Ciencia y Educación 2017; 1(1): 23-36 • Ensayos • Sitio web: https://revistas.intec.edu.do/

DOI: https://doi.org/10.22206/cyed.2017.v1i1.pp23-36

Universidad Central de Venezuela. oalborno@reacciun.ve

INTEC Jurnals - Open Access

Cómo citar: Albornoz, O. (2017). El aislamiento de la universidad, la alternativa de la globalización. Ciencia y Educación, 1(1), 23-36. https://doi.org/10.22206/cyed.2017.v1i1.pp23-36

Resumen

Este documento se enfoca en Venezuela, una sociedad que por razones de índole política e ideológica ha optado por la vida del aislacionismo, al momento de formular sus políticas públicas con referencia a las universidades. Según la experiencia, es una opción válida pero de escaso provecho, que más bien evidencia como nuestro tiempo facilita la integración de las universidades, probablemente por primera vez en sus largos diez siglos de existencia, en una institución cuyo modelo es universal, ecuménico, con poco espacio para ensayos o experimentos. El aislamiento señalado puede verse desde varias moda- lidades: aislamiento financiero, político, ideológico, psí- quico y social, y en consecuencia de las resistencias del rol académico según el género de las personasPor último, este trabajo examina algunas consecuencias del aislamiento, en un mundo globalizado.


Palabras clave:

Aislacionismo; políticas públicas; globalización; experimento.

Abstract

This document focuse on Venezuela, a society that for political and ideological reasons has opted for the life of isolationism, when formulating its public policies with reference to universities. It is a valid option, but of little avail, according to experience, which rather indicates how our time facilitates the integration of universities, probably for the first time in their long ten centuries of existence, in an institution whose model is universal, ecumenical, with little space for trials or experiments. I maintain that it is possible to speak of several forms of isolation: Financial, political, ideological, social psychic isolation and consequence of the resistances of the academic role according to the gender of the people. I examine some consequences of isolation in a globalized world.


Keywords:

Isolation; public policies; globalization; experiment.

Las exigencias del oficio académico

Hablando desde la perspectiva de un académico, en un país pequeño de América del Sur, Venezuela, es posible aprehender las dificultades que tenemos los académicos para responder a las necesidades de nuestro oficio. Venezuela, por cierto, es una sociedad con una mala reputación: se dice que somos ricos, cuando en verdad somos un pequeño país, en América del Sur, y más aún en América Latina y el Caribe. El país tiene recursos extractivos que genera una economía minera de variada índole, pero le falta el factor organización, que es el factor humano, y más bien, las disputas por el poder, disminuyen sus posibilidades de desarrollo.

Entre 2005 y 2014 el país perdió el 30 por ciento de sus niveles de producción científica. No hay otros ejemplos de semejante y súbita pérdida de recursos en los años recientes. Quizás comparado solo con países como Siria, Afganistán, Irak, Palestina y otros sitios de guerra militar abierta, como la que tiene lugar en mi país, una de las sociedades más violentas del mundo, más empobrecidas y con mayores dificultades de organización, pues la cohesión social disminuye y los conflictos aumentan (Marx, 1875; Durkeim, 1893; Parsons, 1937).

Cabe añadir que el aislamiento de la intelligentsia venezolana tiene un retruque excepcional e inesperado: mientras más venezolanos se fugan al exterior –el cinco por ciento de la población, aproximadamente, entre 2007 y 2017menos aislamiento padecemos, caso en el cual estamos viviendo los navíos de la ilustración al revés, como puede verse en ese único y formidable libro acerca del tránsito de las ideas:) Los navíos de la ilustración: una empresa del siglo XVIII, Real Compañía Guipuzcoana de Caracas y su influencia en los destinos de América, de Ramón de Basterra (1954). En esas condiciones el oficio académico sufre las consecuencias. Ya las veremos, pero antes, hablemos del oficio académico particularmente en este país. Esto es, de su academic mind recordando que los hombres de ideas (Coser, 1965) andaos en tres ropajes distintos si bien coincidentes: los académicos, (Lazarfeld. Thielens y Riesman, 1958; Bernard, 1964), los intelectuales (de Huszar, 1960) y los maestros y profesores (Albornoz, 1965; Parra y Ríos Lugo, 2017) –por cierto, no somos ni artistas ni tecnócratas. Cada una de estos actores suponen e implican un compromiso, en el sentido francés de la palabra, pero se puede identificar un cuarto grupo, los que llamo los indiferentes, aquellos que manipulan la noción de compromiso, para navegar sin manchar su blanco plumaje los avatares de la vida diaria y alcanzar, al menos en la simbología venezolana, el Nirvana de la vida, que es la edad de la jubilación, y que directa o indirectamente está asociada a quienes laboran en el mundo de las ideas.

Las realidades en el mundo de las ideas

Muchos hemos tenido una visión idílica de la profesión académica. Hemos construido para el caso un mito poético. Nos creemos trabajadores del intelecto, cuando las duras realidades nos harán descubrir que es un empleo, como cualquier otro, y que muchos otros lo asumen como un trabajo que no tiene nada que ver con el mundo intelectual, sino con la justa paga que nos acercan cada mes, pero que nunca alcanza, y a muchos obliga a vivir en la más decente indigencia, en tanto, que nos faltan más cosas de las que poseemos.

No somos jugadores de béisbol, un deporte que promueve pagos que exceden la imaginación, y hasta nos ponen a dudar de la ética de una sociedad que paga así a un joven que le da palos a una pequeña pelota, en vez de premiar a quienes dedicamos la vida al mundo de las ideas. No somos, tampoco, capaces, en general de componer una oda de tres minutos que ‘despacito’ destruya cualquier contenido de complejidad y nos haga creer que la vida puede ser ‘pasito a pasito’.

No, la academia es un mundo terrible, exigente, riguroso, doloroso, si se quiere, porque envuelve una petit obsession o una sabia actitud de detachment que nos permite sobrevivir sin entregarnos a la locura del mundo contradictorio e inasible de las ideas, además comprometedoras, porque nos absorbe en sus piruetas intelectuales.

Exigencias académicas

La exigencia primera del oficio académico es aquella que nos obliga a distinguir entre repetidores de conocimiento, aquel que labora en la universidad operando exclusivamente el espacio que llamamos aula, y los creadores, que ponemos en el aula los conocimientos que hemos generado en el laboratorio o en el trabajo de campo. En los tiempos que corren aparece un tercer actor, el intermediario entre el conocimiento y el usuario, que ya no es el profesor convencional, sino el ingeniero de sistemas, que sabe buscar información y hacerla accesible a quienes nos pueden enseñar, como por ejemplo, buscar en las redes los conocimientos en los cuales tenemos interés.

