo, no es factible conducir una encuesta nacional en el marco de tiempo necesario para obtener información útil en el contexto de una epidemia de rápido desarrollo. Finalmente, es posible que algunos participantes hayan buscado las respuestas a algunas preguntas en internet antes de responder el cuestionario, pudiendo sesgar los resultados de las preguntas objetivas (en lugar de centradas en la opinión), no obstante, a los participantes se les alentó a no buscar las respuestas y a ofrecer información voluntariamente.
En términos generales, la población parece tener conocimientos básicos sobre la prevención, transmisión y letalidad del COVID-19, pero persisten conceptos erróneos importantes, por lo que se recomienda organizar campañas de información a través de diferentes medios y plataformas de redes sociales. El empoderamiento de la población sobre informaciones confiables podría contribuir a reducir la ansiedad y la transmisión del virus, salvando así millones de vidas.
Conflicto de intereses
No se declara conflicto de interés en la realización de este estudio.
Agradecimientos
Agradecemos al Licenciado Julio Arturo Canario, por su apoyo en la estructuración del cuestionario.
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