Ciencia, Economía y Negocios, Vol. 8, No. 1, enero-diciembre, 2024 ISSN (impreso): 2613-876X • ISSN (en línea): 2613-8778
DOI: https://doi.org/10.22206/ceyn.2024.v8i1.3031
JUAN BAUTISTA RODRÍGUEZ NÚÑEZ1
Recibido: 10/8/2024 • Aprobado: 17/10/2024
Cómo citar: Informalidad laboral y economía no observada: una revisión de la literatura aplicada en la República Dominicana. Ciencia, Economía y Negocios, 8(1), 155-181. https://doi.org/10.22206/ceyn.2024.v8i1.3262
Resumen
Esta revisión de la literatura, que analiza 52 referencias clasificadas entre artículos de revistas, capítulos de libros, informes, libros, páginas web y tesis, examina la informalidad laboral y la economía no observada en la República Dominicana. La informalidad laboral afecta a entre el 55.0% y el 58.0% de los trabajadores, influida por factores como la educación, el género y las barreras institucionales, con un impacto desproporcionado en las mujeres, quienes enfrentan mayores riesgos de pobreza. Los estudios revisados también destacan que la informalidad es procíclica, actuando como amortiguador económico en tiempos de crisis, como ocurrió durante la pandemia de COVID-19, que agravó su impacto negativo en la recaudación fiscal. Por otro lado, la economía no observada, estimada en un rango entre el 35.5% y el 38.0% del PIB, comparte varias causas con la informalidad, incluidas las barreras regulatorias, la evasión fiscal y la incapacidad del mercado formal para absorber toda la oferta laboral. Esta conexión entre ambos fenómenos refleja la interrelación entre el sector laboral informal y la economía subterránea, donde las deficiencias estructurales en el marco institucional fomentan ambos.
Palabras clave: Informalidad laboral; economía no observada; economía subterránea; economía ilegal; pobreza; revisión de la literatura; empleos informales; sector informal.
Clasificación JEL: J46, O17, O54.
Abstract
This literature review, analyzing fifty-two references classified among journal articles, book chapters, reports, books, websites, and theses, examines labor informality and the underground economy in the Dominican Republic. Labor informality affects between 55.0% and 58.0% of workers, influenced by factors such as education, gender, and institutional barriers, disproportionately impacting women, who face higher risks of poverty. The reviewed studies also highlight that informality is procyclical, acting as an economic buffer in times of crisis, as seen during the COVID-19 pandemic, which exacerbated its negative impact on tax collection. Meanwhile, the underground economy, estimated to range between 35.5% and 38.0% of GDP, shares several causes with informality, including regulatory barriers, tax evasion, and the formal market's inability to absorb the entire labor supply. This connection between both phenomena reflects the interrelationship between the informal labor sector and the underground economy, where structural deficiencies in the institutional framework fuel both.
Keywords: Labor informality; unobserved economy; underground economy; illegal economy; literature review; informal jobs; informal sector.
Clasificación JEL: J46, O17, O54.
La informalidad laboral se refiere a aquellas actividades económicas que, aunque legítimas, no están registradas formalmente por las autoridades fiscales y regulatorias. Esto implica que los trabajadores en este sector no tienen acceso a beneficios como seguridad social, seguro de salud o pensiones. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la informalidad incluye tanto a los trabajadores asalariados en pequeños negocios como a los trabajadores por cuenta propia, excluyendo al personal en empleos formales bajo contratos laborales estandarizados.
Por otro lado, la economía no observada o subterránea abarca actividades económicas que, intencionalmente, no se registran para evadir impuestos, regulaciones laborales y otros requisitos legales. A diferencia de la informalidad, la economía no observada incluye tanto actividades legales como ilegales, siendo un fenómeno más amplio que la informalidad laboral y con implicaciones fiscales más directas. El tamaño de la economía subterránea es difícil de medir debido a su naturaleza oculta, pero se estima que representa una parte significativa del Producto Interno Bruto (PIB) en economías en desarrollo.
A pesar de las diferencias conceptuales entre la informalidad laboral y la economía no observada, estas dos áreas están profundamente interrelacionadas en términos de su impacto en la productividad económica y la recaudación fiscal. La informalidad laboral, al no estar registrada en los marcos legales y fiscales, contribuye de manera directa a la expansión de la economía no observada. Esta revisión explora cómo ambas áreas comparten causas subyacentes, como las barreras institucionales, la evasión de impuestos y la falta de regulación laboral adecuada.
Este artículo tiene como objetivo revisar la literatura local en la República Dominicana que aborda estos fenómenos desde un enfoque cuantitativo. La revisión se estructura en cinco áreas clave: 1) las características del empleo informal, 2) las estimaciones del empleo informal, 3) las causas de la informalidad laboral, 4) la relación entre informalidad y recaudaciones fiscales, y 5) la economía no observada. Cada área será discutida en capítulos específicos, destacando los principales hallazgos de la literatura.