La segunda exigencia académica es la conectividad que nos permita crear nuestra propia red nacional e internacional. Con la ayuda de los instrumentos digitales podemos reiniciar nuestras lánguidas carreras académicas y darnos cuenta de que, como en la canción del brasilero, es posible, aquello de que yo quiero tener un millón de amigos. Nuestra capacidad profesional no solo está en lo que tenemos como conocimiento, sino en es estar en contacto con aquellos que en la red trabajan el mismo tema. Esto suele llamarse estar en la punta del conocimiento, un milagro contemporáneo que hace reemplazar el profesor que enseña por aquel que discute, porque estudiantes y profesores, ya obsoletos como tales, son activistas comunes de las búsquedas. El fin del libro, del manual, del libro ‘secreto’, ha terminado, y en efecto, el mismo filósofo alemán, prófugo en Basilea, que declaró que Dios había muerto, decía lo mismo cuando tenía que publicar sus libros por su cuenta y regalarlo a sus amigos porque no tenía compradores.

La tercera exigencia es la de poder manejar varios idiomas, sobre todo el inglés, y que gracias a los traductores que existen en la red, se nos facilita bastante. La cuarta exigencia es la de estar al día, no solo en el conocimiento en el cual nos hemos especializado, sino en el entorno académico que nos afecta. “Estar al día” es una vertiente crítica de las exigencias académicas, porque es doble. Por una parte está la disciplina en sí, en la cual trabajamos y, por otra, las condiciones concernientes a la percepción del entorno y de asumir la noción de ubicación, temporal y social. Claro está, quienes somos académicos no somos dueños de las universidades –físicos o políticosy estos nos quieren castrati, esto es, que cantemos la partitura en el registro que deseen, y que del resto callemos, sin que hagamos preguntas impertinentes.

En Venezuela esto ocurre y es fácilmente observable, ya que en las universidades autónomas, nos creemos al margen de cuestionamientos y hacemos como nos da la hispánica real gana, mientras que en las universidades controladas por el gobierno o por los dueños de las instituciones quieren que digamos lo que a ellos les da la realísima real gana.

El entorno macro de las universidades

Tres fechas gravitan en la región, para el futuro de la universidad que allí opera: 2018 el centenario de la Reforma de Córdoba; 2020, el pronóstico del Banco Mundial y 2030 el de la UNESCO. El documento producido por el Banco Mundial es esencial, pues plantea con claridad los limites de la estrategias posibles y evidencia como, mejorar la calidad de los sistemas escolares, no es una cuestión de buenos deseos, sino de gobiernos que acusan las estrategias adecuadas: Learning for all. Investing in people´s knowledge and skills to promote development. Education strategy 2020.

Venezuela, como toda otra sociedad, necesita un discurso, una doctrina, una filosofía de la educación, si se quiere. Para el actual gobierno venezolano eso está representado por el Plan de la Patria (2012), documento generado en la última campaña electoral del fallecido líder Hugo Chávez. Un texto lleno de promesas, que en ninguna parte presenta la noción de operatividad; esto es, las estrategias para alcanzar los fines propuestos. Con esto quiero decir que el discurso político requiere un discurso técnico; un ejemplo de ello es justamente el texto del Banco Mundial que estamos citando, un documento en donde se discuten las acciones a tomar, con números de por medio, con una adecuada racionalidad y, sobre todo, con criterio de lo posible, no solo del texto mesiánico aludido, el cual, en forma patética reseña que el país será una ‘potencia’, en los mismos momentos en los cuales asume una crisis de proporciones al parecer inmanejables, en tanto detenerla. Uno de los objetivos del citado Plan de la Patria señalaba:

Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político, dentro de la Gran Potencia Naciente de América Latina y el Caribe que garanticen la conformación de una zona de paz en Nuestra América. En este objetivo se destacan metas de producción petroleras, desarrollo industrial, cobertura de servicios básicos, temas económicos y ambientales. Orienta hacia la consolidación del poderío económico nacional, aprovechando de manera óptima las potencialidades que ofrecen nuestros recursos para la generación de la máxima felicidad de nuestro pueblo, así como las bases materiales para la construcción de nuestro Socialismo Bolivariano.

Tal objetivo, es discurso, es esperanza, es irracionalidad pura, porque todo discurso de este tipo es falaz si no se avala con los hechos, con los números, con los cálculos de lo posible. Un tema esencial de este documento es insistir en que los sistemas escolares han de proteger la innovación, y en este sentido, es posible pensar que sociedades como la venezolana son sumamente conservadoras en la materia, y que buena parte de los cambios y reformas necesarias en el área, pasan por abrir más estos sistemas escolares a las innovaciones.

Sin embargo, se sabe cuáles son los obstáculos: la mitología que oscurece la toma de decisiones. En el caso venezolano la búsqueda del héroe, bien Simón Bolívar y ahora Hugo Chávez, porque el resto de la historia nacional, entre 1830 cuando muere el Libertador, ya en la ruta de la decadencia política, y 1992 cuando aparece Chávez, fresco después de su fallido golpe de Estado, hasta alcanzar la presidencia en 1998, liberado ara actuar en política a pesar de su criminal acción contra la Constitución y las leyes de la República.

No es mi objetivo el ‘desmontar’ la mitología criolla que impregna de cometido al sistema escolar, pero coloco un solo ejemplo, preguntando lo siguiente: si las mediciones de calidad señalan que la escolaridad es una correlación directa con el número de horas que se dediquen al proceso de enseñanza-aprendizaje, ¿por qué no aumentar las mismas a fin de avanzar en el horario anual escolar a actividades a tiempo permanente, sin vacaciones colectivas por al menos uno diez años o hasta tanto las mediciones señalen que el proceso abarca no solo escolaridad sino también educación? Por su parte, la Agenda UNESCO 2030 para el Desarrollo Sostenible es un programa ambicioso, deseable y universal, en relación a la erradicación de la pobreza. Las ambiciones en el ámbito de la educación se plasman de manera esencial en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, que pretende “Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”. (3). Cuando se aprobó la nueva agenda en septiembre de 2015, la comunidad internacional reconoció que la educación es fundamental para el éxito de los 17 objetivos recogidos allí.

