Presentamos este número para cerrar el Volumen 2, el cual había sido convocado para dedicarlo a la Pedagogía Crítica y al Aprendizaje Transformador. ¿Logramos el objetivo? Mi respuesta es “Sí y no”. Se tocaron varias puertas de conocedores de ambos temas, y quizás por el tiempo, por otras ocupaciones, porque no supimos motivarlos, no recibimos las colaboraciones que esperábamos. Pero, sí logramos componer un número que los invito a convertirlo en agenda crítica y en ocasión transformadora con las colaboraciones recibidas que son inspiradores y que nos invitan a buscar mayor coherencia y actualización en nuestros compromisos educativos.
A pesar de que guardamos la estructura de la revista colocando los artículos primero y las otras colaboraciones después, les sugiero que comiencen leyendo la sección de Autor Educativo, y que luego pasen a la reseña sobre la película. Iniciar con la presentación o recordatorio de Lorenzo Milani es clave para leer este número y convertirlo en una experiencia transformadora. La escuela Barbiana del padre Milani es no solamente una experiencia diferente, sino un dilema desorientador en su totalidad que nos debe hacer pensar. Los autores nos sintetizan esos aportes, y esperamos que se entusiasmen a seguir descubriendo en Cartas a una maestra (o profesora), que pueden conseguir de manera virtual (Anónimo, 1982) en su edición española.
En la reseña de la película la Educación Prohibida, escrita por un joven estudiante de Matemática con Orientación en Educación Secundaria, encontrarán en lenguaje muy sencillo sus opiniones sobre una película que es de por sí una pieza de Pedagogía Crítica. En su reseña, el autor, futuro maestro, no solamente se entusiasma con la película, sino que critica a su propia profesora (la que evaluará su trabajo) porque él entiende que en la presentación de la rúbrica de evaluación se atenta contra la libertad de los estudiantes. Con ese lenguaje sencillo de alguien que se inicia en la reflexión pedagógica, damos la bienvenida en este número especial a una nueva generación que sabe decir lo que piensa, que se atreve a decirlo, y que se une al coro de Barbiana y de otros lugares para cuestionar un sistema educativo que no acaba de cambiar. Jóvenes que reclaman alertan, y ojalá animen las transformaciones necesarias.
Los tres artículos que anteceden en el orden, pero que les sugiero los lean después de los ya comentados, pueden ser interpretados desde posiciones más conservadoras y menos críticas a las prácticas educativas, pero los invito a leerlos encontrando en ellos el llamado crítico a prácticas coherentes con las mejores prácticas, los principios aprendidos y los nuevos aprendizajes que nos aporta la Ciencia. En el artículo “La Neurociencia Cognitiva en la Formación Inicial de Docentes Investigadores Educativos” las autoras nos advierten sobre la necesidad de tomar en cuenta el cerebro y el sistema nervioso para el diseño de mejores prácticas educativas. No es una moda pasajera, es cuerpo de conocimientos que invita a tomarlo en serio y a transformar nuestras perspectivas sobre el acto educativo. ¿Qué hubiera hecho Milani si hubiese conocido esas ideas? ¿Procederemos a innovar fundamentados en la neuroeducación sin tomar en cuenta las libertades de los cerebros que tenemos en nuestros alumnos?
El Artículo “Modelos Educativos de Postgrado: teoría y ejecución. Perspectiva docente” es un llamado crítico, a partir de evidencias no muy prometedoras, a un mayor enriquecimiento metodológico, innovador, que tome en cuenta a los estudiantes, y el impacto en la práctica profesional de los egresados. Todo eso situado en el cuarto nivel, donde a veces la intencionalidad y la búsqueda de las mejores interacciones de aprendizaje se abandonan y las universidades dejan de preocuparse por desarrollar en cada aula de postgrado verdaderos climas de aprendizaje, al cual añadiríamos, el adjetivo transformador para asegurar ese impacto en la práctica profesional. ¿Cómo lograr la integración libre y animosa de los profesores en esta tarea? ¿Cómo desarrollar en ellos la reflexión crítica de su quehacer en el aula?
Por último, el artículo “Documentación de la Práctica: Una Experiencia con Docentes de Educación Inicial” no solamente insiste en el acompañamiento para asegurar que lo que se aprende en clase impacte las prácticas pedagógicas, sino que expone las grandes oportunidades de dejar plasmado en “cuadernillos” las características de los actos didácticos en que los docentes de educación inicial participan. La reflexión crítica de su propia práctica, y de manera más rica compartida en las comunidades de práctica, favorece las transformaciones en el espíritu de la formación de profesionales reflexivos como fue propuesto por Schon (1987), y clave en los planteamientos del aprendizaje transformador (Taylor, 2017). ¿Cómo podríamos extender la construcción de esos textos que reflejan reflexión crítica, y que motivan a mayor reflexión crítica?
Dejamos inaugurado, pues, una aventura de reflexión crítica a partir de lo que plantean los autores que colaboran en este número. Insistamos en la autoreflexión crítica que nos anime a transformarnos y transformar nuestro quehacer educativo como investigación, como quehacer de aula, como formador de formadores, como gestor educativo. De la calidad de la lectura de ustedes habremos o no logrado un número de Pedagogía Crítica y Aprendizaje Transformador. No se olviden de opinar y de comunicarse con nosotros (cienciayeducación@intec.edu.do; @ cienciayedurd)
Notas
- Profesor Investigador del Instituto Tecnológico de Santo Domingo, INTEC; Director de Ciencia y Educación, miguel.escala@intec.edu.do
Referencias
Anónimo (1982). Alumnos de Barbiana. Cartas a una maestra. 8va. Edición Barcelona: Hogar del Libro, S.A. Recuperado de https://www.omegalfa.es/downloadfile.php?file.../carta-a-unamaestra.
Schon, D.A. (1987). Educating the Reflective Practitioner. San Francisco: Jossey-Bass.
Taylor, E. W. (2017). Critical Reflection and Transformative Learning: A Critical Review PAACE Journal of Lifelong Learning, 26, 77-95