La metodología se basa en una revisión documental de las principales fuentes de datos, como la Biblioteca Juan Pablo Duarte del Banco Central de la República Dominicana (BCRD). Se incluyeron estudios cuantitativos de artículos de revistas científicas, informes, tesis de grado y posgrado, y publicaciones de organismos gubernamentales. Se excluyeron investigaciones cualitativas, estudios de caso y artículos periodísticos, para centrarse en resultados generalizables que puedan ofrecer una visión más amplia y robusta de estos fenómenos en el país.
El artículo está organizado de la siguiente manera: la introducción presenta una visión general de la informalidad laboral y la economía no observada en la República Dominicana, definiendo ambos conceptos y estableciendo su relevancia para el análisis. El capítulo 2 detalla la metodología empleada en esta revisión, explicando los criterios de inclusión y exclusión, las bases de datos consultadas y el proceso de selección de las referencias. El capítulo 3 explora las principales teorías. En la sección 3.1, se examinan los enfoques teóricos sobre la informalidad laboral, desde sus orígenes hasta sus actuales interpretaciones en el contexto dominicano. En la sección 3.2, se analiza la economía subterránea y no observada, enfocándose en las definiciones y estimaciones más recientes. El capítulo 4 aborda las estimaciones del empleo informal, analizando las diversas definiciones y métodos utilizados a lo largo del tiempo para medir la informalidad. El capítulo 5 se centra en las características del empleo informal, describiendo cómo la informalidad afecta de manera desigual a diferentes grupos de trabajadores según género y nivel educativo. El capítulo 6 examina las causas de la informalidad laboral, profundizando en factores estructurales como las rigideces del mercado laboral y la evasión de la regulación. El capítulo 7 estudia la relación entre la informalidad laboral y las recaudaciones fiscales, identificando cómo la informalidad contribuye a la pérdida de ingresos fiscales. El capítulo 8 aborda las implicaciones de la economía no observada, destacando las estimaciones de su tamaño y su impacto en la economía dominicana, cerrando con recomendaciones para futuras investigaciones y políticas públicas.
El propósito de esta revisión de la literatura es ofrecer una evaluación comprensiva de la informalidad laboral y la economía no observada en la República Dominicana. Para ello, se realizó una revisión documental de fuentes clave que incluyen libros, artículos de revistas académicas, informes y tesis, con el fin de capturar las principales tendencias, contradicciones y brechas en el conocimiento existente (American Psychological Association (APA), 2020).
Se consultaron bases de datos relevantes como Google Scholar, Redalyc, SciELO, LATINDEX, CLACSO, Biblioteca Digital Andina, Scopus, Dialnet, LAPTOC y ALICIA, así como repositorios de tesis de universidades dominicanas. Además, se hizo uso de la Bibliografía Económica Dominicana proporcionada por la Biblioteca Juan Pablo Duarte del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), la cual abarca desde 1947 hasta 2019-2020.
Tabla 1
Referencias por consultadas por tipo
Tipo de Referencia |
Cantidad |
Artículos de Revista |
8 |
Capítulos de Libro |
10 |
Informe |
22 |
Libro |
3 |
Página Web |
1 |
Tesis de Grado |
7 |
Tesis de Maestría |
1 |
Total, general |
52 |
Fuente. Elaboración propia
El fenómeno de la informalidad laboral ha capturado la atención de expertos desde principios de la década de 1970. Keith Hart fue uno de los primeros en explorarlo en 1971, bajo el patrocinio de la OIT. Su estudio en Ghana arrojó luz sobre las diferencias entre el empleo formal e informal, centrando el análisis en la remuneración y el tipo de empleo. Hart introdujo conceptos como el "sector moderno" de la economía, que comprende empresas que operan con ciertas estructuras burocráticas, y el "sector tradicional urbano", compuesto por entidades que no se ajustan fácilmente a clasificaciones tradicionales (Hart, 1973).
Dicha exploración se amplió con una misión en Kenia en 1972, que buscaba entender las características laborales de la región. Se identificaron elementos comunes, como la dependencia de recursos locales y la operación a pequeña escala, caracterizada por la tecnología obsoleta y mercados no regulados.
A medida que la investigación sobre la informalidad se expandía, emergieron variadas perspectivas. Tokman (1987), por ejemplo, veía la informalidad como una actividad marginal con baja productividad, mientras que De Soto (2000) argumentaba que muchos optaban por la informalidad debido a sus bajos umbrales de entrada. Para Portes (1998), la informalidad podía incluso interactuar con el sector formal mediante procesos de subcontratación. Maloney (2003a), por otro lado, sostenía que la elección de permanecer en el ámbito informal podía ser voluntaria, basada en un análisis costo-beneficio. En países como México y posiblemente para el resto de América Latina donde debido a las ineficiencias de los sistemas de pensiones y otras protecciones sociales, promociones no basadas en mérito y otras distorsiones que causen que sea más deseable ser pagado en efectivo desde la informalidad (Maloney, 2003b). De igual manera la falta de capital humano de un trabajador puede buscar esa compensación salarial en la independencia desde la informalidad, donde si bien su influencia en la pobreza puede ser invariante su estatus de formalidad, la informalidad podría brindarle mejores niveles de autosatisfacción gracias a su autonomía (Maloney, 2003b).