En la Declaración de Incheon, aprobada en el Foro Mundial sobre la Educación en mayo de 2015, se encomendó a la UNESCO, como organismo de las Naciones Unidas especializado en educación, que dirigiera y coordinara la agenda Educación 2030 con sus asociados. La hoja de ruta para conseguir las diez metas del objetivo de la educación es el Marco de Acción Educación 2030, aprobado en noviembre de 2015, que ofrece orientación a los gobiernos y a sus socios para convertir los compromisos en acción. Es mi deber reportar que no hallo datos es informaciones que evidencien que (el resto de la infomación) que Venezuela haya cambiado su nivel de desempeño entre 1990 y 2020, y que a pesar de la intensa propaganda, no ha existido en este país ninguna revolución, menos en el proceso escolar. Las acciones responden más bien al tono de reformas, algunas de ellas convencionales, hasta el punto de que dejan ver el hilo de la continuidad. Sirva de ejemplo, el documento de 1990: Educación y conocimiento: eje de la transformación productiva con equidad (CEPAL-UNESCO), en el documento Compendio mundial de educación 2010. Comparando las estadísticas de educación en el mundo (2011) y en el texto ya citado del BM (2020), Venezuela tiene un papel más bien modesto. En materia de las universidades las políticas púbicas se cuentan como errores, costosos e inefectivos y la crisis actual de esta sociedad, el empobrecimiento del sistema, en desempeño, rendimiento y en general en calidad, ha disminuido considerablemente, como puede deducirse del documento de 2009, editado por V. Lynch Meek, Ulrich Teichler y Mary-Louise Kaernay: Higher education, research and innovation: changing dynamics.

Lo que se observa en Venezuela es un sistema desigual en rendimiento y desempeño, desigual socialmente hablando, de baja calidad académica, de centralización de actividades y tareas, con escaso aprecio por la excelencia y la propia producción de conocimientos, proceso en el cual cooperan, involuntariamente, las mismas universidades, las autónomas (por falta de competencia en su gestión) y las oficiales, y de hecho, todas con bajo nivel de respuesta a las exigencias de la universidad contemporánea, conectada, en todo sentido, y más bien impidiendo que se generen patrones de aislamiento, pues ello es mortal para lo que se espera de una universidad.

Es absolutamente oportuno insistir en que la visión popular/populista acerca de la universidad no nace con la revolución bolivariana de 1999. Me complace, incluso, citar que siendo presidente de la república Rómulo Betancourt, en 1946, se dictaron los estatutos de las universidades, que leían del siguiente modo:

Ley Orgánica de Educación Nacional aprobada por el congreso de los Estados Unidos de Venezuela el 15 de octubre de 1948. Art. 43. Las Universidades Nacionales son Institutos gratuitos al servicio del pueblo que tienen por finalidad completar la formación integral de la juventud iniciada en los ciclos anteriores; crear, asimilar y difundir la cultura y la ciencia y formar los equipos profesionales y técnicos que necesita la Nación para su progreso. Art. 44. Cada Universidad Nacional organizará su régimen docente, sus planes de estudio, sus programas y métodos de trabajo, ajustándose a las correlaciones que exige la unidad funcional del sistema educativo del Estado y atendiendo a las necesidades nacionales. El Plan de la Patria (2012), 64 años después, proponía que: Objetivo Nacional 1.5. Desarrollar nuestras capacidades científico-tecnológicas vinculadas a las necesidades del pueblo. Objetivos Estratégicos y Generales 1.5.1. Consolidar un estilo científico, tecnológico e innovador de carácter transformador, diverso, creativo y dinámico, garante de la independencia y la soberanía económica, contribuyendo así a la construcción del Modelo Productivo Socialista, el fortalecimiento de la Ética Socialista y la satisfacción efectiva de las necesidades del pueblo venezolano. 1.5.1.1. Desarrollar una actividad científica, tecnológica y de innovación, transdisciplinaria asociada directamente a la estructura productiva nacional, que permita dar respuesta a problemas concretos del sector, fomentando el desarrollo de procesos de escalamiento industrial orientados al aprovechamiento de las potencialidades, con efectiva transferencia de conocimientos para la soberanía tecnológica.

Esta breve referencia, casi casual, me permite confirmar como en Venezuela ha existido, primero, un profundo sentimiento político de interés en las universidades, y segundo, un proceso histórico con escasas novedades más allá de un modelo docente de universidad, visto lo cual, en gobiernos populares, populistas, dictatoriales, y si se quiere, hasta de vocación totalitaria.

Dicho todo esto, podemos identificar una quinta y final exigencia en el oficio académico, y es la responsabilidad social y la ética, dos conceptos distintos, pero totalmente relacionados. Dicho en términos coloquiales: tenemos jefes institucionales pero no patrones intelectuales. En consecuencia, los académicos necesitamos la capacidad de movilizar y circular ideas en el flujo internacional del conocimiento, bajo condiciones propias de la universidad liberal: libertad, democracia y justicia social.

La globalización y la circulación del conocimiento

Como ha advertido Machlup (1962), el conocimiento circula en las condiciones del mercado abierto, pues de otro modo, en las sociedades cerradas, el conocimiento es estático, ya que se apoya en el pensamiento único (Orwell, 1949). Que una sociedad sea política e ideológicamente, no impide el funcionamiento de las universidades, como lo comprueba el caso de Corea del Norte, cuya capacidad científica y tecnológica ha sido demostrada con los hechos.

De allí que, la discusión acerca de la globalización se ha transformado en un discurso político e ideológico. Fidel Castro, en Caracas, el 3 de febrero de 1999, dictó una conferencia en la Universidad Central de Venezuela, en medio de la euforia que despertaba el fallecido ícono cubano, En aquella ocasión, Fidel dedicó buena parte de su discurso al tema de la necesaria y posible desaparición del capitalismo y la globalización neoliberal. El líder cubano, entonces, le puso etiqueta a la globalización: es negativa, porta en sí misma explotación y miseria.

Ese discurso arraigó. El propio Chomsky contribuyó a la difusión de esta propuesta (1995) y, del mismo modo, la defensa de la globalización asumió el contenido político que le proporcionó Friedman (2005). El único inconveniente es que el conocimiento es un commodity internacional, universal, y es un instrumento de la globalización, no puede ser de otra manera. En la misma medida en que la sociedad Venezolana se cierra sobre sí misma, disminuye la globalización y se impone el particularismo doctrinario de las fuerzas políticas e ideológicas antiglobalizadoras. Se puede hablar de aislamiento en varias modalidades:

Aislamiento financiero: es el más sencillo de explicar. Las universidades, sencillamente, carecen de fondos para subsidiar los viajes al exterior de sus profesores, ya sea para asistir a congresos u otros tipo de eventos académicos, o bien realizar pasantías en periodos breves o largos. Basta un ejemplo: un evento al cual tenía mucho interés de participar, y que se efectuaría en la ciudad de Londres, tenía un costo de inscripción de 1.199 euros. Si se juntan los gastos de viaje los costos son inalcanzables, sobre todo si se comenta que, para el momento en que se escribe este trabajo (28 de julio de 2017) el sueldo de un profesor del más alto nivel es de unos 40 dólares al mes, además de que hay un estricto control de cambio de divisas.

Aislamiento político: una sociedad dividida en términos de clases sociales, polarizada en aquellos términos políticos, aplica un procedimiento muy simple para designar a quienes gobiernan: nosotros y ellos. No hay lugar para las competencias sino para las afiliaciones. Debe quedar muy claro a los lectores de este trabajo que el presidente de Venezuela es un político que ganó las elecciones, en 2013, con un margen menor del uno por ciento, y que sin embargo, como en la famosa canción del grupo sueco, Abba, creyó que “el ganador lo toma todo” (Winner takes it all…The winner takes it all…). El poder público en Venezuela, constituido por el partido oficial, el PSUV, el propio partido político de los militares, la influencia cubana en los asuntos nacionales; todo ello contribuye a una situación de poder que contraria el sentido del libro de Naim (2013) sobre The end of power. Un ángulo geopolítico se añade en este renglón, y me refiero a como una serie de países se están separando de Venezuela, llamando a la nación a tomar decisiones políticas que todos saben inaplicables, por el principio elemental de la soberanía nacional. Países tan diversos como Suiza y México pidieron a Venezuela que eliminen decisiones políticas, reitero, propias de la soberanía del Estado. Colombia, a través de su presidente, llegó al extremo de declarar que desconocería decisiones sobernas de Venezuela –lo mismo aseguraron otros países de la región.

Aislamiento ideológico: las universidades oficiales tienen una postura servil, ante el gobierno nacional.

Una universidad oficial, por poner un caso en particular, abre su portal con una imagen del fallecido líder Hugo Chávez, otra del presidente Nicolás Maduro, y una tercera del propio gobernador del estado Guárico, en donde está situada dicha institución. Este último, exmilitar y representante del ministro de las universidades en el Consejo Universitario, en algún momento recibió el título Doctor honoris causa de esta universidad . Las universidades del sector privado tienen un papel ambiguo. Dos de ellas, las más importantes, la Universidad Metropolitana y la Católica Andes Bello, han optado por desafiar al Gobierno. Otras se mantienen al margen de toda participación política. Interesante señalar que los rectores de las dos universidades citadas son defensores de que el país tenga procesos de elecciones democráticos y que el Gobierno nacional ceda a los requerimientos de la oposición. Sin embargo, en sus universidades no se aplica dicho principio, son autoridades designadas por los responsables de la institución, sin participación de la comunidad académica.

Aislamiento psíquico social: esto es una interpretación que he recogido entre colegas psiquiatras cercanos a la sociología, que es mi propio oficio. Es el aislamiento que puede sobrevenir cuando psíquicamente las personas, en este caso los académicos, se enfrentan a situaciones que producen la alienación y el confinamiento. Asociado a este tipo de aislamiento esta el más crítico, el aislamiento de la propia banda de conocimientos, que genera una verdad inocultable para uno mismo, el patrón de ignorancia, de quien solo llega al aula a repetir lo que ha leído en manuales.

Aislamiento a consecuencia de las resistencias del rol académico según el género de las personas: El análisis científico desde la sociología permite mencionar un factor de aislamiento en relación al género, pues ocurre que las mujeres académicas tienen una carga en su rol que les disminuye posibilidades de producción, (Bernard, Op. Cit: 206 y siguientes). No obstante, las mujeres académicas de mayor nivel de producción son las atípicas, esto es, mujeres solteras, divorciadas, homosexuales o todos al mismo tiempo (Florida: 2002). Es un análisis formidable, habida cuenta de que las mujeres son, al menos en Venezuela, la casi totalidad del magisterio (educación primaria y secundaria), y la mitad del profesorado (educación superior), pero en menor número en las actividades de producción.

Las consecuencias del aislamiento

El empobrecimiento de la academia, esto es, de las universidades autónomas, y el reforzamiento del modelo docente tradicional, así como la negación de un modelo de investigación en la universidad; son en suma, las consecuencias directas del aislamiento. Venezuela sufre, según mi percepción, un múltiple proceso de aislamiento: interno, financiero, político e ideológico y uno externo, ya que el país no tiene como financiar las posibilidades de mantener a su comunidad académica cercana al flujo internacional del saber.

Las complejidades del comportamiento de las universidades desafía, a menudo, la racionalidad que debe exigirse en este tipo de análisis institucional. Dos ejemplos permiten advertir algunas de estas complejidades. Una con referencia a la presidenta de la Asociación Venezolana de Rectores Universitarios (AVERU), que es la rectora de la Universidad Central de Venezuela (UCV); y la otra, el caso de la designación de un vicerrector académico en una universidad estatal, la Universidad Simón Bolivar (USB). En estos casos la universidad venezolana ofrece escasas posibilidades de negociación, y bien pudiera elaborar un análisis más profundo sobre estos dos casos, pero de momento queda solo su mención, pues la ausencia de negociación oculta realidades en las relaciones entre universidad y Estado.

Ambos incidentes son prueba inequívoca de la extrema politización de la universidad venezolana, independientemente del tipo de universidad de que se trate. Parecería probar el estado de autarquía o anarquía suave que han desarrollado, en relación al Estado/Gobierno, las universidades sujetas al estatuto jurídico de la autonomía institucional.

Los tipos y modelos de universidad son, como tales, opciones históricas y culturales, encauzadas dentro de la transferencia europea y norteamericana, en el caso de la región de América Latina y el Caribe. Es de este modo que he conceptualizado a la universidad en la región (Albornoz, 1997), al mismo tiempo, disponemos de alterativas y en ambos casos, deseo ser enfático en ello, hay que despejar juicios de valor y acatar que la ciencia emite juicios con evidencias empíricas, que de otro modo es solo el juico, sin evidencia alguna y a menudo expresan deseos y convicciones personales en función de intereses dados.

Levy, en su libro sobre la universidad latinoamericana (1995) avala a varias posibilidades, en esta dirección. En Venezuela hay opciones plurales y diversas, pero en 20 años de la revolución (así llamada) mantiene, y de hecho refuerza, al sector privado. De modo que hay opciones, pero también hay alternativas, entre globalización y lo contrario. Por ello en Venezuela la universidad liberal está siendo desmontada y aplica el modelo de la universidad comunal, que va hacia al aislamiento. Este trabajo es, entonces, una discusión del fenómeno en sí del aislamiento, sus costos y sus efectos, a corto y a largo plazo.