Como se puede apreciar en la Figura 1, a lo largo del tiempo, estas perspectivas se han consolidado en varios enfoques teóricos para comprender la informalidad, como el dualista, que segmenta la economía en sectores "moderno" y "tradicional"; el institucionalista, que destaca el papel de las políticas y regulaciones; y el voluntarista, que ve la informalidad como una elección basada en factores económicos individuales. Estos marcos brindan una comprensión multifacética de un fenómeno que continúa evolucionando en el ámbito global.
La historia del término "sector informal" se extiende hasta mediados de la década de 1970, pero sus orígenes pueden rastrearse hasta las iniciativas económicas posguerra. Arthur Lewis fue uno de los primeros en examinar este fenómeno, proponiendo un modelo teórico de desarrollo económico que identificaba fuentes primarias de empleo como la agricultura a pequeña escala, empleos temporales y el comercio local.
Lewis etiquetó el "sector capitalista" como la parte de la economía que utilizaba capital y que por lo tanto generaba ganancias para los inversores. Mientras que el "sector de subsistencia" se refería a áreas económicas sin tal capital. Esta perspectiva bidireccional proporcionó una base teórica para explorar las desigualdades en el empleo en los países emergentes.
Más tarde, en 1969, la OIT inauguró el Programa Global de Empleo. Este programa no veía al empleo como un núcleo esencial, sino más bien como un subproducto de otras áreas del desarrollo económico, como el crecimiento del capital y el comercio exterior. Sin embargo, la percepción de la OIT sobre el "sector informal" comenzó a evolucionar. Fue durante su investigación de 1972 sobre las oportunidades de ingresos en Ghana que Keith Hart, introdujo el término "sector informal" al referirse a las oportunidades de ingreso que no eran fácilmente cuantificables.
Con el paso del tiempo, la comprensión y definición del término se expandió y se convirtió en un tema de interés para varios departamentos. En el contexto de la conferencia sobre estadísticas laborales, se comenzaron a usar criterios demográficos y de producción para describir el sector informal. Con el tiempo, el sector informal se integró formalmente en los discursos de desarrollo internacional, dejando de ser solo una métrica y transformándose en una parte esencial de la formulación de políticas públicas.
En años posteriores, la necesidad de expandir la definición llevó a la introducción de términos como "empleo informal". La OIT continuó refinando su enfoque, culminando en la publicación de un manual en 2012 sobre cómo medir el empleo informal.
En cuanto a República Dominicana, ha habido esfuerzos por recopilar datos sobre el sector informal desde la década de 1990. La Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo, una iniciativa reciente, ha expandido su alcance para incluir datos sobre empleo informal, mejorando así los esfuerzos previos que se centraban exclusivamente en el sector informal.
Existe un consenso en la literatura acerca de la dificultad de definir de manera precisa la definición de Economía No Observada2. Una de las definiciones más comúnmente utilizadas engloba todas las actividades económicas no registradas que contribuyen a las oficialmente calculadas al Producto Interno Bruto (PIB). Smith (1985, p. 18) describe la economía subterránea como la "producción basada en el mercado de bienes y servicios, ya sean legales o ilegales, que no se detectan en las estimaciones oficiales del PIB." En otras palabras, una definición más amplia incluye "aquellas actividades económicas y los ingresos derivados de ellas que evitan o, de alguna manera, evaden la regulación, la fiscalización o el seguimiento del gobierno". Sin embargo, estas definiciones aún son ambiguas y dejan espacio para interpretaciones. La Tabla 2, facilita la comprensión de una definición consensuada de la economía legal y la economía subterránea ilegal.
Tabla 2
Taxonomía de los tipos de actividad subterránea
Tipo de Actividad |
Transacción Montería |
Transacciones No Monetarias |
||
Actividades Ilegales |
Comercio con bienes robados; el tráfico de y fabricación; prostitución; drogas juego; contrabando; fraude; etc. |
Trueque de drogas, bienes robados, contrabando, etc. Producir o cultivar Medicamentos para uso propio. Robo por cuenta propia usar. |
||
|
Evasión Fiscal |
Elusión Fiscal |
Evasión Fiscal |
Elusión Fiscal |
Actividades Legales |
Ingresos no declarados del trabajo por cuenta propia; Salarios, salarios y activos del trabajo no declarado relacionado con asuntos legales servicios y bienes |
Empleado descuentos, beneficios complementarios |
Trueque de legal servicios y bienes |
Todo hazlo tú mismo trabaja y ayuda vecina |
Fuente. Traducido por el autor, estructura tomada de Lippert & Walker (1997).