La universidad financiada por el sector privado en Venezuela

La universidad privada no es una entidad homogénea, y asume, ciertas y determinadas características según el país. Lo fascinante es cruzar las variables de esas características típicas de cada país con los tipos de manejadores del pensamiento, ya citados. En Venezuela, al menos, la mayor parte del sector privado universitario es del tipo proprietary schools, orientados a prestar un servicio (o a venderlo), esto es, sin compromisos, y que a menudo resultan fastidiosos con gestos de intelectuales y académicos, y llegan, máximo, al nivel de los profesores, porque sin ellos no pueden operar. A estos los quieren neutros, y por cierto, completamente despolitizado, que dicten sus asignaturas y se marchen a casa, o al otro empleo, porque los profesores que laboran en las universidades privadas son usualmente, casi en su totalidad, profesores por hora, como los taxis (Svava Bjarnason et al: 2009). En el caso venezolano puedo distinguir las universidades privadas de misión, de las orientadas hacia el lucrolegítimo como es, en tanto se maneja un equilibrio entre el interés crematístico y el bienestar común.

Por supuesto, no puedo hablar sino por Venezuela, y ello con prudencia, porque carezco de datos e informaciones, que no existen, sobre el comportamiento institucional de las universidades en otras latitudes. Venezuela terminó aislándose, por razones financieras, políticas, ideológicas y académicas. De manera sencilla, el problema se reduce a tres cuestiones: no tenemos como (no hay vuelos), no tenemos con que (ganamos poco y las instituciones no tienen fondos, además de que hay control de cambio rígido), pero lo más grave, no tendríamos un para qué (el conocimiento no tiene valor, ya que cuestiona, lo tiene la creencia, que expresa afiliación en el plano de las ideas). La globalización tiene un fundamento político e ideológico, innegable, pues es la plataforma del modelo de universidad propia del capitalismo académico (Slaughter y Leslie, 1999) y de su contraparte, el populismo académico (Albornoz, 2005).

Conclusión: ¿Hay opciones a la globalización?

Me propuse en este ensayo, simplemente, provocar una discusión sobre el aislamiento como una contra necesidad del mundo de las ideas. Las redes intelectuales y académicas son vitales en nuestro quehacer profesional como el oxígeno de nuestra vida profesional. Privarnos de ellas, es la muerte del pensamiento. ¿Quiere decir que en Venezuela el pensamiento ha muerto? No necesariamente, pero ha ocurrido que, por diversas razones, la universidad, sede del pensamiento codificado y de innovación, no solo en currículo sino en canon, se orienta hacia espacios en donde la información no fluye, sino que se aceptan verdades convencionales, ajenas al emprendimiento.

Se impone en Venezuela la contra información y la ausencia de preguntas, porque el sistema ofrece ya las respuestas, prefabricadas, en universidades oficiales destinadas a hacer circular una propuesta doctrinaria, la del chavismo, y en espacios privados en donde no circulan las ideas, sino que se ofrecen ya obsoletas y periclitadas, como decía un antiguo líder político venezolano. A menudo el sector privado se comporta también con pasión doctrinaria, que es la establecida. Suele ser convencional, no ofrece ni disonancia ni discusión, sino el discurso de otro tipo de reafirmación doctrinaria que no cuestiona sino que acata por principio. Es la respuesta estereotipada que responde la pregunta de Barnes (1979), acerca de Who should know what? En forma muy sencilla: el particularismo, según el cual prevalece lo que diga el discurso oficial, por encima del necesario universalismo que es menester y, según mi percepción, cuando el discurso llega a esa etapa, el pensamiento ha muerto. ¿Será acaso por ello que el aislamiento no es una alternativa a la globalización, porque, después de todo, no hay opciones en nuestro mundo contemporáneo? En el caso de mi país, Venezuela, quizás el discurso padece de delirios de grandeza, injustificados por el desorden de su organización social, y es observable en los conflictos sin cesar que abaten a este pequeño país de América del Sur, que parece cultivar como visión, una very “immodest agenda” (Etzioni, 1983).

Es la más elemental razón dialéctica, en cuanto al análisis de todo el sistema de una nación, como es el caso venezolano, el mencionar que en el último medio siglo Venezuela ha intentado, para su desarrollo económico y social, aproximaciones tanto a la globalización como al aislamiento, y ocurre que al parecer logra tal nivel de avance en su búsqueda, que se ha visto fracasar en ambas.

En 1961, siendo presidente Rómulo Betancourt, Venezuela convidó al International Bank for Reconstruction and Development para que elaborase un programa de desarrollo, que fue, debe decirse, un fracaso. Sobre todo porque la revolución cubana sirvió entonces de alterativa poderosa, que generó una etapa de guerra de guerrillas y el frustrado deseo de convertir los andes venezolanos en un espacio de imitación de la Sierra Maestra., The economic development of Venezuela.

Eran los años en los cuales Betancourt hizo su apuesta política acomodándose con los intereses norteamericanos, ofreciendo una alternativa a la revolución cubana. En ese periodo, del 17 al 21 de febrero de 1963, los empresarios venezolanos celebraron un Seminario Internacional de Ejecutivos, en la ciudad de Maracay, en donde las empresas multinacionales mostraban su satisfacción, y un donde un consultor norteamericano, George Buckingham, leía sus comentarios en inglés, si bien con traducción simultánea: “Concluding remarks in education”. En ese entonces, se veía la universidad como un simple instrumento de entrenamiento de recursos humanos, dentro de la concepción liberal más estricta.

Luego, años después, el recién inaugurado presidente, por segunda oportunidad, Carlos Andrés Pérez, intentó en 1989 aplicar el recetario del Fondo Monetario Internacional, y el fracaso marcó tanto su gobierno como el destino, aparentemente, de la sociedad venezolana, porque abrió las oportunidades para que un aventurero militar, Hugo Chávez, en 1992, intentase el fatídico golpe de Estado que de cuando en vez han deshecho las esperanzas democráticas de la racionalidad política e ideológica en los países de la región.

Por esa vía Venezuela arriba a la propuesta comunista –disfrazada bajo la cosmética del Socialismo del siglo XXI, que al aislarse propone montar en esta sociedad un gobierno propio de un estado policial, de la mano de los cubanos. Un maridaje neocolonial, cuyas vínculos apenas se conocen, exceptuando algunos hechos erráticos, como el propio hecho de que Nicolás Maduro, el actual presidente venezolano, es un cuadro político entrenado en La Habana, en la escuela Ñico López, correspondiente al partido comunista cubano.

Los polos de la discordia: Estado y mercado en la educación venezolana

La pugna actual que tiene lugar en Venezuela, deseo insistir en ello, es parte del núcleo del problema político e ideológico de esta sociedad. Cito a continuación a un sacerdote jesuita de origen vasco, Jenaro Aguirre Elorriaga (1911-2003), líder de la escolaridad y educación católica en el país y de la educación privada en general, quien expresó en síntesis lo que llamo los polos de discordia, en tanto el Estado y el mercado mantienen una disputa sorda, en Venezuela, por el control político e ideológico del discurso que se transmite en las aulas. Aguirre Elorriaga dice lo siguiente:

(...) la inmensa mayoría de la juventud estudiosa cae baje el influjo del profesorado oficial. Este profesorado a pesar de la labor de profilaxia que viene realizando el Despacho de Educación, y lo tenemos que reconocer que lo está haciendo, aún no puede merecer nuestra plena confianza. Me parece ahora una frase muy excesiva. No puede merecer nuestra confianza, no plena, ni confianza. Muchos profesores están encuadrados en posiciones ideológicas, que arrancando de un socialismo mitigado, pasan por un marxismo ortodoxo, para culminar en el marxismo-leninismo más virulento y proselitista del país. Es decir, que aun concedida la hipótesis, de que la educación privada cumpla su labor formativa con la máxima diligencia y perspicacia deseables, que es mucho conceder, estaríamos prestando una atención educacional adecuada a un 32% del alumnado total. La abrumadora mayoría de nuestros bachilleres caen bajo la acción demoledora de un influyente sector del profesorado que ironiza, silencia y destruye los valores superiores del hombre, de la Patria y de la colectividad humana. Es menester, sin duda, atender con esmero y preocupación a la recta formación del alumnado, confiado a .la educación privada, pero seguiremos arando en el mar si una acción inteligente y nuestros mejores esfuerzos no van dirigidos a sustituir con profesores democráticos y cristianos ese sector extremista del profesorado liceísta y rescatar así los liceos para las causas del bien y del progreso.

Luego expresaba la postura anticomunista, propia de su concepción ideológica:

Lo expresó con satisfacción no disimulada el camarada Jesús Farías en el último Congreso del Partido Comunista Venezolano: ‘El estudiantado venezolano, fiel a sus mejores tradiciones, desarrolla en un nivel superior su conciencia política. Las ideas de avanzada, los postulados de la revolución se enraizaron en sus mentes juveniles con una fuerza inusitada. Ya no puede hablarse simplemente de un movimiento estudiantil, como reserva de la revolución, sino como una de sus brigadas de choque, de las más combativas y de las más dispuestas al sacrificio. (III Congreso del Partido Comunista Venezolano.) ¿Quién ha realizado esta labor ingente?’ Nota de O. Albornoz: Este Congreso se efectuó el 11 de marzo de 1961. (12) Vale decir, entonces, que en esta sociedad el aislamiento emerge de una confrontación estéril, entre lo público y lo privado, porque, es mi argumento, esta sociedad no ha podido organizar un proyecto en el cual la educación y la escolaridad sean parte de un proyecto de Estado, sino que se ha manejado como un proyecto de gobierno, como lo señalaba Aguirre Elorriaga.

Así he de terminar este ensayo, aludiendo a como, después de todo, Venezuela es un fascinante caso de estudio, cuya metodología nos obliga a aceptar distintas opciones, en este caso, globalización y aislamiento, en ambos casos, como propuesta de desarrollo. El aislamiento venezolano debe ser calificado. Venezuela se aisló del patrón al cual estaba conectado, con eje en Washington, y abrió su estrategia que aplicó en diversos espacios, entre ellas el universitario: el paralelismo. Esto es Venezuela, bajo la égida de La Habana, un interesante espacio de comunicación con nuevos aliados y nuevos socios. Creó Venezuela una serie de organizaciones internacionales, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), y una serie de espacios en donde, tal como rezaba el eslogan, ‘la espada de Bolívar viaja por América Latina’. En otras palabras, apoyado en sus recursos financieros, Venezuela asignó recursos escasos y perecibles para fomentar su revolución y la exportó, interviniendo con destreza en el mundo internacional, incluyendo su presencia desafiante en las Naciones Unidas, cuando no perdió ocasión para provocar la reacción de los Estados Unidos de América, recordando el caso del famoso Hotel Teresa de New York, donde se alojó alguna vez Fidel Castro, esta vez –Chá vezsubsidiando a barrios pobres del Bronx de New York.

Se tiene la impresión, sin embargo, que Venezuela agotó su músculo financiero y ya no puede continuar financiando y exportando su revolución bolivariana socialista, ahora denominada chavista, y tiene que subsanar sus déficits financieros y económicos a su propio riesgo. (13) Apostó a su globalización y ha terminado aislada, de unos y de otros. No debo dejar de mencionar que el mayor factor de aislamiento de esta sociedad es el económico. Al final de un siglo de la vigencia del petróleo, convertida Venezuela en un petro-state (Karl, 1997), se ha iniciado en el país lo que puede ser un largo periodo de contracción económica y financiera; esto es, de aislamiento, anticipado por el experto petrolero, el creador –entre otrosde la OPEP: Juan Pablo Pérez Alfonso (1903-1979), en la era de los lean years de Barnet. Pérez Alfonso alertó a los venezolanos de los males que podían sobrevenir si seguíamos ciegamente el maná petrolero (1976). Cual indisciplinado discípulo la sociedad venezolana desoyó a un venezolano universal que vio más allá de la anécdota y la incidencia banal, para pensar al país y su sociedad en términos de la necesaria profundidad y seriedad que el caso amerita.

Notas

Sobre el tema léase por Antonio López Ortega su artículo “La soledad de Venezuela”, en El País de Madrid, 28 de julio de 2017.

Mi enfoque en este ensayo es estrictamente teórico, en la línea del publicado por Fabrizio De Veechis “Can sociology constitute the meta-theoretical continuum for empirical sciences? En International Review of Sociology, Nº 1, 1987, número editado por Margaret Archer y Abraham Yogev. Solamente evidencias empíricas podrían validar la clasificación que estoy empleando, por supuesto.