A partir de la Tabla 2, se entiende que la economía subterránea abarca los ingresos no declarados provenientes de la producción de bienes y servicios legales, ya sea a través de transacciones monetarias o de trueque, e incluye todas las actividades económicas que serían generalmente gravables si se informaran a las autoridades fiscales. Una definición más exacta parece complicada, ya que la economía subterránea se adapta constantemente a los impuestos, a los cambios en la aplicación de la ley y a las actitudes generales de la sociedad. Este documento no se centra en la evasión fiscal o en el cumplimiento tributario, ya que extendería demasiado su alcance, y, además, la evasión fiscal es un tema distinto que ya ha sido ampliamente investigado.
En la República Dominicana ha habido esfuerzos por recopilar datos sobre el sector informal desde la década de 1990. De hecho, de acuerdo con el Banco Central de la República Dominicana (2014), desde 1996, la República Dominicana ha estado aplicando criterios del Programa de Empleo para América Latina y el Caribe (PREALC) de la OIT de 1982. Según estos criterios, el sector formal incluye ocupados asalariados en establecimientos con 5 o más empleados y ciertos grupos ocupacionales, mientras que el sector informal abarca empleados en establecimientos más pequeños, ciertos grupos ocupacionales, y adicionalmente el servicio doméstico y trabajadores no remunerados. De igual manera, establece que los empleados con habilidades técnicas intermedias, administrativos, personal de servicios, artesanos, operadores, conductores y trabajadores sin especialización, generalmente ganan un salario por hora superior en el ámbito no formal en comparación con el formal, y con frecuencia laboran menos horas que aquellos en posiciones formales BCRD (2012).
Según el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (2002), muchos prefieren este sector debido a su menor supervisión estatal. Al combinarlo con las pequeñas y medianas empresas, resalta su influencia en la creación de empleos, generación de ingresos y reducción de la pobreza. A pesar de su relevancia, albergando al 29.0% de la población económicamente activa, una dependencia excesiva en este sector puede representar desafíos para competir globalmente. Es predominante en Santo Domingo, y sorprendentemente, aunque las mujeres propietarias superan en número a los hombres, suelen tener menos capacitación formal. Lo anterior es consistente para la región latinoamericana, pues siguiendo a las estimaciones de Gasparini & Tornarolli (2009) no han encontrado un patrón consistente de reducción de la informalidad.
Siguiendo a Collado di Franco & Rojas (2015), la informalidad laboral es una problemática significativa, con empleados atrapados en trabajos inestables y con menores beneficios, marcando una urgencia en abordar las causas subyacentes. Aunque la OIT presenta un indicador de informalidad del 55,5%, un enfoque alternativo centrado en cotizaciones de seguridad social sugiere que podría ser tan alto como el 64,4%. Este alto grado de informalidad evidencia la necesidad de reformas estructurales.
En la literatura nacional, diversos estudios han explorado diferentes ámbitos del sector laboral informal. Guzmán (2007) es uno de los autores más relevantes en este ámbito, habiendo realizado una investigación exploratoria cuyo propósito fue ilustrar una visión detallada de la informalidad en el ambiente laboral urbano dominicano. Este estudio abordó la informalidad desde tres ángulos: el legal, la definición proporcionada por la OIT y la perspectiva de la Seguridad Social. Aunque cada enfoque produjo resultados diferentes, todos mostraron una estrecha correlación. El análisis reveló que los empleados en el sector formal laboran más horas a la semana, perciben un ingreso por hora superior y tienen una mayor participación en actividades secundarias en comparación con los trabajadores del sector informal. Perry (2007) corroboró estos hallazgos, subrayando una significativa disparidad salarial entre los sectores formal e informal. Asimismo, se evidenció que muchos trabajadores informales no planifican su jubilación, principalmente debido a sus ingresos limitados y a la falta de capacidad para ahorrar.
Siguiendo a Gómez (2013), el mercado laboral dominicano ha demostrado dificultades para generar empleos suficientes, especialmente para los jóvenes y mujeres. La mayor brecha de ocupación entre hombres y mujeres jóvenes es significativa, con un 75.29% de hombres ocupados en comparación con el 68.05% de mujeres. Esta diferencia es aún más notoria en el empleo formal, donde solo el 24.07% de las mujeres jóvenes tienen un empleo formal en comparación con el 34.29% de los hombres jóvenes. La situación se agrava cuando se considera la educación. Los jóvenes con educación secundaria o técnica tienen una mayor probabilidad de empleo en el sector formal, con un 56.77%, en comparación con aquellos que tienen educación universitaria, donde la probabilidad disminuye a un 25.37%. Sorprendentemente, los jóvenes con educación universitaria también tienen menos probabilidades de trabajar en el sector formal, posiblemente debido a la preferencia empresarial por empleados con experiencia laboral. La geografía también juega un papel crucial.