Hallo objetivo sugerir una reflexión, acerca los obj en la Agenda UNESCO y los resultados venezolanos, que cada lector puede cotejarlo con la información pública acerca del tema, señalando, por ejemplo, que no tenemos en Venezuela datos sobre evaluación de los aprendizajes, por ejemplo: “Nos comprometemos con una educación de calidad y con la mejora de los resultados de aprendizaje, para lo cual es necesario fortalecer los insumos, los procesos y la evaluación de los resultados y los mecanismos para medir los progresos.

Velaremos por que los docentes y los educadores estén empoderados, sean debidamente contratados, reciban una buena formación, estén cualificados profesionalmente, motivados y apoyados dentro de sistemas que dispongan de recursos suficientes, que sean eficientes y que estén dirigidos de manera eficaz. La educación de calidad fomenta la creatividad y el conocimiento, garantiza la adquisición de las competencias básicas de lectura, escritura y cálculo, así como de aptitudes analíticas, de solución de problemas y otras habilidades cognitivas, interpersonales y sociales de alto nivel”.

El Instituto de Estadística de la UNESCO (UIS) da a conocer los resultados de estudios sobre la disponibilidad de información para el cálculo de los indicadores del Objetivo de Desarrollo Sostenible n° 4 (“Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”) en 29 países de América Latina y el Caribe. Este diagnóstico se elaboró analizando la información disponible para generar 43 indicadores temáticos que dan cuenta del avance de los países hacia una educación más inclusiva, equitativa y con mayores oportunidades para toda la población. Los resultados señalan a Venezuela como un país normal dentro de los países de la región, con tendencias visibles a la baja y advirtiendo que la UNESCO maneja estadísticas proporcionadas por los países, estas, a menudo, distorsionadas por objetivos de propaganda.

El Plan de la Patria es un documento complejo en sí mismo. No es de fácil lectura y de escasas posibilidades de aplicación, habiendo sido transformado, no obstante, en ley de la República. Acerca de las universidades obsérvese este aparte, de difícil interpretación, obviamente: “1.5.1.7. Transformar la praxis científica a través de la interacción entre las diversas formas de conocimiento, abriendo los espacios tradicionales de producción del mismo para la generación de saberes colectivizados y nuevos cuadros científicos integrales” En este caso, ¿qué son los saberes colectivizados? ¿Qué los “nuevos cuadros científicos integrales”? Ley del Plan de la Patria. Segundo Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013-2019. Publicado en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela No 6.118 Extraordinario, 4 de diciembre de 2013.

En el mapa político del país Venezuela se cuenta, indudablemente, a los militares como partido político, hecho que habrá de tener consecuencias para el aparato institucional de la escuela superior. Es probable que aumente la protesta del movimiento estudiantil y el propio aislamiento internacional y nacional de las universidades. En una alocución por radio y televisión, el 30 de julio de 2017, los militares se declararon anti imperialistas y opuestos a “la derecha”, implicando que se hallan en el otro lado, del espectro político, cuando dieron a conocer los resultados de una elección nacional, horas antes que lo hiciese el propio Conejo Nacional Electoral.

La relación entre el poder político y los hombres de ideas es fascinante de analizar. Intelectuales, académicos, profesores y maestros, artistas y tecnócratas, todos, sienten, al parecer, una irrefrenable atracción por el poder y por quienes lo detentan, los políticos. Véase por Xavier Rodríguez Ledesma (2001) Escritores y poder. La dualidad republicana en México, 19681994. México: Universidad Pedagógica Nacional, y el deslumbrante libro por Carlos Monsivais (1997) Amor perdido. México: Ediciones Era. Monsiváis recibió en el 2005 el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura por el gobierno federal de México.

No es casual la siguiente información: “La fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz anunció que fue condenado a 18 años de prisión el ex gobernador del estado Guárico, Luis Enrique Gallardo, y cinco funcionarios de su equipo de gobierno, por hechos de corrupción cometidos durante su gestión entre los años 2010 y 2012. Gallardo fue el candidato por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) a la Gobernación de Guárico en los comicios de 2010, en los cuales salió victorioso. Durante el programa Justicia y Valores, transmitido por el circuito Unión Radio 90.3 FM, Ortega Díaz indicó que los demás condenados fueron el ex presidente del Instituto Autónomo de la Vivienda, Leonardo Rodríguez; ex secretario general de gobierno, Carlos Alfonzo Cerezo; ex presidente de la comisión de contrataciones de la gobernación, Ciro Pérez; ex consultor jurídico, Nemesio Cedeño; y el ex secretario de Infraestructura, Argel Barrios. Agregó que estas seis personas, las cuales estaban siendo investigadas desde el 22 de marzo del año 2013, fueron condenadas por los delitos de peculado doloso propio, malversación específica de fondos públicos, concierto de funcionario público con contratista y evasión de procedimientos de contratación pública”.

Sobre esas relaciones recuerdo lo que el rector de la Lomonosova, en Moscú, me expresó, al decirme en un Congreso de la IAU: “Quien paga a los músicos pone la partitura”. Es inevitable que, al hablar de “los conflictos sin cesar que abatan a este pequeño país de América del Sur” se vea presente el caso del liderazgo del presidente norteamericano Donald Trump, a quien muchos venezolanos ven como la contrapartida de nuestro presidente Nicolás Maduro. Que un aventurero como Trump haya llegado al cargo de presidente de la república en los Estados Unidos de America dice mucho acerca del state of affairs del mundo contemporáneo. Tanto como lo que podríamos llamar el factor Odebrecht, el inexplicable fenómeno de como una compañía brasilera logró corromper un continente, su país incluido. El efecto de este factor Odebrect apenas es conocido en Venezuela. La fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz en una entrevista publicada en el ABC de Madrid, 30 de julio de 2017ha revelado que la constructora brasileña Odebrecht pagó 30.000 millones de dólares (unos 25.000 millones de euros) en sobornos por contratos a funcionarios y cargos venezolanos por once grandes obras de infraestructura, entre las cuales está el tercer puente sobre el río Orinoco. En algunos casos se pagó buena parte de lo pactado, pero las obras no fueron terminadas. (…) al ser consultada sobre las irregularidades que han detectado, la jefe del Ministerio Público señaló: «Sobreprecios y distracción de fondos, porque si los contratos se pagaron por qué las obras no se terminaron. La mayoría están totalmente paralizadas». Entre las obras entregadas a la constructora brasileña se encuentran el tercer puente sobre el río Orinoco y el Metro Caracas-Guarenas-Guatire.