De acuerdo con el Banco Mundial (2017) evidencia que, en cuanto a las características, los trabajadores informales presentan diferencias notables en comparación con los formales. Factores como la edad, la ubicación, el género y, especialmente, el nivel educativo, son indicadores clave de la informalidad laboral. Curiosamente, las mujeres, a pesar de tener un nivel educativo promedio más alto, suelen emplearse en el sector informal con mayor frecuencia que los hombres. Además, aunque los trabajadores formales perciben, en promedio, salarios más altos que los informales, al ajustar por características como la educación y el sector, los trabajadores informales parecen ganar ligeramente más. Esta diferencia salarial podría ser un reflejo de compensaciones por la ausencia de beneficios y protecciones en el empleo informal. La relación entre la educación y la informalidad es significativa. Aunque la educación no es el único factor que influye en la informalidad, es un indicador clave. Mejorar la educación podría ser fundamental para promover la formalización del empleo, ya que podría aumentar la productividad y hacer que los empleadores estén más dispuestos a asumir los costos asociados con beneficios y protecciones laborales.
El empleo informal en la República Dominicana es un fenómeno complejo, influenciado por diversos factores socioeconómicos y demográficos. Los datos de la ENFT 2016 revelan que un mayor nivel educativo reduce significativamente la probabilidad de estar empleado informalmente, resaltando el papel de la formación académica como un medio para acceder al mercado formal. Además, los ingresos bajos y las características específicas de ciertas actividades económicas aumentan la incidencia de informalidad, especialmente en zonas rurales como las regiones de Enriquillo y Del Valle, donde este fenómeno es más prevalente. Por otro lado, factores como el género y el estado civil también desempeñan un papel importante, destacándose que las mujeres, en particular aquellas de mayor edad, enfrentan mayores probabilidades de trabajar en el sector informal. Estos resultados subrayan la necesidad de diseñar políticas integrales que aborden las múltiples dimensiones del empleo informal y promuevan la inclusión laboral en el país (Rodríguez Núñez, Guerra Salazar, & Ogando Montero, 2017).
Rodríguez & Guerra (2019), analizan la disparidad salarial relacionada con la formalidad laboral y los factores que fomentan el empleo informal en la República Dominicana. Utilizando datos de la ENFT, se emplea la descomposición Blinder-Oaxaca, junto con una extensión de esta técnica por cuantiles dentro de un modelo de regresión de influencia recentrada, además de aplicar modelos “logit”. Los resultados muestran una diferencia significativa en los salarios, donde los trabajadores formales obtienen mayores ingresos en comparación con sus contrapartes informales. Esta disparidad se debe, en gran parte, a diferencias en los rendimientos; trabajadores con características similares reciben salarios diferentes según su condición de formalidad, lo que pone de manifiesto un mercado laboral segmentado y una reducción considerable en los salarios para los trabajadores informales, especialmente entre las mujeres. La educación y la experiencia laboral son factores clave que contribuyen a esta brecha. Aunque la diferencia salarial ha disminuido recientemente, sigue siendo comparable a los niveles observados en 2005, lo que sugiere una falta de progreso en la equiparación salarial entre sectores. Factores como la educación, el sector de trabajo, la región, el ciclo de vida y los ingresos familiares influyen tanto en la probabilidad de estar en el empleo informal como en la brecha salarial. En particular, las personas con ingresos familiares bajos y ciertos grupos etarios enfrentan una mayor probabilidad de caer en la informalidad y experimentar una mayor desigualdad salarial, lo que indica que aquellos con menos recursos están más inclinados a participar en el mercado informal debido a la escasez de oportunidades en el sector formal.
Por su parte Gómez (2019) a través de un modelo “Probit” en línea con la teoría estructuralista identificó factores determinantes en la probabilidad de trabajar en la informalidad en Santo Domingo. Principalmente, la educación emerge como un factor crucial: a mayores niveles educativos, mejores condiciones laborales se observan, y viceversa. Provenir de zonas rurales incrementa la probabilidad de informalidad, atribuido a las necesidades y limitados niveles educativos de estos individuos. Adicionalmente, un hogar más grande se asocia con una mayor probabilidad de informalidad, mientras que la experiencia laboral reduce dicho riesgo. Aunque la edad y el género no fueron determinantes significativos, se notó una tendencia de disminución de oportunidades formales con la edad y un aumento en la formalidad entre las mujeres, vinculado a su creciente nivel educativo.
Díaz (2021) examinó los determinantes sociodemográficos que explican el empleo informal en la República Dominicana. Esta fue pionera al utilizar la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo (ENCFT) la cual presenta la definición de empleo informal en lugar de la definición de empleo en el sector informal que si presentaba la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo (ENFT). Los resultados de los modelos de regresión logística evidenciaron que variables como la acumulación de capital humano aproximadas a través de la experiencia y la educación son las variables de mayor relevancia para explicar el empleo informal dada la relación negativa evidenciada respecto a esta. Variables como no ser jefe del hogar y estar soltero probaron ser significativas desde un punto de vista estadístico al margen del sexo del individuo disminuyendo la probabilidad de emplearse en la informalidad. Otras variables como el tamaño del hogar y la cantidad de miembros no probaron relevancia estadística.
En adición, Rodríguez (2022) examina la interacción bidireccional entre la pobreza y la informalidad laboral, creando un perfil que abarca tanto aspectos socioeconómicos como demográficos vinculados con ambas variables. Utilizando datos de la ENFT de los años 2010 y 2016, se aplicaron modelos de regresión “probit” con variables instrumentales para identificar efectos causales. Los resultados coinciden con estudios previos, indicando que la pobreza y la informalidad están interrelacionadas, siendo más comunes entre personas con bajos niveles educativos, particularmente en zonas rurales. Estos resultados fueron consistentes con los hallazgos de Ramírez (2013); Rymer & Peralta (2018); Reyes & Peguero (2018).
La literatura local ha explorado las posibles causas a través de hipótesis y modelos macroeconómicos aplicados para explicar este fenómeno. La investigación aplicada de Vuletin (2008) arrojó que una de las principales razones por las que no se reduce la informalidad es debido a rigideces del Código de Trabajo Ley núm. 16-92. Autores como Ng Cortiñas (2016); Guzmán (2017) han secundado este resultado presentándolo como una posible explicación de la persistencia de los niveles de informalidad. Además, Villa María (2016) argumenta que el Sistema Tributario no es equitativo. En este sentido, Delgado Marcellus & de Oleo (2019) afirman que la presión fiscal es un factor que podría estar incidiendo en los niveles de informalidad así com los niveles de desempleo. Lo anterior a pesaar de los niveles de crecimiento económico sostenido y el aumento de la productividad Estevao & Abdullaev (2013).
Por su parte, Mejía & Ciriaco (2013) así como Villa (2016) establecen que el país ha experimentado un notable incremento en la población en edad laboral, impulsado por el bono demográfico derivado de la transición demográfica y la influencia de movimientos migratorios, tanto de inmigrantes laborales haitianos como de emigrantes dominicanos. Esta situación ha generado un exceso de mano de obra, en su mayoría con habilidades básicas o no especializadas, resultando en bajos salarios de referencia. Como consecuencia, se observa un alto índice de desempleo, un creciente número de jóvenes que no trabajan ni estudian, y un incremento en la informalidad laboral, caracterizado especialmente por empleos autónomos de baja calidad y subsistencia. Las formas predominantes de empleo y los bajos ingresos laborales parecen estar más influenciados por el exceso de oferta laboral que por factores relacionados con la demanda de empleo en el mercado.
Por otro lado, Ceara-Hatton (2017) sugiere que existe una “paradoja del crecimiento económico” en la República Dominicana. Según su perspectiva, la informalidad no es tanto una causa sino una consecuencia del modelo económico y social del país, y no se debe necesariamente a salarios rígidos o a un exceso de legislación, como argumentan otros autores. Este autor, propone que se requiere un enfoque más heterodoxo y multidimensional para abordar el problema. Donde autores como Sena (2019) secundan este argumento considerando que es la falta de capacidad del sector moderno a la hora de generar suficientes empleos que permitan satisfacer la oferta laboral. Por esto, Gil Montero y otros (2017) & Gil (2017) evidencian que los microemprendimientos son en gran medida de subistencia y suelen ser un alivio para situaciones de pobreza.
Las estimaciones de Hernández (2018) que vinculan el comportamiento del sector informal con el ciclo de la rconomía evidencia un comportamiento procíclico en el periodo 2000 – 2016. Cuando se considera de manera particular los periodos 2000 – 2004 y 2005 – 2016 se observa que previo a la Crisis Financiera del año 2004 existe una correlación positiva fuerte. Tras esto, se exhibe un comportamiento contracíclico. Además, arroja evidencia a favor de los mercados laborales duales donde los trabajadores deben elegir entre trabajar en el sector formal o en el informal. En este sentido, sus conclusiones arrojan evidencias a favor de que entienden los empleos en el sector informal como amortiguadores de choques, en otras palabras, la recomposición de los ocupados entre sectores (formal e informal) que se da ante eventos adversos compensando de manera agrega el efecto de estos choques. Más recientemente el análisis de Gomera y otros (2022) arroja conclusiones similares para el periodo posterior a la Pandemia causada por el SARS-2-COVID-19 en cuanto a la recuperación de los empleos informales. Con lo anterior la ONE (2021) coincide, señalando que la crisis del COVID-19 ha golpeado duramente el mercado laboral, exacerbando las brechas en el sector informal y alterando las tasas de empleo.