La propuesta del chavismo es apropiadamente comunista, esto es, una sociedad comunitaria. Pero emplear la palabra comunismo causa escozor y prefieren la de socialismo, más aceptable. En todo caso cabe la pregunta que se hacia el francés René Dumont de Cuba, Comunismo ¿sociedad militar o poder personal? Diría que en Venezuela hay una aproximación a ambas vertientes, esto es, una sociedad militarizada y una incesante búsqueda por el poder personal, bajo el formato al culto a la personalidad. Dumont (1970) se hace la misma pregunta varias veces en su libro: Cuba ¿es socialista? Es de lamentar que el caso venezolano no haya sido analizado a profundidad. Cuba ha recibido un tratamiento que ha enriquecido el pensamiento de las Ciencias Sociales, sobre todo la discusión sobre el valor de los bienes y la noción de la propiedad. Ello se ejemplifica en el riquísimo pensamiento de autores que han estudiado la Cuba revolucionaria, como Ernesto Guevara, Paul Sweezy, Charles Bettelheim, Ernest Mandel, Rene Dumont, K. S. Karol, C. Wright Mills, Franz Hinkelammert y el propio Fidel Castro.

De aquel evento se dijo que: “El III Congreso establecerá las líneas fundamentales para la lucha insurreccional, ratificadas y desarrolladas en el II y III Pleno del Comité Central. Por primera vez en su historia, los comunistas venezolanos plantean directamente la toma revolucionaria del Poder. El III Congreso marca una de las más heroicas páginas de los comunistas venezolanos, miles de hombres y mujeres, jóvenes y veteranos, engrosaran las filas guerrilleras, rurales y urbanas, en los aparatos logísticos, en el multígrafo clandestino, y el mural pintado de madrugada”. La época de la lucha armada fue una aventura de los comunistas venezolanos, en la cual fracasaron y es sólo en 1998, con Chávez arribando al poder, que los comunistas venezolanos rozan el poder; de hecho han tenido escasa presencia en el gobierno bolivariano, públicamente, si bien ideológicamente son un componente esencial vía Cuba.

Son muchos los ejemplos de malversación de fondos, en este proceso, que no viene al caso citar ninguno en particular, excepto el caso de cuando el fallecido líder venezolano concedió a una universidad privada chilena, ARCIS, hoy extinta, sancionada por los organismos correspondientes, en Chile (2017) por irregularidades administrativas, la cantidad de 13 millones de dólares en préstamo a fondo perdido, universidad esta que era propiedad del Partido Comunista de Chile. La misma concedió al líder, el año 2008, un doctorado honoris causa, bien merecido, obviamente. Un auténtico crimen académico, si así podemos llamar a este incidente. El mismo es un catálogo de irregularidades e intrigas impropias de la academia y más adecuadas a las páginas de los diarios que comentan delitos y abusos de poder. Véase, entre otras informaciones, la contenida en esta página: https://www.armando.info/historias/6074=se-hunde-la-universidad-chilena-a-la-que-chavez-dono-13-millones-de-dolares.

Referencias

Albornoz, O. (1965). El maestro y la educación en la sociedad venezolana (1965) –con un apéndice acerca de la salud mental del maestro venezolano por el psiquiatra Eloy Silvio Pomenta. Caracas: UCV.

Albornoz, O. (1997) Education and society in Latin America. Oxford: The Macmillan Press.

Albornoz, O. (2005). Academic Populism. Higher Education Policies Under State Control. Caracas: Universidad Central de Venezuela.

Barnes J. A. (1979). Who should know what? Social Science, privacy and ethics. London: Penguin Books.

Barnett, Richard J. (1980). The lean years. Politics in the age of scarcity. New York: A Touchstone Book.

Bernard, J., (1964) Academic women. University Park: The Pennsylvania Universty Press.

Bjarnason, S. Kai-Ming Cheng, John Fielden, MariaJose Lemaitre, Daniel Levy y N.V. Varghese (2009). A New Dynamic: Private Higher Education. Paris: Unesco.

Chomsky, N. et al (1995). La sociedad global. Educación, Mercado y democracia. México: Joaquín Mortiz

Coser, L. (1965) Men of ideas. A sociologist view. New York: The Free Press.

Dumont, R. (1970). Cuba ¿es socialista? Caracas: Monte Ávila Editores.

Durkheim, E. (1893). De la division du travail social. Paris: Felix Alcan.

Etzioni , A. (1983). An immodest agenda. Rebuilding America before the 21s tcentury. New York: McGraw Hill Book

Florida, R. (2002). The rise of the creative class. New York: Basic Books.

Friedman, T. L. (2005). The world is flat. The globalized world in the Twenty-first century. New York: Penguin Books.

Gorz, A. (1983) Les chemins du paradis. Paris: Galilée Highet Gilbert Arthur, (1976) The Immortal Profession: The Joys of Teaching and Learning. New York: Weybright & Talley/McKay

Highet , G. A. (1950) The Art of Teaching. New York: Vintage Books.

Huszar, G. (1960) The intellectuals. A controversial portrait. Glencoe, Illinois: The Free Press.

Lazarfeld, P., F. Wagner Thielens y David Riesman (1958). The academic mind. Glencoe, Illinois: The Free Press.

Levy, D. (1995) La educación superior y el estado en Latinoamérica. Desafíos privados al predominio público, México: Porrúa.

Machlup, F. (1962). The production and distribution of knowledge in the United States. Princeton University Press.

Marx, C. (1875) Critica del Programa de Gotha. Moscú: Obras completas (1937)

Naim, M. (2013). The end of power. New York: Basic Books.

Orwell, G. (1949). Nineteen eighty-four. New York: Wildside Press.

Parra, M. C., Nello Rios Lugo (2017). “La universidad según el sentido común de los profesores universitarios”, Espacio Abierto. Enero-marzo 2017 Vol. 26, Núm. 1

Parsons, T. (1949). The structure of social action. The Free Press.

Pérez Alfonzo, J. P. (1976). Hundiéndonos en el excremento del diablo. Caracas: Editorial Lisbona,

Seminario Internacional de Ejecutivos. La responsabilidad empresarial en el progreso social de Venezuela. Maracay, estado Aragua, 17 al 21 de febrero de 1963.

Slaughter, S. & Larry L. Leslie (1999) Academic Capitalism. Politics, Policies, and the Entrepreneurial University. John Hopkins University Press Rüegg, W. “The academic ethos” Minerva. Vol. 24, No. 4 (December 1986), pp. 393-412

Terry Lynn, K. (1997). The paradox of plenty. Oil booms and petro-states. Los Ángeles, CA: University of California Press.