Otro ámbito donde la economía informal de la República Dominicana ha sido objeto de numerosos análisis y estudios está vinculada al potencial recaudatorio debido de la informalidad. Esta informalidad representa una pérdida significativa en términos de ingresos fiscales no percibidos
La primera estimación es presentada por la autoridad fiscal, la Dirección General de Impuestos Internos (2013), que estima que el gobierno dominicano pierde aproximadamente un tercio del PIB anual debido a los ingresos no percibidos causados por la informalidad. En este mismo orden de ideas, Estevao & Abdullaev (2013) resaltan que, a pesar del crecimiento económico del país, la calidad del empleo sigue siendo insuficiente, reflejado en las altas tasas de informalidad.
El Banco Mundial (2017) establece que, en la República Dominicana, la informalidad laboral, que le cuesta al gobierno aproximadamente un tercio del PIB anual en ingresos no percibidos por concepto de IRP, se destaca en sectores donde el crecimiento impacta significativamente el empleo, como ventas minoristas, construcción y transporte. Por su parte Cardoza Espinosa (2018), realiza una estimación el potencial recaudatorio de la Economía Informal para la República Dominicana cuyos resultados indican un promedio de pérdida fiscal del 5.70% del PIB para el periodo 2007 – 2012. Además, presenta evidencia de los principales determinantes de la fiscalidad desde la óptica de la fiscalidad, siendo estos la carga tributaria y el gasto público.
Las estimaciones de Brockmeyer y otros (2021) evalúan el impacto de la crisis del COVID-19 y el consecuente confinamiento en las empresas formales en la República Dominicana, utilizando registros mensuales del impuesto al valor agregado (IVA) desde enero de 2018 hasta marzo de 2021. En general, las empresas experimentaron una caída en sus ingresos del 8.5%, equivalente a 393 mil millones de pesos dominicanos (aproximadamente 6.9 mil millones de dólares estadounidenses) en términos reales en los 12 meses posteriores a marzo de 2020 en comparación con los 12 meses anteriores. La crisis afectó de manera desigual a los diferentes sectores. Sectores como el primario, manufacturero y el comercio minorista esencial enfrentaron un impacto menor en comparación con el comercio minorista no esencial y el sector de la hospitalidad. A pesar de que la mayoría de los sectores mostraron niveles de ventas en marzo de 2021 similares a los niveles previos a la crisis, el sector de hospitalidad aún se encuentra significativamente afectado, con ventas que todavía están un 50% por debajo de los niveles anteriores a la crisis.
La primera estimación de la Economía no Observada o Subterránea viene dada por Féliz y otros (2013), durante el período de 2000 a 2012, la economía de la República Dominicana experimentó un marcado crecimiento y estabilidad macroeconómica, a pesar de breves interrupciones en 2003 y 2004. Según un modelo econométrico basado en una ecuación de demanda monetaria, se determinó que, para 2012, la economía informal representó el 21.26% del PIB del país, que equivale a 492,548 millones de pesos. Esta cifra revela una reducción significativa en la economía informal de 6.7 puntos porcentuales en el transcurso de esos 12 años. Sin embargo, al comparar con otros países latinoamericanos con condiciones económicas similares, este porcentaje aún se encuentra por debajo del promedio. Es crucial destacar que, en 2012, el tamaño de la economía informal superó al gasto público total del país, que se situó en el 20.7% del PIB.
Si bien existe distintas definiciones para tocar el tema de la Economía Subterránea se han desarrollado distintas metodologías para su estimación. Las estimaciones indirectas basadas en la demanda de efectivo presentadas por Noboa (2014) evidencian que entre en el periodo 1980-2011 estas representaron un 35.5% del PIB. Con una tendencia relativamente estable al subdividir dichos periodo. Entre 1980-1989 un 35.16%, entre 1990-1999 un 35.20%, finalmente, de 2000 – 2011 un 36.03% de la demanda de efectivo en relación al PIB. En este sentido, se estima que las estimaciones evidenciaron que entre un 30 y 40% de este efectivo se destina a financiera actividades informales.
Por su parte, las estimaciones de Morla (2014) evidencia que mediante la metodología MDD la Economía No Observada en el periodo 1996-2013 se ha mantenido en torno al 30.6% con valores máximos de un 38.3% (en el tercer trimestre del año 2003) y valores mínimos de 25.4% (en el primer trimestre del año 2008). Por otro lado, las estimaciones mediante los modelos MIMIC evidencian resultados superiores considerando que el promedio 38.7% cuyos valores extremos se sitúan entre 31.5% y 47.7%.
Este documento ha presentado una revisión de la literatura sobre la informalidad laboral y la economía no observada en la República Dominicana, mostrando cómo ambos fenómenos están profundamente interrelacionados. La informalidad laboral y la economía no observada comparten causas comunes, como las barreras institucionales y la evasión de regulaciones laborales y fiscales. Ambas prácticas no solo afectan la capacidad del gobierno para regular y formalizar el empleo, sino que también provocan una pérdida significativa de ingresos fiscales. Los estudios revisados revelan que el crecimiento de la economía subterránea suele ir de la mano con el incremento en los niveles de informalidad, lo que sugiere que los esfuerzos por reducir la informalidad también deberían considerar el impacto en la economía no observada para lograr una formalización integral de la economía.
- La informalidad laboral se había medido principalmente a través del sector informal debido a que era la definición adopatada por la ENFT que fue levantada hasta 2016 dos veces al año. Con la llegada de la ENCFT se incluye por primera vez la definición de informalidad laboral. Considerando lo anterior, las estimaciones previas a esto habían sido similares a los resultados que esta arrojó donde más del 55.00% de los empleados resultaron operar como informales.
- Existe segmentación del mercado laboral dominicano, variables como la educación y el género son significativas a la hora de diferencia el perfil de los empleados informales frente a los formales. Las mujeres protagnizan gran parte de esto siendo más suceptibles a caer en la pobreza considerando que a grandes rasgos, los empleos informales aumentan la probabilidad de caer en la pobreza.
- La informalidad laboral tiene un comportamiento procícilico en relación al ciclo de la economía dominicana, siendo la respuesta de corto plazo en periodos de recuperación económica a la hora de generar nuevos empleos. Los argumentos de la razón de la informalidad han girado en principalmente ante la ausencia de demanda y la generación de mercados duales arronjando así importante evidencia en favor de las teorías estructuralistas que explican la informalidad laboral.
- Es importante destacar que, aunque la informalidad laboral y la economía no observada han sido tratadas como fenómenos separados en algunos estudios, esta revisión muestra que están fuertemente vinculados. Ambos contribuyen a la pérdida de ingresos fiscales y presentan desafíos similares para la administración pública, como la dificultad para regular y monitorear estas actividades económicas. Además, los hallazgos revelan que el crecimiento de la economía subterránea suele ir de la mano con el incremento en los niveles de informalidad, lo que subraya la necesidad de una estrategia integral que aborde simultáneamente ambos fenómenos para lograr un impacto duradero en la formalización de la economía.
- La economía informal en la República Dominicana ha generado una pérdida significativa en términos de recaudación fiscal, con estimaciones que señalan hasta un tercio del PIB anual no percibido debido a la informalidad laboral, particularmente en sectores clave como ventas minoristas, construcción y transporte. Si bien se han realizado esfuerzos para medir y abordar esta brecha, la crisis del COVID-19 ha exacerbado el desafío, afectando de manera desigual a las empresas formales y reduciendo drásticamente sus ingresos, especialmente en sectores como la hospitalidad. La recuperación de este último sector es aún incierta, resaltando la necesidad de medidas focalizadas para revitalizar la economía y optimizar la recaudación fiscal.
- La Economía Subterránea o No Observada es notoriamente difícil de cuantificar debido a su naturaleza oculta. Las estimaciones varían según el método aplicado, pero la mayoría de los estudios coinciden en que su tamaño ha fluctuado entre un 35.5% y un 38.0% del PIB en los periodos 2000-2011 y 1996-2013. Estas cifras, provenientes de estimaciones como las de Noboa (2014) y Morla (2014), reflejan cierta estabilidad en la magnitud de la economía no observada, con algunas variaciones según el enfoque metodológico. Por ejemplo, los modelos MIMIC han presentado cifras más altas, alcanzando hasta un 47.7% del PIB, mientras que otros métodos, como el MDD, han sugerido un promedio más cercano al 30.6%. Dada la antigüedad de estas estimaciones, que en muchos casos datan de más de una década, sería pertinente actualizar estos valores en investigaciones futuras.
El autor agradece los importantes comentarios de Luz Gabriela Castro Rosario, Especialista Sectorial del Ministerio de Economía Planifiación y Desarrollo de la República Dominicana.
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Cuadro A 1
Fuentes consultadas
Institución Académica |
Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) |
Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) |
Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) |
Universidad APEC |
Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) |
Universidad Iberoamericana (UNIBE) |
Instituto Global de Altos Estudios en Ciencias Sociales (IGLOBAL) |
Universidad Católica de Santo Domingo (UCSD) |
Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA) |
Fuente. Elaboración propia.
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1 Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Licenciado en Economía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Magíster en Estadística Aplicada del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). Investigador del Instituto de Investigaciones Socioeconómicas (INISE) de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Código ORCID: 0000-0002-4833-2093. Correo-e: juan142009@gmail.com
2 Esta definición ha sido usada por Feige (1989, 1994, 2005), Frey and Pommerehne (1984).